08. love is embarassing
¿Era posible querer asesinar a la misma persona que tanto deseaba ver?
Los pensamientos de Endora iban de un lugar a otro, cada segundo que pasaba en el reloj era un nuevo pensamiento sobre qué diablos iba a hacer. ¿Debería confesarle a Maya lo que había pasado? ¿Debería seguir planeando la boda? ¿Sería la mejor decisión abandonar la cuenta?
Su línea de pensamiento fue interrumpida por el sonido familiar de una llamada entrante, se inclinó hacia su escritorio para ver quién la llamaba y el brillante nombre de "Maya Horner" resaltó en la pantalla de su teléfono. Renunciar a la cuenta sonaba cada vez como una mejor idea con cada tono de la llamada telefónica. Finalmente, antes de que la llamada pasará al correo de voz, Endora respondió.
—Hola, Maya. —saludó.
—Hola, querida. ¿Cómo estás?
—Todo bien, ¿Qué hay de ti?
—Todo perfecto. —exclamó. —Te llamaba para ver si pronto tienes tiempo libre para una reunión.
La mente de Endora pensó varias cosas que Maya querría discutir con ella y que requerían una reunión formal. Por lo general, la forma en que manejaban su boda era con Endora invitando a Maya a bodas aleatorias que había organizado y discutiendo los detalles que a Maya le gustaban de la boda para que pudieran incluirlos por su cuenta. Sólo se habían reunido formalmente una vez. No podía quitarse la sensación de que debía haber sido algo muy importante e inmediatamente odió que su primer pensamiento fuera que Maya quería cancelar la boda.
—¿Está todo bien? —preguntó finalmente Endora.
—Oh sí cariño, todo está bien. Es solo... ¿Te acuerdas de hace unos días en el Estudio de Danza de Lorenzo? —la rubia se tensó ante la mención del lugar e hizo un sonido afirmativo. —Mi papá me llamó porque dijo que había encontrado el lugar perfecto para la boda y fui a verlo el otro día y me encantó, pero quería que tú también lo vieras para que me dijeras lo que piensas.
—Oh, eso es genial. —mencionó la rubia, tomada un poco por sorpresa.
—Ya que tenemos que viajar y todo eso, quería hacer una reunión formal para que puedas administrar tu tiempo y no interfiera con otras cosas de trabajo que puedas tener.
Eso es muy considerado, pensó.
—Por supuesto. —respondió y ambas chicas arreglaron la reunión para el día siguiente ya que Endora no tenía nada planeado para la tarde de ese día.
—¡Perfecto! —respondió Maya. —Danny y yo pasaremos a recogerte a tu oficina entonces.
Endora se quedó paralizada en el acto ante la mención del nombre de Daniel. No sabía por qué esperaba estar solo Maya y ella, pero definitivamente debería haber asumido que Daniel también estaría allí. Y ahora no podía dar marcha atrás.
—¡No puedo esperar! —fingió emoción y cortó la llamada.
La chica volvió a sus pensamientos iniciales del día antes de ser interrumpida por Maya. ¿Debería abandonar la cuenta? Definitivamente sería más fácil que seguir entrando en pánico ante la idea de estar en la misma habitación que Daniel, quien ahora era su cliente. La rubia rápidamente tomó su teléfono y marcó el número de su mejor amiga.
—Hola tú, estaba pensando en ti. —saludó Eveline con voz alegre.
—Estoy pensando en renunciar. —respondió sin filtro.
—¡¿La empresa?! —la cantante definitivamente sonaba alarmada ahora.
—No, no House 35, solo la boda de Daniel. —suspiró. —Se está volviendo un poco agotador fingir que estoy bien cuando no lo estoy.
Eveline no dijo nada durante unos segundos. Endora les había contado a ella y a Tom todo sobre Daniel y Maya en el momento en que regresó a casa después de descubrir todo en el Estudio de Danza de Lorenzo.
—Endora, eres mi mejor amiga y te amo, y por eso tengo que ser completamente honesta contigo. —la americana hizo una pausa y suspiró. —Siempre haces esto. En el momento en que algo para lo que no estás preparada o algo no sale como quieres, tu primera reacción es huir o, en este caso, renunciar. No está bien y debe parar, Endora. —aunque la chica hablaba con mucho cuidado en su voz, no pudo evitar sentirse mal por ello. —Esta cuenta es sumamente importante porque es la que te convertirá en socia de House 35, algo que has querido desde que empezaste a trabajar allí. Entiendo cómo debes sentirte, de verdad. No debe ser fácil trabajar con alguien que te lastimó, pero también necesitas ordenar tus prioridades y enfrentar tus problemas, no huir de ellos.
Ninguna de las chicas dijo nada durante unos segundos, Endora estaba asimilando las palabras de Eveline y tratando de pensar en algo que decir. No se le ocurrió nada.
—¿Cómo va tu boda? ¿Has hablado con Delilah últimamente?
Eveline frunció los labios porque esto era algo que Endora siempre hacía también. Cada vez que se sentía demasiado vulnerable o era confrontada por algo, levantaba un muro contra ella y cambiaba el tema drásticamente, pero la rubia no iba a pelear con ella por eso, solo esperaba que su pequeña charla de ánimo se hubiera quedado con ella y reconsiderara su decisión de dejar la cuenta, abordando un tema a la vez. En cambio, le contó todo sobre sus planes de boda.
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Al día siguiente, Maya y Daniel estaban puntualmente afuera de la oficina de Endora, listos para llevarla al lugar de la boda que Christian Horner le había recomendado a su hija.
—¡Endora, hola! —saludó Maya esperándola afuera del auto estacionado apoyada en la puerta del pasajero.
—Hola Maya. —la rubia sonrió y besó su mejilla.
Ambas entraron al auto y Endora vio a Daniel sentado en el asiento del conductor, concentrándose en ella en el momento en que saltó al asiento trasero pero sin decir una palabra. Se obligó a ser la primera en hablar con el fin de no ser rara frente a Maya.
—Hola Daniel.
El mencionado le dedicó una pequeña sonrisa a través del espejo retrovisor.
—Hola. —respondió suavemente.
La rubia miró hacia otro lado para distraerse literalmente con cualquier cosa que pudiera y luego el auto comenzó a dirigirse hacia el campo de Londres. El viaje debía durar unos 30 minutos por lo que Endora se distrajo con su celular mientras la pareja hablaba tonterías y escuchaba música.
—Hice una playlist de matrimonio para que podamos decidir cuál debería ser nuestra primera canción de vals. —había mencionado Maya.
La argentina estaba cada vez más cerca de abrir la puerta del carro en movimiento y arrojarse fuera de él.
—Endora. —La había llamado Maya. —He querido preguntarte. ¿Qué pasó con ese chico con el que estabas saliendo?
El pánico instantáneo apareció en los ojos de Endora mientras Daniel la miraba disimuladamente a través del espejo.
—No funcionó. —alcanzó a responder.
—Oh, no. —la chica de cabello azabache parecía genuinamente triste. —¿Qué pasó? Recuerdo que tus ojos se iluminaban cuando lo mencionabas, te veías tan feliz hablando de él.
Endora estaba lista para morir de vergüenza allí mismo al saber que Daniel estaba escuchando todo esto y sabiendo que él era el tipo con el que ella se había ilusionado, así que decidió golpearlos con la verdad.
—Resultó ser el novio de una de las bodas que estaba planeando.
Después de escuchar eso, Daniel perdió el control de los pedales por un par de segundos, frenando demasiado fuerte demasiado pronto y haciendo que los tres rebotaran de un lado a otro muy intensamente.
—¡Daniel, por Dios! —gritó Maya.
—Perdón, pasó un gato por el cruce, me asustó. —se disculpó rápidamente, volviendo rápidamente a mirar a Endora por el espejo retrovisor.
Maya suspiró y volvió su atención a la rubia.
—De todos modos. —dijo. —Lamento lo que te pasó. Ese es un comportamiento muy repugnante, definitivamente mereces a alguien mejor que eso. —sonrió. —Eres una mujer excepcional, cualquiera tendría suerte de estar contigo.
Endora le devolvió la sonrisa y cuando Maya volvió a hablar con su prometido, notó que él todavía la miraba de vez en cuando a través del espejo. Después de unos minutos, el trío finalmente llegó al lugar, que resultó ser un viñedo muy popular que albergaba muchas bodas al año y que Endora conocía muy bien.
—¿Conoces este lugar? —le preguntó Maya cuando bajaron del auto.
—Sí. —asintió. —He hecho algunas bodas aquí, es hermoso. ¿Hablaste con Richard Hunt? —él era el encargado de eventos del viñedo y el hombre que ayudaba a Endora con las bodas.
—Lo hice. Nos va a dar un recorrido por el lugar.
—Perfecto. —respondió.
Daniel rodeó el auto y alcanzó a las chicas hasta la entrada del viñedo, finalmente Endora pudo mirarlo por completo. Parecía relajado pero impresionante al mismo tiempo, sin embargo, ella sólo podía notar un detalle en su atuendo. Llevaba el buzo de su padre, el mismo buzo que ella le prestó cuando él apareció en su casa sin previo aviso y tuvo que regresar a su casa en el frío.
Ese imbécil.
—Mis padres también se unirán al tour, solo que llegan un poco tarde. —mencionó Maya, completamente ajena a la mirada de muerte que Endora le estaba dando a Daniel.
—No hay problema. —dijo la rubia. —Tal vez debería ir a buscar a Richard.
—Oh no Endora, no te preocupes por eso. —interrumpió la chica Horner. —Le estaba enviando mensajes en el auto y me dijo que nos anunciara en la recepción. Iré rápido, no me llevará mucho tiempo. ¿Quizás Danny y tú podrían dar una vuelta por el patio? Darle un vistazo. —Endora estaba lista para protestar pero Daniel fue más rápido.
—Eso suena genial. —Maya sonrió y los dejó solos. Endora miró a su alrededor y comenzó a caminar hacia el patio lleno de flores, seguida por Daniel. —Entonces... —empezó.
—Entonces... —dijo Endora. Después de unos segundos de no recibir respuesta, volvió a hablar. —Ese buzo me resulta familiar.
—Escuché que pertenece a un actor famoso de los 90. —él respondió.
¿Cómo diablos sabe eso?
—¿Cómo sabes eso? —preguntó mientras fruncía el ceño. Daniel le sonrió de lado y la miró.
—Te busqué en Google. —dijo completamente tranquilo. Endora ahora estaba aún más sorprendida que antes y eso trascendió a su expresión facial. —Vamos, ¿vas a decirme que no me buscaste en Google?
—No busco en Google a mis clientes. —respondió. —Espero que ellos mismos me digan la verdad.
Eso lo hizo callar por un tiempo.
—Te lo devolveré en unos días. —dijo finalmente. Endora asintió, feliz con esa respuesta.
—Bueno.
Antes de que cualquiera de ellos pudiera decir algo más, la dulce voz de Maya llenó sus oídos.
—¡Chicos! —gritó suavemente para llamar su atención. Ambos se dieron vuelta y Endora la vio al lado de Richard Hunt. Maya sonrió cuando ambos llegaron a ella. —Danny, mira, este es Richard Hunt. —presentó. —Es el encargado de eventos del viñedo. Sr. Hunt, este es Daniel, mi prometido. —Ambos hombres se dieron la mano. —Y seguro que ya conoce a Endora, mi organizadora de bodas.
—Por supuesto, Endora, es un placer verte de nuevo. —el hombre sonrió dulcemente y ella le devolvió la sonrisa.
—Qué bueno verte a ti también, Richard.
—¿Estamos esperando a alguien más? —preguntó el hombre.
—Mis padres, pero llegan un poco tarde. Creo que podemos comenzar el recorrido sin ellos. —Richard asintió.
—Está bien, entonces síganme.
El grupo miraba alrededor del patio floral por donde Daniel y Endora habían estado caminando segundos antes mientras Richard les contaba sobre las ventajas de realizar una boda en el viñedo y algunos de los atributos del lugar. Endora lo apoyaba contando pequeños detalles de las bodas que ella había planeado antes en el viñedo, sin embargo, fueron interrumpidos por una voz que Endora conocía demasiado bien.
—¡Endora! —todo el grupo se dio vuelta para ver nada menos que a Andrés Gómez acercándose a ellos con un ramo de flores en la mano.
—Dios mío. —susurró.
¿Cómo le estaba pasando esto a ella? ¿Por qué estaba pasando? ¡¿Qué estaba pasando?!
—Andrés. —lo saludó insegura una vez que se unió al grupo, recibiendo miradas curiosas de todos a su alrededor. —¿Qué estás haciendo aquí? —cuestionó con urgencia.
—Tengo un evento aquí para promocionar mi show y luego te vi y... no sabía que estarías aquí. —él sonrió. —Recogí esto para ti. —dijo extendiéndole el ramo de flores.
—Oh, Endora, ¿no sabía que conocías al señor Gómez? —le preguntó Richard a la rubia, con una mirada confusa en su rostro.
—Oh sí... bueno nosotros... nosotros, uhm... —al ver a Endora teniendo problemas para terminar sus frases, Andrés respondió.
—Estamos comprometidos.
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