Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. Remedios caseros.

Hi~ Chicos, creo que sobreestime mis capacidades de vida publicando dos dinamicas en paralelo, entonces ¿qué haremos? Optaré por publicar fielmente esta todos los días y la de la semana de Eiji se acabará de manera asincronica, la publicaré cuando pueda, pero llevo un bendito año sin acabar dinamicas y me aferrare a esta hasta la muerte, así que no la soltaré.

Dios, gracias a la pobre gente que me aguanta tanta pendejada o tanto spam, los quiero mucho y ahora nos vamos con Yut-Lung.

Shorter frena la camioneta frente a la mansión de Golzine, no ha estado aquí desde que lo tomó a la fuerza para recordarle quién es su amo, ja, sin duda el poder es un problema familiar. Apoya su cabeza contra el borde de la ventana mientras se mentaliza, la voz de Shorter se funde como neblina entre sus pensamientos con el alarido de los chicos, piensa en Cape Cod y en su propio padre, en jardineras ensangrentadas, en guantes de béisbol usados, en sábanas con gotitas de terror, eso le aprieta el corazón, si se quedó en ese pueblucho fue por Griffin y si sobrevivió fue por la tenue esperanza a encontrarlo con vida, sino estaría muerto, Dios, ¿cuántas veces pensó en ahorcarse en el árbol de la entrada? Perdió la cuenta de cuántas.

Pero de acá es y acá volvió.

Y aunque sabía que tarde o temprano pasaría porque su relación era una bomba de tiempo con todos los cables cruzados, no esperaba que Eiji estuviera al medio, así que no pueden atraparlo ni puede morir en el camino. Debe volver. Deben volver todos a salvo. Mierda. Pero qué presión.

—¿Estás listo? —El chasquido del arma lo regresa a la realidad, aunque está parado en un lugar familiar se concibe irreal—. Tú eres quien nos puede guiar al laboratorio con el menor riesgo.

—Lo sé. —Traga duro, tiene la boca seca—. Para nuestra suerte (¿buena o mala?) Dino tiene las instalaciones de investigación afuera, cerca del invernadero. —Porque el sádico gozaba de que se le ensuciaran las manos para purificarse en las plantas, decía que eso las nutría, que así era su enseñanza, ahora se pregunta a quién realmente se dirigía, ¿sigue siendo una rosa atrapada en su jardín o está en el basurero ya marchita?—. Hagámoslo rápido.

—Será entrar y salir, sí.

—Además, hasta dónde me informaron ni Arthur ni Marvin deberían estar cerca, tenemos "libre el camino", qué conveniente.

—¿Estás bien? —Shorter baja el arma y deja los cartuchos ante su regazo, ni siquiera se cambió de ropa, viste la misma camisa rasgada y carmesí, está desesperado—. Te ves descompuesto.

—Tengo un mal presentimiento.

—¿Del plan?

—No sé. —Ash afina sus sentidos—. Siento que algo está mal, está demasiado sereno a pesar de ser una emboscada.

—¿A qué te refieres?

—Debieron presentir que vendrías por Yut-Lung, hasta se tomaron la molestia de mandarte una carta, pero no hay seguridad extra, de hecho hasta parece más desprotegido de lo usual, siento que estamos yendo directamente a una trampa y está bien, tenemos que caer si queremos que tu prometido regrese sano. —Divaga en voz alta—. Pero no sé, tengo un horrible presentimiento en relación a esto, tanta calma levanta mis sospechas.

—¿Crees que es mala idea adentrarnos?

—Creo que adentrarnos es la única forma de averiguarlo. —Ríe por la ironía, sus subordinados se estacionaron atrás y apagaron los motores, no obstante, no se han bajado porque su palabra es ley, su voluntad se talla en piedra. Le confían la vida. Eso es pesado—. Cuando volvamos, sí te tengo que pedir algo a cambio de mi ayuda.

—¡Claro! —Shorter impresiona descolocado, no desagradado, solo sorprendido—. ¿Qué cosa?

—Voy a necesitar que te disculpes. —Ash carga su vieja pistola, se negó a cambiarla por alguna de las novedosas que The Fly le mostró, ante su reticencia le dijo asombrado que era un tirador honesto y eso lo hizo reír, ¿honesto? No existe homicida al que se le pueda considerar franco u honrado—. Pero necesito una disculpa de verdad, una explícita, no como cuando metes la pata y lo arreglas invitando una cerveza barata o cocinando patas de pollo quemadas.

—Claro. —Le es razonable—. ¿Quieres que me disculpe contigo por...?

—Con Eiji, no conmigo, discúlpate con él.

—Con Eiji.

—Sí. —Entonces Shorter sonríe con tristeza y se acaricia la cabeza—. Tienes que dársela a Eiji.

—Me he portado muy mal con él, ¿no es así?

—Mal se queda corto. —Intenta suavizar la voz pero es automático ponerse a la defensiva si se trata de defender al japonés—. Sé que lo hiciste para cuidarme a mí, sé que me has visto pasar por cosas y por gente mala, sin embargo, por Eiji daría mi vida sin dudarlo, así de importante es él para mí.

—Ash.

—Por eso si lo dañas me dañas, él es lo más valioso que tengo. —Incluso sino me pertenece.

—Estás muy enamorado de Eiji. —No se lo pregunta—. Mierda, ¿cómo terminamos así los dos?

—Mierda. —Ríe—. Supongo que no nos pusieron fácil el romance en esta vida. —El chino eleva una ceja intentando darle una pizca de humor a lo pesada que se ha tornado la situación.

—¿Tú crees? —Terminan de cargar las armas en un santiamén—. Cuando volvamos, cuando al fin me case con Yue, me aseguraré de que Eiji atrape el ramo, tú serás el próximo yendo al altar.

—¿Se supone que eso me debe asustar? —Porque el mero pensamiento le hace mucha ilusión y eso le duele, le frustra desear con tanta fuerza una vida normal para ellos y saber que tendrían que nacer dos veces más para tenerla—. No pareces muy convencido con el matrimonio y para ser franco, no te culpo, tu novio es una víbora venenosa.

—¿Sabes qué? —Shorter se coloca los lentes oscuros, sale de la camioneta con un revólver en mano—. Moriría feliz si me envenena. —Ash se ríe siguiéndole el paso, orgulloso de mirarlo así.

—¡Vamos! ¡Tenemos un laboratorio al cual infiltrarnos!

Divididos en escuadrones corren hacia la mansión de Golzine, los chinos se encargan de callar a los guardias mientras que sus subordinados despejan la entrada, es demasiado fácil, teme y prefiere desechar el pensamiento. Concéntrate, concéntrate, concéntrate. Corren por el jardín, aunque la casona principal se encuentra a varios metros de distancia impresiona vacía, lo sabe porque se aprendió de memoria los hábitos de Dino, su boca sabe a mierda, las rosas se clavan en sus zapatos como si estuvieran advirtiéndole, las jalan, se cortan, las aplastan, quedan ahí, muertas, son cadáveres hermosos y disecados tal como los animales en la oficina de Papa ¿así tendrá a Yut-Lung?

—¡Jefe! ¡Están armados!

—¡Cuidado!

El eco de los disparos amortigua el grito exasperado de Bones, hay seguridad en el invernadero.

—Vaya, vaya, pero miren qué tenemos aquí, la putita de Papa.

Conoce al guardia. Ash sonríe. Le apunta el cañón en la frente. Quita el seguro. El sujeto solloza y suplica. Le dice que Dino está fuera del país. Que Arthur fue con él. Que están haciendo tratos con personas influyentes. Se le hiela la sangre. Corsa. GOOSE. Palabras fuertes. Bang. Su dedo se resbala del seguro y termina por disparar. Si lo dejaba vivo hablaría. Sus manos se manchan de sangre. Se pregunta si tendrá derecho a abrazar a Eiji así. Si podrá volver.

