・ *゚⚡El ladrón de libros ⚡ * *゚
Cap 08
⚡️Takamanohara Año XXVII
Ultimamente Souichi llegaba cada día a tiempo a la arena y casi mansamente recibía sus lecciones, sabiendo que ya no sería apaleado por Kunihiro, simplemente porque su amante no lo permitía. No porque haya hecho muchos méritos propios para no recibir sus golpes, salvo aquella vez de la que todos hablan y que él casi no recuerda nada.
Se limitó a aceptar la responsabilidad de poseer la grandeza del regalo que su protector le había dado: El dragón blanco! Aunque para él era como una mascota tierna mas que un espíritu poderoso. Aún su cerebro rechazaba todo ese mundo de maravillas del que siempre buscaba explicaciones lógicas. Por lo que muchas veces se escapaba de Tetsuhiro para adentrarse en los secretos anaqueles de la interminable biblioteca sagrada. No sin jugarse el pellejo cada vez que un maestre notaba su inteusión.
El alumno llegó como de costumbre. Vestido con sus harapos de ayudante, la cara llena de hollín por atizar los fuegos de los gigantescos hornos de la cocina celestial. Caminaba presuroso por los pasillos del castillo desenredando el moño de sus cabellos, que parecían bailar alegres al viento, al fin libres del cordón que tironeaba los mechones, sólo un instante, para volver a ser alineados en una coleta menos desprolija que antes.
Al dios se le acelera el corazón de solo verlo venir, algo atarantado y con si habitual mal humor, a su clase de espadas, guerras y sangre, sabiendo lo que eso significaba: el sacrificio de aprender a pelear y quitar vidas, cuando toda su vida se había entregado a luchar contra las Plagas y sus garras de la muerte.
__ ¡Hola!... ¡empecemos!_
Decía el alumno jadeando.
_ Hoy no... mereces un descanso. En la tierra de los humanos debe ser domingo. Recuerdo que ese dia solías decirme que me quedara en casa a descansar..._
__ Pero... en realidad no es domingo. Con lo largos que son los días aquí. Han pasado muchos domingos. ¡No seas ridículo!_
__ ¡No!. hoy quiero que descanses de esto. Que seas tú mismo por unas horas y olvides todo esto. Te prometo que no dejaré que nadie te moleste..._
__ Pues hubieras empezado a darme libre mas temprano. Tu jefe de cocina es un espartano, esclavista despótico! _
_ Perdona... lo que mi padre manda, yo trato de no interferir. Lo haré solo si corres algún peligro. Tú mismo no me dejas que interfiera con esa locura de que seas un sirviente..._
El joven platinado frunció el ceño. Ya eran demasiados los favores que debía a ese ser como para encima pedirle comodidades.
__ Entonces... ¿me puedo ir? ¿A donde yo quiera?_
__ Sí. Anda. Es tu dia libre. ¿Quieres que te lleve con tu madre? _
__ No, gracias. Ya la he visto en estos días. Hay otro lugar al que quisiera ir... ¡SOLO!
__ Esta bien... adelante._
El dios del viento hizo una reverencia y extendió la mano para dejar pasar al humano, quien incrédulo y pegando su cuerpo a la pared esquivó cualquier roce del dios para luego correr en dirección al enorme salón lleno de libros.
Se escabulló entre los maestres y llegó a los volúmenes sagrados. Tomó uno muy grueso del anaquel y luego se dirigió a la cocina. Robó una cesta de higos maduros y se encaminó a la playa.
El dios lo vio dejar un camino de huellas en la arena caliente, hasta llegar a las cuevas de los acantilados. Allí encendió una fogata y comenzó su lectura. Su dragón le hacía compañía silenciosamente aburrido.
El tiempo pasaba lentamente y esta nueva modalidad de tener días libres le hacia mas llevadero su "cautiverio".
Incluso fingía no saber que el dios inventaba cada vez mas dias domingo para él.
Entre los higos y la lectura, se pasaba horas en esa caverna frente al oceano. El relato de mundos distintos al que conocía y puertas a dimensiones infinitas, le llenaban la cabeza de ideas y libertad.
De a ratos hacía pausas para asimilar los textos y arrojando las semillas al mar para que su "mascota" las buscara entre las olas. El animal jugueteaba invitando al humano a sumergirse. Souichi le miraba de reojo y de cuando en cuando le arrojaba una fruta al aire solo para verlo volar y atraparla con sus dientes.
Al rato Khá, ya cansado del juego, se recostaba cuan largo y grande es al lado de su amo, quien dibujaba en el aire extraños símbolos aprendidos en el libro, que según sus líneas, iluminaban las paredes de la cueva.
__ Esto parece un portal... intentaré hacerlo mas grande. Pero no entiendo muy bien esta matemática cuántica... Rayos! qué dice aquí...!
El humano intentaba descifrar los secretos de aquellos relatos antiguos. Mientras se esforzaba por entender qué cálculo hacía mal, el dragón hacía figuras con su cola. Pero el distraído lector no le prestaba atención. Solo fue hasta que Khá golpeó la roca y dibujó en ella unos extraños símbolos que Souichi comprendió lo que su dragón intentaba decirle.
__ ¡Ah! ¡Entiendo! Es un idioma antiguo que conozco... ¡¡¡Solo que está escrito al revés!!!
El humano se puso de pie y mirando al dragón, comenzó a escribir de nuevo símbolos en el aire. Logrando portales cada vez mas grandes, aunque con peligrosos agujeros negros en ellos.
__ ¡Mira esto... dragón! A ver qué te parece?
Con gracia y confianza comenzó a trazar en el aire lo que parecían letras chispeantes, las mismas se fueron llenando de luz hasta que formaron un gran haz de luz con los bordes en llamas y con un centro que centelleaba. Ya no era un agujero, sino un puente a algo que no conocía, pero que le maravillaba...
El círculo era lo suficientemente grande para que pasaran los dos. En un segundo el humano entró al portal recién creado.
En él podía transportarse a lugares jamás pensados.
Primero fue a un mundo donde todo era muy pequeño. Luego a otro donde todo era ruinas. Otro en el que reinaban las mujeres de donde le costó salir con su cabeza aun en sus hombros. También otro donde todo era caos y guerra. Y finalmente conoció un mundo tranquilo y hermoso donde su gente no sabía nada de guerras. Vivían sus vidas en paz dedicados a la sabiduría y crecimiento personal. No sabían de Dioses o mortales. Solo de su propio ser como un todo con la naturaleza.
Souichi había ocultado su dragón en las cicatrices de sus brazos como le enseñó Tetsuhiro. Pero a pesar de lo nuevo y arriesgado de sus viajes, podía sentir tranquilidad en ese lugar.
Con esta nueva información, por un rato dudó de regresar al mundo de los dioses.
__ Aquí soy libre..._
Miró al dragón y vio las tormentas de tiempo pasados y venideros en sus ojos rojos.
__ Aquí no hay nadie a quien proteger, porque no hay ningún peligro._
Miró toda esa perfección a su alrededor, suspiró con tristeza y abrió el portal de nuevo.
__ Vamos... él nos debe estar esperando...__
Gracias por seguir leyendo. Ha pasado un tiempo a pesar de que creí q lo terminaría pronto. Por un momento pensé en matar la historia. Pero gracias por su apoyo. Seguiremos viéndonos.
Los quiero ♥️🙏🏻
Conrinuará ⬇️
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