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19. Caricias en el pelo.

Hi~ Como les comenté ayer, hoy nos toca entender más o menos qué paso desde el punto de vista emocional de Ash porque el tema no radica tanto en que Eiji haya estado embarazado de Arthur, sino en sus propias emociones en relación a eso, en el fondo, a Ash le dio miedo sentir cosas "feas", así que vayan con la mente abierta y considerando que es valido tener ambivalencias y más en una situación tan compleja.

Se les quiere caleta~

—Griffin está vivo. —Arroja las palabras como si fueran peñones contra un charco, los escucha rebotar. Una. Dos. Tres veces. Antes de hundirse en los ojos céreos de Max—. Estoy seguro esta vez.

—¿Cómo puedes estarlo? —El adulto trata de controlar el temblor en su voz, ha caído en la silla de su oficina a causa de la sorpresa, si bien, no es la primera vez que plantean dicha posibilidad puesto que si se mantuvieron juntos fue por la esperanza que hizo de adhesivo con Griff, nunca habían tenido pruebas tangibles—. Incluso en Cape Cod no pudimos concluir nada sólido, Ash.

—Lo sé. —Baja la mirada al suelo—. Realmente lo sé. —Estuvieron más de un año exhumando fantasmas para encontrar telarañas.

—¿Entonces?, ¿qué te hace pensar eso?

—Yut-Lung fue secuestrado, dijo que un tal "Griffin Callenreese" estaba buscando a "Ash Lynx".

—Ash Lynx.

—Así es, Ash Lynx. —Max no impresiona convencido—. ¿Acaso estás sordo?

—¿Tu hermano alguna vez conoció tu apodo?

—No. —Tiene la boca seca—. Eso nos deja con dos posibilidades. O lo tuvieron capturado todo este tiempo en la mansión dejando que escuchara y viera todo como un espectador impotente y por ende sabe que soy su hermanito porque me vio convertirme en esto. —Lo escupe con una sonrisita irónica porque ¿no sería hilarante que supiera exactamente el tipo de asesino que es?

—¿Y la otra? —Francamente ya no sabe cuál de las dos posibilidades es peor pero al menos la segunda le da la opción de fingir demencia.

—Él sabe que Ash Lynx es el heredero más decente de Golzine y por eso me pide ayuda, porque si alguien puede rescatarlo soy yo, independiente de si sabe o no que soy su hermano, tuvo que haber escuchado algo todos estos años, no es un secreto mi rebeldía precisamente y ¿qué otra opción le quedaba? Arthur no era factible, no hay que conocerlo para saber que es un bastardo.

—Esa opción es un poco triste. —Musita—. Aunque me resulta más factible porque tu hermano amaba tu nombre, no tienes idea de cómo le brillaban los ojitos cuando te llamaba, nunca tuvo chance de explicarme qué significaba pero sé que estaba orgulloso de ti, Aslan.

—Aslan. —Brama—. No pronuncies el nombre de un muerto.

—Pero Griff no te desconocería así.

—Sí, sí. —Ash apoya su cadera en la orilla del escritorio, tuvo que invitar a Max para actualizarlo sobre la situación, sin embargo, detesta tenerlo en la casona, teme que lo usen en su contra al ser percibido como una debilidad—. La preferiría, podría ayudarlo mucho mejor del anonimato.

—¿Yut-Lung te contó algo más?

—Dijo que se quejaba mucho, hablaba incoherencias, que se escuchaban espasmos violentos y gritos después de las pesadillas, si mis suposiciones son correctas creo que fue drogado, que resistió los efectos del primer prototipo de esa basura, por eso lo conservaron, pero: o son ellos los que lo inducen a un estado catatónico de estrés post traumático o la droga lo dejó así, si no puede ni siquiera articular una frase la única certeza que tenemos es que su cerebro se quemó.

—Tu hermano no se drogaba por gusto. —Y Ash lo sabe, realmente lo hace—. Lo hizo para poder mantenerse cuerdo en ese infierno de arena y así volver a ti, quería volver a casa.

—Cómo digas.

—No pareces estar asimilando esto bien. —¿Asimilarlo bien? ¡Qué chiste! Claro que no lo está absorbiendo bien. Su hermano muerto está vivo, yace secuestrado por el mismo pederasta que no solo lo violó y lo convirtió en un asesino, sino que lo adoptó ¿no es lindo?—. Mocoso... —Así que no, no lo está asimilando "bien".

—Pues tú te escuchas demasiado calmo para recién haber descubierto que el amor de tu vida yace vivito y coleando, ¿realmente querías encontrarlo o solo fue un teatro para escapar de la culpa de haberlo abandonado? Después de todo, te quedaste conmigo por esa razón. Culpa.

—¡Ash! —Max aprieta los puños y endurece la voz, su mirada se ensombrece porque cruzó una línea que no debía cruzar y lo arruinó—. Estoy aquí porque los amo, pero así mismo puedo irme cuando quiera, no lo olvides.

Es cierto, Max no está obligado a quedarse, podría haber avanzado con su vida y de hecho, trató puesto que se casó, tuvo un hijo y se divorció, dijo que no podía desterrar a Griffin de su corazón pero en el fondo ambos tienen miedo de estarse aferrando a una ilusión, ni siquiera lo pudieron conocer en realidad ¿cómo hacerlo? Era un niño y vio lo que su hermano le permitió ver, supone que por eso es tan aterradora la posibilidad de que haya testificado los horrores que lo forjaron, es mucho mejor el anonimato porque así al menos, puede mantener limpia la imagen de Aslan.

—Cómo digas, si quieres irte, vete. —No te vayas.

—¿Realmente piensas eso? —Quédate.

—No te rogaré para que te quedes. —Por favor—. Me vale un carajo si estás o no, no te necesito.

Deja que el escritorio lo sostenga, clava sus ojos en las rosas que Dino le mandó para felicitarlo por declarar una guerra, los pétalos yacen arrugados y fuliginosos en la mesa, los tallos poseen una joroba como si les pesara la vida y las espinas se caen como dientes podridos, se pregunta si lo encontrará como una flor disecada, debería dejarlo morir, no obstante, sino pereció en ese pueblucho fue por el amor incondicional de Griffin, Jim nunca los quiso, podría haberlos dejado en un orfanato o haberlos regalado, eso habría sido menos malo pero no, los retuvo, quien pagó los platos rotos fue su hermano y es Ash quien finalmente se siente culpable.

¿Culpable?

Sí. Se siente culpable. Sollozaba cuando quedaba solo. Griffin debía trabajar. Hacía berrinches porque quedaba con hambre. Pero el plato de Griffin estaba vacío. Gimoteaba porque tenía un solo regalo de navidad. Griffin no tenía ninguno. Usaba ropa heredada. La de Griffin estaba rota. No tenía una mamá y por eso lo molestaban. Griffin no tenía nada. Su papá era violento cuando se emborrachaba y le gritaba. A Griffin le pegaban. Más adelante asimiló y entendió el sacrificio que su hermano hizo al enlistarse en la guerra pero en ese entonces no sabía y ahora carga con la culpa como una piedra en su corazón. Sofocante. Dañina. Violenta.

—Tengo pensado rescatarlo. —No es nadie para criticar a Max y sabe que si se descarga es solo por el despecho y la necesidad de volcar su cólera en alguien, él siempre la recibió, pero no es justo para Max tener que tolerar sus nimiedades—. No sé cuándo, pero lo haré.

—Vale. —Max ni siquiera reacciona, está herido y lo nota por cómo lo mira, solía recibir ese tipo de miradas de Dino si lo rechazaba, lo hacía sentir culpable por no querer tener sexo siendo un niño, entonces cedía por la presión, se odiaba por dejarse manipular, le da pena que los sujetos que hayan usado el título de "papá", lo hayan roto tanto—. Ahí lo veremos bien, por mientras te deberías concentrar en la guerra con Arthur.

—Claro. —Y esa es otra cosa—. Le declaré la guerra. —Eiji. Eiji. Eiji. Eiji. Eiji. Eiji. Eiji. Eiji. E-Eiji...

Eiji estaba esperando un bebé de Arthur.

Ash quiere vomitar.