—¡Ash! —Shorter lo zarandea—. No te quedes ahí mirando el cadáver, ¿por dónde debemos ir?

—Dos grupos nos meteremos al laboratorio, necesito a un par de chicos en los autos, debieron haber escuchado el alboroto, ya saben que alguien se metió.

Los chicos le hacen caso, Ash los guía al laboratorio, Dino no ha cambiado las claves, se confió de que su mascota preferida jamás lo mordería, vaya ingenuo, el crujido oxidado de las puertas de metal les da la bienvenida a las instalaciones, las tiene escondidas, la mitad se halla debajo de la tierra junto a su sala de juegos y castigos, la pestilencia de los químicos los aturde apenas ponen un pie adentro, el ambiente es enfermizo, las paredes blancas junto a las luces amarillas dan un aire de hospital que jamás soportó, era mucho más tolerable el terciopelo del prostíbulo a esta porquería psiquiátrica.

Pero deben pasar el laberinto, matan lo necesario, Ash no puede dejar vivos a quienes le vieron la cara, no habrán cabos sueltos en esta operación, sus pasos retumban junto a su corazón, el eco de los aparatos electrónicos les martillea la cabeza, los cartuchos caen, la sangre mancha el pulcro piso de baldosas blancas, los científicos ruegan piedad, pero tienen cerebros encima de las mesas y cadáveres profanados, reconoce algunos, los vio en la feria, ¿ahí habría hallado a Skip sino lo hubiera comprado? Hijos de puta. Dispara. Mata. Corta. Cercena. Se abre camino por la jungla igual que un depredador hambriento.

—Tápense la nariz, acá se pondrán feas las cosas. —Ash advierte y los chicos lo toman en serio.

La sala de experimentos. El aroma a muerte. Las partes cercenadas. Los pedazos exhibidos en escaparates de vidrio como si fuera un museo. Los órganos conectados. El olor. Joder. La peste.

¿Así habrán tenido a Eiji?

¿Acá lo habrán tratado?

Ash detiene sus pasos, su cuerpo yace tenso, es una granada lista para quitar su seguro y hacer que todo explote. Shorter para a su lado, tiene la cara endurecida, el cabello pegoteado con un bricolaje de pólvora y sangre, sus dedos aprietan con fuerza el arma, no necesitan hablar, basta con que clave la mirada al final del pasillo para clarificar su destino final. Sino tienen a Yut-Lung en la sala de experimentos definitivamente lo tienen en el matadero, un basural donde guardan a sus víctimas como si fueran vacas, es un juego de tortura psicológica que divierte a Dino dado que es un sádico enfermizo, Ash fue a parar un par de veces allá, igual que en la sala de castigo, pero siendo justos ¿dónde no paró?

Qué bonitos recuerdos familiares tiene acá, hogar dulce hogar.

—Se nos agota el tiempo. —Alex anuncia—. ¿Seguro es por acá? Quizás lo tiene en otro cuarto.

—No, conozco a Dino.

—¿Podría tenerlo en la sala de juegos? —Qué nombre más grotesco para la tortura.

—No. —Ash se mantiene firme—. Ellos quieren que lo encontremos, quieren que lo tomemos.

—¿Por qué? —Shorter gruñe con la quijada tensa—. ¡Si querían declararle la guerra a los chinos podrían haber elegido otra manera! —Pero no es eso, en teoría Dino no está infringiendo ningún estatus de las mafias, esta es una declaración de poder, es para enviar un mensaje y dejar clara la brecha de dominio—. No tenían que herirlo.

—Supongo que ahora lo vamos a averiguar. —Clava su atención en el candado—. ¿Tienes algún arma que lo pueda volar?

—Diablos, sí. —Shorter le pide a uno de sus subordinados una bazuca—. No quise usarla antes por el ruido, pero al carajo, quiero que sepan que estoy aquí, que esto tuvo consecuencias.

Shorter dispara una sola vez y hace trizas la puerta.

—¡Entren! ¡Rápido!

Por supuesto, era una trampa y dentro se encuentran decenas de hombres armados listos para asesinarlos de las formas más grotescas e inhumanas posibles, Ash saca un cuchillo mientras dispara con la otra mano, el filo plateado relumbra en el aire antes de degollar a un guardia, oye el eco de los cadáveres amontonándose junto al grito de los cautivos, los huesos contra el frío de las baldosas se escuchan como sacos de piedra, ja, Shorter es mucho más sangriento, está despechado y desesperado así que no teme ensuciarse las palmas. Dispara. Golpea. Patea. Ni siquiera lo piensa. Juega sucio. Se tira. Muerde. Gruñe. Ataca. Se abre paso. Los sesos. Chorros de sangre. Pedazos de carne. Los pasa como si no fueran nada.

Ash casi logra escuchar sus pensamientos: Yut-Lung, Yut-Lung, Yut-Lung. Es lo único que corre en su mente y no lo puede culpar. La sensación es visceral. Pegajosa. Densa. Escandalosa.

Por favor, no estés muerto todavía.

—¡Acá! —Grita uno de sus hombres y Shorter lo tira para atrás cegado por su propio despecho.

—Mierda, ¿qué te hicieron?

Ash entra a lo que impresiona ser una celda, más, es demasiado precaria para definirla así, Lee es el único que se encuentra encadenado a la pared, está pálido, tiene el cuerpo atiborrado de heridas que solamente la tortura deja, su cabello es un matorral pajoso y enmarañado, su boca yace reseca como si no le hubieran dado agua en días, ¿cuánto aguantó y qué quisieron sacarle para dejarlo así? Imposible que haya sido un mero castigo.

—Yue... —Shorter se ha arrodillado a su lado con el corazón hecho trizas—. Oye, soy yo. —Palpa su rostro esperando una respuesta, más, el nombrado impresiona drogado y a juzgar por todas las picaduras en sus muñecas apuesta que es el caso—. Por favor, cariño.

—Lo mejor será que hables con él en casa. —Le dice porque tienen el tiempo en contra, nunca confiaría en las palabras de un simple guardia, no se traga esa excusa de que Dino esté en otro país, más, ¿tratados con mafias internacionales? Eso es otra cosa—. Saquémoslo de acá.

—Está amarrado. —Ash se para y empieza a buscar una llave, si es una trampa la habrán dejado para que la encuentren a menos que sean muy descuidados (lo que es posible con Dawson).

—No lo fuerces. —Le ordena antelando la naturaleza impaciente de su mejor amigo, si hay una llave no está a simple vista y no servirá que le descuartice las muñecas intentando arrancarlo de la pared—. ¿No puedes forzarla con algo?

—Yo puedo. —Uno de los subordinados de Shorter se ofrece, lo ha visto antes, más, no memora su nombre, de cualquier forma el tipejo saca un alfiler y empieza a maquinar entre las esposas.

—Estoy aquí. —Shorter repite, Yut-Lung poco a poco parece cobrar consciencia, al menos está respirando y eso debería ser un buen indicio y sin embargo, está sudando como si tuviera peste, ¿será algún efecto secundario de la droga?—. Vine por ti. —Rabia. Impotencia. Cólera—. Yue.

—¿S-Shorter?

Shh. —Lo acuna—. Guarda tus energías, te sacaremos de aquí. —Apenas se escucha un clic en las esposas, Shorter lo toma entre sus brazos para cargarlo como un caballero de armadura blanca, el más joven ni siquiera tiene fuerza para afirmarse, nunca lo había visto tan mal.

—Nos vamos. —Ash ordena recargando el arma, los automóviles están afuera, hay una patrulla que los mantiene encendidos, deberían poder huir y tiene toda la intención hasta que observa cómo Yut-Lung se esfuerza por captar su atención y apuntar algo en el escritorio—. ¿Quieres...?

—A-Ahí. —Jadea—. Ahí.

