Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10. Falso embarazo.

Hi~ ¿Han escuchado la frase de que si amas a alguien lo dejas ir? Ya, yo la odio, porque si amas a alguien mejores por esa persona y por ti en el fondo o sino las cosas se acaban. Simplemente se acaban.

Pero llevando esto a lo que nos concierne, Ash es alguien que ha cambiado bastante en el fic, creo que se nota en todas sus actitudes con Eiji, ha sido paciente, comprensivo, amoroso, comunicativo y todo en un contexto de mafia pues, pero hoy vemos más crudamente qué está pasando con Eiji y que a pesar de que Ash es todo esto, por sus propias vivencias le es duro aceptarlo. Les reafirmo las advertencias como siempre y espero que les guste nada más.

Eiji vuelca hasta las tripas en el inodoro, apenas tuvo tiempo de caer de rodillas y aferrarse bajo el porcelanato cuando el ácido le subió por la garganta, primero fue una mera arcada que pese a ser desagradable era tolerable y sin embargo mientras más volcaba más agresiva salía la bilis.

Da el agua de la ducha para mitigar sus quejidos, Ash no llegó a dormir, aunque usualmente se sentiría preocupado y despechado por la soledad en estos momentos está agradecido, aun así no quiere despertar al resto de la mansión, será problemático si Shorter lo escucha, le es fiel a Ash y no dudará en decirle y eso traerá preguntas a las que no puede responder, así que aprieta con fuerza los párpados, siente cómo se le tensa el estómago, vomita hasta que solo sale agua, ¿por qué fue esta vez? No tuvo una pesadilla, no reexperimentó, no estaba pensando en Arthur, asume que la conversación que tuvo hace días con Ibe le afectó más de la cuenta.

—¿Qué es esto? —Dice para sí mismo—. ¿Tanto extrañas tu vida?

Pero ¿cómo explicarlo? Más que nostalgia, ver a Ibe hizo que se diera cuenta de cómo daba las cosas por sentado. Libertad. Dignidad. Humanidad. Compasión. No las valoró como debía y al ya no formar parte de su mundo las desea más que nunca. Estás bien. Estás bien. Vas a estarlo.

—¿Eiji? —El nombrado se queda tieso en un rincón del baño, el repugnante resqueme del ácido le quema la boca, apenas puede moverse del inodoro, de hecho, sus nudillos, blancos por toda la fuerza ejercida, no se pueden desprender de la taza—. ¿Eiji?

—Estoy bien, Bones. —Jadea—. No entres. —El agua de la ducha sigue cayendo, la dio para así mitigar sus quejidos pero no parece haber tenido un resultado efectivo si alguien llegó.

—Te escuchas muy mal. —Por supuesto, Bones hace caso omiso y entra igual—. ¿Estás bien?

—Sí. —Desvía la mirada, no quiere sostener contacto visual porque está seguro de que su cara lo delatará—. Algo que comí me cayó mal. —Vete. Vete. Vete. Por favor—. Vuelve a dormir, esto no es nada.

—Oye. —Bones se arrodilla sin importar el olor—. Estás vomitando, ¿cómo podría dejarte solo?

—Debo estar enfermo, nada más. No le digas a Ash, no vale la pena.

—Eiji. —Bones suspira y su tono adquiere un matiz de seriedad—. Realmente no quiero decirlo.

—Entonces no lo digas.

—¿Debería traerte una prueba de embarazo?

—No. —Es cortante. Defensivo. Violento—. Es imposible que esté embarazado, no ha ocurrido nada con Ash. Él ni siquiera sabe, él no me tocaría de esa manera tampoco y yo no le haría esto.

—Como somos amigos pondré el elefante en la habitación aunque me pediste no mencionarlo.

—Bones, para.

—Debes estar aterrado de los cambios que estás teniendo. —Alto. Alto. No, esta no es una puta charla de educación sexual, no quiere escucharlo, no quiere saber—. Cuando el jefe te rescató, no sabías que estabas embarazado. —La palabra es una navaja directo al corazón, sin importar qué tan fuerte sostenga el mango no puede arrancarla, se incrustó y arrojó raíces en su interior.