—¿Estás bien? —Max tantea porque de pronto se ha desplomado sobre el escritorio, su cuerpo simplemente decidió dejar de responderle, ahora no puede armarse igual que un osito de felpa que descosieron para arrancarle pedazo por pedazo el relleno y dejarlo vacío. Ido. Ajado. Sucio.

—Sí, sí. —Ash suda—. Solo estoy pensando. —En Eiji. Arthur. Dino. La droga. Griffin. Cómo hará para sacarlos a todos con vida. Sus propias pesadillas. Las manos que lo usaron. La sangre por debajo de sus pies. Su niñez robada. Su entrenador. Jim. Su mamita que lo abandonó, ¿por qué me dejaste? Traté de ser un chico bueno, pero me pasó todo esto y ¡basta!

—Te ves pálido, chico. —No puede enfrentarlo, necesita cerrar esa puta puerta traumática o va a arrancarse la cabeza para dejar de pensar—. Me estás preocupando en serio.

—Necesito un poco de agua nada más. —Ríe y se sirve una jarra, pero las manos le tiritan y las gotas salpican como sangre sobre la alfombra. No. No lo pensará. Va a ignorarlo. Puede hacerlo porque ya ha ignorado muchas otras cosas antes, se disociará como siempre—. Eso es todo lo que quería hablar contigo, deberías regresar a tu casa antes de que sea tarde, viejo.

—Mocoso. —Más, Max vacila—. No quiero ser insistente pero realmente te ves fatal ¿necesitas que llame a alguien?

—No.

—Puedo llamar a Shorter. —Niega—. A Skip. —Niega—. A tus subordinados—. Niega—. ¿A Eiji?

—¡No! —Se le sale el alma—. A él no ¡ni siquiera menciones su nombre! —Max se pega a la silla porque debe estar aterrorizado de esta faceta suya, sí, debería, es un monstruo que farfulla por la idea de rescatar a Griffin cuando no puede rescatarse a sí mismo, pero creyó que quizás aún había la posibilidad de... creyó mal. Eiji estuvo embarazado de Arthur. Hubo un bebé. Lo perdió.

—Por favor, sé honesto. —Perdió a ese puto bebé—. ¿Pasó algo con Eiji?

—No. —Cortante. Sagaz. Desafiante. Es un animal al que recién le dispararon—. No pasó nada.

—¿Entonces por qué estás llorando?

—No estoy llorando.

—Ash. —Max lo dice en serio—. Estás llorando.

—Mentira. —Ash se percata de que las lágrimas empañan su visión cuando rompe en tormenta y mierda, no se supone que esto pasaría así pero levanta la cabeza y sus ojos yacen inyectados de sangre y su cara está succionada por la pena—. No estoy llorando, ¡no me jodas tratando de tener un momento de sentimentalismo barato!

—¿Qué pasó con Eiji? —Vuelve a preguntar, se siente como una bomba a punto de explotar, un solo tirón más y ya no aguantará—. Me hablaste con mucha ilusión de él e inclusive sacrificaste tu seguridad con tal de mantenerlo a salvo. —Cállate. Cállate. ¡Cállate!—. Creí que lo querías.

—¡Y claro que lo quiero! —La cabeza le revienta y la masacre se desata en su interior—. Pero él estuvo embarazado de Arthur y... —Ash finalmente cae al piso, se desmorona, hunde con suma brusquedad sus dedos en su cuero cabelludo y se tira hasta que cruje, aprieta los dientes hasta que el ardor se siente en sus orejas, quiere que duela, necesita que esto le duela más.

—Embarazado. —Max repite atónito, no puede procesarlo y no lo culpa, aun así, lo siente llegar hasta el montículo de desgracias que es él—. De Arthur.

—Y perdió al bebé. —Él tirita procesando la clase de persona que es—. ¿Sabes qué es lo peor?

—¿Qué cosa? —Max intenta acunarlo contra su pecho, se arrodilla para abrazarlo, pero Ash se siente como un montón de cristal quebrado y la cercanía lo desgarra.

—Estuve aliviado de escucharlo. —Ash se cubre la boca, las lágrimas lo empapan porque esta situación es una mierda, no es que se haya enojado con Eiji o se haya indignado, Dios, no, pero con esto confirma que pasó por situaciones atroces y ¿qué es lo primero que su egoísmo dice?

Qué alivio que ese bebé no exista. Y es un remolino de emociones que lo tironean, son muchas.

¡Es un ser humano asqueroso! Está feliz por la pérdida. Está aliviado de que Arthur nunca haya tratado de mantenerlo. Está enrabiado ya que eso confirma que lo abusaron. Impotencia, ansía matar a todo el desgraciado que le puso una puta mano encima. Pena porque si hubiera estado en Nueva York quizás lo habría salvado. Confusión ¿acaso puede concebir? Ira porque no se lo confió antes. Compasión. Temor. Culpa. Despecho. Saña. Desea quemar al puto mundo entero pero solo puede apretar con fuerza su corazón intentando arrancárselo, todo eso es mucho, es más de lo que ha sentido y no puede procesarlo. No quiere. Ya basta. No tiene el coraje de verlo otra vez, por eso lo ha evitado ¿qué cojones puede decirle?

"Hola Eiji, sé que sueno como una basura pero qué alivio que hayas abortado porque Arthur te disparó, sé que debió ser algo sumamente traumático para ti y que probablemente has pasado por más abusos de los que me puedas contar, ¡pero hey! Vele el lado positivo, yo puedo hacerte otro bebé".

Ash ríe ante sus prioridades de mierda, debería estar cuestionándose qué diablos le dieron, no es natural que un hombre se embarace y si la gargantilla tiene que ver con eso, pero solo siente una inmensa oleada de alivio porque si no hay bebé eso significa que no es de Arthur y le aterra estarse convirtiendo en este tipo de persona. Lo horroriza. Ja. ¿Al final no está adoptando todas las enseñanzas de su adorado papá? Porque el amor es posesión y celos, al carajo lo que sienta o consienta el otro. Si amas a alguien enciérralo. Córtale las alas. Ponle una correa. Destrózalo.

—Quiero vomitar. —Brama para sí mismo—. ¿Dónde están mis prioridades? No creo que Griffin pueda amar a un hermano que piense así y Eiji seguramente me resentirá por no poder... ¿qué tipo de basura se siente aliviado por una pérdida? Una pérdida, Max, era un bebé.

—Ash.

—Siento tanto asco y odio hacia mí mismo, no tienes idea. —Ash arroja una carcajada amarga, no puede dejar de llorar ni de temblar, intenta arañarse el pecho con ambas manos, queriendo arrancarse la piel y mutilar su corazón, pero Max finalmente lo abraza absorbiendo todo el odio que se tiene a sí mismo—. ¡No! No lo merezco, debería haber estado ahí para él, debería haber tenido las palabras correctas, tendría que haber llorado pero me alivió... yo no... ¿acaso puedes entender lo asqueroso que soy?, ¿puedes entender eso, Max? Soy peor que Dino.

—No vuelvas a decir eso jamás. —Max lo estrecha contra su pecho y le cubre las orejas con las palmas como si eso pudiera silenciar sus pensamientos, pero no lo logra y esa es la cosa, Ash se siente incapaz de confrontar a su amado porque no puede empatizar con su pérdida y no se merece eso, Eiji merece a alguien que sufra si él sufre—. No eres peor que Dino, nunca podrías.

—Ese bebé...

—¿Acaso no fue producto de un abuso? —Lo interrumpe—. No deberías inferir lo que Eiji sintió cuando recibió la noticia porque no creo que nadie pueda comprenderlo más que él, sé que un bebé no tiene la culpa, ¿pero te imaginas lo duro que es quedar embarazado de tu violador?

—Ya no quiero seguir pensando, estoy cansado de... solo quiero que todo termine. —Ash hunde su rostro contra el pecho del adulto y suelta un alarido, no sabe por qué le afecta tanto, no sabe si es un conjunto de todo o si es la certeza de que Eiji fue violentado, es una tontería, el contexto es bastante explícito por sí mismo y aun así esperaba que Eiji no tuviera que pasar por la mierda que él pasó—. Ni siquiera pude confrontarlo, simplemente le di la espalda y me fui.