Ash se acerca y vislumbra un pequeño frasco con un polvo blanco, no hace falta que le explique para saber que esta es la razón por la que ese bastardo estuvo dispuesto a arriesgar su vida así que lo toma, es la única muestra que hay, se pregunta si Dawson habrá sido lo suficientemente estúpido para dejarla a simple vista o si simplemente habrá tenido suerte, quizás subestimaron a Yut-Lung o a la unión entre los chinos, no tiene ni puta idea, pero si con esto puede joder tanto a Arthur como a Dino ni loco lo dejará acá.

—Ahora sí. —Ash alza el frasco, sus ojos brillan como navajas—. Nos largamos de aquí, ¿están listos?

Vuelven a cargar las armas y se preparan para otra masacre.

⊱✿⊰

Shorter le prepara un remedio casero con la esperanza de que eso aminore los efectos que las drogas dejaron en el cuerpo de su prometido, Nadia se lo enseñó, le confesó que era un secreto familiar, no obstante, se casará con este hombre así que le resultó razonable usarlo, le extiende el brebaje, Ash les prestó un cuarto para que descanse ya que no confía en el resto del clan Lee como para ir a su propio hogar, Yut-Lung apenas tiene fuerza para tragar, se ve fatal con la piel brotada y carente de lozanía, con el pelo hecho nudos, los ojos apagados y la cara chupada, ni siquiera pasó una semana ahí dentro ¿qué diablos le hicieron?

Le da tanta rabia, si encuentra a algún Golzine le arrancará la puta cabeza utilizando las manos.

—Por favor, despierta. —Le suplica, está sentado al lado de la cama y le sostiene la mano, vaya, se arrepiente de haber sido tan idiota como para dejar pasar el tiempo y no clarificar su recelo.

Sus ojos penden al tatuaje del cuello, es un esbozo de dragón que claramente simboliza al clan Lee, vaya bruto, ¿quién se lo habría hecho sino uno de sus hermanos? Pero la marca ni siquiera fue consensuada, él lo trató como si fuera un promiscuo, se equivocó y fue demasiado cobarde como para arreglarlo y dejó que las cosas empeoraran hasta llegar a un punto irreparable.

Casi te pierdo por eso, lo siento.

—Por favor, Yue. —Dame otra oportunidad para hacerlo bien—. Despierta.

—¿S-Shorter? —Finalmente recupera habla y lucidez, intenta sentarse, más se cae de golpe en la almohada—. ¿Cómo...?

—Tómatelo con calma. —Le pide—. Estás a salvo, es la casa de Ash.

—Por eso la decoración es tan horrible.

—Para. —Es bueno ver que recuperó su sentido del humor y su encanto natural—. Él me ayudó a rescatarte aunque eso lo pusiera en riesgo, sabes que tiene todo un plan para enfrentar a los Golzine ¿cierto? Y salvarte sin duda lo puso todo en riesgo.

—Sí. —Luce culpable y eso le resulta lindo—. Lo sé.

—Así que si preguntan, Ash no tuvo nada que ver con tu rescate, solo Chinatown actuó porque debían recuperar a su otro líder.

—No me humillaría así. —Chista—. Preferiría morir a aceptar que me ayudó mi mayor enemigo.

—¿Por qué lo odias tanto?

—No lo odio. —Yut-Lung se sienta en la cama, luce mareado y le cuesta hilar las palabras y aun así impresiona mucho más honesto que de costumbre—. Pero sí lo resiento porque te robó.

—¿Me robó? —Wong siente la cara caliente y las manos mojadas, se afloja el inexistente cuello de los retazos que tiene por camisa porque no estaba preparado para esta conversación, siente a su corazón arremeter y volverse consciente de su cercanía—. Ash no me robó de ti, no podría.

—Lo elegiste antes de elegirme y eso me dolió. —Mierda. Mierda. Mierda. Ahora él necesita una copa de vino para digerir los hechos, no lo malentiendan, siempre soñó con ser deseado por el chino y sin embargo no puede soportarlo, con un poco más de dulzura sus latidos se detendrán en una taquicardia meliflua, vaya manera de morir—. Aunque tú significaste mucho para mí me diste a entender que yo no signifiqué lo mismo.