—Ya no es importante. —El japonés se hace un ovillo contra sí mismo—. El momento en que él disparó dejó de existir, Arthur lo asesinó aunque ni siquiera lo sabía, ya no estoy embarazado o tal vez siempre fue un embarazo falso, no tengo ni la menor idea.

—Meredith dijo que fue un aborto espontáneo.

—¿Fue tan espontáneo? —Ríe y finalmente está hablando del tema—. Porque un disparo en el vientre no suena tan espontáneo, siento que debería reaccionar diferente y que lo procesé mal.

—No creo que haya una forma correcta de procesarlo.

—Tienes razón. —Se aferra a su vientre—. Es una tontería. —Está vacío. Y debería estar aliviado.

—Eiji. —Las gotas de la ducha caen y caen y su cuerpo convulsiona por el shock dando cuenta de la falta de algo. De alguien—. No es una tontería, en tu lugar habría muerto de miedo, recién despertaste y Meredith te dio la noticia, fue una conmoción para todos.

—No creí que tendría éxito. —Bones se arrodilla para quedar enfrente, no corta el chorro ni jala la cadena, no prende la luz, ni siquiera recoge los papeles, por respeto lo deja todo igual puesto que ya lo han transgredido demasiado—. Dino realmente está obsesionado con la idea de crear una raza superior y Arthur se ofreció como voluntario para ayudarlo.

—¿Por qué tú tenías que ser el sujeto de prueba?

—Es que tuve mala suerte. —Ríe—. ¿Crees que fui el único? Seguramente los Yakuza ofrecieron a todos los sucesores e integrantes de su grupo pero no funcionó con ninguno, yo simplemente era más propenso a compatibilizar con esa atrocidad. —Sus uñas en el collar. La sangre en una tumba. El velo en un funeral—. Pero no era el único con el que Arthur jugó, fui el más nuevo, por eso fui el último vivo hasta que... bueno... ya sabes, me disparó.

—¿Por qué no le explicas esto al jefe? —Bones le extiende una mano, es comprensible, amable.

—Porque para él sería demasiado duro escucharlo. —Sus ojos penden a los girasoles cuidados en un florero dentro de la habitación—. Y para mí sería demasiado duro decirle.

—Eiji.

—Además hay muchas cosas que no entiendo, sé que Dino quería dividir a las personas en una serie de castas y por eso no todos reaccionan a mi olor, hay personas más propensas que otras.

—El collar es por eso ¿no es así? Te protege. —Eiji asiente con tristeza—. Y por eso no lo puedes quitar, quedarías muy expuesto.

—No es una simple gargantilla, es algo que me cuida y mitiga el dulzor aunque para Ash es algo que me mantiene "aferrado" a Arthur. No es su culpa por creerlo. Yo no he sido claro.

Bones le aprieta la palma con fuerza, no pretende ser brusco ni agresivo, más con Meredith son los únicos que saben de ese secreto, podría costarle la cabeza, no planeaba arriesgar el pellejo por un desconocido y mucho menos si provenía de la mafia de Arthur. Pero. Pero. Pero. Pero no puede olvidar el horror que reflejaron sus ojos cuando le dijeron de su condición, «¿embarazo?» preguntó y luego sonrió con tristeza hablando de que Dino lo había conseguido, Eiji sollozó toda esa noche sin hacer un maldito sonido y se vio tan frágil, tan pequeñito, tan roto que no tuvo el corazón para delatarlo y se colocó de su lado.

¿Cómo podría dejarlo solo?

Eiji era un bebé que acababa de perder a otro.

—Incluso si ese bebé venía de un monstruo como Arthur, una pérdida es una pérdida. —Le dice lo que necesitaba escuchar porque para Eiji no ha sido sencillo sobrellevar tanta ambivalencia.

—A veces no tengo tanta cabeza para lidiar con todo esto, hace poco me encontré con un viejo amigo y él me hizo cuestionarme muchas cosas, es decir, ¿qué hago acá? Debería estar a mitad de mi segundo semestre universitario alistándome para las competencias de salto de pértiga.

—¿Practicabas salto alto?

—Sí. —Se ríe genuinamente—. Antes de entrar a la universidad me lesioné, me costó retomarlo e incluso pensé en dejarlo porque la rehabilitación era dura y costosa pero me esforcé en volver porque quería saltar más que nada, ¿qué hago metido en la mafia? No crecí rodeado de muerte y violencia, no obstante, acá estoy siendo una rata de laboratorio, ¿para qué hacer más castas?

—No creo que Arthur quiera pertenecer a una casta donde se embaracen.

—No, él quería ser el complemento, el dominante.

—¿Por qué él puede elegir? Eso es una mierda injusta.

—Lo es. —Se alivia finalmente—. Mi familia era muy creyente ¿sabes? Solíamos ir a los templos a agradecer todos los fines de semana, éramos de un pueblo pequeño, era tranquilo, tal vez mi mamá nos crio con valores tan fuertes por cómo era mi papá, pero crecí creyendo ciertas cosas que de a poco se han ido desmoronando. No puedo ver a Ash como un asesino y racionalmente sé que lo es, yo mismo le lavo la sangre de la ropa, pero él se muestra frente a mí tan vulnerable.

—El jefe es así solo contigo. —Es franco, no adorna las palabras—. Aunque somos conscientes de que no hacemos nada bueno, nadie nos obliga a matar y no pretendo minimizarlo.

—Pero a ustedes tampoco puedo verlos como malos, me ha costado sobrellevar eso, entender que las cosas no siempre son blanco o negro sin ignorar ninguno de los dos matices, es difícil.

—Creo que es difícil por todo lo que pasaste allá. —Bones le ofrece una mano amiga—. No me puedo imaginar todos los horrores a los que te sometieron, si estabas embarazado él... pienso que debió haber sido doloroso aceptar al jefe siendo un Golzine, incluso si son adoptados y no tienen nada más que el apellido en común. Debió ser duro.

—¿Me está permitido querer a Ash en estas circunstancias? —Los ojos le queman, las lágrimas contenidas todavía amenazan con caer, la boca le arde y está temblando—. No, ¿cierto?

—¿Quieres que te ayude a bañarte? El jefe llegará pronto y no quiero exponerte más. —El nipón asiente—. Tú... ¿cómo pudiste quedar preñado?, ¿una droga puede cambiarte tanto?

—No creo. —Musita deslizando su palma hacia su estómago—. Tengo cicatrices que me hacen tener una idea de qué pasó, pero realmente no sé y prefiero no saberlo. No quiero saber más.

—Está bien. —Bones lo ayuda a levantarse—. Entonces no hablamos más del tema, hablamos de otras cosas.

—Gracias.

Bones le prepara la tina con una ternura exigua que le aprieta el corazón, lo ayuda a desvestirse, a meterse y a lavarse el cabello mientras limpia el baño, ¿qué ha hecho para ser merecedor de semejante compasión? Le da pena, antes aceptaba con fe ciega las acciones del resto sin alzar sospechas, más se siente igual que un cachorrito que fue envenenado y desconfía del alimento que le ofrecen. Nada de lo que Ash me dé estará envenenado, se dice a sí mismo, asustado de que lo vean como un fruto ponzoñoso, un caballo de troya, una aguja contaminada, un soldado que se cuela a la guerra para ponerse el casco de Aquiles.

—Tu cabello es muy esponjoso. —Bones intenta distraerlo con banalidades, está restregándole el cuero cabelludo con una fuerza agradable que lo derrite debajo de la tina, ¿cuánto ha pasado desde que no se relajaba de esa manera? Apuesta que mucho, demasiado—. Me gusta.

—¿En serio? Pero si el tuyo es de un color tan bonito.

—¿Este nido de pájaro? —Chista—. ¿Por qué crees que siempre llevo una trenza? Si pudiera lo cortaría pero un corte varonil como el del boss no me quedaría bien, además Alex dijo que lucía bonito este tipo de estilo más desordenado con mis facciones delicadas.

—¿Eh? —Eiji percibe una chispa de algo—. Pues Alex tiene razón, te sienta de maravilla. —¿O acaso habrá sido su imaginación? No. No fue así. Lo asegura por cómo vacilan sus arrumacos.

—Tú siempre mimas al jefe así. —El más joven divaga en voz alta—. Todos sabemos que a veces lo arrastras hasta la ducha con tal de que se bañe.

—Perdón. —Se rasca la mejilla, el shampoo le hace cosquillas contra las orejas, el aroma floral resulta agradable e intoxicante, tantea el collar queriendo asear bien su cuello pero el vapor no niebla lo suficiente su juicio y sus manos reposan en una cicatriz—. No quería humillarlo.

—¡No! ¡No! —Bones se agita igual que un perro sacudiéndose el agua—. ¡Estamos agradecidos de que lo hagas! Nadie podía encararlo sobre su higiene personal pero podía pasar días enteros sin ducharse, ni salir del cuarto, ni dormir, ni comer, ni interactuar con otros socialmente.

—Eso suena a depresión. —Lo asocia al instante—. Supongo que ni siquiera los mejores chicos pueden llevar una vida tan pesada con ligereza.

—Hay momentos y momentos. —Le explica—. Todos hemos tenido crisis en donde nos devora un segundo de lucidez y debemos darle peso a lo que hemos hecho, del jefe hemos testificado pocas, sin embargo, las que hemos visto han sido... sangrientas.

—¿Sangrientas? —Eiji se da vueltas en la tina, tiene el cabello acomodado hacia atrás y aprecia cómo las burbujas se revientan una por una con el viento. Plac. Plac. Plac—. ¿Cómo?

—El jefe da miedo cuando se enoja. —Le advierte—. Somos sus subordinados y le somos fieles incluso si comete atrocidades pero hay veces en donde el odio lo consume a tal punto de que... lo dejamos de reconocer y empezamos a reconocer a Dino o Arthur en sus ojos, sé que es algo feo de decir y de oír, más, no hay que subestimar lo peligroso que puede ser un depredador que fue herido.

—Suena como si lo hubieras visto en primera fila.

—Lo hice. —Bones deja su cabello y acomoda las manos en la orilla de la tina—. Cuando recién nos entregaron al jefe él tenía una novia, era una chica muy linda y dulce, nos gustaba.

—O-Oh. —La palabra es una daga envenenada a su corazón, claro que tendría si él es precioso.

—La mataron con un tiro entre los ojos frente al jefe. Esa noche se desató el mismo infierno, de ahí todos aprendimos a quererlo y a serle fiel, pero sobre todo: a respetarlo.

—Ash ha tenido muchas pérdidas ¿no es así? —Eiji se abraza a sí mismo, sus dedos se deslizan sobre su vientre, una arcada quema al fondo de su garganta al instante, el dolor es insoportable y tórrido, siente cómo lentamente se desgarra de adentro. Punto en punto. Pero Arthur lo zurció con tanto cariño, ¿cómo se atreve a rasgarse a sí mismo? Pronto, sus uñas arañan su estómago.

Como todos. —Bones le enjuaga el cabello—. Todos hemos perdido a alguien en ese mundo.

—¿Por eso me cuidas tanto?, ¿no quieres que sufra de otra pérdida?

—Ni tampoco quiero que seas una pérdida para Ash.

—¿Puedo ser una si ni siquiera sabe con quién se está metiendo? —Sonríe con tristeza—. Estoy siendo injusto al omitirle estas cosas importantes pero me da demasiado miedo hablarlas aun.

—Eiji.

—No es que no confíe en él, estoy acá y esa es la máxima prueba de mi confianza. —Sus manos juguetean en el agua y se pierden bajo la espuma blanquecina, desea que el agua lo sane, ansía que lo purifique y se lleve todos sus pecados—. Es por mí, no puedo aceptar lo que soy, no creo que sea justo, yo no me rompí pero debo cargar con este dolor como si fuera mío. No sé, quizás tengo la esperanza de hallar una cura o una forma de revertirlo antes de que Ash se entere.

—¿Algo así es posible?

—No sé. —Sus uñas se aferran al collar. El collar se incrusta en su carne. Su carne está clavada. Su alma está corroída. Su corazón es un crucifijo oxidado—. Eso espero.