—Eso está bien. —Lo calma—. Está bien que no puedas hablar con él todavía, tienes bastante que procesar ¿no crees?

—Pero él me necesitó y yo no estuve. —Ash respira entrecortado, no queda más aire en aquella habitación, lo único que puede oler es la pestilencia de las rosas—. Esta clase de persona soy.

—Ash, por favor.

—Perdón. —Su sollozo le rompe el corazón—. Lo siento mucho, Max. No quería ser así, perdón, de verdad no quería que pasara esto. Lo siento. Lo siento tanto.

Max no dice más, no busca detener el dolor que está sintiendo ni embellece la realidad aunque lo mate escuchar a su niñito tan roto, así que hace lo único que puede hacer, le acaricia el pelo con una ternura tan inusual que parece romperlo un poco más, Ash no se mueve, se mantiene tan estático como una estatua lo haría, no rechaza ni acepta el contacto porque no impresiona estar acostumbrado y Max se pregunta si alguna vez un adulto lo habrá tocado así sin tratar de abusar de él después, se traga su propia impotencia y se queda ahí deslizando sus yemas entre sus mechones dorados, validando su malestar, haciéndolo sentir que es merecedor de amor y que no es un monstruo, que simplemente está sintiendo algo humano.

Max le acaricia el pelo una y otra vez.

Dulce. Suave. Paternal.

Ash cierra los ojos y respira con dificultad, su corazón se ralentiza poco a poco, no lucha contra sus toques, se calma aunque parece seguirle doliendo, Max mantiene sus caricias constantes.

—Chico. —Es lo único que le puede ofrecer—. No tienes que cargar con esto solo. —Dice, ansía que realmente le lleguen sus palabras, lo lamenta sino lo hizo sentir con la confianza para decir tan horrenda verdad—. No entiendo todo el tema del embarazo, me imagino por dónde va, pero aunque no lo entienda, estoy aquí para ti, lo único que te pido es que me tengas paciencia.

—Max.

—Estoy viejito y necesito que mi niño me explique con peras y manzanas las cosas ¿bueno?

«Mi niño» Dios, Ash no puede responder nada porque esa palabra termina de cerrarle la tráquea y de quitarle la voz, el llanto silencioso sigue corriendo porque está herido, ama a Eiji, en verdad quiere ser bueno para él pero alguien bueno no pensaría esto y lo hiere no poderle devolver ese mismo amor incondicional. Le duele amarlo. Le duele que su amor sea egoísta. Sí. Comprende que es humano y esperaba lidiar con las ambivalencias pero son tan feas que lo horripilan. Max parece saberlo también. Por eso está ahí. En silencio. Acariciándole el pelo como Griff dijo que lo hacía cuando Aslan tenía pesadillas. Lo acaricia aunque ahora todo sea más complejo, malo y oscuro. Lo sigue haciendo. Espera que por un solo instante, él no se sienta solo en su infierno.

Lo lamento por llegar tarde, sé que te tocó un papá de mierda y luego te adoptó uno peor, pero me gustaría poder ser el primer adulto que te cuide bien porque te amo, mocoso.

⊱✿⊰

Ash tensa los dedos en el revólver, el arma se siente pesada, caliente y viscosa contra su palma por la sangre impregnada en el mango, no le quedan balas, sin embargo, su oponente no puede disparar, no vinieron a matarse y ambos lo saben a pesar del camino de cadáveres que dejaron, lo hicieron en un territorio neutro que no rompe ninguna de las reglas, el callejón huele a orines, los grafitis le dan un toque aún más decadente a la ciudad, este es Nueva York, bebé.

Arthur ríe limpiando la cuchilla con los bordes de su traje, ¿cuándo le hizo un tajo? No recuerda, pero a juzgar por el ardor lo alcanzó ante las costillas y los muslos, sus pasos retumban encima de las pozas de mugre entremezcladas con sangre, los ojos del mayor brillan con una crueldad que siempre lo ha repugnado. Sí. Sí. La conversación con Max ayudó a que enfriara la cabeza y Ash realmente tenía pensado mantener las cosas limpias y tranquilas, más, este bastardo trató de atacarlo y jugar sucio. Ya no tiene la paciencia suficiente para dejárselo pasar.

—No esperé que realmente sobrevivieras a esto. —Se lo dice con una sonrisa venenosa tirando la cuchilla de una mano a otra, Ash no le teme, da pasos firmes hasta quedar enfrente.

—No esperé que cayeras tan bajo como para atacarme con la guardia baja. —Ríe—. ¿Y esperas que Dino te ceda todas sus posesiones? Eres un inmaduro todavía, no puedes hacerte cargo.

—¿Con quién diablos crees que estás hablando? —La rabia de Arthur es palpable en el aire, de pronto, lo ha sujetado de las solapas de la camisa y estampado contra la pared, qué infantil, lo ve contraer y destensar el ceño como si fuera un maldito cavernícola—. Ya debes saber en qué te estás metiendo a estas alturas, Papa organizará una nueva especie y no estás invitado.

—¿Y tú sí?

—Pues seré de la casta más alta, ya lo soy. —Ash gira los ojos y eso lo cabrea aún más, lo sabe por cómo lo estampa contra la pared con violencia, intentando alzarlo del piso, lo consigue, no está alardeando en vano, algo lo hizo físicamente más fuerte ¿qué más será?—. Y Eiji de la más baja.

—Cállate. —Ash siente una chispa de rabia extenderse por toda su columna vertebral, la mera mención del nombre por su voz asquerosa hace que quiera degollarlo acá mismo, pero no tiene balas y no sabe de lo que es capaz el contrario—. No vuelvas a pronunciar su nombre.

—Vaya. —Arthur suelta una carcajada hueca por el callejón, sus ojos reflectan algo oscuro que no quiere desglosar, sus rostros yacen muy cerca, el aire está tenso y cargado, hay un olor casi podrido emanando de la piel del contrario, le sienta de maravilla—. ¿Por qué no puedo decir su nombre? Después de todo, él fue mío primero.

—¡Qué te calles! —Ash escurre la furia contenida, Arthur resopla, satisfecho por haber alterado a su némesis y desafiándolo aún más—. Él no es un puto juguete para pertenecerte.

—Ya debes saber de las castas ¿verdad? Nuestro padre no es tonto, supo que tú te involucraste salvando a Yut-Lung porque Shorter es tu mejor amigo, pero hizo vista gorda porque desde que tengo memoria has sido su favorito. No importa. Yo tengo la ventaja. Yo tengo a Eiji.

—Deja de ladrar tanta porquería.

—¿Sabes una gracia entre alfas y omegas? —Arthur tararea con una sonrisita burlona que hace que patee e intente asesinarlo con sus propias manos—. La razón por la que Eiji usa ese collar.

—No. —Clama—. Ni quiero saberla.

—Tu querido Eiji al igual que todas las castas afortunadas produce feromonas, feromonas que vuelven loco a los alfas y piden a gritos que sean tomados, feromonas que invitan a usarlos con total libertad, feromonas que te matan lo racional, alguien cómo tú no lo entendería porque tú no eres especial. —Sus palabras son un maldito puñal, más, no permite que vislumbre el daño que le hace, se mantiene estoico—. Pero no quiero llegar a eso, sino a otra cosa, ¿sabes lo qué pasa cuando un alfa y un omega se quieren mucho y consuman su amor?

—¡No tientes tu maldita suerte! —Le advierte liberándose hecho una furia—. ¡Te lo advierto! No te lo advertiré dos veces.

—Un alfa puede morder a un omega y dejarlo atado para siempre como suyo.

—¿Qué?

—Me escuchaste. —Es turno de Ash de estrellarlo contra la pared con un movimiento ágil, oye cómo le rebota la cabeza al mafioso, más, nada le borra esa petulante sonrisa—. Es una marca de pertenencia que no puede quitarse aunque quiera, no todas se quedan pero si sigue usando ese collar ¿no es porque la mía le quedó? Está atado a mí para siempre.

—¡Cállate! —Cállate. Cállate.

—Y si el alfa muere, el omega también lo hace, todos los omegas que marque morirán si tú me pones una mano encima, así que matarme, es matarlo a él.

