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Cap15: Miedos

Lucía abre los ojos llena de curiosidad para señalar a Jeremy y luego cubre su rostro.

—¿A papá le gusta el tío Daga? —Comenta la niña.

Mi atención se la lleva Daga, el cual se encoge de hombros para empezar a reír.

—Verás, Lucía, te lo digo yo porque luego linchan a tu padre —responde él, pero siento que en el fondo se refiere a mí—: vas a vivir un mundo muy diferente, donde las costumbres son otras, pero da igual lo que pase será una familia.

Jeremy parecía que lo iba a interrumpir, aunque se detiene al ver que no comenta algo que considere incorrecto.

No puedo quitar la mirada de él, su rostro se encuentra hecho un poema. Su boca está media abierta, pero de pronto lo que parecía ser desconcierto se vuelve vergüenza cuando escucha las palabras de la señora de fondo.

—¡¿Qué clase de educación le están dando a esa niña?! —Dice la mujer con fuerza como si olvidase lo sagrado de este sitio para ella—. Depravados, dos hombres besándose, qué horror.

La religiosa se persigna ante los hechos. Es algo que siempre me ha molestado del exterior. Nuestro circo, nunca nadie se ha dedicado a juzgar nos dentro.

—¿Papá? —Dice Lucía mirando a Jeremy.

Jeremy baja la cabeza ante esto, él es alguien de fuera. Sus costumbres y doctrinas son las del exterior. Nunca le he preguntado si cree en este Dios, pero de ser así, quizás sienta que incumple sus normas.

Daga se niega a intervenir, lo observa, evalúa cada detalle de su actuar esperando que caiga o se enfrente a la situación.

No me interesa lo que ella diga, simplemente seguiría mi vida sin darle importancia, pero el rostro de vergüenza de Jeremy hace que no quiera que sea así. Avanzo hacia ella con mi hija en brazos mientras la escucho intentar hablar con Lucía.

—Deberían dejarla con su madre, entre ustedes no pudieron tenerla. Van a enfermar a la niña si siguen con eso —comenta la señora—. Pequeña, no le hagas caso a esos enfermos.

Lucía me mira para apretar con sus manitos la tela de mi chaqueta negra. El cabello no me deja ver sus ojos, los flecos de ella hacen que la vista sea imposible.

—Lucía, ¿tienes a Vicaria? —Le pregunto.

Ella asiente y la saca de abajo de su manga para darme la tarántula. La señora deja un grito al ver al animal.

—Eres más fuerte que ella, se asusta con una simple araña. Nunca la escuches, tu nivel es superior —le digo a la niña para dejar que una serpiente salga de mi manga también.

Lucía sonríe y en lugar de asustarse toca la cabeza de mi otra mascota. Puedo ver los ojos que el cerquillo no me dejaba apreciar, parecen llorosos.

Si no estuvieses aquí, simplemente sacaría la basura...

La mujer sigue discutiendo y diciendo demasiadas ofensas, pero pasan a segundo plano. Daga jala la mejilla de Jeremy entre risas tratando de borrar el nerviosismo de su cuerpo. Eres como Lucía, debemos dejarte entrar de a poco en nuestra casa, aunque con extremo cuidado.

════ ⋆★⋆ ════

Pasamos el día al final en la ciudad, Lucía pudo probar varios dulces. Jeremy usó su primer sueldo para comprarme uno de los pasteles de limón, parece que descubrió que son mis favoritos.

Daga nos acompañó parte del viaje, pero tuvo que volver antes por su esposa, siempre se despide de ella los días de las misiones. Realmente me pregunto a veces que piensa de ella.

El Sol cae sobre nosotros mientras vamos de regreso. La niña, al final, me hicieron cargarla de vuelta, aunque va dormida en mis brazos.

—Látigo, lo siento —me dice Jeremy rompiendo el silencio del regreso.

Le observo esperando a que continúe y explique por qué.

—Me congelé, ante lo que dijo esa mujer... Yo... No supe qué responder. A veces se me hace difícil admitir esto —me contesta.

—Lucía —le respondo.

—¿Eh? —Su respuesta me hace saber que debo seguir mi explicación.

—Eres como Lucía, te hace llorar lo que dicen los demás —le respondo.

—Ella lloró... —dice Jeremy.

—Fue por lo que dijo de su madre, aún es algo que le duele. Es una niña, aprenderá y normalizará lo que le enseñemos —le contesto.

—No quiero que se sienta mal. Ella podría ser como esa señora y odiarnos. Odiarte y tacharte de enfermo —me dice Jeremy bajando su cabeza.

Bajo una de mis manos, luego de poder sostener a mi hija con una sola para tomar la de Jeremy entrelazando nuestros dedos.

—Deja el miedo —le respondo sin más vueltas.

En lugar de soltarla, la sujeta más fuerte, sé que siente una atracción muy fuerte hacia mí. Me he encargado de eso, solamente no esperé que me hicieras responderte. El tacto con su piel, su mano, yo...

Demonios, no puedo hacer nada por la niña.

—Me gustó lo que hiciste, tu respuesta. Solo que yo le tengo miedo a las arañas, ellas me odian. Me ayudas, a no tenerles miedo —me contesta Jeremy.

Solo respondo juntando mi hombro al de él, pero algo dentro de mí se siente más ligero. No me gustaba la tensión que hubo entre nosotros estos días, no me agrada discutir con Jeremy y no entenderle.

—Voy a esperar tu respuesta hasta mañana. Látigo, yo quiero confiar en ti, solo no me mientas, eres junto a Lucía, Daga y Soga lo único que tengo —dice Jeremy.

La presencia de su mirada en mí hace que voltee a verle, al hacer esto toma mi mejilla con su otra mano y besa mis labios con suavidad. No siento una pasión, ni siquiera instintos en él, parece que solo quería sellar el momento.

—Cuidaré a Lucía hasta que vuelvas, pasa por mi tienda al regreso —me responde.

Yo asiento sin poder apartar la vista de sus mejillas ahora llenas de un hermoso fresa. Su piel es tan tierna, sus labios en rosa... Quiero poder...

¡Dios, debo deshacerme de los malos pensamientos!

—Jeremy, me voy —respondo mordiendo mi propio labio y separándome—: estoy resistiendo las ganas de follarte.

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