11 ━❝traición familiar❞
Tiemblo un poco ante una nueva ráfaga de frío, intento encojerme pero me es difícil con los pies atados, me quitaron los zapatos y hasta los calcetines, parecía que estas malditas brujas querían matarme de frío o al menos intentarlo.
—Pobre, Seraphine —veo a Genevieve fruncir los labios —¿Tienes frío? Tu madre dice que eso debería de controlarte.
Y ahí estaba, lo que esperaba —¿Te prometió poder?¿Un puesto al lado de ella en el infierno?
Ella se ríe —¿Recuerdas este lugar? —miro el techo y no, no tengo algo dentro de mi cabeza que me lleve hasta ahí —Aquí fuimos enfermeras, tratando la influenza, ya sabes, tú, yo y Rebekah. Te recuerdo enamorada de Elijah y al parecer aún lo estás, una pena que él eligiera a Hayley antes que a ti y a ese bebé.
Ella intenta poner su mano sobre mi vientre, donde no siento absolutamente nada desde la noche anterior, me muevo con violencia para que ella no me ponga ningún dedo encima.
—No tocaras a este bebé —le gruño, incluso siento que le muestro los dientes al hacerlo —Elijah vendrá por nosotros, y sobre el trato de mi madre, apenas la vea planeo matarla y a ti también, una por una a estas malditas brujas.
—Tu madre es una buena mujer, no como tú, Rebekah y tú me usaron, para alejar a Klaus de aquí —ella se me acerca a la cara —Traicionaste a tu familia.
Mis dientes atrapan su labio inferior y ella chilla con fuerza, la suelto al sentir el sabor a hierro en la boca —Alejate de mi familia perra maldita.
Alguien carraspeó detrás de nosotros —Genevieve, déjame a solas con mi hija.
(...)
Lilith suelta mis manos de las correas y se queda sentada en una silla que está bastante mal, tiene uno de sus típicos vestidos negros con rojo y algunas plumas, tiene el cabello recogido en un gran chongo con algunos rizos cayendo de él, luce tan angelical para ser un demonio.
—Ten —ella me entrega mi suéter y yo se lo quito de la mano con fuerza —Solo no quiero que mueras de frío, aún.
Me río mientras me paso el suéter por encima y estiro las manos —Siempre tan dulce, madre.
—Lo sé —me siento débil y cansada —Debes saber que no te conviene intentar atacarme ahora, apenas tienes fuerzas para invocar tu magia y la cosa ahí dentro no está ayudando. Y no, no hablo del bebé.
—¿Que planeas? —hago un sonido con la boca —Primero me atacas en el bosque, tratas de que se me salga de control el poder, me devuelves esto —me pongo la mano en el vientre intentando sentir algo —pones algo ahí dentro para matarme, ¿qué quieres? No sería más fácil matarme sin hacerme pasar por todo esto, ilusionandome con un bebé que quizás nunca conozca porque crees que es buena idea para debilitarme y matarme apenas deje mi cuerpo.
—¿Tan mal piensas de tu madre? —yo asiento —Si, tengo un plan, pero no tan cruel como crees, o quizás lo es más.
Yo paso saliva —¿Por alguna vez en tu vida podrías no ser una maldita perra conmigo?
—Lo estoy siendo —ella hace un gesto con la mano y las amarras de mis pies se desatan —Toma tus cosas y sal de aquí, Klaus querrá matarte cuando se entere que participaste en la llegada de Mikael al pueblo.
—Tú también participaste madre, casi me quitas todo esa noche, ¿no lo recuerdas? Esas brujas querían matarme y darte mi poder, además me querías fuera del juego para que los hermanos Mikaelson se murieran.
—Solo vete, Seraphine —ella se levanta sacudiéndose el vestido —No quiero que Klaus te mate o intente hacerlo antes que yo. Aún no estas lista para morir y dejar tu poder.
(...)
Morir y dejar tu poder.
Me apoyo en una de las paredes llena de moho, hace frío, tengo las botas en la mano y apenas me he puesto los calcetines, me siento tan cansada, en cualquier momento podría desfallecer ahí mismo, tenia hambre y algo de ganas de hacer pis, la ceniza me pesa y mis piernas parecen fideos.
—Hola —gruño al ver a Celeste frente a mi.
—Maldita perra número dos —ella sonrie. Me tambaleo una vez más y siento como el cansancio está por hacerme ceder.
—Te ves terrible, el embarazo no te sienta nada bien —ella sigue teniendo esa sonrisita de superioridad en su rostro —Me pregunto si a Elijah le sigues gustando así.
—Ni te lo imaginas —arrastro los pies en un intento de llegar hasta ella.
—Una pena que tu traición y la de Rebekah quizás haga que él acabe una vez más en un ataúd con una daga en el pecho —ella da unos pasos hasta mi —O incluso peor, quizás acabe vuelto cenizas por una estaca de roble blanco. Porque esto, pondrá al hermano contra el hermano.
—Ellos dos se aman, toda esta familia se ama, hasta el final de los tiempos.
Ella hace una mueca —Ya veremos hasta donde les llega ese gran amor cuando se enfrenten por tal traición, porque Elijah ama a sus hermanos y te ama a ti, Klaus es lo mismo, pero en él, hay veces en que el resentimiento puede mas.
Intento atraparla pero ella se mueve con rapidez, cuando me estiro hacia delante para tomarla por el cuello mi cuerpo pierde el equilibrio y acabo en el suelo, sollozo una vez que caigo, de espaldas. Todo se sentía tan mal y pesado para mí, no podía sentir al bebé desde la noche anterior, estaba tan débil que era posible que me hubiera quebrado algo al caer y quizás tenia un bebé pudriéndose dentro de mi, Elijah no parecía por ningún lado y a estas alturas Klaus ya debía saber de nuestra traición, lo único que yo buscaba en esa llamada era alejar a Klaus de Elijah y poder hacerlo ver que él también tenía una vida, que podíamos vivir una vida lejos de los dramas y enemigos de su familia, poco después entendí que aquello era una equivocación, éramos todos una familia y debíamos protegernos siempre, pero yo y Rebekah nos pusimos en peligro, creímos que Marcel había muerto y dejamos el lugar al que llamamos hogar, casi muero antes de eso por la ambición de mi madre y quienes me salvaron de ella aquella vez fueron ellos, Elijah, Klaus y Rebekah.
A lo lejos escucho los gritos de Klaus y poco después siento el motor de un auto. Me levanto del piso con dificultad, demasiada, una mano se posa en mi espalda.
—Marcel —digo en un suspiro —No deberías estar aquí, Klaus lo sabe —cuando el pone sus brazos alrededor de mí cuerpo me siento desfallecer —Debemos salir se aquí, hay que buscar a Rebekah.
—Elijah esta en eso —el me toma en brazos —Deberíamos buscarlos.
Marcel se pone a correr y cuando encontramos a los demás, Elijah tiene una daga metida en el pecho de Klaus y Rebekah solloza en el suelo.
—Tomala y salgan de aquí, corran tan rápido como puedan —Marcel se acerca a Rebekah luego de dejarme apoyada en un palo de madera que es parte de una baranda.
—Deberías venir.
Yo niego con la cabeza —No puedo, no voy a dejar que esos dos se maten entre sí, cuídense.
Veo a Marcel llevarse a rastras a Rebekah escaleras arriba y luego me deslizo por la madera hasta el suelo.
(...)
El pecho me sube y me baja con fuerza, ya no tengo tanto frio como cuando desperté la mañana anterior, Elijah esta sentado en el borde de la cama a un lado mío, tengo un ojo abierto mientras empiezo a despertar.
—Tengo hambre —le digo mientras intento sentarme en la cama, pero la espalda me duele y las piernas también —Lo siento mucho, por todo.
Él niega —No tienes culpa de nada, yo debería disculparme por tardar tanto.
Tengo la misma ropa del día anterior y encima de la cama hay varias colchas más que debieron ser usadas para hacerme entrar en calor.
—O por elegir a Hayley antes que a nosotros —me llevo la mano al vientre y siento un leve movimiento que me deja respirar tranquila —Pudieron matarnos.
—También a ella —dice él.
Me apoyo con cuidado en el respaldo de la cama —Nos querían a nosotros, mi madre estaba ahí, al parecer Genevieve tiene un trato con ella y no sé que es. Las buenas sabían que tú elegirías a Hayley por sobre tus hermanos y hasta por encima de tu propio hijo.
Él se queda mirando el suelo —Las traiciones abundan en esta familia.
—Así parece, Elijah.
Las traiciones familiares abundan en la familia Mikaelson desde el inicio de la misma, desde Esther hasta Rebekah y hasta en mi, hasta ahora.
Esta cortito otra vez, pero según yo es preciso para ir avanzando, aquí está su actualización de la semana, espero poder actualizar pronto otra vez y así seguir con esto.
Espero que la cuarentena los esté tratando bien.
Un beso
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro