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🎫 MORGAN STARK - Mi amiga Soledad

[ Iniciando secuencia... ]

EPISODIO NUEVE

Al final, mamá fue a la compañía, pero me negó la ida a ella, a cambio dijo que me tomaría una licencia hasta mi futura tomografía en el oncólogo.

Lo cual era contrario a lo que yo quería, pero ella estaba expuesta a la idea de que realmente tuviera algo que me estaría matando o podía ser propenso a ello, así que, aquí estaba, en casa, comiendo helado, al decir esto me preguntó...

¿El helado se come? O el helado de toma...

Es una incógnita muy persiste, lo único que sabía era que estaba delicioso el helado de almendra siempre era el mejor. Pero en esta soledad, era muy aburrido.

¿Dónde estaría Happy? Me gustaría tener a alguien para conversar.

— ¿Qué te sucede? —

— no tengo nada, Harold, solo sigue conduciendo y deja de molestarme —

Y luego recordé que Happy seguramente estaría enojado conmigo. Mierda.

Ahora debía disculparme con Happy. Tal vez esa era la razón por la que no había aparecido, porque estaba enojado conmigo.

El intercom sonó, fruncí mi ceño y desde mi lugar hablé.

— H.A.N.N.A Abre la llamada —

¿señorita Stark? —

Que voz más aguda para un hombre, bufé.

— ¿Quién eres? —

s-soy yo su recepcionista, señorita

— ah, por supuesto —masculle— ¿Qué se le ofrece? —

bueno, señorita, aquí hay un hombre que dice conocerla y que quiere hablar con usted

Dejé de comer y la emoción por alguna razón me invadió, el tan solo hecho de pensar en que Lang había venido y seguramente con su traje, eso sería genial. Tape el helado.

— dile que suba, dile que suba —sonreí sin parar.

ah, bueno, señorita

Metí el helado a la nevera y la cuchara la dejé en fregador, limpie mis labios y arregle mi ropa, aunque solo era un top de hacer ejercicio y un pantalón largo de hacer ejercicio, porque se suponía que eso haría, sino fuera porque tenía un asunto pendiente con el helado, pero era lo que teníamos.

Corrí atravesando la cocina y también la sala, con mis medias en pies, me deslice por el suelo hasta el elevador, en el momento en que justamente Lang había llegado al punto máximo del edificio y ahora me mostraría su traje.

Sonreí con dientes sin parar, esperando verlo.

Pero entonces un tipo que no era Lang estaba en el ascensor mirándome de arriba a abajo.

No era Lang.

Fruncí mi ceño— estoy confundida ¿Quién rayos..? —

— nos conocimos en el campo de los vengadores, ¿Lo recuerdas? —

Bufé por lo bajo— no eres Lang —masculle con decepción.

Volviendo sobre mis pies a la cocina para seguir comiendo helado.

— ¿Me recuerdas? Soy James, mis amigos me dicen Bucky —era decepcionante.

— no me importa, vete —hice un amago.

— pero, le dijiste a tu recepcionista... —

— pensé que eras otra persona —masculle con odio— como sea, vete —

— ¿Esperabas a alguien? —volví sobre mis pies y vi cómo entraba a mi casa y el ascensor se cerraba tras de él, le mire con recelo.

— ¿No te dije que no entraras? —cuestione.

Volvió su mirada atrás como sino entendiera y luego a mí— ¿Haces ejercicio? —me señaló.

Me mire de arriba a abajo y bufé— como sea, ¿Quieres helado? —hasta el momento no representaba un peligro, así que supongo que podía estar tranquila con él.

Además, la compañía no hacía mal.

— hola, ¿Me recuerdas? La última guerra —

Barnes miró a Lang con cierto recelo— he tenido muchas guerras —pero terminó suspirando para retroceder en sus pasos— fue un placer conocerla, señorita Stark —y se despidió, desapareciendo por las instalaciones Avengers.

— señor Barnes —ahora empezaba a recordar, cuando él se sentó en la silla frente a mí, extendí el helado para él y guarde lo otro y tomé el mío. Lang había mencionado que estuvo en la última guerra.

Miro el helado por todo lados y terminó tomando el vaso para tomar la cuchara con su mano. La mano que no estaba con un guante.

Esa era mi incógnita con el señor Barnes.

— ¿Cuántos años tiene? Señor Barnes —tome una cucharada de mi helado.

Él parecía estar en buena forma y además parecía ser un veinteañero.

— tengo... —tomo una cuchara con su ceño fruncido y trago— vaya que está frío —masculló.

— es helado —intuí.

Me miró de reojo y asintió— ¿Vives sola? —

Me había cambiado el tema— depende —

— ¿Depende? —

Respire hondo— si tomamos en cuenta a los guardias abajo y las cámaras, también el equipo de autodefensa y que uno de mis guardaespaldas a cada rato está subiendo, pues no, no estoy tan sola —

¿Planeaba secuestrar?

— me refería a familia —

— ah, bueno, vivo con mi madre —

— Con tu madre —masculló procesando la información— y.. ¿Cuántos amigos tienes? —

Detuve mi cucharada de helado y chasqueé la lengua— ¿Por qué la pregunta? —

— bueno, eres joven, seguro debes tener amigos —

Era lo que se suponía que todos deberían tener ¿No?

Baje mi mirada— ¿Es acaso un requisito que tenga amigos? Y si fuera ese el caso ¿Por qué se maneja por cantidad? ¿Tiene algo que ver si tienes más o menos? —cuestione dejando mi helado y enfrentado al señor Barnes.

El señor Barnes bajo su mirada como si tratara de entender lo que acababa de decir, en un lapso en que su mente trataba de acoplar las preguntas y responderlas, pero entonces en un momento definido, que fueron alrededor de medio minuto me miró y volvió a comer su helado.

— me hubieras dicho que no y ya —dijo sin importancia.

Tosí levemente y fruncí mi ceño, ¿Cómo se atrevía a decirme que no tenía amigos?

— ¿De qué habla? —mi voz sonó desequilibrada y tosí nuevamente para acomodarla— yo, tengo muchos amigos —dije oponente— una persona como yo es de mucho amigos —

Pero mi pregunta era ¿Por qué ahora le quería mentir a alguien? Cuando siempre había sido sincera con respecto a esto.

— seguro, uno que se llama "sol" y el otro que se llama "edad" —comentó con gracia, mientras se terminaba el helado, no cabía duda que me sentía muy impotente y muy ofendida— por cierto, este helado está buenísimo, ¿me das más? —

— no —dije indignada, Me levanté de mi asiento y le quite el vaso mientras él solo me miraba expectante— no le voy a dar más helado a una persona tan grosera —me dirigí al fregadero.

— a ver, perdona, no quise decir eso —se estaba retractando de sus palabras. Y eso era lo que odiaba en las personas, que se retracten.

— nunca la primera respuesta será la equivocada, siempre será la sincera —mire a Barnes, desde el otro lado de la mesa mientras él guardaba silencio, levantado de su asiento como si quisiera hacer algo.

Que tipo tan extraño.

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