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Ojos al cielo, cálido ruego...el ciclo de las almas girando mas allá del control de los mortales, mientras destino teje en misterios inexplicables su juicio.
Casi 20 años habían pasado desde el día en que la tierra se sacudió, que el infierno conocío la miseria y el cielo sufrió de grandes dolores.
Muchos clamaban diciendo que era la ira de aquel ángel.
Y no estaban lejos de la verdad.
Las plagas azotaron la tierra.
El infierno se consumía.
El cielo había sido manchado de desgracias.
El ciclo de almas ahora vivía libre e incluso la dama del destino había desaparecido.
Pero... Al menos...aquellos que sus corazones eran mas cercanos a los caídos pudieron obtener una pizca de consuelo.
Vieron crecer nuevamente lo que ellos mismos vieron morir un día.
Tsunayoshi había nacido en una cuna de nobles, rodeado de comodidad y alegría.
Incluso habían logrado llamarlo como en su vida angelical.
Su vida había sido buena, plena y llena de dicha.
Era favorecido por sus hermanos que hacían de guardianes.
Tomaron formas humanas para cuidar de el.
Giotto se volvió su tío al emparejarse con un humano familiar cercano a Tsuna.
Le dolía en el alma saber que podía amar a un humano y unirse a el, pero...un demonio con un ángel jamas...un demonio con humano tampoco era licito
Reborn en cambio se adapto a ser el maestro de el pequeño castaño que al crecer era como el mas puro reflejo de su hermano menor.
Un muchacho alto, de cabellos castaños revoltosos, ojos color de la dulce miel y un corazón gentil.
Soñaba con ser un maestro de escuela o unirse a los monjes de la iglesia.
Y Reborn estaba completamente de acuerdo, a diferencia de toda la familia.
Nana había tenido solo dos hijos varónes ,uno que seria la cabeza de la familia y el otro que siendo el gemelo de su hermano había fallecido al nacer.
Actualmente tenia una hija pero no era necesaria. Iemitsu planeaba casar a sus hijos para posicionarse mejor.
Mientras mas títulos y provincias a su disposición mejor.
Y claro tener muchos nietos que sirvieran bien a la familia.
Giotto lo encontraba sumamente desagradable, pero bueno el tampoco les agradaba en nada a la familia.
Se había casado con Alaude el primo del pequeño castaño.
Alaude en ese entonces tenia 21 años , viudo con un pequeño niño.
Se había enamorado y confesado ante el tribunal celestial...
Y habían aceptado su unión.
Ahora criaba a el pequeño Hibari Kyoya y cuidaba con suma ternura a Tsunayoshi.
La primera década de vida de el pequeño niño habia querido llorar cada vez que le veía.
Su corazón le llamaba a gritos para pedir perdón por no poder progeterlo. Por delatar sus pecados Ante el consejo divino...no... Por acusar a su hermano...
La culpa no siempre le dejaba vivir en paz. Lo carcomía.
Le dolía saber que el alma de su hermano tampoco lo reconocía, esa esencia dormía para cuando se encontrara con Xanxus.
Y tampoco podía permitir ese despertar.
La orden era mantener dormido a su hermano en el cuerpo de Tsunayoshi.
El rubio suspiro con pesar...esa carga lo dolía desde el alma...y tampoco podía saber que era lo que pensaba Reborn.
La casa Sawada donde recidia la familia humana del recipiente del alma de su hermano menor era bastante grande.
Hoy se celebraban los 20 años de Tsuna.
Seria una gran fiesta.
-¿Tio Giotto?-
Una voz dulce que conocía tan bien le llamo y no pudo evitar sonreir, incluso su voz era identica.
Su Tsuna y este Tsunayoshi eran como dos gotas preciosas de agua.
El joven vestia un traje blanco , elegante y sencillo, zapatos del mismo color , venia abrazando un libre con cuidado.
Giotto no se detuvo , corrió para lanzarse a sus brazos.
El castaño solo lo miro confundido no entendia esa maña de abrazarlo y casi romperle una costilla por parte de su querido tío.
Su tutor le había dicho que ignorara a el loco sonriente.
Pero no podía hacerlo.
Siempre había sentido un profundo afecto por su tío Giotto.
Y no solo el, admiraba de corazon a su tutor Reborn.
Incluso mas de lo que sentía por sus padres.
Aveces se sentia ajeno a todos.
Sentía que algo alguien le faltaba.
Su corazón le decía que debía buscar algo...pero no sabia que era eso tan anhelado.
Finalmente conversando con su tío se dio cuenta de que seguro era por la simpatía.
Su tío Alaude le habia contado que Su esposo...el tío Giotto era como un Angel caido del cielo pero se había pegado demasiado fuerte en la cabeza y habia quedado chiflado.
Había cosas que no entendía... su madre le decía que dos hombres no podían unirse en matrimonio...era blasfemo e irían al infierno a ser torturados por los demonios...casi toda su familia lo decía.
Pero...el creía que si era amor...¿Que mas daba si era hombre con hombre o mujer con mujer? Había muchos niños sin hogar que podían ser criados por padres y madres amorosos.
Su tutor le había dado la razon en aquella ocasión.
Iba divertido con su tío a lado a el jardín.
Su tío era un fanático de cultivar flores, y Su primo Kyoya un fanático de destruirlas.
Bueno...solo solia pelear mucho con Su amigo apreciado Mukuro, hijo de un amigo noble de Alaude.
Mukuro era un tipo bastante particular...y es que le encantaba molestar a Kyoya...demasiado.
El jardín habia sido molido, todo el trabajo duro fue tirado por la borda por ellos.
Claro fue divertido ver como Giotto se enojaba y se lanzaba a pelear con los otros dos chicos.
Ellos estaban en la luz...eran tan bellos así...
Quería sentir lo que ellos sentían...
El no podía sentir mucho.
El castaño llevo sus manos a donde latía su corazón.
Siempre se sentía tan insatisfecho.
Se sentía como si estuviera rodeado de sombras.
Como si el no perteneciera mas a ese mundo.
¿Que le pasaba?
Allá en una nube alta sobre la ciudad que había visto como el caos consumia su tierra una pequeña niña tenia entre sus dedos un hilo corto de color rojo.
Lo admiraba con melancolía...no podía hacer mas...
Aun si ella deseaba que nada malo pasara aun el destino ya había sido demasiado tentado.
El primer hilo estaba manchado de negro...una triste tragedia...tan corto.
-No quiero cortar aun el tiempo...y no puedo jugar mas...este hilo llegara a su fin...-
...
Iba a cortar pronto , y nada estaba listo.
Aun así esas almas estaban ahora bajo su protección.
Aun si costara un aliento...iba a unirlos una vez en esa vida.
¿Quien dice que se puede jugar con los hilos del destino sin pagar un duro precio?
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