Cap13: Juntos
Al terminar la función paso la lista junto a Daga. Tres muertos y doce heridos. No es un mal número, parece que los esclavos que puso el marqués son de buena calidad y de alguna forma entrenados para sobrevivir.
Daga recibe el pago con una sonrisa y su habitual ánimo. Lo guarda y seguimos caminando junto a él hasta la salida.
—Fue mejor de lo que pensaba, ahora aprecio mejor los gustos de mi amiga ante el sufrimiento ajeno —confiesa el marqués con alegría en su voz, una de estasis.
—No esperaba menos de los resultados, los actos donde la vida peligra son mucho más intensos —responde Daga, llegando todos hasta la salida de la mansión.
La mujer con los dos niños caminan delante de nosotros. No puedo dejar de ver el largo cabello de ella, su aire es en extremo frío. No hace reparo en nosotros, simplemente se adentra en su carruaje y se marcha del lugar. Las dos niñas nos observan, aunque no entiendo por qué viste a una como si fuese un niño.
—Entonces, ¿volverán la semana que viene? —Plantea el marqués.
—Sí, no tenemos contratiempos con ello —responde Daga.
La conversación carece de algo importante a señalar. Todo transcurre normal hasta que nos marchamos de la mansión.
—Mañana debemos cazar a aquella bestia, Látigo. Padre no cedió en su decisión de abortar la misión —me dice Daga apartados de los demás.
—No pensaba dejarla ir —le respondo.
—¿Qué harás? —Me cuestiona Daga.
—Trampas, no podemos ir de frente —le comento—: Sonido.
—¿Qué sucede con ella? —Me pregunta Lían.
—Hablas demasiado de Jeremy —le comento.
—Y ella de ti, por lo que realmente no me importa lo que diga —me responde Daga.
—Si toca a Jeremy la mataré —le hago saber.
—No se atreverá a hacerlo —apunta Daga.
—Sí, se atrevería —le comento.
—Pluma es divertido, y realmente me encantan los rostros que ponen, pero sabes que no haría algo en contra tuya —me informa Daga.
Se detiene y coloca delante de mí con una sonrisa amplia. Sin embargo, mis ojos van a su cicatriz.
Cuando Daga llegó era bastante callado e introvertido, pero no tenía miedo a las funciones o lo que debiese aprender. Él le había perdido el miedo a la muerte.
Recuerdo que nos tocó compartir la carpa, éramos cuatro. Daga se levantaba todas las noches con las pesadillas. Gritaba el nombre de su padre pidiendo que parase.
Cómo sus gritos no me dejaban descansar, decidí ir a su cama y amordazarlo, ese día busqué telas y até su boca y manos para que hubiese silencio. Él me miró con odio, pero me acosté a su lado para vigilarlo de cerca.
Las primeras semanas se disgustó, aunque luego se volvió costumbre dormir juntos toda nuestra infancia y sus gritos nocturnos cesaron.
Las cosas se volvieron más complejas también por eso, mientras crecía nuestra cercanía, decidimos explorarnos de otra forma.
—Cisne dijo que le gustaba —me dijo Daga esa noche a mi lado.
—Se notaba en su mirada —le contesté.
—Es tu hermana, quería saber qué pensabas de ello —me indicó Daga en ese entonces.
Solo teníamos dieciséis años, aunque ya no éramos niños.
—Podría, pero no es como cualquier otra mujer del circo —me dijo él acercando su cuerpo al mío en la cama.
Los otros tres compañeros de carpa estaban dormidos.
—¿Cuál es la diferencia? —Le cuestioné.
—Ella es tu hermana de verdad y no quiero perder esta otra oportunidad —me comentó mientras acercó su rostro al mío para besarme en los labios.
Esa noche ahogamos los ruidos para no despertar a los demás, pero cada día se volvió más recurrente la situación mientras subía la violencia en sus pedidos. Daga en ese sentido adora estar al borde de la muerte y si puede lleva a su pareja también...
—Látigo, Pluma me parece interesante, demasiado y una joya extraña en este circo —me dice Daga trayéndome al presente.
—No puedes tocarle sin mi supervisión —le contesto.
—¿Y no puedo tocarte sin su supervisión? —Indaga él.
—No lo entiendo, pero es algo que él pidió, de ser así trato de llevarlo a cabo — le respondo volviendo a caminar.
—Pero si yo soy un amor —dice Daga entre risas.
Solo le observo y coloco la mano en su cabeza para volver a casa, en cambio, él lleva la suya a mi trasero mientras silva.
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Faltan pocas horas para que amanezca, me dejo caer en mi cama cerrando los ojos y siento a alguien bajo las sábanas. Cuando lo destapo para ver bien quién es, me topo con Jeremy, pero parece estar dormido.
Me acuesto a su lado y le acomodo la cabeza sobre mi brazo. La sorpresa es cuando alguien más hace lo mismo después de mí.
—Tienes tu habitación —le contesto sintiendo sus cabellos en mi hombro.
—No hay problema con que retome una vieja costumbre por hoy —susurra Daga con la voz tomada por el sueño y cortando la línea con un bostezo.
No respondo más, llevo tres noches en las que a penas he pegado ojo, así que simplemente me quedo dormido.
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En la mañana siento como cruzan por encima de mí, así que tomo la muñeca de quien es.
Cuando abro los ojos es Jeremy intentando escapar de la cama. No parece molestarse, quizás porque sabe que de haber hecho algo Daga y yo estaríamos desnudos, pero no es así.
—Quédate —le susurro medio dormido.
—Debo llegar antes de que Lucy despierte —me dice él, pero le abrazo pegando su cabeza a mi pecho.
—Luego voy contigo, solo serán unos minutos —le comento cerrando los ojos.
—¿Con quién hablas? —Pregunta Daga topándose con Jeremy—: Pluma, buenos días.
—Daga... —Sus ojos van a la cortada que tiene en el hombro, la sangre de Daga manchó la cama—: ¿Estás bien?
—Calma, es que me tocó hoy ser la diana, pero no lograron darme en algún lugar importante —contesta Lían.
—Tienes que tratarte eso —le responde Jeremy llevando sus manos a la herida, nervioso.
Daga deja una sonrisa, su rostro no presenta el parche por lo que podemos ver el lado de la cara quemada junto al párpado cerrado. Su otro ojo verde busca mi mirada y luego la de Jeremy. Se reincorpora y lo besa deslizando la mano del brazo herido por su mejilla para hacer más fácil el movimiento.
No hace un beso rápido, lo mantiene mientras el desconcierto de Jeremy crece, pero no le rechaza.
Daga se separa de él para bajar su cabeza hasta mí y repetir lo mismo, termino por subir la intensidad hasta que se detiene. Luego busco los labios de Jeremy y los junto con los míos.
Cuando él se separa, logra articular palabra.
—Dejen las guarradas, hay que atender el brazo de Daga —responde con el rostro completamente rosa.
Puedo sentir su bulto en mi abdomen, a pesar de que lo desea, trata de mantenerse cuerdo.
—Vamos donde el médico para que lo cosa —complementa Daga su pedido.
Yo, en cambio, cierro los ojos un segundo tratando de mantenerme frío.
✬ Nota de autor ✬
Espero que hayan disfrutado el capítulo. Fue sencillo aunque saben un tin más de Daga y Látigo entre ellos.
Parece que hay que atrapar sí o sí a esa criatura
😊Nos vemos pronto, voten si les gustó.
Oh... Tercer día de actualización seguido XD esto es milagro últimamente, pero bueno, la historia me tiene motivada... Extrañaba el yaoi.
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