Mosquito
Noche uno:
Son las 03:00 de la mañana y hace 5 horas que no duermo. Y ¿por qué?, dirá alguno. Bueno la razón se debe a un puñetero mosquito que lleva todo el maldito rato revoloteando por la habitación con aviesa intención de picarme para conseguir un poco de mi sangre. ¡¡¡ Dios como lo odio!!!! No hago mas que oír su maldito zumbido, molesto y chirriante. Cada vez que intento conciliar el sueño, lo escucho, yendo de una punta a otra de la habitación, volando como lo haría un caza de combate en busca de su objetivo. Al principio un hilillo flojo que poco a poco se va amplificando hasta que finalmente no tengo mas remedio que mover la mano para alejarlo y que no me pique. Lo peor es que nada parece asustarle, ya que al instante se aleja y al siguiente vuelve. Y tras un rato así, noto los malditos picotazos por los brazos y las piernas. A rascarse toca, lo cual se convierte en una horrible tortura para mí. Encima, no dormiré nada, como no.
Noche dos:
Después de trabajar, abrí la ventana del cuarto para que entrara aire y ver si así el maldito mosquito se largaba con viento fresco (y nunca mejor dicho). Además, encontré el matamoscas que tenia desde hace 4 años y desapareció misteriosamente un día (en realidad, lo sepulte junto con un montón de mas cosas en mi armario empotrado), por lo que si el amigo se decidía a pasear por el cuarto esta noche, una superficie de plástico cuadriculada lo aplastaría sin piedad. Pero idiota de mí. Aquí estoy yo, a la misma hora, en el mismo estado de somnolencia y el paseándose por aquí como si nada. Encima, no viene solo. Yo, muy listo, al dejar la ventana abierta no hice que el mosquito se largara, sino que invitara a mas colegas. Barra libre, que debieron ver. Harto, enciendo la luz, agarro el matamoscas y me pongo como un loco a dar vueltas por el dormitorio en busca de esos insidiosos insectos. Escucho los zumbidos y eso me hace agudizar mi vista y oído, pero por más que lo intento, no cazo a ninguno, Veo a uno revoloteando por ahí y le intento golpear con el matamoscas, como un caballero que blandiese su espada, pero yo lamentablemente no atino. Veo uno pegado a la pared, golpeo con el matamoscas y cuando esta se ha estrellado contra la pared y miro los daños provocados, no encuentro al bicho espachurrado. Y así paso toda la maldita noche. Oyendo cientos de zumbidos al unísono y moviéndome como un mono rabioso blandiendo un trozo de plástico.
Noche cinco:
Se acabó. Ya han sido demasiadas noches. Tres en las que no pego ojo. Y todo mi cuerpo esta lleno de picotazos. No paro de rascarme. Es como si unos niños hubiesen querido gastarme la broma del siglo echando polvos pica-pica y ahora tengo la piel enrojecida. Pero hasta aquí hemos llegado. He comprado dos botes de insecticida y nada más llegar a casa, he vaciado la mitad de uno en mi cuarto, con puertas y ventanas bien cerradas para que se ahoguen con el gas toxico que les he proveído. Tras esto, he instalado un aparatejo que he comprado en la tienda. Una maquina antimosquitos de esos que anuncian por la tele que los espanta como el ajo a los vampiros o el compromiso a la guarra de mi hermana. Esta noche, a la misma hora, estoy durmiendo como un lirón. No escucho ni un zumbido y ni siento pinchazos sobre mi piel. Empiezo a conciliar el sueño y a medida que mis ojos se van cerrando, puedo ver en una de las esquina una delgada y larguirucha sombra moviéndose. Pero no le doy importancia, ahora solo quiero dormir.
Noche siete:
Pensaba que tendría algún tiempo de paz. Pero solo ha durado una noche. De nuevo, he escuchado zumbidos, pero estos eran muy diferentes de los habituales. Los normales suelen ser agudos y algo flojos, además de ser un sonido constante, pero este sonaba muy ronco, como si el mosquito estuviese constipado. Era un sonido estridente y sonaba por intervalos. Contabilicé un periodo de 4 segundos entre sonido y sonido, con una duración de 7 segundos. El mas largo duraba hasta 15. Como no, enciendo la luz para buscar al causante de ese molesto ruido, pero no lo encuentro por ninguna parte. Parece algo grande por el ruido que emite, pero sin embargo no ahí ni rastro de él. Igualito a los malditos mosquitos normales. Al final, no oigo nada y me vuelvo a la cama a dormir. Tras apagar la luz y taparme con las sabanas, ese maldito ruido vuelve de nuevo.
Noche ocho:
Esta mañana me he despertado con picotazos. Los tengo en ambos brazos y en una pierna. Pero son muy diferentes de los habituales. Se tratan de ronchas mucho mas grandes y de un color rojo tan intenso, que por un momento pensé que alguna vena o arteria de mi interior hubiera reventado. Además, no me picaban, sino que sentía un escozor tan terrible, que me empezó a doler mucho. He tenido que ponerme hielo para aliviar el dolor y aun así sigue, aunque de forma intermitente. Por lo que veo, esos picotazos son de algo muy grande, ¿Pero de qué? Arañas, escorpiones, ciempiés, avispas, abejas. Son muchos los bichos en los que he pensado, pero ninguno concuerda con esta clase de picotazos. Y no podían ser mosquitos. Sea como fuere, esta noche he instalado un nuevo aparato antimosquitos mas eficiente que el anterior y antes de irme a la cama he rociado todo con insecticida. ¡¡¡A ver quien se atreve ahora picarme!!!
Noche doce:
Esto no hay Dios que lo crea. Habré fumigado la habitación e instalado el mejor ahuyentador de insectos del mercado, pero todo sigue igual. Oigo ese molesto sonido mientras intento conciliar el sueño, se mete en mi cabeza y se aferra a el como si no quisiera escapar. Y para colmo, tengo más picotazos por todas partes. Grandes y rojos, me escuecen como si me hubieran echado sal y vinagre sobre ellos. Rascarme, lejos de proporcionar ese esplendido placer que te dan al rascarte el de los mosquitos normales, lo única que hace es que salga sangre y me duela más. Ayer fui a ver a mi médico, que tras analizar los picotazos, me recomendó un gel especial para picaduras que aliviaba el dolor. Y la verdad es que lo hace. Mas bien lo mitiga ya que sigue ahí, pero mas latente. Aparte de esto, me he empezado a notar más débil, como si mi vida empezara a abandonarme. Noto mi cuerpo endeble y me cuesta hacer esfuerzos. Es posible que sea por la perdida de sangre a causa de los picotazos. El maldito bicho me extrae mucho. Sea como fuere, voy a terminar pronto con esto. Encontraré a ese cabron y le hare pagar por todo esto. Claro, que primero tendré que encontrarlo.
Noche dieciséis:
Hoy me he acostado a las 09:00. No tenía fuerzas para nada. Mis movimientos eran muy lentos, como si me encontrara atrapado en el tiempo bala de esa película, Matrix. Me sentía cada vez mas apagado, mi fuerza vital estaba evaporándose, como el agua al ser iluminada por los rayo del Sol. Estaba tan mal que en el trabajo me dijeron que me tomase unos días de descanso. He pasado todo el día en el sofá viendo la programación de mierda de la televisión. La cabeza me duele un montón. He comido un poco, pero al hacerlo me han entrado arcadas. mi organismo esta tan débil que ya no tolera comida sólida. Al final, no he podido más. Con la barriga ardiéndome, todo mi cuerpo bañado en molestos picotazos y mi cabeza a punto de estallar, me he tomado dos Norotil y me he ido a la cama. Ya, envuelto en las sabanas, estoy descansando plácidamente. Y de repente lo escucho. Ese zumbido estridente y ruidoso, clavándose en mi mente, convirtiéndose en un molesto coro de voces agónicas que penetra mas y mas en mi cerebro, llevándome al borde mismo de la locura y la psicopatía. Me doy la vuelta y esta vez no hace falta ni que me levante. Esta justo encima de mí. Aunque todo esta oscuro, puedo vislumbrar su forma. Es grande, casi tanto como un perro rottweiler. Puedo ver su redonda cabeza con dos antenas apuntando hacia arriba, sus seis alargadas y delgadas patas, su abdomen y ese par de alas que menea de forma interrumpida, generando ese molesto zumbido intermitente que tanto me chirría. Noto en su cabeza sus dos ojos mirándome con cierta desazón. Unos ojos divididos en un centenar de pequeñas láminas hexagonales, todas ellas recogiendo la misma imagen que va directa a su primitivo, pero no por ello, eficiente cerebro: La de un tipo agonizante que se tapa con temor con sus sabanas. Me acurruco mientras observo esa larga trompa en forma de aguijón, pendiendo sobre mi cabeza. Sé que el fin se acerca, es inevitable, y aunque quiero luchar, mi cuerpo no responde. Simplemente esta agotado. Y yo, lo único que puedo hacer, es mirar como ese mosquito gigante, clava su trompa en mi cabeza y comienza a succionar la poca sangre que me queda.
Noticias del canal Información Terrestre con Begoña Canterbury:
Hoy, a las cinco y media de esta tarde un equipo de la policía ha entrado en uno de los pisos del edificio Royal Empire, a causa de las protestas de varios vecinos, ante el mal olor que provenía de ese lugar. Allí, han encontrado el cuerpo sin vida de su inquilino, un hombre de 40 años cuyo nombre no se nos ha facilitado. El informe forense parece indicar que el hombre presentaba un cuadro de extrema desnutrición, con un nivel de sangre muy bajo. Además, su cuerpo estaba salpicado de marcas redondeadas identificadas como picaduras causadas por alguna clase de insecto. Gracias al chip especial colocado en el cortex cerebral ha sido posible identificar al atacante. El causante ha sido identificado como una nueva especie de mosquito denominado Aedes maximus, hallada en Sudamérica y que se creía endémica del lugar, pero se han encontrado también en otras zonas como Estados Unidos, Asia y ahora, también Europa. Llega medir 1 metro de longitud y tiene la habilidad de camuflarse con el ambiente, gracias a una nueva adaptación que le permite reflejar con sus alas los rayos del Sol, envolviendo su cuerpo, para así, pasar desapercibidos. Extraen grandes cantidades de sangre a su victima y se ha contabilizado que en apenas 7 días, si no se encuentra al insecto o la victima es tratada, esta puede morir. Además, se sabe que toleran cantidades medias de veneno, por lo que los insecticidas no son eficaces. Las autoridades ya han puesto en marcha una campaña de fumigación de las zonas colindantes de la ciudad con altas dosis de veneno para neutralizar la posible plaga. Se recomienda a los ciudadanos no salir a la calle, permaneciendo en sus viviendas con las ventanas y puertas cerradas entre las 09 de la noche y las 06 de la mañana. Aparte de esto, buenas tardes y disfruten del resto día. Les habló Begoña Canterbury, en este 17 de Julio de 2045.
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