—¿Lo dices por el retraso del compromiso?, ¿por eso?

—En parte. —Yut-Lung se recuesta en la cama y apoya el dorso de su palma sobre su frente, le debe estar surtiendo efecto el remedio casero—. Pero incluso luego del compromiso escogiste quedarte acá... con él, en vez de ir a casa conmigo. Ni siquiera te molestaste en tratar para que nuestra alianza como mafia funcionara, ¡no! Te quedaste en tu zona de confort con ese remedo de gato mugriento.

—Yut-Lung.

—Y eso hirió mi orgullo. —Oh—. Y también mi corazón.

—Porque creí que tú no tenías interés en que funcionara. —Shorter se sienta en la cama al lado, estira su palma queriendo dársela, más, se contiene, porque diga lo que diga sigue aterrorizado aunque intente cambiarlo—. Creí que tú no tenías interés en que nosotros funcionáramos.

—¿Por qué creíste eso? —El cuarto es sobrio, brillante y tiene un inmenso ramo de flores, está seguro de que Eiji las eligió para que Yut-Lung se sintiera mejor y lo agradece—. Vaya porquería.

—Porque llegaste tarde a la fiesta de compromiso, partimos mal, nunca hubiera adivinado que sí me querías.

—No es que te quiera. —Yut-Lung frunce la boca, se abraza a sí mismo—. ¿Por qué perdería mi tiempo queriendo a alguien que obviamente no me quiere? Ni siquiera me diste un anillo o algo similar, la única marca que tengo es de alguien más y... —Desliza sus dedos al tatuaje, de forma inconsciente lo aprieta casi como si quisiera arrancárselo y esta es la primera vez que Wong es capaz de vislumbrar lo dolorosa que es esa herida abierta y lo duro que debe ser cargarla—. Da igual, no tenías la obligación de darme nada, fue tonto de mi parte esperarlo.

—Tienes razón. —Nunca se trató de que existiera otro hombre o no—. Debí darte un anillo, algo que hiciera lo nuestro más real y mostrara un verdadero compromiso de mi parte, era lo mínimo que te podía ofrecer. —Sino de sus celos—. Lo lamento.

—Gracias por admitirlo. —Y su incapacidad para afrontarlos—. Aún es un poco surreal ¿sabes?

—¿Qué cosa?

—Qué hayas ido por mí al laboratorio.

—¿No creíste que lo haría?

—No. —Auch—. No creí que te importara lo suficiente para salvarme.

—Oh. —Mentiría si dice que no le dolió el comentario—. Pues me importas, me importas tanto.

Shorter desvía su atención hacia el florero, reconoce las flores, sus pétalos delicados, morados con matices rosados en las puntas, de apariencia frágil y de tallos delgados son inconfundibles y extravagantes. Bugambilias. Yut-Lung se las presentó en el jardín de los Lee, le dijo que odiaba esas flores y no obstante, no las podía odiar del todo dado que fueron las favoritas de su difunta madre por su significado. Agradecimiento y bienvenida. Alegría y gratitud. Pero sobre cualquier otra cosa son resiliencia. Es resurgir pese a las dificultades. Memora haber reído, porque pensó que esa flor era perfecta para su amado y acá la tiene otra vez enfrente, se pregunta si será una coincidencia o una señal del destino, se cuestiona si su amor sobrevivirá o si se marchitará con las crueles pruebas de la casualidad.

—Yut-Lung. —Elige creer la primera—. Empecemos de nuevo esto.

—¿A qué te refieres? —Sus ojos resplandecen como filo de daga contra el albor colándose por la ventana. Peligroso. Imponente. Letal. Incluso luego de un secuestro su belleza lo pasma pero no es por eso que eligió pasar el resto de su vida a su lado—. ¿Qué quieres empezar de nuevo?

—Nosotros. —Claro que lo entiende, sin embargo, desea escucharlo brotar de sus labios y más que gustoso satisfará su capricho—. Partamos otra vez, todo este compromiso estuvo lleno de malos entendidos y si nos casamos así, nada bueno saldrá de nosotros.

