25.- "Investigaciones"
En esta capítulo se abordará temas de vidas pasadas, si su religión, creencias o ideas van en contra de esto no se busca ofender a nadie, hacerle cambiar de opinión o imponer esta ideología, todo es por desarrollo de la historia. :D
Eddy Peterson
"—¡Él te asesinó, maldita sea, no voy a perderte otra vez!
Salí corriendo de lo que parecía ser un salón de clases, la voz de mi padre rebotaba en todos los lugares, por los pasillos, en las paredes, en el suelo, parecía que me estaba siguiendo.
Llegué a una cafetería de una escuela que no conocía, parecía que era de noche, no había nadie aquí, hacía frío, se sentía horrible, y con un solo parpadeo, miré dos personas en medio de esta.
Una morena más joven, de rizos, no podía ver bien su cara, pero sentía que la conocía, sus manos estaban arriba en símbolo de rendición.
Y enfrente de ella, al otro lado de la cafetería, había un castaño, alto, de mirada siniestra, con una expresión psicótica y locura.
Levantó un arma poco a poco, hasta apuntar a la morena.
—Tenías qué quedarte conmigo, Kay —dijo con rabia—, ¡Lo prometiste, maldita!
—Tom, baja el arma —susurró la morena de rostro borroso, así como él otro sujeto.
¿Tom?
Él nombrado negó, mi miedo subió cuando escuché al arma ser preparada.
Al chico no le importó, jaló el gatillo sin pensarlo para disparar directo a la chica, aquel estruendo activó mis instintos.
En ese instante, sin saber quiénes eran, sin saber qué había pasado y sin entender la situación, hubo un impulso de miedo y horror en mi sangre al ver que estaba apunto de matar a aquella mujer que llevaba el mismo temor o aún más.
Entonces corrí, a toda velocidad.
Escuché mis propias pisadas apresurarse, sentí que incluso el tiempo se había hecho un poco más lento, mi hombro empujó a la morena lejos de la dirección de la bala, dándole una segunda oportunidad de estar bien, de vivir.
Cuando enfoqué mis ojos al frente, un zumbido llenó mis oídos, el ruido exterior desapareció para sustituirse por ese ruido agudo.
La sensación de un líquido tibio entumeció mi pecho, así como la misma sensación cayendo de mi boca.
Ya no tuve conocimiento de lo demás, porque simplemente caí, y mi mundo se apagó".
Había dos brazos enormes abrazándome, atrapandome a algo.
Mi cabeza recibía pequeños besos, había alguien susurrando cerca de mi frases como; estás bien, yo te estoy cuidando, estoy aquí.
Desperté llorando.
Mis ojos se abrieron rápido, mi cara estaba húmeda por las lágrimas.
Tuve un instinto de querer buscar protección, me abracé más a quién me estaba sujetando firmemente, implorando que no fuera.
Mi cerebro se dió cuenta de la situación sin siquiera abrir los ojos, mi respiración seguía agitada por un miedo inexplicable.
Agradecía a cualquier deidad, que me hizo despertar, o en este caso, a mi novio.
—Lo siento —sollocé contra su pecho, todo estaba oscuro, pero sabía que era él.
Suspiró profundamente, volviendo a acomodar las sábanas por arriba de nosotros.
—Está bien, duerme otra vez —pidió somnoliento—, solo son pesadillas.
Eran más que eso.
¿Cómo explicarle lo que sentía con esas pesadillas cuando ni yo lo sé?
Es nostalgia, temor, una rara combinación de emociones que eran difíciles expresar hasta para mí.
Intenté conciliar el sueño otra vez, no tenía ni la menor idea de qué hora era, pero sabía que en pocas horas seguramente iba a amanecer.
Thomas me presionó más contra él, sabiendo cómo calmarme, cómo darme esa protección.
Entonces, sí tanto lo quería y él a mí, ¿por qué su nombre se repetía en esos sueños vividos?
Le ordené a mi cabeza que dejara de lado esos malos sueños, y que solo me dejase descansar al menos esta noche.
[...]
Otra vez, en una sola noche, Jean volvía a dejar más de quince llamadas en mi teléfono.
Veía que también había mensajes y más llamadas de parte de Ayden, Kayla, Sam, Izan, incluso de Bruno, no entendía por qué él también estaba tan preocupado, pero para ser Bruno, estaba muy serio.
Mi vista seguía pegada en el teléfono mientras llevaba la cuchara con cereal a mi boca, mi desayuno favorito y perfecto para empezar el día no era café, fruta o algo así, con el cereal era más que suficiente.
Haber escapado a la casa de Thomas no había sido especialmente mi mejor plan para hacer después de la boda de Anthony, claro que por mi cabeza jamás había pasado esa posibilidad de que iba a desencadenar algo más.
Quizá no era tanto por lo que pensaron de él, esperaba que desconfiaran de Thomas, ya que era un chico bastante misterioso, lo que no esperaba, era la reacción exacta de mi padre.
¿Encerrarme en el auto y enloquecer?
¿Y qué era eso de qué Thomas me había asesinado?
La vida de mi padre no había sido exactamente fácil y feliz.
Jean Peterson, el hombre que por más personas que lo siguieran y quisieran una relación con mi padre, él nunca aceptaba.
Había cosas de Jean que siempre me causaron curiosidad, jamás comprendí por qué se divorció de una persona que yo consideraba mi padre.
Al igual que Anthony, Dimitry y Sam, yo era producto de una inseminación, muchos que lo sabían nos preguntaban; ¿dónde estaban nuestras madres?
La respuesta era sencilla, no sabemos.
Siempre había tenido curiosidad por tantas cosas, siempre quería investigar, leer sobre temas, y mucho tiempo pregunté en dónde estaban ellas, las respuestas que nos dieron eran tan simples, que solo fueron mujeres que nos vieron los primeros meses de nacidos y luego simplemente dejaron de aparecerse en nuestras vidas.
Eso no lo comprendía bien, ¿por qué habrían de prestar o mayormente vender sus vientres solo porqué sí?
Esa fue una entre tantas dudas que mi mente produjo a lo largo de los años, misma duda no me molesté en investigar por mi cuenta, y había descubierto que inclusive, una de ellas había fallecido en un accidente, y nosotros jamás lo supimos.
Que haya fallecido la madre de Sam hace muchos años, explicaba por qué hubo una semana en la que Sammy lloró por las noches, él decía que no tenía ninguna razón en particular, que simplemente tenía ganas de llorar y lo hacía, casualmente recordaba que ese año coincidía con el año en el que mis investigaciones concluyeron el año en que murió la mujer que le dió a luz.
Las demás mujeres en realidad solo no quisieron visitarnos.
Así había sido mi vida desde siempre, si tenía una espinita de alguna duda, hacía de todo para resolverla.
A lo largo de los años siempre me daba intriga saber de la vida de Jean, de su pasado, es mi padre y por supuesto que quería conocerlo, pero él no hablaba mucho conmigo sobre las cosas que vivió, a tal punto de que a veces parecía que quería evadir el tema, cosa de la que no estaba en contra, pero eso me daba más curiosidad.