—No. —Ash retrocede, horrorizado, su labio arde, solo al vislumbrar la sangre en el piso aprecia que se lo mordió para mitigar la ansiedad—. ¡Ya le has hecho suficiente! ¡Déjalo en paz!

—Nunca lo dejaré en paz, él es algo que tú quieres. —Aunque su voz es casi un susurro Ash lo puede escuchar haciendo eco en cada maldito pensamiento—. Y por ende yo lo quiero, bueno, no lo quiero en realidad, solo quiero joderte a ti, lo entiendes ¿verdad, hermano?

—Eiji no te ha hecho nada. —Ash apenas puede hablar, algo se está rompiendo en él, esto está volviéndose demasiado personal, Arthur toda su vida ha estado cruzando sus líneas queriendo reafirmar su poder y hacerlo sentir insignificante porque así se siente él, pero con Eiji, joder, no dejará que le toque un pelo con esas mugrientas manos—. No necesito matarte para hacer que desees estar muerto. —Su voz le pone los pelos de punta.

—Ambos sabemos que ladras mucho y haces poco pero ¿sabes qué? Apenas tenga a Eiji en mi poder me aseguraré de morderlo en todo el maldito cuerpo para que quede tan unido a mí, que nada te pertenezca, lo cogeré tan duro y tan violento que no quedará más que un cuerpo hueco cuando te lo regrese.

—¡¿No te bastó con embarazarlo una puta vez?!

—¿Qué? —Arthur se congela por el shock y Ash lo suelta—. ¿Qué dijiste? —Metió la pata.

—Yo no...

—Él estaba preñado. —Arthur ríe arrojándose el cabello para atrás con una expresión digna de un psicópata—. Sabía que él había sido un éxito, ¡sabía que lo habíamos logrado! ¿y mi hijo?

—Le disparaste y lo mataste. —Ash es cruel con las palabras, las arranca de su alma queriendo hacerle daño, le incrusta las espinas porque no es justo, ambos sufrieron las mismas malditas heridas, pero las de Arthur están perfectamente bien y las suyas siguen abiertas, no aguantará más quedándose tranquilo con la cabeza gacha—. Cuando llegó a mí ya lo había perdido.

—Él no. —Arthur ni siquiera reacciona—. No me dijo nada.

—Y ahora lo perdiste todo.

Ambos quedan en silencio y la tensión es tan sofocante que se sienten en la horca, Arthur yace boquiabierto como si no pudiera procesar la noticia, su sonrisa se esfuma, la cuchilla se cae contra el piso haciendo un eco metálico, pero Ash no le tendrá piedad, no quiere tenérsela, fue él quien quiso partir esta guerra e intentó usar a sus seres amados para apuñalarlo y Ash podría perdonar esas atrocidades, sin embargo, hizo llorar a Eiji y eso nunca lo podrá perdonar.

—¿Te crees mejor que yo por tenerlo?

—Me creo mejor que tú porque no soy una escoria con él.

—Tú lo amas.

—Y tú no.

—Es una pena que me siga perteneciendo. —Arthur se recompone, impresiona ido intentando recoger los pedazos de su máscara, siempre creyó que ambos eran víctimas de Dino, dos niños que llegaron a las garras de un pederasta que los torturó y amó—. Las cosas no se acaban acá.

—Para la siguiente riña no vengas escondido detrás de un ejército como siempre, hijo de puta.

—Ja. —Arthur se mete las manos en los bolsillos y se da vueltas, ni siquiera se molesta en alzar su arma del piso—. Ya veremos.

—Arthur. —El nombrado para—. ¿Te arrepientes? —Y se da vueltas lentamente para mirar a Ash envuelto en una completa oscuridad.

—No. —Proclama—. Lo volvería a hacer todo otra vez.

Mañana partimos con otro arco, obviamente vamos a tener una conversación de corazón abierto entre Ash y Eiji porque lo que les pasa a ambos es totalmente valido, solo necesitan clarificarlo, al final, es una situación complicada e imposible de polarizar, ambos han tenido sus procesos en esto y es momento de que se acompañen.

Gracias por tanto.

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