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Motel

Hola chicas (OS) espero que estén bien.
Les traigo una pequeña historia manixalba, hace mucho que no escribo sobre esta pareja, espero les guste.
Ya saben, la historia es Yaoi(hombrexhombre) y contiene lenguaje fuerte.
Con mucho cariño para Japetosama y todos los seguidores de esta parejita.
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-ahh!... más...más duro.
-si
Los gemidos inundaban la habitación, el rechinar de la cama y la temperatura aumentaban cada vez más. Su cuerpo comenzaba a perlarse en sudor, propio y ajeno,no logro evitar soltar un fuerte grito cuando su amante  dió en el punto exacto de su ser, se aferro a su espalda clavando las uñas en esta, provocando ligeros rasguños que dejarían marca al día siguiente.
Las embestidas aumentaron, podía sentir como la presión en su parte baja crecía, un calor se formaba en la pelvis, deseoso por salir.
-ah...pa...para, me voy a...ahhh!
-ya te quieres venir eh, déjame ayudarte.
El italiano tomo su miembro y comenzó a masturbar con fuerza, tan salvaje como sus penetraciones.
-ah...ay....ma... Manigoldo!!!
No pudo evitar gritar su nombre mientras llegaba al tan ansiado orgasmo.
El cuerpo de Albafica se arqueo, mientras regaba su semilla en la mano y parte de su vientre, unas cuantas embestidas más y el peli añil lo lleno con su leche.
No pudo evitar sentirse vacío cuando el italiano salió  y se tumbó a su lado. Respiraba agitado intentando controlar el aire que entraba a sus pulmones; fingiendo dormir espero hasta que el mayor se rindiera a la inconsciencia,se paró con rapidez y salió corriendo de ahí,no detuvo sus pasos hasta llegar a  casa, entrar a su habitación para tumbarse en la cama y ...ponerse a llorar.
Cada vez era más difícil.
Había conocido a su compañero meses atrás, cuando esté le ayudo y lo salvó de que le violaran.
Albafica era hermoso, un chico con una complexión física que envidiaria cualquier modelo, sus rasgos eran finos y delicados, tenía unas pestañas largas, labios delgados, una tez blanca y suave como si fuese la de un bebé, un coqueto lunar en la mejilla derecha y un largo y suave cabello azul celeste. La verdad es que si fuese chica no habría mujer más bella en el mundo. Pero por desgracia Albafica no era chica, era un chico,era un joven muy bello...y homosexual.
Si bien este no fue impedimento para que sus padres le amaran y apoyarán incondicional mente, si fue motivo de burlas y bullying por parte de sus compañeros desde la más tierna infancia, y es que si bien los niños son conocidos por ser crueles, los adolescentes son peor, en especial las chicas celosas y vanidosas, así  como los jóvenes machistas que les gusta sentirse poderosos contra alguien débil, y para desgracia de Albafica sus compañeros habían desidido que él era débil.
Tenía que soportar burlas e insultos. En varias ocasiones lo habían golpeado, cuando tenía 10 le vaciaron un bote de pintura en el cabello y se lo tuvo que cortar, siempre lo empujaban en los pasillos, hacían collages con su foto pegando la en cuerpos femeninos o en animales, por lo general le llamaban perra y se burlaban de cuánto le gustaba estar en cuatro, algo estúpido ya que jamás había tenido sexo.
Por que el chico era muy tímido y había tenido una horrible experiencia amorosa en el pasado.
A la edad de 8 se había enamorado de uno de sus compañeros, era pequeño e inocente, no sabía aún que sentirse atraído por alguien de su mismo sexo estaba mal, por lo que al decirle a su compañero que le gustaba fue ridiculizado por este, por este y la maestra ya que al nene se le ocurrió decirlo mientras entregaban sus presentes del día de la amistad. Una maestra mayor que no estaba de acuerdo con estas... ideas modernas, que llevaban a la decadencia de la sociedad según ella. No tardó en llamar a los padres  y exigir que educarán bien al chico, incluso sugirió un doctor. Ese fue un trauma brutal para él, que si bien contó con el apoyo de sus padres, jamás olvidó.
Paso el tiempo y Albafica se aisló de todos, solo llegó a tener un amigo llamado Degel, un chico francés con sus mismas preferencia, con el cual formó una amistad de tipo hermano, estuvieron tres años juntos en la misma escuela y por ese tiempo la vida no fue tan mala, por desgracia Degel tuvo que regresar a Francia el semestre pasado y este año se encontró solo.
Fue en esta soledad donde conoció a Manigoldo.
Salía de una de sus clases cuando fue interceptado por unos sujetos, unos compañeros suyos del club de americano, por ende altos, pesados y muy, muy, machistas, o almenos eso decían ellos.
Las burlas no se hicieron esperar, comenzaron a empujar, jalar su cabello y uno que otro zape, pero también los manoseos a su persona. Lo rodearon y empezaron a tocar, uno que otro apretón en las nalgas y alguna capada, el chico estaba aterrado, intento quitárselos pero estos no entendía. Cuando lo estamparon contra la pared y le hincaron se sintió morir.
-te gusta tener la boca llena, no perra. Pues ahora no la vaz a mamar.
Se sacó su miembro y comenzó a restregarle en la cara del menor, este intento alejarse pero lo sujetaron del cabello.
-abre la boca puta.
-no...mmm...
-maldita zorra vas a...
-hey, imbécil!
Alguien tocó su hombro y le hizo voltear, en cuanto el mastodonte se giro fue recibido por una llave de cruz que se impacto en su quijada, dejándole inconsciente.
-por que no se ponen con alguien de su tamaño.
Un chico peli añil que pasaba por ahí en su auto había visto toda la pelea, esos sujetos eran más grandes y pesados, lo descuartizarian en seguida, bajó a ayudar pero armado con una de las llaves para cambiar las llantas, factor sorpresa, esa era la clave.
Después de noquear al primero arrojó la llave al segundo, este se distrajo para sujetarla y aprovecho para dar una fuerte patada en la entrepierna, gracias a Dios llevaba botas de casquillo.
-vamos!
Tomo su herramienta y levantó al chico para echarse a correr, si menso no era, sabía que en cuanto ese par se levantará lo harían puré.
Albafica se salvó de un acto deplorable, Manigoldo, como se llamaba el muchacho, le llevo hasta su casa dejándolo sano y salvó.
Tiempo después se enteró que iba a la misma universidad, solo que su compañero estaba por terminar mientras él iba empezando. No hablaban ya que se veían muy de vez en cuándo y el mayor siempre estaba acompañado de chicas, algo razonable ya que era un chico atractivo.
Su primer encuentro fue días después en la biblioteca, a Albafica le gustaba sentarse al frente, había aprendido de Degel que está era la parte más tranquila y segura ya que el bibliotecario te vigila a todas horas, prácticamente tienes una mesa para ti solito.
El chico pegó un brinco cuando Manigoldo dejó caer su mochila a un lado y le pidió permiso para sentarse, no podía negar que se puso nervioso y no dejo de voltear cada determinado tiempo a verle.
A este siguieron un par de encuentros más, algunos en la escuela otros por fuera, después de varios días de jugar al gato y ratón iniciaron una especie de amistad, no tenían nada en común, sus gustos eran muy distintos y ni que decir de su  personalidad, pero pese a ello a Albafica le gustaba pasar tiempo con él.
Pasados algunos meses llegó el día en que dieron un paso adelante, por decirlo de una forma ya que no eran nada, después de una salida al cine terminaron en un motel, ahí, en un cuarto ubicado hasta el fondo, Albafica se entregó por primera vez a un hombre.
Jamás olvidaría como se había sentido, como su piel se erizo al contacto de esas manos más ásperas y duras, como sus ojos no dejaban de mirar  aquellas  gemas azules, la textura  de  su cabello  añil, lo que sintió al ser  profanado por primera vez, la calidez al recibir la semilla de Manigoldo en sus entrañas y el rubor que le provocaba cada beso de ese hombre.
Para él había sido la experiencia más hermosa ya que se había entregado por completo, por desgracia parece que el sentimiento no fue mutuo.
Después de esa entrega siguieron muchas más, todas en la misma habitación de aquel motel. En principio era Manigoldo el que las propiciaba, con pequeños e "inocentes" juegos que en varias ocasiones lo hacían temblar del deseo.
Con forme pasaban los días y los encuentros se hacían más seguidos, Albafica comenzó a desarrollar sentimientos amorosos por su compañero.
A su lado se sentía protegido...y amado.
Pero desgraciadamente era el único.
Manigoldo siempre estaba rodeado de sus amigos y amigas, las cuales no dudaban en resbalarse con él, esto molestaba a Albafica ya que el italiano no se dignaba en alejarlas, pero no podía reclamarle porque...bueno, porque ellos dos no eran nada salvó...amigos con derecho.
Fue un acuerdo mutuo, acuerdo que él acepto ya que no deseaba perder al único amigo que tenía.
Por lo que ahora cada encuentro "casual" se volvía mas, y más, doloroso.
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-te digo que en ocasiones es insoportable, me saca de quicio.
-ja...no creo que le cueste mucho trabajó.
-oye!
-jajaja no te enojes.
Se encontraba hablando con su amigo francés, el peli verde le presumía su relación con cierto griego que se acababa de mudar a Francia.
Un chico agresivo y temperamental con el cual compartía algunas clases y que de la noche a la mañana se le declaró, si bien en principio el peli verde se negaba el otro no dió su brazo a torcer y con un poco de esfuerzo logró ganarlo.
- y que dicen tus padres al respecto.
-bueno, Kardia no tardó en ganárselos, pese a su facha de chico rudo, es muy atento y amable, a mis padres les cae bien.
- entonces ya lo tienes resuelto, felicidades.
- no creas, a mí no me va muy bien con mi suegro.
-ah, no?
-no, el señor Zaphiri, su padre, es muy amable y se que le agrado al igual que a mis cuñados, tiene  dos hermanos menores, Ecarlate y Milo, pero su otro padre, krest, ese maldito enano es el diablo, solo espera que me equivoqué en algo para echarmelo en cara, la verdad creo que me odia. 
-jajaja no lo creo, tú le caes mal a alguien, eso debo verlo.
-callate, te digo que ese enano es  un moustro.
Paró la charla cuando su amigo le pregunto por él y sus relaciones amorosas, y es que, que podía decir.
Me acuesto con un lindo italiano el cual me tiene loco, por desgracia solo me ve como un maldito muñeco sexual con el cual desahogarse cada tarde...ah...como envidiaba a Degel.
Las siguientes dos semanas hizo lo posible por no ver a Manigoldo, lo evadía en la escuela y rechazaba varias de sus llamadas, valiéndose de excusas tontas y sin sentido.
Ya no lo soportaba, quería terminar con esa "amistad" que tanto le dañaba.
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Era martes y tenía que entregar unos libros, se acercó a su escritorio y comenzó a guardarlos en su mochila, la sorpresa se asomó en su cara al darse cuenta que faltaba uno, un libro viejo y costoso.
-no...donde?
Comenzó a revolver toda la habitación, buscando, tenía que encontrar lo, no pudo perderlo, ese libro era muy caro.
Empezó a rebobinar pensando donde pudo dejarlo. El corazón casi se le sale al darse una idea de dónde lo dejó. Ese día fue el último día que estuvo con Manigoldo en aquel motel, recordaba haber arrojado la mochila a una esquina mientras se besaban con desesperacion. La bolsa se había abierto, lo sabía porque tuvo que recoger algunas cosas antes de salir.
-hay no!
Salió disparado hacia el lugar, dudaba encontrarlo pero, quizá con un poco de suerte y alguno de los empleados lo hubiese dejado en recepción...ah...si Albafica, sueña.
Al llegar un ligero vuelco en su pecho lo detuvo, pese a ser un motel de paso, un lugar de muchos revolcones y citas exprés, para él era especial, por que ahí había conocido el amor.
Se armó de valor y camino a la oficina, la verdad jamás había estado ahí ya que era Manigoldo quien se encargaba de pagar por el servicio y él siempre le esperaba fuera.
No era un lugar desagradable, una mini sala con una mesita de cristal, a un costado una planta de sombra, al final el típico escritorio de madera, con su campanita y todo y a un costado un panel con ganchos para llaves, eran pocos los cuartos ocupados de momento.
-ho...hola!
De forma tímida se acercó.
Había un hombre mayor sentado tras el escritorio, mirando TV.
El viejo se giro a verle, de improviso una sonrisa se formó en sus labios.
-Albafica, hola!
Ok, eso sí lo desconcertó, como es que sabía su nombre?
-que sorpresa verte, dime, vienes con Manigoldo?
Sage se levantó y asomó a la puerta esperando ver al peli añil.
-no...no, yo, vine solo.
-eh?
-...
-ah, ya veo...bueno, Manigoldo aún no llega, quedaron de verse aquí?
Valla, parece que ya los conocía bien, aunque no era de esperar después de todo habían tenido una cantidad considerable de "citas" en ese lugar. Tal vez ese hombre y Manigoldo ya habían hablado, posible mente el chico y ese hombre hasta fuesen amigos, de ser asi, como lo habría presentado a el, que le habría dicho que eran?
-no...yo...ah... Perdone señor?
-ah, mi nombre es Sage, mucho gusto.
-es un placer señor Sage. Vera, lo que sucede es que deje un libro muy importante en la habitación y quería saber si de  pura casualidad, no se, no lo trajeron aquí?
-aqui?...mmm, pues no, no creo...pero si quieres puedes pasar a ver.
-encerio?
-claro, vámonos.
Sage tomo las llaves y salió, Albafica le seguía de cerca.
-y, como has estado, hace mucho que no vienes.
El rubor se apoderó de sus mejillas, de verdad ya lo considera un cliente casual... que horrible, que le dirían sus padres.
-yo...en...bi...bien, es solo que he tenido mucho trabajo y...
-esta todo bien, Manigoldo no me ha dicho nada pero...acaso ustedes pelearon.
Ahora sí estaba confundido.
-no, nosotros no...
Pero un fuerte sonido de claxon lo corto, un hombre venía llegando y deseaba una habitación.
-agh, disculpa tengo que ir a atender, toma, está es la llave, cuando termines llévala a recepción por favor.
Sage le entrego la llave y se retiró, Albafica le vio marcharse, continuó el camino que ya conocía y se detuvo junto a la puerta, con un poco de miedo y nostalgia se dispuso a entrar.
El cuarto seguía igual, una pequeña habitación con una cama matrimonial, un pequeño armario, el baño al fondo y un tocador  a un costado de la entrada. Ingreso despacio y se sentó en la cama, sus dedos se deslizaron por las sábanas rojas, tomo una almohada y la abrazo contra su pecho, aspirando el aroma a sándalo tan típico de ahí, la verdad siempre imagino que un cuarto de un motel oleria a lavanda o limón, esos aromas tan comunes en los desinfectantes, pero esa habitación era diferente, más cálida e íntima, aunque pareciera absurdo.
Se tumbó en la cama y se quedó un rato ahí... llorando, ni siquiera se dió cuenta de cuando se quedó dormido pero al despertar era ya muy tarde y comenzaba a anochecer.
Ya no podía más, odiaba y amaba ese lugar al mismo tiempo, tenía que salir de ahí, tenía que terminar todo antes de hacerse más daño.
Se levantó dispuesto a buscar el libro, estaba por mirar bajo la cama cuando la puerta se abrió.
-Albafica?!
La suave voz de Manigoldo lo asustó, el chico venía entrando. Se quedaron en silencio unos segundos hasta que el mayor actuó, camino hasta Albafica, rodeó su cintura y comenzó a besarlo con desesperación. Por Dios, cuanto había extrañado esos besos.
-por que no me dijiste que ibas a venir, te habría ido a traer, amor te e echado de menos, que sucede, por que no respondes a mis llamadas?!
-que?!
-que es lo que pasa, estás enojado conmigo?
El chico no sabía que decir, jamás espero encontrar a Manigoldo ahí y...por que estaba ahí?
Sonó el pequeño teléfono del cuarto y Manigoldo se apuro a contestar.
-si...si ya me di cuenta que está aquí, por que diablos no me dijiste viejo inútil...jaja, te recuerdo que es tu hijo...je, si,no, me hago cargo después, ahora tengo algo importante... maldita sea, espera un poco y...Que!!!....no, yo me hago cargo,tu llama a la policía, cual es la habitación...bien, no salgas.
La cara de Manigoldo cambio a una de preocupación, colgó el teléfono y se acercó al tocador, saco unas esposas de uno de los cajones así como una barra de metal.
-Albafica quédate aquí, no quiero que salgas para nada entendiste!
-que?! Por qué?!
-amore solo obedece, no te acerques a la puerta, quédate en el baño yo vendré en un momento.
-Manigoldo espera, que pasa, de qué hablas.
-mi abuelo dice que hay una alerta Amber en el siete, iré a ver, no quiero que salgas por nada del mundo entendiste.
Le dió un beso y después salió, encerrandole.
Albafica no entendía ni jota de lo que pasaba, la maldita habitación no tenía ventanas, se pegó a la puerta e intento escuchar, algo que, aunque parezca increíble, le costó y es que esos cuartos tenían las paredes gruesas.
Pasaron unos segundos y algo ocurrió, se escuchaban gritos, podía reconocer la voz de Manigoldo y otra persona, golpes, insultos y...el llanto de una niña?
Por cinco minutos Albafica se sintió morir, tenía un mal presentimiento y estaba preocupado por Manigoldo, giro la perilla pero esta no servía, fue cuando recordó las llaves que el despachador le había dado, abrió y empezó a caminar por el pequeño pasillo abierto que conectaba las habitaciones, Manigoldo dijo la siete.
La puerta estaba abierta, ingreso despacio; adentro Manigoldo peleaba con un sujeto albino de cabello largo y con un fleco tan esponjoso y grande que parecía perro inglés, este traía una navaja e intentaba cortar a su amante, pero el italiano era muy bueno esquivando.
-Manigoldo!
-tsk! Maldita sea Albafica, te dije que no vinieras... rápido, llévate a la niña.
Recién se percató de la pequeña que se encontraba hecha bolita a un costado de la cama. Su cuerpo se movió solo, corrió donde la nena, la cual no traía camisa, y la saco de ahí.
Regreso corriendo al cuarto cerrando la puerta tras de sí.
Era una nena pequeña, como de diez años, delgada, de cabello castaño amarrado en un coleta,  tenía  un pañuelo en la boca y las manos atadas, cortés en sus brazos y mordidas en sus pequeños pechitos.
La pequeña lloraba desesperada e intentaba safarse de Albafica, esté le quitó el pañuelo y desató sus manos, la envolvió en una de las mantas e intento calmarla, aún podía escuchar los gritos de la pelea, a los cuales se habían sumado las voces de más personas. Las sirenas se escucharon y la policía no tardó en llegar
Fue Sage el que entró junto a los paramédicos para ver qué se encontrarán bien.
-tranquilo pequeña, estarás bien, ya llamamos a tus padres.
Ahora estaba muy confundido, que diablos paso ahí?
-lamento que tuvieses que ver esto Albafica, por desgracia a veces ocurren estos inconvenientes.
Estaban en la recepción tomando un poco de  café, afuera Manigoldo hablaba con unos oficiales.
-quieres era ese sujeto.
-no lo sé?
- como supo que el...bueno, ya sabe?
-no lo sabía, cuando llegó traía a la pequeña dormida, cargándola en brazos, no le preste mucha atención al principio pero...por alguna razón la niña me parecía conocida, después de un rato me acordé, tenemos varios carteles de alerta Amber en el escritorio, escondidos ya que si esos maníacos los ven no pararian aquí.
-carteles
-si, mirá.
Fueron tras el escritorio y Sage le mostró una colección de fotos de niños, y algunas de adultos con la leyenda se busca.
- intentamos memorizar sus rostros para poder identificar les si aparecen por aquí, en ocasiones, cómo está, se da.
-Dios, pobre pequeña.
-bueno, ahora estará bien, los médicos    la cuidarán y sus padres no tardarán en llegar, les hable por teléfono en cuanto la policía llegó.
-si...
-listo, ya se llevaron a ese bastardo a la cárcel.
Manigoldo venía entrando, el chico tenía ligeros golpes en la cara, nada de que preocuparse.
-mañana tendremos que ir a declararse sobre lo ocurrido.
-mju, sabes que, vamos a cerrar, no tengo ganas de recibir más locos por esta noche, con los que tenemos me basta, aparte de que tuve que regresar su dinero por que se querían ir.
-ah...está bien, estoy cansado como para relevarte y hacer el turno nocturno.
-bueno, entonces los veo mañana, descansen chicos.
Sage se despidió de forma amable y se retiró por una puerta que se encontraba a un costado de la habitación.
El peli celeste comenzaba a formar una idea de lo que pasaba.
-vamos a dormir, estoy exahusto.
Manigoldo le tomo de la mano y lo llevo hasta su cuarto. Ingresaron y cerró con llave, tras dejar la barra de metal a un costado de la puerta.
-lamento que vieras ésto, no es agradable.
-no...ese sujeto.
-un pederasta supongo...pero ahora ya está en la cárcel.
-estas bien?
El pescadito se acercó y empezó a revisar sus golpes, tenía un corte ligero en la mejilla y algunos arañazos en los brazos.
-si, no te preocupes nada de peligro.
-fuiste muy valiente al ir a ayudar.
-bueno...no podemos ignorar algo así y...solo era una niña.
Se tumbaron en la cama abrazados, el mayor sobaba su espalda mientras Albafica hacia círculos con sus dedos en su pecho.
-manigoldo...yo...tu y el señor Sage, que son?
-mmm, mi viejo, bueno es mi abuelo paterno, es el dueño de este lugar, me mudé con él hace un par de años para estudiar la universidad, por?
Ya se lo imaginaba, eso explicaba el porque lo conocía, pero que le habría dicho de él, que era un amigo, su compañero, su amante o su...
- te vas a quedar?
La pregunta le tomo por sorpresa, los ojos azules le escaneaba esperanzado. Se había sentido tan mal cada vez que despertaba en...su cama y se encontraba solo, la verdad es que desde hace mucho tenía la intención de formalizar las cosas con Albafica, de hacerlo solamente suyo, pero no solo en el plan carnal, quería que le perteneciera por completo, sus risas, sus gestos, sus sueños, deseaba todo de Albafica ya que...se había enamorado de él perdidamente.
-yo...
-habla a tu casa y diles a tus padres que te quedarás aquí...con tu novio.
-... novio?!
-Albafica ya no aguanto más, se que te dije que no deseaba una relación pero...no puedo, odio estar sin ti, te necesito a mi lado para estar tranquilo, necesito saber dónde estás, cómo estás, escuchar tu voz, ver tus ojos, oír tu risa... Maldita sea Albafica, me tienes a tu Merced, dame solo una oportunidad te prometo que te haré feliz y...
-Si,Si,Si!!!
Ni siquiera lo dejo terminar, se subió arriba de él y comenzó a besarlo con desesperación, feliz, Manigoldo sentía lo mismo por él.
Cuando terminaron de demostrarse cuanto se querían el chico teléfono a sus padres para decir que se quedaría en la casa de un amigo, ya que deseaba presentarlo de manera formal a sus progenitores y...decirles que se quedaría en un motel con un hombre no sonaba muy bien.

-manigoldo...está cama...tu... bueno, has...
Sonrió enternesido y abrazo a su amante, que se aferró a su persona y ocultó su cara en su pecho.
-Albachan este cuarto es solo tuyo y mío, te puedo jurar que aquí nadie a tenido relaciones más que nosostros dos.
-encerio?!
-mju...  Está no es una habitación de hotel, es mi cuarto, mi viejo me lo dió y aquí  solo entro yo ,Albafica eres la única persona con la que deseo compartir mi cama, nadie más entrara aquí.
Feliz comenzó a besarlo.
-yo tampoco quiero compartir mi habitación con nadie más, solo contigo.
- encerio... entonces nuestra próxima ves lo hacemos en tu casa, no se molestan tus padres?
-cállate, si hacemos eso en mi casa me matan😫
-jajaja, bueno no importa...para amarnos tenemos este rico y delicioso cuartito de motel😝
-😯...este no es un cuarto de motel, es tu habitación!...idiota.😫
-si mi cielo.
Dejaron de discutir y  se dispusieron a descansar, por primera vez usaron la cama para hacer el amor de otra manera, siendo felices con la compañía mutua.
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Dos días después Degel recibiría una foto de su amigo por celular.
En ella se veía a un sonriente Albafica,colgado del cuello de un chico peli añil, mientras esté abraza su cintura y toma la foto.
Pero lo que más le llamaba la atención era el letrero de Motel que se veía al fondo...parece que su amigo ya no era tan inocente.
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Y se acabó.
La verdad me quedo muy larga, espero les gustara.
Les deseo un feliz día y nos leemos después.😉

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