En esos días en los que yo me preguntaba tanto quién fue él antes de mi llegada, aparecieron Kayla, Ayden y Bruno.
Los tres adultos que inexplicablemente me cuidaban demasiado, ellos habían sido los que me relataron que una fuerte perdida de mi padre y de ellos hace años, había hecho que Jean temiera por desarrollar sentimientos lindos hacia alguien. Prácticamente, mi padre tenía miedo a querer.
Yo pensaba que hablaban de algún hermano o hermana, de alguna amistad o cualquier familiar.
Nada, ellos no me decían nada más que eso.
Al yo tener tantas dudas y pocas respuestas, me había comido la cabeza pensando en por qué Ayden me pedía tantos consejos cuando discutía con Frank, también cuando Kayla me cuidaba tanto, siempre quería hablar conmigo, y había ocasiones en las que se disculpaba conmigo de la nada.
Pero, Bruno, el padre de Dimitry, él jamás podía verme de frente, normalmente él era un hombre lleno de energía, solo que, cuando yo aparecía era como si su batería se apagara, y no de la forma en la que yo no le agradara, más bien como si por un recuerdo o una mala noticia, se pusiera triste.
Siempre he notado que ellos tenían un trato diferente conmigo, y poco a poco me he ido cansando de estas dudas.
El tema de reencarnación era algo que hace años había conocido, pero hasta estas semanas me había dedicado a profundizar más.
Era una intuición, algo que no solo mi mente sabía, todo mi cuerpo pensaba que si tuve otra vida antes, no merecía morir, porque había otra cosa que me decía que me había ido de manera injusta, de manera que nadie esperaba y todos odiaron.
Después de esta semana en la que no podía dormir y tampoco dejaba dormir bien a Thomas, quizá era hora de solucionarlo, detestaba cuando las personas simplemente se dejaban de hablar, no consideraba que estuviera mal, pero me parecía infantil que no dejaran las cosas en claro antes de, o al menos un aviso de; no quiero verte nunca.
Claro que era un poco distinto cuando se trataba de una familia, y en lo personal, no me gustaría desaparecer de la vida de mi padre sabiendo que mi círculo social es parecido al suyo y en algún punto vamos a cruzarnos sí o sí.
Seguí comiendo cereal al mismo tiempo que pensaba en que voy a darle fin a estas dudas.
La puerta del baño en el departamento se abrió, dejando ver al de cabello gris salir en toalla, con gotas de agua resbalando por su cuerpo, y claro que notaba algunas cicatrices en él.
—Eres sexy —le dije a Thomas tranquilamente.
—Lo sé —soltó de la misma manera, entrando al dormitorio para colocarse su ropa.
Pasaron los minutos, cuando terminé mi cereal con rapidez, yo mismo bajé de la silla para ir al lavaplatos a hacerme cargo, ya suficiente estaba interrumpiendo a Tom en su departamento como para no lavar mis cosas.
Inmerso en mi mundo de teorías, pensamientos, posibles situaciones e incluso música de fondo, en pocos segundos volví a sentir los brazos de Thomas abrazarme por atrás.
—Si tus amigos vieran que no puedes vivir sin mi, te aseguro que te sacan de su grupo —me burlé, recibiendo gentiles besos en mi hombro y clavícula.
—Meh, correré el riesgo —propuso.
Finalicé con lavar un vaso dónde serví jugo de manzana, Thomas no se despegaba de aquí, y no quería que lo hiciera en realidad.
—Lamento que tengas qué soportarme aquí, prometo que ya casi me voy —informé—, sé que pude quedarme en los dormitorios de la universidad pero, ahí iba a encontrarme fácilmente.
Tom rió, besando ahora mi mejilla. —Ya te dije que no me molesta que estés aquí, si por mi fuera, traería tus cosas para que vivas conmigo, por otro lado, al parecer no puedo hacer eso porque este departamento es para una persona y aunque paguemos más, los dueños de aquí son especiales.
—Pero es un lindo edificio —mencioné, era verdad, la construcción del edificio y las habitaciones eran sencillamente lindas, con mucha luz natural y bastante presupuesto que hacían que incluso se pudieran abrir cajones de muebles con solo hacer presión en ellos.
Y claro, que la persona detrás de este gran lugar era nada más y nada menos que él padre de Sam y Anthony.
Que claro, Frank solo fue el arquitecto que diseñó y mandó personas a construirlo, más no era el dueño del edificio cómo tal, aunque fácilmente podría comprarlo si quisiera.
¿Cómo a alguien se le puede ocurrir diseñar esto y tener tanto presupuesto? No lo sé, pero es increíble.
Además de eso, este lugar no solo era un edificio departamental, sino que también, los dormitorios de mayor nivel eran usados para turistas como un hotel, y eso conllevaba a qué Ayden aportó chefs y meseros al restaurante que está en la planta baja.
Así que prácticamente aquí no se necesitaba comprar mucha comida individualmente, sabiendo que abajo había un mini restaurante. Por algo este sitio es tan costoso.
—Sabes, he pensado en algo, y probablemente vaya a casa de Jean —indiqué, dejando mi vaso en el secador—, ¿me acompañas?
Giré a verlo, él simplemente aplastó sus labios sarcástico.
—No sé si lo recuerdes, pero yo no le caigo especialmente bien a tu padre, para tu mala suerte no logramos formar una relación yerno-suegro. Así que, en síntesis, si me aparezco por allá, va a haber mucha destrucción y caos.
Rodé los ojos. —¿Le tienes miedo?
—Claro que no, es que ahora no tengo mi arm... —se retractó—, no tengo ganas de morir hoy, quizá otro día, pero hoy no, es martes, los martes es un pésimo día para morir.
Era curioso que Thomas pensara que yo no sabía de su trabajo.
Ya lo había dicho, cuando la duda me invade, investigo hasta debajo de las rocas para sacarme de dudas, más cuando se trataba de personas que quería.
Siempre me preguntaba por qué él desaparecía a veces, por qué no quería contarme de cómo tenía tanto dinero y era como si nunca se le acabara, tampoco era normal que alguien dejara un arma torpemente debajo de su cama.
Cuando veía esa arma sin que él se diera cuenta, en su auto, debajo de la cama, escondida en su pantalón, todas esas ocasiones me entraba la curiosidad de saber cuál era su trabajo, y no era tanto por mi sentido de la curiosidad, se había convertido en una preocupación cuando noté que tenía una herida en la cara, misma herida él intentó ocultar y falló.
Después de muchas investigaciones de campo, había descubierto lo que ya me esperaba, Thomas era de esos tipos con mucha influencia en las calles y negocios ilegales, se veía tan típico, como en los libros, solo que jamás esperé que fuera mi situación el estar con un chico que podía matar a cualquier persona que según él y sus hombres "lo mereciera".
No fue tan difícil llegar a la conclusión de que había logrado conquistar a un chico casi mafioso y ni siquiera tuve qué esforzarme demasiado; es mi naturaleza.
Fuera del hecho de saberlo, él aún no me lo dice directamente, y lo comprendía, era mejor que las cosas se mantuvieran en un perfil bajo, digo, he leído los libros suficientes y he visto las noticias suficientes de estos temas para saber que era mejor no ser un blanco fácil con el que pudieran ir contra Tom.
Viéndolo de otra manera, me sentía importante, siempre me imaginaba como "el esposo del mafioso", acompañado de muchas imágenes mentales dónde tenemos una mansión y pueden castigar a quién si quiera se atreviera a mirarme, o que hay decenas de personas que harán lo que les pida porque de no ser así, les va a ir mal.
Los libros me vuelan la cabeza, sí, y no me escondo, sería increíble y a la vez horrible vivir así, porque de un lado seré como el punto débil de un líder que se ve imponente ante todos, y del otro lado no tan bueno, son todas esas cosas peligrosas que conlleva.
En fin, mi novio es un posible matón.
—¿Vas a estar ocupado hoy? —pregunté.
—Quizá —se limitó a responder, dejando que subiera a la isla de la cocina y poder sentarme ahí—, ¿necesitas que te lleve?, eso sí puedo hacerlo.
Negué. —Mejor voy solo, tienes razón y no me gustaría que Jean buscara pelea contigo, necesita tiempo para aceptarte.
Hizo una mueca. —Que de hecho, no tengo idea de por qué no le agrado, ¿hice algo malo?
—Yo también quisiera saberlo.
No me gustaban las discusiones, mucho menos ignorar los problemas y esperar a que se hagan más grandes, que haya desaparecido casi una semana fue en contra de toda mi moral, pero a veces era justo alejarse unos días para pensar claramente.
No era que yo estuviese abrumado por si lo aceptaban o no, sabía perfectamente que en muchas ocasiones la familia siempre estaba en contra de la relación de alguno de los miembros, y me lo esperaba, mi familia a veces quiso ser demasiado protectora conmigo, cosa que afortunadamente no permití.
Aunque tenía consciente esa posibilidad de que no lo aceptaran, no me esperaba sus reacciones.
Entonces, estaba dispuesto a ir a esa casa y aclarar todo esto
Thomas siguió insistiendo en que quería llevarme, y entendía su preocupación, pero prefería simplemente ir por mi cuenta.
De cualquier forma, confiaba en que no me pasaría nada en el trayecto de aquí a casa de Jean.
(...)
Olvidaré lo que dije sobre "no me pasaría nada".
Sam me había enseñado a patinar alguna vez, normalmente así nos movíamos más fácil por la universidad, la cuestión era que yo no tenía tanta experiencia en ellos.
Por ello, yo solo sabía andar hacía adelante y frenar, no sabía cómo girar, bailar, mucho menos cómo pasar una banqueta alta de un salto.
Entonces, ahí estaba yo, con mis rodillas y manos raspadas por culpa de una banqueta que no pude pasar, decidí quitar las ruedas de los patines, ya era suficiente humillación para mí.
Suspiré en medio de mi caminata, había llegado a la casa gris donde había pasado la mayor parte de mi vida y dónde seguramente estaba Jean.
Aquí comienza la catástrofe.
Me acerqué a la fachada de la casa, no tenía miedo en realidad, pero si esa pequeña inquietud de cómo puede estar él emocionalmente, Jean era una persona que a veces se preocupaba de más, y en muchas ocasiones su paranoia le ganaba y no sabía cómo actuar.
Por ende, no me sorprendería si llego y él está en medio de una investigación con policías sobre mi paradero.
Toqué aquel timbre, mordiendo mi labio inferior lleno de nervios, aunque esperaba tener la mejor actitud ante cualquier situación, claramente no podría adivinar cuál sería.
Esperé de pie por algunos segundos más, y finalmente, esa puerta gris fue abierta.
Contrario a lo que esperé, no fue ese cabello rubio y cuerpo muy alto el que ví, la persona que abrió la puerta fue nada más y nada menos que una morena de estatura más baja.
—¡Eddy! —Kay gritó, y se lanzó a abrazarme de golpe.
—¡Hola, Kayla! —emití con la respiración sofocante.
—Por fin apareces, estábamos preocupados por dónde estabas... ¡¿Dónde estuviste Eddy Galen Peterson?! —exigió al soltarme y revisar que estuviera bien de todos lados, hasta que miró mis rodillas—, ¿qué te pasó allá abajo?
—Estaba patinando camino acá y bueno... no pude saltar a tiempo la banqueta
—Vamos, hay que limpiarte, y tienes qué darnos una explicación.
Me hizo entrar a la casa rápidamente, en cuánto pisamos la cocina que era la más cercana después de la sala principal, ví finalmente al hombre que creí estaría como loco buscándome.
Me equivoqué.
Jean Peterson.
Mi padre estaba sentado en la mesa, con sus brazos cruzados por arriba de esta, mirando algunas carpetas de la mesa que eran como fotos, documentos, no sabía bien qué eran, nunca las había visto, pero en cuánto me observó, las cerró cuidadosamente.
Creí que iba a explotar del enojo, pero no, el solo me miró con mucha seriedad en su rostro, casi con resignación.
—Hola, papá —empecé, Kayla había corrido por un botiquín seguramente.
Jean aplastó sus labios, no era normal que él hiciera eso, me refiero a actuar tan calmado.
—Pensé que ya no vendrías, hijo —comenzó—, pensé que ya no volverías ni por voluntad.
Ahora yo aplasté mis labios. —Si crees que Thomas me haría algo estás equivocado.
Suspiró nada más, sus ojos estaban rojos, seguramente había llorado hace poco y apenas se estaba recuperando.
Pero, ¿por qué?
Lo más lógico es que era por mi desaparición, sin embargo, no entendía el por qué de todo este drama, ¿qué hizo Thomas?
Más importante, ¿por qué Jean tenía esta actitud?
Kayla llegó a los minutos a ayudarme a limpiar mis leves heridas de la caída, en este tiempo solo les decía que estuve bien con Tom, que me había cuidado en todo el tiempo que estuve con él y que en verdad sería una buena consideración el mudarme, aunque claro se quedó como una broma entre Thomas y yo.
Al contarles de él, parecía que no me creían, se veían de reojo como si dudaran de lo que les decía, pero Kayla solo sonreía nostálgicamente.
Al final, Kayla terminó de ayudarme, Jean no comentaba nada y aunque me parecía extraño que no explotara, estaba feliz de que se estaba controlando, al menos en esta extraña ocasión.
—Sam también ha estado preguntando —siguió hablando Jean mirando a la nada—, Izan, todos tus amigos e incluso la familia de Ayden. ¿Por qué no les dices que todo está bien?
Alcé los hombros. —A veces es bueno alejarse de las personas que ves todos los días la mayor parte de las veinticuatro horas.
—Ayden iba a abrir un nuevo restaurante hoy, pero lo pospuso hasta que aparecieras —siguió—, ahora que estás aquí, supongo que la siguiente semana lo hará, o qué, ¿otra vez vas a huir con ese idiota?
—Thomas no es un idiota —regañé—, es mi novio y si hice eso fue porque tú y los demás de repente enloquecieron en cuánto dije su nombre, ¿qué les pasa?, y aún no me has dicho qué significa lo que me dijiste, no sé qué quisiste decir con "Thomas me asesinó".
—No entenderías —aseguró.
—¿Cómo lo sabes? —seguí—, soy joven, no estúpido. Entiendo cosas más rápido de lo que muchos lo harían. Y en estos momentos incluso para mí es difícil entender todo. Actúan sin decirme la razón y eso es frustrante.
—¿Y por qué deberíamos darte razones?
Lo miré. —Porque yo estoy involucrado y soy afectado, por eso quiero saberlo. Si Thomas y yo no estuviésemos en esto créeme que no preguntaría las cosas que ocultan.
Cómo era de esperarse, él solo negó, se puso de pie y sin ningún tipo de remordimiento salió de la cocina con aquella carpeta en sus manos, era una carpeta que parecía tener muchas cosas dentro, y por esa misma intuición que llenaba mi mente, quería saber qué contenía.
Hice una mueca pensando, resolver misterios familiares solo se pone complicado en lugar de divertirme.
Asomé mi cabeza por el arco que separaba la cocina del resto de la casa, Jean dejó aquella carpeta cerca de la mesa en medio de la sala. Era de un color marrón oscuro, parecía vieja.
No debo ni pensar en tomarlo, pero Jean no conserva cosas que no le sirven o no son importantes, eso quiere decir que era carpeta es importante.
Tampoco me gusta la idea de revisar las cosas que no son mías, aparte nada me asegura que eso me ayude a descubrir algo.
A veces tenía un pequeño presentimiento en mi que me decía cuando algo era relevante, ya sea una acción, un suceso, un objeto, incluso una persona.
Pero no, no podía hacer esto cuando yo era un seguidor de la idea de "si no es tuyo, no lo tomes sin permiso".
Tengo qué controlarme.
[...]
¡Esta es la primera y última vez que le fallo a mi moral!
Claro que supe cómo sucedió todo, Jean se fue a charlar con Kayla en el jardín sobre lo también felices que estaban de que Ayden iba a abrir otro restaurante.
Me había acercado a la puerta a decirles que tenía que irme ya, que necesitaba presentarme en calidad de urgencia a la universidad antes de que me echaran del edificio.
Y claro que no era verdad, mientras pagara no importaba si usaba los dormitorios, o al menos así funcionaba allá.
Cuando les aseguré que iba a estar bien, no dudé en tomar esa carpeta y salir, me regañé a mi mismo claramente, no estaba en ninguna de mis casillas, fue el mero instinto de que tenía qué conseguirlas.
Pese a mi reciente caída, me puse otra vez los patines para poder ir rápido a la universidad, claro que sí tenía suerte él iba a estar ahí con Keith, normalmente pasaban sus días encerrados en sus dormitorios con Pelusa, y en dado caso que hoy los astros se quisieran alinear para mí; podré pedirle que me aloje ahí unos minutos.
No era porque quisiera molestarlo, era porque estaba seguro que si Jean se daba cuenta de que tomé prestada la carpeta, era muy probable que fuese a buscarme allá, y estar en el dormitorio de Sam o Keith me daría al menos más tiempo de escapar.
En cuánto pisé la cera, mis piernas se movieron a la velocidad más rápida que podían considerando que aún no dominaba bien el arte del patinaje.
Patina y no mires atrás.
Patina y no mires atrás.
[...]
—Lo siento pero seré tu protegido —mencioné en cuánto abrí la puerta para entrar a la habitación de aquel castaño claro, que mala costumbre de nunca poner seguridad a su dormitorio.
Escuché que una voz diferente a la de Sam emitió un "shh", mi vista se fue en busca de quién había sido, y en efecto estaba quién yo esperaba hallar.
Keith Donson permanecía recostado en la cama al igual que Sam, el de cabello blanco lo abrazaba fuertemente, y al igual que ellos dos, Pelusa estaba recostado en el muslo de Sammy.
—Vas a despertar a mi pequeño —regañó Donson en voz baja—, y a la rata blanca también.
—Lo siento —susurré de vuelta—, pensé que estaban despiertos.
—Ayer le dolía su cuello y no pudo dormir, y Pelusa pues... él solo duerme de día, es un flojo.
—Mejor me voy, cuando despierte dile que tengo algo qué decirle.
Asintió rápido y repetidas veces. —Juro solemnemente que cumpliré mi misión.
Reí decidido a irme, con razón Sam está tan enamorado de Keith, no había qué engañarnos, él es tierno.
Claro que no iba a interrumpir su siesta, preferí irme con mi investigación a mi segunda opción de refugio.
Al estar bajando al piso donde Izan dormía, apenas recordé que ese moreno y cierto chico que conoció, también empezaban a ser más cercanos hasta el punto de comenzar a salir juntos y a encerrarse en sus dormitorios de noche e incluso de día.
No, entonces no es una opción tampoco, no quiero volver a encontrarme con otra imagen de ese tipo.
Por supuesto que mi dormitorio no era una opción, yo sabía que no era una buena idea sino quería ser descubierto, mi instinto lo gritaba.
Tendré que hacer investigaciones al exterior.
Además, hace mucho no saludo a los chicos de fútbol, hasta cierto punto quitando a su capitán; ellos son amables.
[...]
Afortunadamente las gradas del equipo de fútbol local me recibieron sin mucha gente, los deportistas estaban entrenando felizmente, empujándose, corriendo con ese balón ovalado en sus brazos, lo normal.
La mayoría aquí por supuesto que no dudaría en venir a quitarme estas carpetas, los chicos de este equipo no respetan exactamente ese tipo de cosas.
Todavía me sorprendía, es decir, a estas alturas la gente homofóbica comenzaba a ser minoría, pero ellos eran una exageración.
Afortunadamente, como en muchas historias y ocasiones, el aclamado capitán homofóbico del equipo termina encantado por alguien que supuestamente odiaba.
Solo había dos personas en la universidad que no sabían que aquel capitán, Sloan, no dejaba de mirar a Sammy desde que mi amigo lo enfrentó, o mejor dicho, desde que lo vió bailar. Esas dos personas por supuesto eran Sammy y Keith.
Fuera de eso, los demás notaban que Sloan dejaba su vista fija en Sam cuando lo veía por la universidad, a la larga decidimos no comentarle nada a los dos chicos que no tenían ni idea por las sencilla razón de que no necesitaban saberlo.
De cualquier modo, a mí no me gustaba meterme con los chicos de fútbol, por la razón más lógica que a cualquiera le resultaría seguir y es que... ¡No quiero morir en manos de dinosaurios! Acepto cualquier otro tipo de muerte menos esa.
En segundos recordé la razón por la que había llegado aquí, investigación policial.
Me dediqué a tomar una mejor respiración, sea cuál sea el motivo por el que esta carpeta llamó mi atención, lo iba a descubrir.
Más centrado y mentalizado para cualquier cosa que pudiera ver, me aseguré de estar en los cinco sentidos por cualquier cosa.
Al abrir la carpeta, lo primero que noté fueron meras cartas hechas a mano, no era una letra realmente elegante o limpia, pero tampoco estaba tan mal.
Claro que no entendía el contexto de las cartas, eran largas, parecían antigüas al igual que la carpeta, pero alcanzaba a leer una que otra frase en ellas que por la forma tan simple que estaban escritas, parecía que guardaban muchos sentimientos.
"No puedo dejar de llorar cuando te recuerdo".
"¿Por qué con todo a nuestro favor terminaste siendo víctima?".
"Necesito verte aunque sea una vez, no te pido más".
"No merecías esto".
"Eddy, estoy olvidando tu voz".
Eddy.
¿Eddy?
No comprendía las cartas bien, eran de alguien que sufría de eso estaba seguro.
Pero había mucho dolor en las palabras, incluso hablando en temas de grafología se podía percibir que eran estados de ánimo decaídos, la forma en la que escribía; los renglones iban decayendo, entre otras cosas.
Pero, ¿de qué Eddy estaban hablando, quién era exactamente, y por qué Jean tenía esto?
Eran escritos de alguien que perdió a alguien, eso es lógico.
Seguí revisando el resto de lo que había en la carpeta, cartas y más cartas, eran centenas de ellas, las fechas estaban escritas como si lo hubieran obligado a escribirlas.
Entonces, cuando se acabaron las cartas tristes, empezaban otro tipo, unas con frases menos dolorosas. Y para esto, la fecha de las cartas habían pasado de el primer año en que se escribieron hasta cinco años después.
"Volví a terminar mi comida sin llorar, ojalá estes orgulloso".
"Conocí a alguien pero, no es lo mismo".
"¿Sabías que Ayden y Frank son dueños de un restaurante y una empresa de arquitectos? Ojalá pudiera tener el mismo éxito que ellos".
"Escuché tu canción favorita y leí los libros que nunca terminaste, pensé que estabas conmigo en ese momento".
"Tenemos un hijo ahora, estoy aterrado porque no sé cómo cargar bebés".
"Es difícil ver a Eddy junior por ahí, es igual de curioso que tú".
"Se parece tanto a ti".
"Está siendo imposible verlo, siempre que lo veo leer o escuchar la música que a ti te gustaba es imposible no llorar, ¿por qué son tan parecidos?".
"Siempre le cuento historias como tú me las contabas a mi".
"Aún te quiero, lo sabes, ¿verdad?".
¿Y qué vieron mis ojos al final?
Una carta que parecía reciente, pues ocurrió hace semanas ya que marca el mes y el año en que ocurrió la boda de Tony y Eliot, y a diferencia de las otras cientos de cartas anteriores en las que leía frases rápidamente, esta solo tenía pocos renglones.
"Lo siento.
Te prometí no volver a actuar así con alguien.
Pero cómo, ¿cómo iba a dejarlo irse con alguien que parece igual a quién te quitó la oportunidad de ser feliz?
Lo intenté, Eddy, pero no puedo soltarte.
Pero por lo que más quieras, ángel, cuídate y cuida de nuestro hijo, aún si es con ese chico o no, solo no dejes que me lo quiten tampoco, ya no puedo perderte otra vez".
En total silencio, con calma y sin poder tener nada en la mente aún, revisé cosas que ya no eran cartas, eran recortes de periódico, recortes de capturas de internet. Había muchos títulos de noticias, y todos coincidían con una misma.
"Fallece joven de diecinueve años en preparatoria por disparo".
"Hombre enloquecido entra con arma a una escuela y dispara a joven que salvó a la verdadera presunta víctima".
"Última hora: Asesino de corazón roto provoca la muerte de un joven inocente".
Y quizá, solo quizá, nunca debí leer las noticias completas, o al menos no una de ellas.
"El día de hoy, martes 13 de abril antes del mediodía, una escuela preparatoria de zona centro sufrió la perdida de un joven, alumno y ciudadano.
Según testigos, cuando un hombre entró con señales de estar bajo los efectos de la droga, amenazó al alumnado mientras buscaba la ubicación de quién era su ex novia.
Por la misma droga este chico entró en un estado de locura que lo hizo apuntar con su arma a la chica en medio del alumnado.
De no ser por un valiente corazón, ella habría recibido aquel impacto, hablamos de Eddy Smith, un joven de diecinueve años que se lanzó a la protección de la chica cuando supo las intenciones del culpable llamado Thomas.
Los alumnos que reaccionaron más rápido lograron someterlo cuando el disparo había ocurrido, entregándolo a las autoridades de inmediato.
Lamentablemente, registros y familiares de la víctima afirmaron que Eddy no había logrado sobrevivir ante el atentado, diez minutos después de llegar al hospital el paciente fue declarado como muerto.
Ahora, el culpable será procesado ante el juez para determinar su sentencia o bien, si es libre".
Las noticias así siguieron apareciendo, algunas muy iguales, otras con un poco más de información como la hora exacta o las personas exactas que dieron declaración, entre ellas estaban Jean y Kayla.
Así hubo más y más, hasta que llegué a la última noticia de una captura de internet.
"Acusado y declarado culpable por intento de homicidio y asesinato.
El hombre que arrebató la vida de Eddy Smith es sentenciado por cargos a pena de muerte, se trata de cargos por intento de homicidio, alteración de la paz, y asesinato de primer grado".
Ahora tenía muchas más preguntas, más dudas, ¿quién era Eddy?, ¿quién era ese Thomas?
Pude haberme quedado con la duda, pero no, el joven quería ver las últimas cosas de la carpeta.
Estos no eran documentos como noticias, tampoco eran cartas, eran fotos.
Había decenas de fotos impresas en esta carpeta, fotos de personas que conocía bien.
Había fotos de mi padre, de Ayden, de Kayla, fotos de amigos como cualquier otros.
¿Qué era lo raro aquí?
Que había un chico que nunca había visto, un chico de cabello azul del lado derecho, y que del lado izquierdo lo llevaba morado, sonreía ampliamente, tenían fotos los cuatro juntos en lugares como una escuela, un salón de clases, un parque.
También había fotos especiales de dos personas, de mi padre y de ese chico, fotos donde ambos parecían ser cercanos, tan cercanos que involucraban fotos tomados de las manos, abrazados, besando la frente o la mejilla del otro.
Ellos estaban enamorados.
Solté todo en la carpeta de vuelta, dejándola de un lado luego de haber examinado todo.
Empecé a temblar, mis preguntas sobre quiénes eran se habían esfumado.
Nada de eso me importó, porque había preguntas que estaban gritando en mi cabeza como nunca antes.
¿Por qué sentía que recordaba haber estado en esas fotos?
¿Por qué ver esto se asemejaba como un golpe de nostalgia?
¿Por qué parece que he estado esperando tanto tiempo por verlo?
Y más importante, ¿por qué no podía dejar de llorar?
Yo no podía controlarme, mis lágrimas estaban cayendo sin haberlo sabido, mis manos temblaban como si hubiera visto un fantasma, pero mi jodido corazón parecía detenerse.
Necesitaba hacer algo, necesitaba respuestas, necesitaba ayuda. O al menos alguien que haya prometido estar ahí cuando lo necesitara.
[...]
Mi pulso seguía acelerado por correr tanto y por la asfixia que había en mi, no era algo normal, no era normal que tuviera un ataque de ansiedad por las simples cosas que acababa de ver.
Pero ahí estaba, corriendo a toda la velocidad que mis piernas ahora débiles me permitían, buscando por la ciudad al chico del cuál necesitaba su protección ahora más que nunca.
Mi mente aturdida por el miedo y ese peligro inminente inexplicable, aún sabía a dónde ir. A su departamento nunca, tenía qué buscarlo en callejones a los que lo había visto pasar.
La carpeta seguía en mis manos, las personas se hacían a un lado cuando veían que estaba corriendo sin detenerme, como si algo me estuviera persiguiendo.
Mis instintos se quisieron alinear para poder encontrar a Thomas, tanto así, que a lo lejos después de correr tanto; pude ver su auto costoso en un callejón que sabía que él visitaba mucho.
Lo necesitaba, necesitaba que me abrazara, que me dijera que solo era el shock, que yo no era ese Eddy, que mi Thomas no era ese Thomas.
Seguí corriendo hasta dar con esos dos edificios separados estrechamente, al estar en medio del callejón pude notar esa espalda grande cubierta con ropas negras caminar, al mismo tiempo que se movía a la par de ese cabello grisáceo.
Ahí fue cuando mis piernas dieron su último esfuerzo y corrieron hasta él, estuve a tan solo metros de llegar, hasta que él se giró.
Cuando dió la vuelta, su mano sacó un arma de su saco, la cuál apuntó a mi directamente.
Me detuve ahí mismo, no pude dar otro paso más cuando tuve su arma enfrente de mi cara.
El miedo me invadió, y a él también.
Se quejó. —¿Qué estás haciendo aquí? Pude haberte disparado por error o algo, me asustaste, Eddy.
Él estaba asustado porque yo lo encontré.
Yo estaba asustado por el objeto que con solo verlo me hizo sentir una descarga de miedo en mi cuerpo.
Di un paso hacia atrás, y Thomas dió uno adelante.
—Escucha, puedo explicarlo, solo déjame... —quiso acercarse, volví a retroceder temblando—, Eddy.
Mi mente me hizo una mala jugada sin quererlo, yo que siempre buscaba mantenerme al margen de las situaciones y nunca caer en la crisis emocional y mental; estaba viendo un rostro diferente al de mi Thomas real.
¿Él me quería lastimar?
¿Por qué sacó el arma cuando me vió?
¿Quería dispararme?
—¿Qué te está pasando? —preguntó a medida que yo quería alejarme—, sé que no es normal, te voy a explicar todo... ¿por qué estás llorando?
Mi boca no podía articular casi ningún sonido tangible, mis piernas se debilitaron por completo y preferí dejarme caer a la grava del callejón, pequeñas piedras y tierra se sintieron debajo de mi.
—No me toques —solté en cuánto mi mente me dejó decir algo—, ¡Aléjate!
Su rostro era de confusión, yo veía peligro en él.
—Eddy, si es una broma no es de buen gusto.
Me arrastré hacia atrás, buscando salir de ese jodido lugar entre las paredes exteriores de dos edificios gigantes, se sentía sofocante, como si en cualquier momento fuesen a caer encima de mi.
Por un momento, mi cuerpo se detuvo, hasta que hice una pregunta que me invadió en cuánto leí aquellas noticias en la carpeta.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunté aterrorizado, con mis llanto continuo y mi miedo inexplicable—, ¿por qué hiciste todo esto?
—¿De qué estás hablando? —dudó.
—¡Asesino! —grité—, ¡Eres un psicópata, enfermo!
Tal vez entendió un poco, mi cabeza luchaba, la parte razonable contra la parte que se estaba volviendo loca por explotar, y la parte razonable al menos comprendía algunas de sus acciones.
Thomas dejó caer el arma, se despojó y dejó caer su chaqueta negra, su billetera, teléfono, solo quedó con el resto de su ropa normal, comenzó a bajar lentamente y también se acercaba a mí con cautela, no quería que me lastimara, yo no quería morir.
—Soy tu novio, Eddy —musitó con voz calmada—, soy Tom, Tommy. No te voy a lastimar, nunca haría algo como eso.
Negué. —Tú querías matarla a ella, ¡Te odio!
Él también negó, pero con más tranquilidad. —Yo no quiero matar a nadie, salgamos de aquí, ¿si?, te llevaré a casa, te voy a explicar todo y vas a estar mejor.
Yo me había quedado quieto lo suficiente para que él llegase hasta mi, mi llanto no pudo detenerse, menos cuando dejé que mis defensas bajaran, Thomas me cubrió con sus brazos por completo, me abrazó tan fuerte y tan protectoramente que no pude dejar de llorar contra él.
Me había vuelto loco por algo que no entendía, pero tenía miedo, tanto miedo de lo que pasó hace tanto tiempo incluso sin haberlo vivido.
—Todo está bien, Gal —susurró besando mi frente—, sea lo que haya pasado, estás bien, yo te voy a proteger.
Las cosas se habían salido de control unos momentos largos, momentos en los que mi cabeza pareció recordar cosas que no sabía que habían pasado, pero era tan raro, porque creía que las había vivido, y al mismo tiempo era como si nunca hubiera estado ahí.
Ahora mismo me daba igual qué había sucedido, Thomas me estaba abrazando, me estaba cubriendo con ese escudo de protección que solo él sabía darme.
Seguí sacando lágrimas, él no decía mucho, pero ahí estaba conmigo sin quejarse, y tal cómo me decía, sabía que estaba más protegido estando con él.
[...]
La principal razón por la que amo a mi novio es porque sabe hacer té, no más, no menos.
El hecho de que Thomas nos haya traído a su casa solo para calmarme y estar conmigo en una investigación que él no entendía, era algo que valía más de lo que pensaba, porque él solo me había dado la taza de té después de dejarme sentado en su sofá con su computadora.
Él solo estaba a un lado de mí, quizá no entendía nada, pero tampoco fingía poner atención, a él de verdad le interesaba saber por qué lo había acusado de asesino.
Claro que cuando llegamos él estaba muy preocupado, incluso me preguntó si mis heridas de las rodillas tenían algo que ver.
Había cosas que me dedicaba a buscar en internet, lo que pasó hace años con Eddy Smith, quién era o qué había provocado que alguien haya entrado con intenciones de matar a otra persona.
No había mucha información en realidad, estaba lo básico, sin embargo ningún lugar me daba las respuestas qué necesitaba. Por fortuna era que mi crisis ya había pasado, di lo mejor en enfriar mi cabeza y pensar bien lo que estaba a punto de hacer.
Yo había pasado mucho tiempo interesado en el tema de vidas pasadas, siempre tuve esa corazonada rara de que fui alguien cercano a mi entorno en mi otra vida, o quizá solo era algo que me obligaba a investigar si fui alguien importante.
Bueno, el chico en cuestión se llamaba Eddy, yo me llamo Eddy, Jean conservaba fotos de muchas cosas en esa carpeta, así también parecía que ese Eddy conocía a la perfección a Ayden, Kayla y por supuesto a mi padre. Las cartas que le escribió también tenían su nombre.
Claro que yo me llamo Eddy en su honor, es lógico y sería muy estúpido de mi parte no deducirlo. Ahora, quiero saber qué sucedió exactamente.
Cuando le conté todo a Thomas, pensé que lo captaría al primer intento, porque todo tenía sentido para mí, todo estaba conectado y era claro pensar que al menos una parte de el otro Eddy creció en mi.
Pero tenía qué recordarme que no todos entienden a la primera.
—Me perdí desde que dijiste que Jean tenía una carpeta misteriosa —fue la respuesta de Thomas inocentemente.
Pestañeé varias veces. —¿Es en serio que eres la cabeza de una probable mafia? porque no se nota.
—No estoy en una mafia —se defendió—, bueno, no una cómo tal...
Oh, claro que ya me dijo todo, de alguna u otra manera, cuando me calmé hace pocas horas, él me contó que sí, está en negocios que no debe pero que tampoco estaba involucrado con drogas lo cuál agradecía.
Más que nada, su "trabajo" era cuidar personas importantes, vigilar a otras que eran un peligro, pero era un poco ilegal también ya que a veces tenía la labor de llevar personas a lugares por los que él no debía pasar y mucho menos las personas que debía llevar.
Que me dijera que todo iba a estar bien no me llenaba de mucha seguridad completa, sin embargo, agradecía que por fin me lo dijo aunque haya sido a base de una crisis.
Suspiró dejando su cabeza en mi hombro, poniendo mis piernas por arriba de las suyas.
—Entonces, estás diciendo que reencarnaste en el posible amor de tu padre —inquirió.
—No, reencarnar es una cosa. vida pasada es otra, y yo solo sé que probablemente el recuerdo que Jean tenía de ese Eddy se haya desarrollado en mi, pero si quiero saber más de esto, solo las tres personas que ví con él me lo dirán.
Hizo una mueca —No entendí nada pero te apoyo en todo.
Pensé por un corto momento, el mediodía ya había pasado, no iba a durar mucho para el atardecer, a lo largo del día dejé de recibir llamadas y mensajes de Jean, ni siquiera sabía si se dió cuenta que le robé su carpeta.
Que pensándolo bien, es extraño.
Esto lo iba a resolver hoy y ahora.
Miré a Thomas sobre mi hombro seriamente. —¿Me llevas a casa de Jean?
—Sabía que hoy era un buen día para morir —lanzó.
[...]
Tal cómo lo suponía, el atardecer no llegó tan tarde, irónico.
Habíamo llegado a la misma casa de la que secuestré la carpeta, Tom había estacionado el auto una cuadra antes de estar completamente enfrente de ella porque no queríamos que Jean saliera a gritarle.
Di una respiración larga, no era tan difícil, no era nada, solo tenía qué preguntarle sobre esto y él me lo diría, ¿verdad?
—Todavía podemos irnos del país —comentó Thomas.
—No nos vamos a ir del país... todavía no.
Asintió un par de veces, su mano viajó hasta la mía para tomarla fuertemente, al mismo tiempo que daba una pequeña caricia.
—Sabes que cualquier cosa que pase, voy a buscar que estés bien —expresó.
Asentí dejando que diera un beso en mi mejilla.
Thomas y yo sabíamos que no a muchos les parecía nuestra relación, y también sabíamos que el hecho de que él tuviera un trabajo nada seguro era algo más por lo que corríamos el riesgo de que a la larga las cosas se complicaran.
Decir que no lo quería sería mentir, siempre me habían gustado las personas difíciles, pero Thomas me había gustado más que cualquier otra, teníamos una linda historia juntos que no necesitábamos contar, y era suficiente para mí el saber que él me quería de la misma forma.
Aún así nunca sabíamos qué iba a suceder, nunca sabíamos qué podríamos descubrir del otro, tampoco de las cosas que Jean pudiera decirme allá dentro que pudieran obligarme a dejarlo, quería confiar en que no y en que todo estaría bien aunque él no aceptara a Tom.
Salí del auto junto con la carpeta en mis manos, había un aire bastante calmado, eso era buena señal, al menos para mí.
Caminé por la cera hasta la casa de Jean, al haber llegado entré con solo empujar la puerta, Jean a veces era muy distraído y olvidadizo, tanto así que podía llegar a olvidar cerrar bien la puerta o a veces la dejaba abierta cuando allá por mis años de preparatoria yo llegaba tarde a dormir.
La casa estaba silenciosa, pocas luces estaban encendidas ya que aún no terminaba el atardecer cómo tal y a Jean no le gustaba mucho la iluminación.
Seguí mi recorrido por la casa, y en una pequeña biblioteca que él mismo hizo, lo encontré. Él no leía mucho en realidad, pero siempre que necesitaba estar solo venía aquí, entonces es lógico que esté en un lugar que le dé seguridad.
Se hallaba sentado en un sofá individual de color vino, no había nada en su mesita de lado más que un vaso de agua. Mi padre siempre llamaba la atención por su forma elegante de sentarse, y además tenía muchos rasgos finos, por eso las personas creían que se trataba de un auténtico vampiro que no envejecía, además claro que los colmillos afilados son de familia.
—Jean —lo llamé permitiendome entrar a la mini biblioteca.
Su vista se ladeó hasta mi, no se movió, seguía con su tobillo arriba de su rodilla, cruzando su pierna abiertamente. En su mirada no había enojo ni parecido, tampoco tristeza, era una expresión que Jean hacía cuando estaba tranquilo.
—Siempre te ha ganado la curiosidad, ¿verdad? —preguntó calmado, señalando con su dedo índice otro sofá cercano—, toma asiento, no soy algún villano del que debas temer.
Hice caso inmediato, buscando comodidad en dónde me indicó.
—Lamento haberla tomado —me disculpé, regresando la carpeta a sus manos—, es que, desde que pasó lo de la boda de Tony, no podía quedarme con la duda.
Asintió en pequeños movimientos, abrió la carpeta y él mismo volvió a verla, como si buscara que todo estuviera en su lugar.
—Entonces, ¿qué quieres saber? —preguntó relajado.
—Todo —respondí al instante—, ¿quién era Eddy?, ¿qué pasó?
Me miró directamente, ahora con un ligero apretón en sus labios. —Eddy tenía el sueño de ser superhérore y lo consiguió.
A partir de ahí, escuché la historia de un chico que había llegado a la vida de Jean y sus amigos de manera que no muchos esperaron.
Supe por qué Kayla me cuidaba tanto y se entristecía muchas veces al verme.
Supe por qué a Bruno le costaba verme o hablarme.
Supe por qué cuando era niño y proponía comer en ese restaurante de comida rápida; Jean y Kayla se negaban a poner un pie ahí.
Supe de Eddy Smith y de por qué mi padre había perdido a la única persona que no había querido ni se había enamorado, Jean realmente lo amó, y es probable que aún a la fecha siga amándolo.
Hizo un gran trabajo intentando no poner triste la situación, me contó todo de manera rápida que lograba entender y procesar, incluso sabía cosas de otros como Ayden y Frank que ocurrieron cuando Eddy seguía con ellos.
Ahora sabía por qué Jean siempre decía que le gustaba estar entre libros pero no estaba interesado en leerlos.
El rubio fue honesto en todo, nunca lo había escuchado ser tan maduro como ahora.
—Te confieso algo, antes de Eddy yo era muy... tonto. Había dicho cosas horribles de Frank solo porque Ayden no sentía lo mismo que yo por él, pero cuando Eddy llegó, me hizo entender mucho, así como tú aconsejas a Sam y a Izan, o así como incluso a los supuestos adultos llegas a hacerlos entender muchas cosas, así era Eddy, era muy maduro e inteligente.
—Pero, lo que pasó con Thomas en la boda...
—No supe cómo reaccionar, Gal —pronunció arrepentido—, eres mi hijo y tienes muchas maneras de pensar y de ser de Eddy, cuando escuché que tu novio se llamaba igual que la persona que le había arrebatado la vida a mi Eddy por supuesto que iba a reaccionar mal... cuando él se fue, fue como si todo lo que me enseñó, también se haya ido con él.
—Lo sé, pero Jean, yo no soy ese Eddy, mi novio no es ese Thomas, tal vez es una gran casualidad y horrible ironía, pero él jamás me haría daño, él siempre me ha cuidado.
—Oh, Gal, háblame de confiar en las personas y creéme que la conversación será o muy corta o muy larga, Kayla no ha dejado de sentirse culpable por lo que sucedió, cree que cualquier persona con la que esté pueda asesinar a otro amigo, no confiaré en tu novio por completo ahora mismo.
Aplasté mis labios, tenía razón, lo que les sucedió había desatado una serie de traumas que ellos no superaban aún, por otro lado, Jean de verdad se estaba esforzando en contestar y mantenerse al margen.
—Sé que no eres Eddy, y sé también que no puedo pensar que te va a ocurrir lo mismo, solo no quería que le ocurriera lo mismo a mi hijo cuando las cosas parecían ir igual que a lo que pasó hace años.
Suspiré profundamente, quería seguir escuchando más, que se desahogara y lo dejara ir.
—Es aún más irónico porque sus padres no me aceptaban a mi —sonrió débil—, bueno, su madre sobretodo, él y Bruno nunca nos explicaron por qué no se parecían en nada y eran hermanos, pero nos llevábamos bien.
De esa pequeña sonrisa que dió, hubo otra un poco más amplia, recordó algo lindo.
—Antes de que muriera él me dijo que quería escribir un libro. Le encantaba leer y escribir, él quería escribir un libro sobre los ángeles que él conocía.
Ladeé mi cabeza.
—Eddy decía que los ángeles eran personas que no tenían un propósito propio —empezó a hablar—, él siempre contaba que había personas que solo estaban en esta vida para ayudar a alguien más como una persona cualquiera, ayudaban a que su vida tomara un giro para que aprendieran a ver las cosas de otra forma.
—Se escuchaba como un libro hermoso —comenté sincero, y le doy la razón a Eddy.
—Pudo serlo, también me decía que los ángeles solo estaban poco tiempo, que un día simplemente ya no sabías de ellos, desaparecían o... morían, pero era cuando ellos sabían que ya habían hecho lo que tenían que hacer aquí. Incluso decía que algunos terminas odiandolos, ya que dejaban enseñanzas que podían llegar de buena o mala manera, quizá lo que él creía no era real, pero me ha hecho creer que probablemente Eddy era uno de ellos.
—Yo le creería —confesé—, tiene lógica, a veces ves personas que pueden ayudarte en un momento de crisis incluso en la calle y después no vuelves a verlas aunque las busques.
—Bueno, tú y él tendrían largas horas de charla si se conocieran —añadió simpático.
Seguí hablando con él un corto tiempo sobre más temas de Eddy y él, me decía todas las teorías locas que el chico tenía sobre cualquier tema, también que obviamente fui llamado así en su honor.
Me quedó muy en claro que Eddy Smith había quedado grabado en Jean, y quizá nunca iba a olvidarlo, pero esperaba que al menos pudiera dejar de lamentarse por ello, porque claro que me gustaría ver a Jean salir con alguien, verlo sonreír otra vez.
Claro que ambos compartíamos la idea de que al menos un fragmento de ese chico se depositó en mi, no obstante, no me molestaba ni un poco, Eddy se escuchaba como alguien que me entendería en todo lo que le dijera aún si para otros no tiene lógica.
Al cabo de unos minutos, recordé que había alguien esperándome afuera.
—Thomas está esperando por mi —informé poniéndome de pie— tal vez venga mañana, Ayden va a abrir su restaurante en...
—Dos días —contestó—, quiere que todos estemos ahí, aunque puedo apostar a que su familia llegará tarde, tengo cero pruebas y cero dudas.
—Me uno a la apuesta —comenté—, bien, entonces mejor los veo en dos días.
Me encaminé a la puerta, y de nueva cuenta su voz me detuvo.
—¿Él te está esperando fuera? —cuestionó.
Asentí. —Sí, él también vino conmigo y dijo que se quedaría ahí hasta que saliera.
Hizo una pequeña mueca pensante. —Ya han pasado horas y es muy tarde, sabes que hoy es un día en el que es peligroso conducir tan noche.
—Lo sé, pero tenemos que ir a su casa a dormir, o en su defecto él me va a dejar en mi departamento.
—Pueden quedarse aquí —comentó—, preferiría a eso a que algún alcohólico los haga sufrir un accidente.
Cuando ninguno de los dos se dió cuenta, ya había corrido a abrazarlo, este es el Jean que yo quería ver.
—Sabía que querías a tu yerno.
—No te confundas, soy amable nada más.
Reí besando su cabello rubio, al menos recibirlo en casa era un enorme avance para que lo aceptara.
Salí corriedo de casa hacia el auto de Tom, con cuidado de no cruzarme con alguien no deseado como un borracho.
Llegué a pasos rápidos hasta él, Thomas salió del coche con esa expresión de preocupación.
—¿Qué pasó?, ¿estás bien?
Asentí dejando que tocara mi rostro. —Adivina qué, pasaremos la noche en la casa de tu suegro.
Sonrió con miedo. —¿Por qué me odias tanto?, juro que no te he mentido.
—¡No seas payaso, vamos, vamos! —lo jalé del brazo con todas mis fuerzas, incitandolo a seguirme.
—Hoy muere un grande —sentenció Tom, antes de cerrar la puerta del coche, asegurarlo y seguirme.
Misión del día:
Descubrir y cerrar el misterio de Eddy; listo.
Hacer las pases con Jean; listo.
Lograr que Jean al menos quiera ver a mi novio; también listo.
¡Lo logré! Si Eddy viviera, estaría orgulloso de mí a como lo veo yo.
____________
Hace cuánto no nos veíamos? Holaaaa
Una disculpa por la tardanza jasjas.
Voy a hacer dentro de lo posible; todo para terminar esta historia ya que al acabarla voy a empezar a editar Sexy Jardinero porque hay cosas que me gustaría cambiar así como añadir otras que claro no son muy relevantes pero son detalles que se me pasaron.
Eso significa que después de esta historia no voy a publicar otra hasta nuevo aviso c:
Y pues así, hobi te amo.
Bai.
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