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EPISODIO DIECISIETE

Y cuando hablaba de estar todo el día conmigo, no era mentira, realmente no lo era.

— James Forks, bioquímico, apuntado —hablaba tanto al día que me llenaba la cabeza de comentarios constantes.

En mi gira por toda la industria y en busca de los más apropiados para la excursión que se haría con el señor Pym, Nathaniel Richards, no dejaba de estar constantemente tras de mí, apuntado a todos y cada uno y mencionados sus nombres.

— es una industria muy grande —comentó maravillado.

— ¿acaso no sabes el significado del término "Industria" —masculle con vagueza.

— buen punto, señorita Stark —

Debo admitir que a Peter, hacía mucho que no lo veía, Peter Parker de mi realidad se la pasaba en su área de trabajo constantemente, sin ser Spiderman y sin ser un superhéroe, simplemente Peter Parker. También debo decir que la relación que tenía con el Parker de ahora, no era en nada parecido a la que tuve con el Peter de la otra realidad.

Y hablando de ese Peter... creo que realmente lo extrañaba, parte de mi caminata por las noches en la casa, eran por el laboratorio y también la ventana del fondo, donde alguna vez Peter y yo estuvimos hablando.

Toqué la vitrina y la luna llena estaba ahí, solté una pequeña risa.

— te gusta la luna —dijo Peter, apreté su mano y sonreí.

— es algo que pocos saben —era un cambio brusco ahora.

— ¿Quienes? —

Ahora tenía a Peter conmigo, tomaba su mano con tanta confianza que ni cuenta me daba, le confiaba cosas que se me hacían difícil confiarle a otra persona.

— tú y yo —realmente no supe en qué momento logré tener tanta confianza en él, tomaba su mano, me apoyaba en su hombro, confiaba en sus palabras, reía con él.

De tan solo recordar que alguna vez estuve con él, no podía evitar sentirme tan impotente por querer verlo otra vez.

— Morgan —pero estaba tan metida en mis pensamiento y en mis recuerdos, que no me di cuenta que el Peter de mi realidad estaba tras de mí, voltee algo decaída, pero atisbe mi atención a él.

— Parker —masculle tratando de mantenerme al margen.

— es extraño verte por aquí —paso de mi lado— cuidado con las cosas —dijo antes de irse.

Y sí, eso era lo que pasaba cuando él y yo nos encontrábamos, simplemente nos saludabamos y más nada.

Pero aún así, Peter era uno de los mejores científicos experimentales que tenía, además que se defendía con ingeniería.

— Peter —y creo que sería de gran utilidad para el señor Pym, Peter volteó— tengo un trabajo para ti —

Peter era una persona muy inteligente y seguro también le interesaría trabajar en algo así, así que le conté la idea y de cómo se desempeñaría y él accedió, no quise contarle más sobre el tema porque pensé que el señor Pym seguramente le gustaría darle las instrucciones. Fue al almacén en busca de los implementos para que lo subieran a los helicópteros, dando las indicaciones casi todo un día me sentía exhausta, pero al final pude terminar la odisea y tener todo listo, solo era cuestión de hablar con Scott y reunir a la familia Pym para ir a la isla Tristán, una isla misteriosamente hermosa.

Debo admitir que le hice a H.A.N.N.A escanear el libro que Scott me había dado y esa misma noche me puse en marcha para realizar mi ideal. Solo era necesario de esa sustancia molecular llamada Pym, estimaba que mi traje estaría listo en tres días, por lo que mis ansias por tener todo en orden y poder comenzar.

Para la tarde de ese día, estuve libre y estaba lista para ir a entrenar con Yolanda, ya había faltado un día, no quería quedarme en casa encerrada.

— bien, Richards, puedes irte a casa —tome los archivos que debía revisar y me despedí de Richards con ganas de que desapareciera de mi lado. Pero Richards tomó su bolso de lado y corrió antes que el ascensor descendió y quedó dentro conmigo.

— es muy interesante todo su trabajo, me alegra que haya podido estar con usted y aprender de esto —

— trabajas bien, Richards —no podía negarlo, era muy bueno— le diré a mi madre que te de un día libre, justo... mañana —

— pero acabo de empezar —masculló, las puertas se abrieron y salí del ascensor.

— adiós Richards —me despedí sin verle y corrí cuando vi a Happy, sería mi salvación para separarme de Nathaniel.

Mis pasos se acercaban a Happy, pero aún recordé que estaba enojado conmigo, su manera de mirarme había cambiado radicalmente y sabía que me había pasado, aún así, sé que no me había disculpado correctamente.

— Happy —y tal vez era momento de disculparme con él.

— andando —pero él simplemente me ignoro y camino cuando yo había llegado a su lado. Creo que no había logrado que Happy se volviera a sentir cómodo conmigo.

Esperaba que para cuando hubiera llegado al auto, finalmente me habría deshecho de Richard, un día completo con alguien pegado a mí era tedioso, estaba a tan solo unos pasos más de poder entrar al auto y dejar la empresa, cuando alguien tomo el pomo de la puerta, pensé que sería Happy, él a veces lo hacía, más cuando eran las cuestiones de la prensa, pero esa mano era más joven que la de Happy y además era morena.

— yo le abro la puerta —y además era Richard.

Supongo que solo quería ser caballero— gracias —masculle esperando a que la abriera y se largará que aún con la puerta en su mano me sonreía como idiota.

Fruncí mi ceño y terminé entrando al auto.

Y sí, tal vez no era un idiota, pero no soportaba su buen humor y esa sonrisa que siempre tenía, además que tenía tanta confianza conmigo, podía decir que al menod James no era como él.

También podría decir que ahora más que nunca detestaba la presencia de un chico.

— ¿por qué entras a mi auto? —cuestione, aunque Happy ni siquiera le dijo nada.

Richard cerró la puerta y sonrió— soy su asistente personal, señorita, debo ir con usted —

— no, no debes —se me quería subir la presión— ¿acaso no sabes la definción de asistente? —

— lo sé —dijo amablemente— pero la señora Potts me dijo que debía acompañarlas a todos lados —

— EN —hice énfasis— la compañía, no en mi auto —

Entonces Richard frunció su ceño y se mostró desorientado— que extraño, estaba seguro que el contrato estipulada, auto, casa, día laboral y otras áreas a las que vaya la señorita Stark —lo contó— creo que tendré que volver a ver ese formulario, aunque... —y entonces de su mochila sacó algo— ¡oh! —exclamó con ironía— ¿qué tenemos aquí? creo que es la copia que la señorita Potts me dio para saber de lo que consiste mi trabajo —dijo burlesco.

Fruncí mi ceño aún más desorientada— ¡QUÉ! —exclame arrebatando el documento de sus manos y leyéndolo en el momento en que Happy acelera el auto.