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Morir de Amor ☠️♥️

La mañana estaba de los más tranquila en la oficina en que trabajaban InuYasha y Miroku. Ya habían completado sus horas de trabajo y estaban conversando, en lo que recogían sus cosas para irse a sus casas.

InuYasha: ¡Qué día tan largo! No me puedo esperar porque llegue Halloween el fin de semana. Por sierto ¿Cómo te va en tu relación con Sango?

Miroku: Pues me va muy bien. Diría que en ninguno de mis actuales romances me va mal.

InuYasha: ¿Cómo que "actuales romances"? ¿Estás con alguien más aparte de Sango?

Miroku: Pues sí, estoy saliendo con Kagura ¡Qué hermosa dama es! -agregó a la vez que le brillaban los ojos.

InuYasha: ¡Qué mujeriego eres! Verdad que nunca cambias. -le reprochó.- Pero hablando de otra cosa ¿Qué planes tienes para Halloween?

Miroku: Sango me ha invitado a una fiesta que van a hacer en casa de la anciana Kaede. Dice que será una gran locura. Tú también estás invitado. Además Kagura me ha invitado a otra fiesta, a la misma hora, pero no me ha dicho aún el lugar.

InuYasha: ¡¿Qué?! ¡¿Estarás en dos fiestas a la vez?! Eso te saldrá mal.

Miroku: No si soy hábil. Primero entro en una, y luego invento cualquier pretexto y me voy para la otra. Mis chicas no tienen porqué saber nada.

InuYasha: Ellas descubrirán que las estás engañando. Pero en fin, decide lo quieras, ya te advertí.

Luego de un rato de silencio incómodo cada uno se fue a su casa. Miroku estuvo preparando su disfraz para las fiestas. Pensaba en las cosas románticas que haría con cada una de sus novias, estaba emocionado. Cuando todo esto transcurría recibió una llamada de Sango.

Sango: Hola Miroku, ¿estás listo para la fiesta del fin de semana? ¡Será terrorífica!

Miroku: Claro que sí, amor. ¿De qué irás disfrazada?

Sango: De mounstro, verás qué genial me veré. Vamos a bailar juntos toda la noche. -comentó emocionada. -En fin, solo te llamaba para desearte un ¡Feliz Halloween!

Sango colgó la llamada. Y al rato llamó Kagura.

Kagura: Hola mi amorcito. Te llamé para avisarte que la fiesta de Halloween es en casa de Kaede ¿Estás bien para el fin de semana?

A Miroku se le pusieron los pelos de punta. Kagura lo estaba invitando a la misma fiesta que Sango.

Miroku: Pues, claro, claro que estaré. -respondió entrecortado.

Kagura: ¿Prometes que vas a bailar conmigo?

Miroku: ¡No! -contradijo asustado.

Kagura: ¿Qué? ¿Acaso es que ya no te gusto?

Miroku: Digo, claro que no es eso. Es decir, claro, bailaré contigo.

Kagura colgó la llamada. Él estaba aterrorizado. Ambas lo habían invitado a la misma fiesta ¡Y tenía que bailar con ambas! Pero no podían descubrir que él estaba con ambas a la vez. ¿Qué hacer? Sin embargo no quiso rendirse. Decidió seguir adelante con su plan. Pasó la semana y llegó el 31 de Obtubre. Estaba toda la ciudad decorada con luces, calabazas y decoraciones terroríficas. Los niños correteaban con sus disfrazes y con sus cestas desbordadas de caramelos. Ya era de noche y había llegado la hora de la fiesta en casa de Kaede. Miroku se puso su disfraz de vampiro, quedó tan realista que se sintió el mejor de todos. La casa de Kaede estaba decorada espeluznantemente genial.
Sango aún se iba tardar en llegar, perfecto para su plan: primero bailaría con Kagura, cuando llegara Sango podría inventar un pretexto e irse a bailar con la ella lejos de la vista de la primera. Nada saldría mal. Todos sus amigos estaban usando disfrazes de Halloween, todos excepto uno.

Miroku: ¡¿InuYasha?! ¿Por qué te disfrazaste de mariachi?

InuYasha: Perdón, fue lo único que encontré en mi casa. -dijo un poco avergonzado, porque InuYasha podía parecer muchas cosas, pero para nada un músico, eso sí.- Oye Miroku, me enteré que tus planes de ir de fiesta en fiesta se frustraron ¿Piensas decir la verdad?

Miroku: ¡Eso no! ¡Jamás! Ellas no deben saber nada. Sino habrá problemas.

InuYasha le dirigió una mirada de desaprobación. Pero al mujeriego le daba igual. Kagura llegó de entre el resto de los invitados, poseía un disfraz de reina malvada, que la hacía lucir misteriosamente hermosa.

Kagura: Amorcito, recuerda lo que me prometiste.

Ambos bailaron durante un buen rato. Kagura era muy buena bailarina. InuYasha no dejaba de observarlos a ambos con cara de pocos amigos. Mientras en eso estaban, Miroku vio llegar a una mujer, lucía tan horrible que supuso que era Sango con su disfraz de mounstro. Pues Sango siempre fue muy buena disfrazándose y maquillándose.

Miroku: Kagura, mi vida tengo que irme un momento, espérame.

Salió corriendo disparado hacia el pasillo, donde estaba la chica.

Miroku: ¿Quiere bailar conmigo hermosa dama?

Dama: Uy qué romántico, gracias. -agradeció alagada.

Bailó con ella durante un rato que le pareció celestial, a pesar de lo feo del disfraz, bailaba incluso mejor que Kagura, era hasta más cariñosa. En el clímax del momento, se sintió atraído por sus labios y la besó. Pero al darse cuenta al parecer la chica no tenía dientes.

Miroku: ¿Sango? ¿Por qué no tienes dientes?

Dama: ¿Cómo que Sango? Soy Kaede. -dijo mientras sacaba una dentadura postiza de su bolsillo y se la ponía en la boca.- Me arrebataste mi primer beso, apuesto caballero.

Miroku sentía que estaba apunto de darle un infarto ¡¿Estuvo con Kaede todo ese tiempo?! ¡Estaba tan horrible que parecía que venía disfrazada! Y lo peor ¡La había besado pensando que era Sango!

Miroku: Hubo aquí un malentendido. Yo no la amo a usted. -le dijo nervioso.

Kaede: ¿Qué cosa? Pero si estabas de lo más romántico conmigo. Ya sé, te da vergüenza admitir que nos amamos.

En el momento menos oportuno apareció InuYasha, y guitarra en mano les dedicó "De qué manera te olvido"

InuYasha: (...)🎶¿De qué manera te olvido? Si te miro en cualquier gente, y tú no quieres ni verme, porque te conviene callar nuestro amor🎶(...)

Miroku: ¡No! ¡No es eso! Mmmmm Perdone anciana Kaede, tengo que irme -nada más dijo estas palabras salió disparado hacia la sala como bala perdida.

¡Venir a pasar eso cuando todo parecía que estaba saliendo bien! Y encima InuYasha ha estar complicando las cosas. Hablando del rey de Roma: este último llegó que casi no se contenía en sus propias carcajadas, casi se le cae el sombrero de mariachi al suelo.

Miroku: ¡InuYasha! ¿Podrías haber cantado otra cosa? -le gritó furioso.

InuYasha: Perdón no me resistí, al ver que tenías un romance secreto con la anciana Kaede. No me habías dicho nada. -dijo en voz baja sin poder parar de reír.

Miroku: ¡Fue un accidente! ¿Está bien? Déjame en paz.

El mujeriego no quería pensar en que las cosas estuvieran destinadas a salirle mal. Quiso tratar de olvidar lo que acababa de pasar, nadie iba a echarle a perder la noche. Mientras esto transcurría llegó Sesshomaru con varias cajas de pizza de origen dudoso.

Sesshomaru: ¿Quieren pizza? Las preparé yo mismo.

InuYasha: ¿Qué? No sabía que eras chef de pizzas. -dijo InuYasha sin parar con sus insoportables carcajadas.

Sesshomaru: Vine disfrazado de chef, quise tratar de meterme en el personaje. Pero si no quieres ¡allá tú! Probablemente no has probado nunca una pizza porque no tienes ni en qué caerte muerto.

Sesshomaru se fue a repartir las cajas al resto de la fiesta. Y no regresó más. Miroku bailó otro rato con Kagura, y más tarde llegó la verdadera Sango, su disfraz era increíblemente bueno. Dejó a Kagura realizando otra actividad, y fue con su segunda novia.

Miroku: Estás hermosa Sango. -le comentó, totalmente perdido en sus ojos.

Sango: Gracias, perdón por la tardanza ¿Qué crees de mi disfraz?

Miroku: Se te ve genial. Bailemos.

Bailaron un gran rato. Sin embargo el mujeriego estaba torpe, la mala experiencia con Kaede lo tenía paralizado. Pasaban las horas, y de rato en rato, bailaba a escondidas con cada una de sus novias. La fiesta de Halloween era una gran locura. De rato en rato llegaba InuYasha medio borracho, y continuando con sus carcajadas dedicaba una que otra ranchera incómoda a Miroku. Mientras este último bailaba por décima vez con Kagura, escuchó unos gritos que venían de la cocina. Eran Naraku y Bankotsu. El segundo se retorcía del dolor en el suelo.

Naraku: ¿Qué rayo le echaron a esa pizza? Bankotsu se está muriendo. -decía alarmado. -¡Las pizzas están envenenadas!

Bankotsu comenzó a gemir de una forma terroríficamente dolorosa. Estaba pálido, sudando frío. Y cuando menos todos se lo esperaron el chico falleció ante sus propios ojos. Todos los invitados salieron huyendo despavoridos al hospital a buscar un antídoto antes de terminar muertos. La anciana Kaede se fue a inventar un testamento. Solo quedaron allí, InuYasha, Miroku, Kagura y Naraku que habían sido los únicos que no probaron la pizza. El cadáver comenzó a reírse y se levantó del suelo, para chocar palmas con su amigo.

Kagura: ¿De qué trata todo esto? ¿No estabas muerto Bankotsu?

Bankotsu: Claro que no, todo fue una gran actuación maestra jajajajaja. La pizza no estaba envenenada, solo queríamos darles un susto.

Bankotsu y Naraku continuaron riéndose a carcajadas. InuYasha se les unió en un coro que cantaba "(...)🎶El día que yo me muera sé que tendrás que llorar🎶(...)🎶Con dinero y sin dinero hago siempre lo quiero🎶(...)"

Miroku: ¡Arruinaron la fiesta! ¡Ustedes son unos desgraciados!

Kaede regresó rápidamente con el papel del testamento.

Kaede: Solo quería decir una cosa, antes de morir. Quiero que todos sepan ¡Te amo Miroku! Siempre todos me han hecho sentir que soy un espantapájaros ¡Eres el único que me ha hecho sentir una mujer de verdad!

Kagura observó a Miroku impactada.

Kagura: ¿De qué está hablando amorcito?

Kaede: Estoy hablando de que no voy a callar más lo que siento. Puede que él me haya besado pensando que yo era Sango, pero nada quita que él es el amor de mi vida.

Kagura le dirigió una mirada de muerte a Miroku.

Kagura: ¡¿Me estabas engañando?! De encima con una anciana decrépita como Kaede. Y para rematar la besaste pensando que era Sango ¿También estás con ella? ¿Eh? ¡Maldito mujeriego! Deja que le cuente a Sango, no nos dejaremos engañar más por ti.

La chica le dio un fuerte golpe en el brazo y se fue inmediatamente del lugar. Miroku estaba conmocionado.

Miroku: ¿InuYasha? ¿Viste lo que acaba de pasar?

InuYasha: Si, tratando de hacerte el de las mil mujeres, perdiste a Sango y a Kagura. Pero piensa positivo: almenos te queda Kaede.

Miroku observó a Kaede asqueado. Que casi le daban ganas de desaparecerse de allí.

Miroku: InuYasha, esta vez te acompaño en la ranchera. -agregó Miroku, mientras se le asomaban las lágrimas a los ojos.

Ambos: (...)🎶Pero yo de este golpe ya no voy a levantarme 🎶(...)🎶 Y aunque yo no quisiera ¡voy a morir de amor! 🎶(...)

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