—¿Qué sugieres?

—Quiero hacerlo bien. —Shorter finalmente se atreve a tomarlo de las manos, los pétalos caen con cada deseo mientras las gotas de rocío lavan los matices—. Te daré un anillo como se debe y no evitaré la mansión donde viviremos, quiero que esto sea una relación real.

—¿Y quién te dijo que yo quiero eso? —Aunque el orgullo es una queja alzada sus mejillas están teñidas de un adorable carmín que lo hace suspirar, una de las razones por las que se enamoró fue esta y lo había olvidado, Yut-Lung impresiona increíblemente impasible por afuera, más, al acercarse su fragilidad se vislumbra en heridas que aún sangran—. Aunque el anillo sería lindo.

—Te conseguiré el más lindo. —Lo alienta y lo siente apretarle la mano de vuelta—. ¿Qué dices?

—Bien. —Musita con un deje de timidez—. Podemos dejar los rencores de lado para comenzar de cero.

—Grandioso.

—¡Pero nada de esto es gracias a Lynx! —Chilla—. Ni tampoco gracias a Okumura, ni a ninguna otra persona, esto es entre tú y yo, ¿cómo no vamos a ser capaces de resolverlo solos?

—Entiendo. —Ríe—. Lo resolvimos solos. —Y miente pero es por amor.

—Ahora. —Yut-Lung se rasca la cabeza y el ambiente cambia—. ¿Puedes traer a Lynx? Encontré muchas cosas en el laboratorio y una alianza entre nuestros bandos se escucha como una gran idea.

—Claro.

Shorter obedece y trae a Ash para que Yut-Lung les hable de una droga que pretende separar a la raza humana aún más, dividiéndola en tres castas según el objetivo buscado, compatibilidad y tolerancia genética: alfa, beta y omega. Con los primeros como la casta "superior" con ciertas características sobrehumanas como fuerza, agilidad e instinto homicida, la cima de la cadena alimenticia. Los segundos son personas que rechazaron la droga al no manifestarse guardando el privilegio de una vida normal. Los terceros son lo peor de lo peor. Al parecer los 2 estatus más afectados producen feromonas y ciclos de celo, eso implica dominio y control.

—Es enfermizo. —Ash apenas puede procesar el horror de la situación—. ¿Y qué carajos es eso que determina una casta?

—Biológicamente dicen que hay factores que influyen, no sé, Arthur parecía estar obsesionado con la idea de ser un alfa, quería producir feromonas y que eso sometiera instintivamente a los demás, si me preguntas está desquiciado. —Yut-Lung siente un escalofrío recorrer su columna vertebral al evocarlo—. Hacer experimentos así en humanos para segregar aún más...es jodido.

—¿A ti te inyectaron con esa cosa? —Shorter se lo pregunta aterrorizado, no suelta su mano ya que desde que acordaron partir de cero no la ha soltado.

—No sé. —Es honesto. Directo. Franco—. Prefiero no saberlo. —Porque hay cosas que no quiso confesar por el bienestar de Eiji.

—Joder. —Ash se tira el cabello para atrás—. No tengo tiempo para asimilarlo antes de la gala.

—Lo mejor será que finjas ignorancia, Lynx. —Advierte—. Tú dijiste, no tuviste nada que ver con mi rescate, todo fue obra de mi valiente prometido y mis grandiosos subordinados.

—Tienes razón. —Se resigna—. Tengo una muestra de la droga, podemos analizarla con mayor profundidad más tarde. —Supone. Aguarda. Ruega.

—Espera. —Yut-Lung se tensa e impresiona nervioso—. Aun debes saber una cosa, Ash.

—¿Qué cosa?

—Un tal Griffin Callenreese te está buscando, lo tienen secuestrado.

Oh sí, partimos heavy con las revelaciones y aunque el otro capítulos empezamos de Eiji la cosa no se pone mejor, así que ojito.

Nos vemos mañanita~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro