Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24. Disculpas.

Hi~ Hoy nos quedamos un poco más con Ash porque ya era tiempo de que fuera procesando las cosas, friendy reminder de que cada persona tiene su manera de procesar las cosas y es super valido, a diferencia de Eiji, a Ash le cuesta más comunicarse pero en este punto realmente lo intenta y se ve muy reflejado.

Espero que les guste~

Amar es extraño, Ash rumia una y otra vez mientras limpia la nuca del nipón, presionando sobre las marcas que otro hombre le hizo un algodón empapado de alcohol como si eso hiciera algún tipo de diferencia o pudiera volver el reloj atrás, si la mordida se consolida y se forja una atadura permanente, ¿podrá sobrellevarlo? Sin duda ama a Eiji más que a su propia vida. Le dio su alma y su corazón. Su cuerpo. Su pasado. Su presente. Su futuro. Su destino. Puede tenerlo. Todo. Él se lo ofrecerá con una gratitud ciega y rezará para que lo acepte. Y aun así se siente traicionado.

Mierda, qué sentimiento más feo.

Sí. Ash entiende que la mordida no fue consensuada. Sí. Ash entiende que la marca implica un dolor profundo para Eiji. Sí. Ash entiende que Arthur la hizo sin pedir permiso ni perdón. Sí. Ash entiende que si se consolida el más afectado será Eiji, no él. Sí. Entiende todas esas cosas y lo hace de la manera más racional posible. Las traga. Saborea. Digiere. Metaboliza. Pero esa parte más emocional y estúpidamente enamorada quiere llorar cuando la vislumbra porque desearía que fuera su marca la que estuviera tatuada en su nuca ¿no es eso horrible?, ¿no es tratarle de poner una correa para que no se aleje de su lado?, ¿no es eso cobarde? Entonces se siente aún peor.

—¿Está mejor? —Pero por supuesto, no le transmitirá esto a su amado porque parte de amar a alguien implica hacerse cargo del propio malestar e inseguridad en vez de proyectarlo y ejercer daño adrede—. Sé que debe verse fea, sin embargo, tengo la sensación de que está sanando.

—Creo que sí. —Eiji no ha hecho nada malo, no lo culpará tomando esa herida aun abierta para restregársela con sal y piedras. Si amas a alguien lo cuidas y si puedes ahorrarle un solo minuto de sufrimiento, lo haces—. Se ve más cerrada, conoces a Arthur, es bueno usando las palabras para intimidar pero al final solo vende humo.

—Supongo que sí.

—No creo que la mordida se quede. —No para siempre.

—Espero que no. —El japonés se da vueltas, están en ese nido de ratas que Cain les prestó, en lo que llaman "su pieza" ambos yacen sentados en la cama con el botiquín de primeros auxilios al costado, se están quedando sin implementos, eso es malo—. Ash, ¿puedo preguntarte algo?

—Ya me estás preguntando algo, onii-chan. —Le toma el pelo por mero placer a verlo enfadado.

Tch. —Porque Dios, lo encandila cómo infla sus mejillas haciéndolas ver aún más regordetas espolvoreadas con un rubor de vergüenza y arruga la nariz, es un conejito, piensa y se le esfuma la sonrisa al recordar que esos animales son monógamos, eligen a una pareja para toda su vida y esa marca. ¡Esa maldita marca!—. ¿Me has estado oliendo más últimamente?

—¿Eh?

—¿Me has estado oliendo más últimamente?

—¿Lo normal? —Cree—. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque ahora que estoy sin el collar lo he sentido así. —Eiji se acaricia el cuello, se da vueltas para vislumbrarlo con una expresión injusta. De ojos grandes y brillantes. Mofletes rojos. Oídos rosados hasta las puntas. Labios en un puchero. Es tan bonito—. Te estás restregando tal como lo hacen los gatos para dejar su aroma en sus dueños.

—Esa comparación es humillante. —Chista—. Nunca haría algo tan denigrante.

—Lo estás haciendo justo ahora.

—¡Yo no...! —Muy tarde se da cuenta de que efectivamente está frotándose ante la nuca de Eiji.

—¿Ves que tengo razón?

—Mierda, no lo noté.

—Y tenía ese presentimiento, por eso preferí decírtelo. —Le explica con una voz suave y amable que lo remonta a canciones de cuna que fueron robadas y estrellas que se apagaron antes de pedir el deseo—. Quería saber por qué lo haces.

—¿Por qué? —Medita—. No sé.

Miente, claro que sabe la razón, su vida yace marcada de estímulos traumáticos que lo enrollan para arrebatarlo del presente y remontarlo al pasado con una grotesca vividez, pero la memoria no cambia, entonces debe encarnarla una y otra vez. Olores. Palabras. Toques. Sitios. Sonidos. Sabores. Cosas parecidas. Es impredecible e inevitable. Eso convierte al mundo entero en una amenaza. Ash está acostumbrado, claro. Es un asesino. Aprendió a manejarlo. Se resignó para aceptar personificar los momentos más humillantes sin voluntad porque así eran las cosas, lo mejor era simplemente rendirse y esperar que acabara rápido. Pero Eiji.

Su dulce Eiji.

Eiji es todo lo contrario, le da risa puesto que juraba que había perdido todo momento y pedazo atesorable de su alma y no obstante, al olerlo siente que su amabilidad, sinceridad y calidez le atraviesan el cuerpo entero y lo envuelven como una manta, entonces se encuentra a sí mismo pensando en Cape Cod, en Griffin, en Max, en Shorter, en Skip, en la pandilla, en esas personas que perdió, pero no bajo un foco negativo, no se siente más cómo ese guardián entre el centeno que caminaba a la orilla del abismo, con un pie en el vacío y el otro apenas sosteniéndose, esta vez se siente en medio de un campo de centeno pero con Eiji. Dios. Y si Eiji sonríe y le ofrece la mano para que la tome prometiéndole que se quedará a su lado... quizás aún queda esperanza.

O al menos esa clase de cursilerías piensa cuando lo huele, es como si en un mar de voces que no dejan de gritar inhumanamente Eiji fuera su silencio. Su paz. Su libertad.

—Hueles bien. —Pero decirle eso implicaría admitir otras cosas que no quiere, está consciente de a dónde quiere llevar la conversación, Ash sabe que Dino lo drogaba sin su consentimiento.

—Ya veo. —Porque reconoce el regusto de las drogas, seguramente es un alfa y por eso poco a poco se está manifestando y reaccionando a las feromonas del japonés, más, admitir que está convirtiéndose en lo mismo que Arthur. No. No se siente listo—. Era curiosidad, no lo tomes en serio.

—¿Qué Shorter sea un alfa te preocupa? —Tantea porque es un niño asustado que se aferra al único oso de peluche que lo ha confortado. Dios, por favor no me lo quites—. ¿Es eso?

—No creo que los alfas sean inherentemente malos. —Pero Eiji es Eiji y lo conoce mejor que él mismo—. Creo que hay alfas malos, así como hay personas malas. No creo que una casta haga que te conviertas en alguien malo de forma automática, también deben haber omegas y betas malos, solo que aún no los he conocido, pero no hay una naturaleza mala.

—¿Entonces no te da ni un poco de miedo?

—Hay muchas cosas que me dan miedo. —Sonríe quedando frente a frente—. Pero alguien me dijo que el miedo estaba bien y que ser valiente implicaba hacer las cosas a pesar de tenerlo.

—Vaya, esa persona debió ser muy sabia.

—Dicen que tiene 200 puntos de IQ ¿sabes?

—Wow, es todo un genio. —El ambiente se relaja y Ash coquetea porque le sale natural, ¿acaso no es increíble haber decretado un camino y que llegue alguien a darle vueltas todo? Este terco se escabulló entre las grietas de su corazón y dejó un desastre. Hizo lo que se le dio la gana. El problema es que construyó un hogar en su alma y ya no puede sacarlo—. Odio que estés en un sitio tan incómodo y en una situación tan mala conmigo.

—¿Lo dices por nuestro nidito de amor? —Ash sonríe porque hasta de lo negativo intenta hacer algo adorable.

—Sí, es decir, estás con un Golzine, al menos debería darte una vida cómoda. —Sé que pasaste por muchas carencias y dolencias por culpa de Arthur, quería compensarlas—. Lo siento.

—Primero. —Eiji lo toma de las mejillas con suma determinación, lo hace estampando la frente sobre su frente, acercándose hasta que no reste espacio—. Eres Aslan Jade Callenreese, nadie te puede quitar eso ¿entendido?

—No es lo que dicen mis papeles de adopción.

—Me importa un carajo tu adopción. —Qué lindo es escucharlo maldecir, se enojó de verdad y aunque debería darle peso no puede evitar alegrarse enternecido, le es duro empatizar consigo por la carcasa de rencor y culpa donde yace congelado pero Eiji lo defiende y eso hace que Ash quiera salir y luchar para sanar—. Eres un Callenreese, tu hermano literalmente está abajo para respaldar lo que estoy diciendo y no lo digo para invalidar o minimizar, pero tiendes a encerrarte en etiquetas sumamente dañinas que no son tú y no puedo dejarte hacer eso, no más.

—Entiendo, entiendo. —Ash ríe, se restriega famélico de amor contra la palma de su adoración.

—Y no estoy contigo por lo que puedas "ofrecerme", estoy contigo porque eres tú, Aslan. Y todo lo que necesito está justo acá entre mis palmas. —Su cara arde al volverse aún más consciente de cómo el japonés lo sostiene con amor infinito de las mejillas, vaya que es tramposo.

—¿Eso significa que no me querías por mis millones de dólares?

—Probablemente gastarías esos millones en libros aburridos de todas formas. —Eiji sonríe y él no... el corazón se le aprieta y quiere llorar, es la primera vez que la felicidad lo remece al punto de las lágrimas, sin embargo, se siente tan malditamente agradecido de tenerlo acá—. ¿Acaso dije algo malo? Lo lamento, no fue mi intención herirte y que pusieras esa carita.

—Te amo. —Ash lo calla presionando un suave beso sobre sus labios—. Te amo cómo no tienes idea.

—¿Qué tanto? —Eiji extiende sus manos con coquetería y es tan natural que la tensión fluya en ellos—. Deberías demostrármelo.

—Te estás volviendo más atrevido. —Entonces el japonés ríe e inicia otro beso—. Más seductor.

—¿Te desagrada?

—Me encanta.

Ash no se aguanta más las ganas de besarlo, así lo hace, no es urgente ni tampoco violento, es una promesa de protección, cuidado e incondicionalidad, son sus manos deslizándose por los mechones ondeados y entintados con suma devoción, son risas entre besos primerizos, roces torpes, respiraciones agitadas, miradas tímidas, caras calientes, corazones sincronizados, dos almas que se funden en un para-siempre. El amor es extraño, él piensa sin dejarlo de besar con una sonrisita satisfecha.

⊱✿⊰

El pie de Ash aporrea incesantemente el suelo del apartamento. Tap. Tap. Tap. Viste ese par de converse rojas que se compró para jugar a la normalidad, si bien Dino siempre le elogió que los trajes de gala le daban un aire aristócrata digno de la mafia, cada vez que se los colocaba sentía que lo estaba tratando de convertir en una versión retorcida de un Golzine. Entrelaza las manos sobre su vientre, las tiene mojadas, temblorosas y asquerosas, intenta recordar alguna técnica de respiración o mindfulness que evita la catástrofe pero su mente es un auto a cien kilómetros por hora bajando la colina más empinada del mundo y sin freno, va a estallar.

—Puedes hacerlo, mocoso. —Max le da ánimos con una sonrisa gentil y paternal que solo hace que se le apriete aún más el estómago—. Estarás bien, lo prometo.

—¿Cómo puedes saberlo?

—Solo lo sé, llámalo instinto paternal. —Le da risa que él también haya entrado en su juego, el adulto sabe que es muy joven para tener un hijo de su edad y que incluso si existiera posibilidad no querría a un niño malo como él. O al menos así se siente. Rechazado. Sucio. Ínfimo—. Griffin está más lúcido y puede formular algunas frases con coherencia, intenta hablarle.

—El antídoto no le devuelve todo de inmediato, Lynx. —Yut-Lung se lo dice desde la orilla—. No se habría recuperado tan bien si Max no hubiera estado todo el tiempo con ejercicios cognitivos para que su cerebro se vaya acostumbrando, tienes suerte de tenerlo. —No estás solo, dice sin decirle—. Confía en nosotros, así como confiaste en que sacaríamos adelante una cura.

—¿Shorter está bien?

—Mejor, todo se lo debemos a los enfermeros que tenemos de ayuda. —Es decir Sing y Skipper.

—Ya veo. —Ash sonríe contrariado, no quiere que su inseguridad sea la causante de llamar así la atención, más, es inevitable, la ambivalencia lo está matando—. Voy a entrar entonces, debo enfrentarlo tarde o temprano.

—Puedes hacerlo, mocoso. —Max le apoya una mano encima—. Pero si necesitas ayuda, estoy acá para ti. —Ash sonríe débilmente.

—Lo sé. —Gracias.

Y entra.

El corazón se le hace trizas apenas pone un pie adentro y debe contener las lágrimas para evitar romper en llanto, no quiere que lo reconozca, no todavía y aun así siente cómo los trozos rasgan su alma desde el interior, apuñalándolo en un desborde que apenas derrame no tendrá fin, ese dolor es desagradable, no sabe cómo confrontarlo, verlo se siente cómo si un taladro estuviera haciendo un agujero en sus sesos, retrocede aterrado, el eco del electrocardiograma se coloca sobre los latidos de su corazón. Ojos azules. Cabello castaño. Cara bonachona. Manos suaves. Brazos que no hacen daño, que abrazan. Un fantasma. Un recuerdo. Un muerto.

Sería mucho más digerible si solamente se hubiera encontrado a un cascarón vacío en su lugar.

Probablemente no me reconozca, se dice a sí mismo porque precisa creer que pidió a Ash Lynx para que lo salvara y sigan sus vidas como dos desconocidos, sería mejor que uno muriera para así no tener que confrontarlo. Pero Aslan está muerto desde que Dino lo adoptó. Es hijo de Dino y así aprendió del amor. Es hijo de su violador. De su proxeneta. De su benefactor. Y esa es toda la familia que tiene y que merece. Aslan está muerto. No volverá. Jamás.

—¿A-Aslan? —Pero entonces—. ¿Eres tú?

Entonces Ash realmente quiere llorar.

Porque le da pena que Griffin lo vea así, siente que volvió de una guerra hecho la mitad, el mero pensamiento de que lo reconozca y que lo haya llamado porque sabe quién es y por los lugares en dónde ha estado. Asesinó. Mató. Vendió. Se drogó. Sedujo. Usó a los hombres. Gobernó. No lo obligaron. Hizo lo que hizo dado que pudo hacerlo. No es una víctima. Es igual que Arthur. Le da risa ¿con qué cara mira a Eiji si es un alfa?, ¿con qué cara mira a Griffin si es un Golzine? Por eso lo mejor que puede hacer es seguir con el show.

Aslan está muerto.

—Soy Ash. —Lo corrige—. Y vine porque escuché que solicitaste hablar con Ash Lynx.

—Yo no... —Griffin frunce el ceño, está tumbado en una cama, apenas se puede mover, se halla tan conectado a cables que parece una enredadera ramificada—. ¿Aslan?

—Ash.

—¡A-Aslan! —Genuinamente impresiona colérico, no debería tratarlo así, se está recuperando y el proceso no ha sido sencillo, ya lo perdió una vez, no debería maltratarlo—. Mi hermanito...

—Lamento no ser quien estabas esperando. —Duro. Frío. Distante—. Pero me alegra verte bien a pesar de todo, debiste pasarla muy mal en ese lugar.

—Sí. —Max le dijo que mantuviera conversaciones cortas, que recién se está recuperando tras ser un vegetal, Ash nunca lo quiso mirar de esa forma, lo evitó hasta ahora, lo más doloroso de todo es que incluso luego del infierno que sobrevivió Griffin sigue siendo exactamente cómo lo recuerda. Y él no. Él cambió. Cambió para mal—. Fueron casi diez años ahí.

—¿D-Diez años? —Se le hace un nudo en la garganta—. ¿Por qué?, ¿por qué diablos involucrar a un inocente? ¡No tenías nada que ver con eso! No eras un mafioso, eras un soldado ¿por qué?

—Banana fish. —Balbucea—. Fui el primer sobreviviente de su droga. —Claro que tiene sentido considerando todas las estupideces que Dawson escupió cuando inyectó a Shorter frente a él.

—Ya veo. —Yut-Lung le dijo que no se ha manifestado, ¿fue un prototipo de hipnosis o es la otra especie que no produce feromonas? Ni puta idea, el tiempo lo dirá—. Eso no debió ser fácil.

—No lo fue.

—Por eso pediste mi ayuda. —Lo mete en un papel—. Por eso quisiste ver a Ash Lynx.

—Mi única razón para salir con vida fue mi hermanito. —Le explica—. Pero entiendo si él no me quiere ver... estuve mucho tiempo lejos, seguramente... seguramente la pasó muy mal él solito.

—Seguramente él sabe qué hiciste lo que mejor pudiste con lo que tenías.

—¿Lo hice? —El ritmo en el electrocardiograma se altera—. Porque creo que pude haber hecho más para cuidarlo, fallé en protegerlo.

—El viejo dijo que te lo tomaras con calma. —Ash se acerca, lo toma de las manos para que se sosiegue porque no quiere verlo sufrir de un infarto o perderlo a falta de regulación emocional.

—Max no está tan viejo. —Se ríe y mierda, esa risa es toda su infancia, la recuerda mientras los dos pescaban en el río, jugaban a las atrapadas, practicaban béisbol, se leían cuentos, jugaban a explorar Cape Cod, se bañaban en el agua cristalina o se tiraban en el centeno, es curioso, él estaba seguro de que se sabía de memoria toda su historia—. Es un poco mayor que yo.

—Cierto. —Es extraño cómo basta de un simple sonido como una risa para desenterrar cientos de pedazos que estaban en blanco y eran cosas buenas, no vivió tan mal, concluye, a pesar del abuso sostenido y el maltrato, Griff hizo que valiera la pena—. Lamento mucho que tu hermano no esté acá, no todavía.

—Todavía. —Repite comprendiendo sin que le tenga que explicar más—. Esperaré lo que tenga que esperar, él me debió estar esperando casi diez años, ¿no es así?

—¿No te da miedo encontrártelo y que sea otra persona?

—Claro que será otra persona y no pretendo que sea ese mismo niño que dejé, yo tampoco soy ese mismo chico que se fue de Cape Cod. —Griffin tensa los dedos, a juzgar por el ruido de los aparatos el esfuerzo es sobrehumano, Ash no mueve su mano, permite que haga y deshaga por todas las veces que no pudo acunarlo—. Pero quiero conocerlo... deseo saber quién es "Aslan".

—¿Y si no te gusta la respuesta?

—¿Y si a él tampoco le gusta quién soy?

—Por favor, eso es imposible. —Chista—. Eres Griffin.

—¿Y eso qué significa? —Lo hizo reír, qué bueno—. Explícame, mi cerebro aún anda lento, Ash.

—Qué tú eres... ya sabes, eres un buen hermano y no creo que ninguna droga pueda cambiarlo.

—¿Cómo sabes que soy un buen hermano?

—Tengo un buen instinto para esas cosas, créeme. —Lo deja entrever aunque nada es explícito.

—Supongo que te tendré que creer, tú tienes un hermano, ¿cierto? —El asco le deforma la cara.

—Arthur no se puede considerar ni siquiera humano. —Es tajante y orgulloso—. Es una escoria.

—¿Por qué?

—Porque actualmente estamos en guerra, debes haberlo escuchado, solo uno saldrá con vida.

—Oh. —Griffin impresiona triste, realmente triste, ¿por qué?—. Supongo que no hay nada que pueda hacer para cambiarlo, ese es el mundo en donde vives.

—¿Por qué querrías cambiarlo? No te afecta en nada. —Sus defensas son crueles y espinosas.

—Me recuerdas a mi hermanito. —Y Griffin—. Te ves como un buen niño que no sabe que lo es.

Vaya que es cruel.

No lo malentiendan, encontrarlo vivo fue el motor que lo mantuvo resistiendo los abusos de la mafia, aun así tenerlo de frente encarnando todas esas cosas que perdió le resulta mucho más doloroso que cualquier tortura a la que Dino lo sometió, ojala se hubiera decepcionado porque así podría dejarlo ir, sin embargo, acá está, aferrándose a una familia que abandonó. Es que su hermano. Dios. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griffin. Griff.

¿Por qué lo mira como si fuera bueno estar vivos en esta mierda?, ¿por qué lo mira con un amor tan desbordante que le hace pensar que ha visto a través de su mentira? Y si ese es el caso ¿no debería odiarlo?, ¿rechazarlo?, ¿insultarlo?, ¿gritarle? Jim lo hizo. Dino lo hizo. Cada uno de los adultos que lo ha amado a excepción de Max lo ha hecho y Griffin no merece esto. Tiene chance de rehacer su vida y si lo arrastra lo estará condenando, seguramente se olvidará con el tiempo, seguramente Aslan quedará como un recuerdo amargo y perdido, es lo que Ash quiere, ¡sí! Eso es lo que necesita. Matar a Aslan.

—No puedo ser ese hermano que perdiste. —Quiere decirlo con seguridad y dureza, más, está temblando y balbuceando—. Lo lamento.

—No necesito que seas ese hermano que perdí, necesito que seas tú mismo.

—¿Cómo lo supiste?

—Tus ojos. —Ríe y es todo—. Tus ojitos, fui el primero que los miró cuando naciste, nunca sería capaz de olvidarlos, menos si estuve pensando en ellos todos estos años.

—¿Y qué hay de Max?, ¿el viejo no cuenta?

—Amo a Max, de eso no cabe duda. —¿Por qué están hablando cosas reales?—. Le escribí que quería llevarte a Nueva York con él para ser una familia de verdad, pero... pero todo esto ocurrió.

—Sí. —Ash se aguanta las ganas de llorar o se hará pedazos—. Ya no podemos ser eso, perdón.

—Aslan.

—Ash. —Lo corrige—. No estoy listo para escuchar lo otro, espero que lo entiendas.

—Sí. —Griffin impresiona tan herido—. Claro que lo entiendo.

—Esto tampoco significa nada, tengo asuntos urgentes de los que hacerme cargo y no puedo...

—No seré una carga. —Qué Eiji de su parte decir eso—. No estorbaré, me concentraré en sanar lo más rápido posible y así ayudar, escuché que un amigo tuyo también fue inyectado, ¿cierto?

—Sí, pero parece que fue otra versión de la droga.

—Ayudaré, en lo que sea que pueda cooperar lo haré sin dudarlo, quiero aligerarte.

—¿Por qué? Si ni siquiera puedo ser tu hermano.

—Porque yo no me he rendido contigo.

—Lo siento.

—No. —Entonces Griffin sonríe con el corazón hecho pedazos—. Yo realmente lo lamento, Ash.

⊱✿⊰

Disculpas. Disculpas. Disculpas.

Odia las disculpas, desde que tiene memoria yace rodeado de personas que lo rompen y creen que las cosas sanan con esas dos simples palabras. Lo siento. No. No puedes tomar un pedazo de alma y estrellarlo sobre el piso hasta hacerlo trizas como si fuera una estatuilla de porcelana para luego disculparte y largarte, muchas veces le tocó agacharse y recoger los restos trillados, pero los bordes eran filosos y dolía tocarlos, le daba rabia, cuidaba con tanto esmero las partes más bonitas e inocentes de su corazón, le daba mucha rabia que otros se sintieran con derecho de meter sus garras y mancillarlo para luego tirarlo.

Sí. Eiji le dijo que las cosas rotas no se tienen que quedar rotas, pero a veces hay personas que las quieren dejar así. Personas cuyas disculpas no significan nada. Personas que hacen daño.

—Más adelante ansío hablar bien con Griffin. —Pero también hay personas cuyas disculpas sí sanan—. Sé que él sabe quién soy, pero no puedo hablarlo todavía.

—Eso está bien. —Ash se encuentra recostado sobre el pecho de Eiji, su cabeza descansa ante su hombro y sus respiraciones se encuentran en sintonía, fue un ritmo natural que se fundió al igual que sus latidos, cierra los ojos y permite que el dulzor de su amado lo embriague mientras le acaricia el cabello una y otra vez—. Puedes tomarte tu tiempo, tienes tiempo para conocerlo.

—¿Y si me odia?

—No te odiará.

—¿Y si me resiente?

—No te resentirá.

—No puedes estar seguro.

—No. —Eiji tararea, sin detener sus caricias, Ash siente el reflejo de una sonrisa fantasma rozar su flequillo, sino estuviera tan cómodo alzaría la cara para mirarlo, más, sabe que el momento en que lo haga, habrá perdido la guerra sin comenzarla—. Pero tú tampoco.

—No me gusta cuándo te pones sabelotodo.

—Pues que pena. —Se burla aunque en el fondo ambos disfrutan la cercanía, pronto sus dedos se encuentran entrelazados mientras se recuestan en el sofá, es impresionante cómo Eiji hace que este basurero se sienta igual que un hogar—. Yo también pienso tomarme mi tiempo.

—¿Con Shorter? —Asiente—. Yo lo he ido a ver, parece más lúcido, pero la víbora dice que aún no es buena idea que lo veas, todavía está drogado. —Eiji sonríe con congoja, no hace falta que lo vea para que lo comprenda, le duele la situación—. Pero va bien.

—Me alegra mucho escucharlo.

—¿Por qué están a oscuras? —Skip gimotea prendiendo la luz del comedor—. Hey, piensen en los niños antes de hacer cualquier cosa, no están en su dormitorio.

Tch. —Ash chista y se restriega con más fuerza sobre el nipón—. Aguafiestas.

Y entonces entra una bala por el ventanal.

Sucede en un abrir y cerrar de ojos. No la escuchó. No la pudo prevenir. Disparó un profesional en un nivel completamente diferente. Ash grita. Apagan las luces. Salen del cuarto y cuando el momento del shock pasa y finalmente es capaz de procesar que la sangre en sus manos es por una herida que Eiji se hizo en el hombro entiende perfectamente que Blanca le ha declarado la guerra y ha elegido a Eiji como su objetivo. Mierda. 

Ya, ahora sí nos vamos a tener que meter de lleno a lo de Blanca porque está ahí, es decir, es imposible ignorarlo a estas alturas. Mil gracias por tanto.

Se les quiere mucho.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro