xlvi. el pasado de liz morgan
AMENAZAS,
capitulo cuarenta y seis: el pasado de liz morgan!
ERIKA BARTON LEVANTÓ TEMPRANO A IRINA, cosa que realmente la molestó. Steve reía desde lo bajo mientras observaba como Irina se vestía perezosamente. En un momento, ella se giró y observó a Steve molesta—Deja de reírte. ¿Acaso lo ves como algo gracioso?
Steve asintió—Será solo por un par de horas.
—Lo que digas—rodó los ojos.
—No te enojes—replicó él mientras la abrazaba por detrás—. Será divertido.
—Para mí, no para ti—bramó la castaña.
—Creo que estoy fallando en mi intento de levantarte el ánimo.
—Oh, que alentador.
Ambos escucharon un golpe en la puerta e Irina rodó los ojos al ver que se trataba de Erika—¡Apúrate!—gritó Erika—. ¡Llegaremos tarde a San Frsncisco!
Steve sonrió y besó lentamente a Irina, al separarse dijo—Ve, te esperan.
—Hasta luego, capitán idiota—dio un rápido beso en sus labios y salió por la puerta.
Erika y Morgan bajaron las escaleras para ir hasta la plataforma de aterrizaje, caminaron hasta la puerta de vidrio y Erika pasó una tarjeta provocando que las puertas se abrieran ante ellas. Las dos fueron hasta el quinjet que se encontraba en el centro y Morgan abrió las compuertas para que ambas chicas ingresaran sin problemas. Erika se ubicó en el asiento del copiloto, mientras que Morgan se ubicó en el asiento de atrás. Observó como las compuertas se cerraron y se puso su cinturón de seguridad.
—¿Cuánto tardaremos en llegar?
—Solo tardaremos una hora. No estamos demasiado lejos.
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San Francisco.
Caminar por las calles de San Francisco no era tan natural ya que Irina y Erika estaban mostrando sus auténticas identidades. Exponiéndose a un posible enemigo, así que ambas decidieron camuflarse en el mismo momento que bajaron del quinjet. Claro, lo pusieron en un lugar en donde nadie lo encontraría.
Irina llevaba su cabello negro camuflado mientras que Erika llevaba su cabello rubio. Ambas vestían con los mismos atuendos que llevaban antes en la base. Caminaron tranquilamente por las calles de uno de los barrios de San Francisco.
—Dime...¿Hace cuánto que conoces a...?
—¿Hank?—preguntó Erika, sonrió mientras miraba hacia adelante—. Lo conocí cuando tenía 11 años. Él me enseñó un poco de química, aprendí demasiado con él. Su hija Hope era grandiosa, pero no demostraba el cariño que yo le demostraba a Hank. Pero él te amará.
—Sí, claaro.
Ambas giraron en una esquina, encontrándose con unas escaleras que llevaban hacia una puerta. Erika las subió sin dudar e Irina le siguió, ambas quitaron sus disfraces y Erika tocó la puerta dos veces. Luego, después de esperar cinco minutos, Erika rodó los ojos al ver que la puerta tenía timbre. Irina soltó una carcajada y la puerta se abrió dejando ver a un hombre de con barba y cabello girs-blanco, con un par de anteojos y sus ojos eran verde-azulados. Ese era el auténtico Hank Pym. Observó a Erika primero y luego observó a Irina. Al volver su mirada a Erika, ella sonrió y abrió los brazos.
—¿Erika Barton?
—¡Hank!—saludó ella antes de abrazarlo, Hank envolvió sus brazos sobre la espalda baja de Erika y la estrechó con fuerza—. Que bueno es verte otra vez.
—Aún no estoy muerto, querida—respondió Hank al ver que ella se separaba—. Entren, por favor.
Ambas asintieron y entraron en la gran casa del científico. Irina observaba cada detalle que había en esa casa, era algo vieja pero le resultaba tan clásico. Hank las invitó a que tomasen asiento en el living, en uno de los sillones. Él volvió con una bandeja de té con tres tazas en ella—Estoy muy asombrado de verte, Erika. Han pasado años y no creí que fueras rubia—dijo Hank mientras se sentaba en uno de los sillones individuales. Erika hizo una mueca y se quitó el artefacto que cambiaba su cabello de color, mientras que Irina hacía lo mismo.
—Y yo también estoy asombrada—dijo y miró a la castaña—. Oh, no los presenté. Hank, ella es Irina.
Hank miró a Irina por mucho tiempo y ella comenzó a inquietarse por eso—Disculpa, Irina. Tus ojos y tu cabello me hacen recordar a alguien, a una persona muy cercana.
—¿A quién?—inquirió Morgan.
—Cuando trabajaba para SHIELD, en su nacimiento, trabajaba junto a mi esposa y una agente que se volvió una gran amiga para mi—dijo Hank—. Luego de que Howard y María Stark fallecieran. Ella tuvo una hija llamada Irina—ambas jóvenes abrieron bien los ojos—. Su nombre era Elizabeth Jane Morgan.
Irina se quedó estática y observó a Erika, ella observó a Hank. No quería tartamudear pero no le salían las palabras—¿Su hija se llamaba Irina?—preguntó Erika y luego miró a la castaña—. ¿Ellos no son...?
—Mis padres—concluyó Morgan y miró a Erika—. Esto es imposible.
—¿Por qué dices eso?—preguntó Hank.
—Porque mi nombre es Irina Morgan. Elizabeth Jane Morgan era mi madre.
Hank se quedó estático por un momento, procesando toda la información. Le era imposible creer que la mismísima hija de William y Elizabeth Morgan estaba frente a él—Es imposible...—murmuró Hank—. Todos pensamos que...habías muerto.
—HYDRA me capturó el día del accidente—replicó Irina conmocionada—.¿Tú conociste a mis padres?
Hank asintió—Tu padre era un genio y tu madre era una excelente agente. Janet la adoraba y la consideraba como alguien más de la familia.
—Me lo imagino, sin embargo, recuerdo muy poco acerca de ella.
Hank observó su reloj y luego miró a las chicas—Podremos hablar de eso después, Irina. Ahora debo ir a una presentación.
—A la que Hope nos invitó—respondió Erika y Hank alzó una ceja—. Tranquilo, iremos contigo.
Los tres fueron hasta el auto, Hank les indicó que subieran y que pusieran los cinturones de seguridad. Pym salió de su casa para tomar una ruta por la costanera, el viento peinó el cabello de Irina y Erika al avanzar. Desde lejos, Irina pudo divisar una gran estructura que se alzaba. Se acercaron rápidamente a una puerta de seguridad. Un hombre les atendió y se sorprendió al ver a Hank—¿Doctor Pym?
—Sí. Sigo vivo.
El guardia sonrió y abrió la puerta para permitirles el paso. Hank estacionó y dejó que las muchachas bajaran. Ambas fueron conducidas por Hank hasta la puerta y pasaron. Irina observó hacia todos lados y estaba maravillada. Los tres caminaron hasta un escáner de seguridad y Hank puso todo lo que tenía en la mano.
—¿Identificación?
Hank miró hacia el marco pintado en la parte de arriba de una pared paralela—Tal vez eso baste.
El guardia miró el retrato y al ver que se trataba de Hank Pym, escoltado con dos vengadoras, dijo—Lo siento mucho, señor. Adelante.
Los tres pasaron y se encontraron con un par de personas. Irina supuso que eran empresarios o representantes de alguna organización—¿Ese es Hank Pym?—Erika escuchó murmullos de un par de chicas, Hank observó a un hombre calvo que saludaba a un par de personas.
—Buenos días, Hank—Irina se volteó escuchando a una joven.
La mujer tenía el cabello corto y era negro, sus ojos eran iguales a los de Hank y llevaba sus labios pintados de un rosa oscuro. Supuso que esa era Hope, la hija de Pym.
—¡Hope!—saludó Erika y la abrazó—. Es bueno verte de nuevo.
—El placer es mío—replicó Hope y observó a Irina—. Es un gusto conocerla, agente Morgan.
—Vaya, sabe mi nombre—dijo Irina nerviosa—. Igualmente.
—Hope, ¿te cuesta mucho llamarme papá?
—El doctor Cross estará muy contento de que pueda acompañarnos hoy con sus escoltas—dijo Hope ignorando la pregunta de su padre.
—Más que contento—dijo el supuesto doctor Cross acercándose al cuarteto, estrechó su mano con Hank y luego lo hizo con Erika e Irina.
—Me sorprendió recibir una invitación de tu parte, Darren—admitió Hank mientras observaba a Cross—. ¿A qué se debe?
—Ya verás—respondió él y miró a Hope—. ¿Verdad, Hope?
Ella se mantuvo en silencio, miró a su padre y a las chicas, pero luego miró a Darren Cross—Ya está todo listo—y sin más se alejó.
Darren miró a Hank e hizo una mueca—Ouch. Supongo que algunas heridas nunca sanan ¿no?—abrazó el hombro de Hank mientras lo conducía hacia la puerta que daba a un pasillo—. No te preocupes, está en buenas manos.
Irina observó que Hope pasaba una tarjeta para que la puerta se abriera.
—Te encantará—dijo Darren antes de alejarse para que todos entraran junto a él.
—Tanto tiempo sin verlo, doctor Pym—dijo una voz a sus espaldas, Hank se encontró con Mitchell Carson, ex colega de él y los padres de Irina—. ¿Cómo lo trata la jubilación?
—¿Cómo te trata tu cara?—preguntó él y las chicas reprimieron una carcajada.
Los tres miraron a Hope y ella concluyó—Después de ustedes.
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