⊱✿⊰

Eiji alza la mirada de su libro, está acomodado en el sillón, leyéndole a un Skip que ha caído en los brazos de Morfeo mientras Shorter, Ash y Cain tienen una reunión de jefes alrededor de una mesa redonda (vaya metáfora), están discutiendo sobre cómo enfrentar las transgresiones que Arthur está ejerciendo en sus territorios, saboteando sus negocios en el bajo mundo, metiendo a sus hombres en sitios que no le pertenecen y raptando a subordinados para someterlos igual que ratas de laboratorio, esa actitud tan agresiva lo pone ansioso, conoce a Arthur y aunque su carácter es impulsivo e irascible no actuaría sin un as bajo la manga.

Suspira y deja el libro de lado, Ash lo ve y sus ojos se conectan por una eternidad efímera antes de que le guiña uno de esos relumbrantes jades con una sonrisita coqueta y descarada.

—Oye. —Cain lo golpea con el folio de papeles—. Concéntrate, Romeo. —Ash hace caso omiso porque parece estar demasiado entretenido poniéndolo rojo y nervioso a la distancia.

—¿No es peligroso que Eiji esté acá? —Shorter cruza los brazos y se baja los lentes de sol para intimidarlo, el mensaje es claro: "no perteneces acá, no me fio de ti"—. Podría avisarle a Arthur.

—¿Sigues con eso? —Ash gimotea, frustrado—. ¿No ves como literalmente está leyéndole una historia a Skip? Aunque lo hace con un libro infantil de los que son un sacrilegio para el cerebro en vez de piezas cultas como las de mi colección.

—¿Te resulta apropiado leerle algo tan deprimente a un niño? —Eiji se defiende—. Quiero hacer dormir a Skip, no que tenga pesadillas con protagonistas que tienen tu personalidad de mierda.

—Oh. —Cain se cubre la boca—. Vaya que tiene pelotas para responderte así.

—Pelotas. —Ash chista la lengua, visiblemente irritado—. Es un bastardo que no tiene ni la más mínima pizca de autocuidado.

—¡Hey! ¡No es verdad!

—Sí, estoy seguro de que si lo quisieran secuestrar bastaría con darle un caramelo para que se vaya con ellos, está tan ciego que no sabe reconocer el peligro ni aunque lo tenga enfrente.

—¡No estoy ciego! —Gimotea—. ¡Tengo un leve grado de miopía! No todos podemos tener esos ojos perfectos y hermosos que tienes tú.

—¿Leve? —Ash se le para enfrente, lo acuna de las mejillas, las aplasta y las pellizca para hacer énfasis en sus rasgos de bebé—. Tienes una grave miopía sino puedes apreciar la belleza de mi colección de libros con protagonistas increíblemente carismáticos, afables, graciosos y lindos.

—Ja. —Eiji chista, no lo aparta, deja que se entretenga amasando sus mejillas, eso no hará que gane la discusión—. Más bien increíblemente pesado, bruto, con un sentido del humor horrible que se basa en tirar chistes de enanos y vejez, con una cara tan americana que llega a ser hasta cliché, caprichoso, sabelotodo que cree que tiene razón siempre. Alto, ese eres tú, no Holden.

—Pues mejor ser eso que estar obsesionado con las comidas apestosas, la limpieza, las ropas que tengan pájaros obesos de caras cuestionables con una personalidad malditamente tozuda que sacaría de quicio a cualquiera, sin mínimo de raciocinio o sentido común que patea si algo no le gusta pero eso es un poco lindo.

—¿Lindo?

—Muy lindo. —Ash ríe, pellizcando con gentileza sus mofletes—. Con esas mejillas de hámster glotón que parecen estar llenas de semillas o tu nariz de botón que se menea igual que lo haría la de un conejito o tu pelo esponjoso y negro que tanto me gusta acariciar, tus palmas amables, tu rostro tan bonito, tus ojos deslumbrantes, tu boca que... —Ambos se miran, totalmente rojos por lo que acaba de pasar—. No importa, no dije nada.

—Estoy confundido. —Cain concluye—. ¿Están peleando o coqueteando? Perdí el hilo.

—Un poco de ambas. —Skip se estira en el sillón—. Siguen en negación pero dales más tiempo.

—Ugh. —Shorter brama—. Realmente vendiste tu lealtad por un culo bonito, muy mal ahí, bro.

—Al menos él hizo algo. —Yut-Lung se abre paso en la mansión, entra y sale como si fuera suya.

—¿Viniste a buscarme? —La expresión tan dura de Shorter es una contradicción con su voz tan esperanzada—. Porque no iré contigo. —Le gusta que le supliquen—. Me quedaré acá con Ash.

—¿Y eso a mí qué? —Pero él no le rogará.

—¿Acaso no viniste por mí? —Shorter parpadea confundido—. Pero estás aquí... viniste por mí.

—¿Y quién te vino a buscar a ti? —Yut-Lung se abre paso como si el salón fuera un escenario y él fuera la única estrella—. A mí me gustan los hombres que sí tienen pelotas. —Se para delante del sillón para coger a Ash igual que lo haría una mamá con sus crías para halarlo y quitarlo del camino, lanzándolo directo a la alfombra—. Yo vine por él.

—¿E-Eh? —Yut-Lung se sienta en las piernas de Eiji y enrolla sus brazos alrededor de su cuello.

—Quita esa cara tan fea, Lynx. —Le advierte a un Ash que yace tumbado en el piso e impresiona a punto de cometer un homicidio, está controlándose para no estamparle un puñetazo ante la quijada por tocar con tanta confianza a Eiji—. No me vine a robar a tu futuro marido. —Sus ojos, oscuros aunque casi amatistas relumbran con una pizca maliciosa—. A menos que me lo pida.

—¡Yut-Lung!

—¿Qué dices? —Ronronea con sensualidad—. ¿Escapamos juntos y dejamos a esos sujetos?

—¡Es suficiente! —Shorter se levanta para separarlos, más, Yut-Lung se aferra con más goce al cuello del japonés quien no sabe cómo reaccionar al estar en medio de la disputa—. Iré a casa.

—¿Y a quién le importa si vas o no? —Yut-Lung se escucha despechado—. Hablo en serio, estoy acá porque necesito hablar con Eiji, no contigo.

—Pero...

—Si tanto quieres hablar, Wong. —Lo mata con la mirada—. Sabes donde vivo, no te lo repetiré.

Pero Shorter se da la vuelta y se va.

Eiji lleva a Yut-Lung hasta el jardín para charlar, le sirve una copa de vino y se acomoda enfrente.

Yut-Lung se bebe de golpe las primeras seis copas, lo hace como si quisiera pasar las dolencias con anestesia, sin embargo, los problema siguen cuando se acaban las gotas de vino y la calma en el jardín es ilusoria, es raro contemplar a tan elegante depredador en tal estado de fragilidad y vulnerabilidad, asume que hasta las bestias más hermosas se rompen y no logran recoger los pedazos, el chino parece saber lo que piensa y lo fulmina con esos ojos venenosos que relucen cuales dalias.

—No tienes que preocuparte por él, Shorter es un orgulloso de mierda. —La lengua se le afloja.

—¿Por qué no va a casa? Desde que lo conozco vive acá.

—Porque no debe querer compartir cuarto con alguien tan manchado como yo. —Ríe histérico.

—No creo que sea eso. —No porque conozca en demasía a Wong, no obstante, es un sujeto de valores firmes y protectores, no lo duda—. Él parece hablar más del despecho.

—No es mi puto problema. —Se sirve otra y otra copa, a este paso dejará a Ash sin reserva pero la mansión impresiona ser suya y hay historia detrás de las telarañas—. A veces lo resiento con tanta rabia, si él realmente quisiera protegerme y cuidarme como su futuro esposo, ¿no tendría que estar en primera fila velando por mi integridad? Pero no, acá está, haciendo sus berrinches como lo haría un mocoso de cinco años, me da mucha rabia.

—Lo quieres. —No es una pregunta—. Tú lo quieres.

—¿Estás delirante, Okumura?

—Por eso te afecta tanto, lo quieres.

—¡Ja! —Yut-Lung se inclina tocándose el pecho, exagerando cada uno de sus movimientos casi como lo haría un actor en un teatro—. Por favor, ¿quién podría quererlo? Ni siquiera me ha dado chance de explicarme, pero tampoco quiero hacerlo, ¡así que me da igual! —La costosa botella de vino queda vacía rodando por el jardín—. ¡Pásame otra!

—Oye, ve más despacio con el alcohol.

—Además se las agarra contigo, escuché cómo se desquita, es hombre, ¿qué esperaba? Todos los hombres tienen un complejo fálico donde si alguien más "tocó lo suyo" inmediatamente se sienten cuestionados de hombría, vaya pensamiento de mierda, ¡ni que fuera de su propiedad!

Yut-Lung destapa otra botella de vino.

Bebe. Bebe. Bebe.

Y Eiji se mantiene en silencio porque tiene el presentimiento de que Yut-Lung carece de amigos con quienes desahogarse y realmente parece necesitarlo, a él le hizo bien que Bones lo mimara y escuchara incluso si eso no cambió nada de su realidad, le gusta pensar así, lo hace concebir menos perdido en relación a él mismo, porque cree en estas cosas. Sinceridad. Apoyo. Cariño.

—Ese hijo de puta actuó tan caballeroso la primera vez que nos conocimos, por supuesto creyó que yo era una niña, pero fue amable y lindo y hasta dulce. —Yut-Lung se toma de un sorbo otra botella entera, Eiji no sabe si sorprenderse o asustarse de su aguante—. Cuando mis hermanos le contaron sobre que era hombre no cambió, se sorprendió, claro, pero... nunca olvidaré cómo me sonrió en ese entonces. Nunca me habían sonreído así, Okumura. ¿Sabes cómo fue?

—¿Cómo fue? —Lo hace hablar, le da ese espacio.

—Gentil. —Yut-Lung deja la copa de golpe en la mesita del jardín—. Shorter es gentil, va a sonar tonto pero cuando era más pequeño lo veía casi como un caballero de armadura blanca porque llegaba y me defendía donde nadie más lo hacía. Me cuidaba. Pensé que él me... me equivoqué.

—Yut-Lung.

—Pero no vine a hablarte de esto. —Le sonríe con resignación—. Aun así, gracias por oírme, tal vez te sorprendas, pero no tengo muchos amigos con quienes compartir cosas normales como apodos, salidas divertidas, conversaciones profundas o un mísero abrazo. El mundo en donde vivo no me deja tenerlas. Así que gracias por dármelas aunque fuera por un rato.

No es un mal chico, Eiji concluye.

Ciertamente la primera impresión de Yut-Lung es intimidante, usa su belleza como veneno y su personalidad de espada a empuñar y sin embargo, en el fondo es sumamente frágil, es evidente viéndolo rodeado de botellas vacías de alcohol, manchado con gotas rojizas y todo para así no romper en llanto porque tiene el corazón quebrado. Lo juzgó mal en un comienzo.

—Tengo buenas y malas noticias. —Entonces Yut-Lung se espabila y recobra la lucidez perdida.

—Dame las buenas. —Le ruega—. Por favor.

—Creo que puedo hacer una cura. —El mundo se paraliza. Sus latidos se detienen. Su garganta se hace un nudo. La conmoción lo tira—. El compuesto es interesante y me siento positivo con la dirección que mi investigación está tomando, solo necesito más tiempo e información.

—¡Claro! —Lo motiva—. ¿Qué necesitas?

—Esa es la mala noticia.

—¿Eh?

—Necesito meterme al laboratorio de Dawson en la casa de Dino y eso puede acabar muy mal.

¿Es un buen plan el de Yut-Lung? No, es un terrible plan que irá de a poco cobrando forma, pero acá se confirman y desconfirmar algunas teorías. La droga efectivamente es de donde nace nuestro omevagerse, en el fondo los que se inyectan y no reaccionan son betas, pero han aparecido alfas y omegas igual como es el caso de Eiji. Y Eiji estaba embarazado como sospecharon algunos, pero en pasado, es una situacoón muy delicada y ambivalente, no es fácil una pérdida y trae sentimientos que no son tan "bonitos" así que acá se le dará ese espacio tanto a Ash como a Eiji y puede resultar un poco incómodo porque acostumbramos a leer cosas más bonitas, así que están advertidos pero espero que le den la chance.

Nos vemos mañanita~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro