🎫 MORGAN STARK - Más Embrollos
EPISODIO CINCUENTA Y TRES
[Iniciando secuencia...]
— Armadura Mark I, ese fue el primer traje que diseñé, cuando estuve en contra de mi voluntad por la organización terrorista de los diez anillos, lo construí para escapar, querían que diseñará un arma muy letal, con recursos tan limitados, pero mis manos son prodigiosas, mi cerebro también, aún con esos recursos puestos por mi mismo gracias a mis armas dadas a los militares que ellos robaron, así que bueno queda como lindo recuerdo, ¿no?, ¿estás escuchando?, hey, hola —
Abrí mis ojos con brusquedad cuando sentí como mi mano en la cual tenía mi cabeza reposada se movió a un lado y caí sobre papeles en la mesa, el dolor de cabeza fue imprescindible y gruñí tomándola entre mis manos— maldición —apenas y podía levantarme cuando sentí como acuchillan mi cabeza.
Pero tenuemente veía la sonrisa carismática del Señor Stark frente a mí— hola, supongo que no estabas escuchándome —se alejó de mí con un destornillador en mi mano y caminaba a la Armadura Mark I— ¿dormiste mal anoche? ¿Algo parecido al no poder conciliar el sueño? —La música de fondo sonaba mezclada como eco en mis oídos.
— sí lo estuve escuchando —respondí entre dientes— a medias —murmurando me levanté de la silla y deje el lápiz pegado en mi mano en el escritorio.
— Deberías saber que es difícil para mí muchas veces conciliar el sueño como tú —desarmaba el Mark I para reemplazar muchas de las fallas de su primer armadura.
Repose sobre la mesa aún con mis ojos cerrados con precaución de la luz en el laboratorio— no crea eso, señor Stark, no me gusta dormir en la noche, mis pensamientos se convierten en ideas y esas ideas vuelan sobre mi cabeza noche tras noche y muchas veces me impiden conciliar el sueño, pero disfruto de mis inventos sobre papel, por el momento —
— ¿en qué has estado pensando? ¿cohetes? ¿armas? ¿ese tipo de cosas existen en tu mente? —A mi parecer el día de hoy estaba por ser el más largo cuando apenas eran las ocho de la mañana y el señor Stark hablaba como loro.
Sonreí a medias mientras tomaba mis ojos y los frotaba con mis manos— una armadura —levanté mi vista, pero se nublo casi al instante y cerré mis ojos con un suspiro de pesimismo.
— ¿estás bien? —
Fruncí mi ceño cuando sentí el dolor en mi frente aún más fuerte— puedo decir que el dolor es soportable, pero mi cabeza quiere estallar —admití tratando de mantenerme coherente a la situación.
— bien, creo que es un buen momento para unas pastillas y un reposo —
Hice un amagó, por lo general cuando me sentía mareada o con un fuerte dolor de cabeza, tendía a buscar un refresco y una pastilla y mezclarlo esperando tener alucinaciones, pero por alguna extraña razón nunca sucedía nada, sin embargo considerando el lugar y con quién estaba no podía simplemente dejar de lado el hecho de que estaba junto a mi padre y no quería tener que dejar eso por bajones de esta forma— no tengo nada grave —mascullaba alejándome y llegando a uno de los otros escritorios— recuerdo que antes de hablar de Mark I hablaste sobre las posibilidades de una armadura aún más resistente —trataba de tantear hasta llegar a la mesa a ciegas, la luz me daba más dolor de cabeza con los ojos abiertos, así que ocupabas solo bajar mi cabeza y mirar a medias mientras sentía que me estaba desorientado poco a poco y cada vez mi cuerpo pesaba más, sentí entonces mis pies debilitándose y en un acto de acertar un apoyo termine por desmayarme y no sentir más nada que oscuridad.
La migraña es un dolor de cabeza que puede causar un dolor pulsátil intenso o una sensación pulsante generalmente de un solo lado. A menudo suele estar acompañada de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido. Los ataques de migraña pueden durar de horas a días, y el dolor puede ser tan intenso que interfiere en tus actividades diarias. Según el doctor Magno, mis migrañas se debían a mi sobretiempo de actividad extracurricular, entre la universidad, mis inventos, la dirección de Industrias Stark, entrevistas y exposiciones, mi tiempo de liberación y recreación, paz mental y despreocupación estaba siendo mal utilizadas en cosas que solo me hacían tener más y más peso encima, inclusive el doctor Magno me comparo con un carrito minero, según él y para una amplia definición yo tenía un carrito minero, dentro de una mina, en el carril de carritos mineros, dónde todo mi alrededor estaba llenos de diamantes, en este caso los diamantes representaban mis ambiciones y aspiraciones: CEO, estudiante, científica, filántropa, expositora, inversionista, entre otros. Habían diamantes por todos lados y según el doctor Magno, me detenía en cada diamante para meterlo a mi carrito minero, en este caso el carrito minero era mi cerebro, uno tras otro, uno tras otro, otro más pesado que el anterior, pero nunca dejaba de ser así, hasta que llegaba un momento en que el carrito minero se llenaba y eso imposibilitaba las probabilidades de que funcionará, estaba ahí, estaba desbordado, pero por más que mis neurotransmisores enviaran señales de movimiento mi cuerpo se negaba a realizar, mi carrito minero se negaba a andar, lo cuál consideré muy egoísta, porque se suponía que era joven.
Pero claramente, mi juventud no tenía nada que ver con el cansancio que representaba el sobrepeso mental. Se conoce como fatiga mental la disminución de la capacidad física y mental de un individuo después de haber realizado un trabajo durante un período de tiempo determinado.
Los desafíos laborales forman parte del día a día del trabajador, independientemente del sector al que pertenezca, ya que se requiere un esfuerzo físico y/o mental que en ocasiones es difícil mantener a lo largo del tiempo.
Es entonces cuando empiezan a surgir los problemas, ya que el trabajador puede percibir que el trabajo le sobrepasa y le cuesta alcanzar sus objetivos, consecuencia de una posible fatiga mental.
El doctor Magno me había diagnosticado con fatiga mental relacionado a un trabajo en exceso y manifestado por dolores de cabeza y visión alterada. Por segundo diagnóstico me prescribió una consulta psicológica alentando que tal vez se trataba de mi apego emocional a mi padre y que aún era incapaz de superar su muerte y que por ello me sobreexigía mucho.
Y en ocasiones el doctor Magno tenía razón, pero no en mi sobreexigencia, no lo hacía porque no podía superar su muerte no era como si intentará revivirlo, solo quería estar segura de su orgullo hacia mí, de eso que todos dicen que él desde donde estuviese se enorgullecía de mí.
Pero era algo que nadie entendería, cómo es que de pronto todo el mundo era experto en lo que él sucedía y yo no, parecía no tener control de mi cuerpo y que ellos decían que era lo correcto y eso me frustraba, nadie congeniaba las cosas que quería oír, aunque todo lo que quería oír siempre las quería oír de mi padre, de Anthony Stark.
Abrí mis ojos y la sensibilidad de la luz me pegó, pero solo fue ser tan directa, mis pies se sentían cubiertos y mi espalda muy bien acomodada, parpadee un par de veces antes de poder mirar a mi alrededor, relacionarme con mi entorno y divisar a un hombro con un periódico en manos que cubría su rostro y estaba sentado sobre un sillón reclinable, pero tan solo hizo falta ver esos zapatos tan lustrados y esas manos tan blancas como para saber que era Hogan quién estaba ahí y que ahora yo estaba en problemas.
Baje mi mirada a mi mano y ví una gasa quirúrgica, fruncí mi ceño antes de quitarmela con la poca fuerza que tenía y causar suficiente ruido para que Hogan se diera cuenta de que estaba despierta.
— ni se te ocurra levantarte de la cama —lo escuché decir sin siquiera bajar su periódico— estás reciente con la medicación y acabas de despertar, el señor Stark dijo que debías reposar por media hora más —
Mis labios estaban resecos y mi dolor de cabeza ya no estaba, aunque presentía que tenía uno nuevo y era por su mirada inquisidora que ahora quería destruirme, había bajado el periódico y me miraba con tanta seriedad que pensarías qué habría hecho un delito de muerte— sé lo que dirás masculle.
— ¿En serio? —cuestionó incrédulo— pones en peligro mi trabajo, niña, sino es por mucho mi dignidad, no puedo permitir que te acerques a Stark de esta forma, teníamos un trato, un trato que implicaba mantenerse lejos de él —estrelló el periódico en una mesa cercana y se acercó intimidante, nunca antes Happy se había enojado tanto conmigo— ahora resulta que entras a su casa, le pides dinero y trabajo, no solo eso, también entras a su laboratorio —dijo exasperado.
— no es tan malo como crees... —trate de convencer.
— ¡Estás loca! ¡Estás loca si crees que el señor Stark te aceptará solo por ser indulgente y tener coraje! No cambia nada —estaba rojo— pero sí el hecho de que no volverás a mi casa, no albergaré a una niña irresponsable que no sabe seguir indicaciones —
Me estaba echando de la casa— Happy, no espera —me quite la sábana cuando mi corazón se aceleró y mi angustia creció— no puedes, oye lo siento ¿Si? Puedo compensarlo, hago dinero íntegro aquí, no quiero ser obstáculo para ti —si Happy me echaba ¿Dónde estaría yo?— dame tiempo, dame tiempo de conseguir lo que necesito para regresar a mi casa, pero por favor no me eches, por favor —masculle sintiendo un garganta reseca, pero él no me miraba, miraba a otros lados porque sabía que si me miraba sentiría compasión de mí— no, no tengo a donde ir —estaba asustada— sé que soy cabeza dura en muchas cosas, pero no quiero destruir tu carrera, jamás lo he querido, por favor —nunca antes le había suplicado a alguien, pero ver a Happy saliendo por la habitación enojado conmigo, era algo nuevo y no me gustaba como se sentía, intente levantarme de la cama, pero reconocí que mis fuerzas estaban fallando y entonces caí al suelo, en un lapso de segundos en los que pensé que me volvería a desmayar, un destello tenue, pero que invadía mi corazón se vislumbró y pronto una corriente eléctrica atravesó mis extremidades y volvió finalmente al corazón. El dolor de cabeza había desaparecido y toda debilidad con él.
Me había mejorado.
Respire hondo mirando fijamente el armario frente a mí, el dolor había desaparecido completamente. Me levanté y mis fuerzas realmente estaban establecidas, casi fue un respiro que ahora pudiera estar de pies y no tirada en la cama, suspiré pesadamente recogiendo la sábana del suelo y caminando tras los pasos de Happy para solucionar las cosas, pero tan solo toque el umbral de la puerta abierta cuando el señor Stark con una taza en mano apareció y la sorpresa fue para ambos.
— ou, ¿Qué haces despierta? Debes volver a la cama —me rodeo y miró de arriba abajo— aunque creo que ya no lo necesitas —toco mi frente y frunció su ceño ladrando su cabeza— podría jurar que hace unos minutos estabas con fiebre, incluso te traje un té —estiró la taza y sonrió.
Hice una mueca y asentí tomando la taza— gracias, señor Stark —esta taza de té era singularmente familiar.
— no te preocupes, Potts siempre me hace un té como estos cuando me excedo en el laboratorio o tengo un día temperamental, aunque nunca me ha gustado —y a mi menos, era té de manzanilla, por mamá me lo tomaba a regañadientes aunque siempre buscaba un plan b para no tener que ingerir.
El señor Stark había sido muy bueno conmigo, estaba segura que como padre de una adolescente sería el mejor, me hubiera gustado ver eso, ver a papá compartiendo sus conocimientos conmigo o regañando mis prácticas poco convencionales para mí edad. Enfocándose a la hora que debía dormir o a la hora que debía estar en un lugar.
O tal vez dándome un te de manzanilla que no me agradaba pero que él creía que servía para mi salud.
Su mirada iba hacia afuera y luego regresaba a mí, casi extrañado por la situación y un poco incómodo, luego de un silencio pensativo, el señor Stark hablo— hasta hace un momento creí que querías aprovecharte de mi dinero y fama —comenzó diciendo— inclusive llegué a pensar que entrarias por las noches para robar —palidecí— espero muchas cosas, menos el hecho de que dormías en la casa de Happy —y quedé muda frente a su descubrimiento.
Happy había dado sus límites y yo los sobrepase, ahora Stark decía sobre las cosas que esperaba de mí como si fuera una ladrona en la noche y realmente no se sentía bien. Mi actitud les daba ese reflejo de irrespeto y de desobediencia, ese aire de desconfianza y aprovechadora.
¿Realmente era como me veía?
Porque toda mi vida creí que las personas me daban lo que quería porque confiaban en mí. Tal vez lo mismo pasó con Peter, tal vez pase mis límites con él, tome cartas en un asunto que no me correspondía y lo obligue a internarse conmigo en una misión que no debía siquiera tener, pensé también en James, en Richard y en el señor Parker.
— ¿Qué fue eso? —
Volví mi mirada a Peter y fruncí mi ceño— entonces también lo escuchan —
— será mejor irnos, no es muy seguro —Barnes soltaba sacaba de su arnés un enganche y lo ponía en mi cintura, pero le negué de inmediato y me aleje, salí del agua y camine por la cueva— Morgan, ¿Qué haces? —
— seguir la voz —respondí.
— eso, eso es justo lo que no deberíamos hacer —contradijo Barnes— ¿Qué no has visto películas de miedo? —
Volví mi mirada a él y suspiré— no, no me gustan las películas en general —miré a Richard y le hice señas para que me siguiera a lo cuál no dudo— y para tu información, está voz no da miedo —
— no creo que sea buena idea, Morgan —Peter también parecía extrañado por la voz.
— Es alguien que necesita mi ayuda, no pienso irme ¿Y si es uno de mi expedición? —
— no, no lo es, ya los conté —dijo Peter seguro— mejor vámonos —
Mis intenciones eran buenas, pero a los ojos de los demás era algo inseguro y para nada bien planeado. Era como si no confiaran en que mis acciones realmente funcionarán.
¿No había hecho suficiente para ser de fiar?
— Morgan —pero la llama de mi padre, el señor Stark me hizo despertar de mis memorias y presentí el amenazante dolor punzante en mi pecho, el señor Stark me miraba con pena y una mueca en sus labios de desdén, levantando su mano y estirando su dedo índice llegó a tocar mi mejilla y me estremecí por un instante cuando entendí el por qué lo hacía, yo estaba llorando— no seguiré preguntando si no quieres —expresó— no tienes porque contarme siquiera tu historia pasada —
Separó su mano y yo limpie mis mejillas por mi misma, aunque sí tacto me hacía sentir segura y nostálgica, el solo hecho de que siguiera haciendo esto me resultaba patético— lo siento, no me gusta llorar —mi nariz se congestiona muy rápido y casi no había suficiente tiempo para destaparla.
— no tienes por qué hacerlo, puedes olvidar lo que sea que pasó o puedes contarlo y desahogar —
— no es fácil —admiti limpiando mi última lágrima y sobrando.
El señor Stark asintió— nunca lo es —
— no puedo olvidarlo —añadi— necesito un hogar donde estar por el tiempo que me quedé, necesito este empleo, necesito los Pym para regresar a casa, yo... —y pare en seco cuando caí en cuenta que había dicho y como lo había dicho, desesperada.
— ¿qué cosa para regresar a casa? —había metido la pata. En serio la estaba metiendo demasiado.
Traté de mentalizar una idea alejada de lo que realmente necesitaba, de enfocar una mentira para que el señor Stark no tuviera que ser parte de lo que sea que estuviera haciendo, solo sabía que esta noche debía encontrar la forma de asistir a la gala que me llevaría a mis PYM.
— nada —eso era lo que tenía en mente.
— ¿qué? —
Tome la taza en mis manos— nada —y sorbí pero escupí al instante cuando recordé lo mal que se sentía el sabor de manzanilla en mi boca— maldición —
— a ver —pero Stark me quitó la taza de la mano— ahora solo evades —
— no, no lo hago —
— sí, sí lo haces, yo también lo hago, todos lo hacemos —respondió quitándome la taza de las manos— no es como quiera que te vayas, tampoco me influye mucho sino te vas, es algo superficial el irse o no —sus palabras eran constantes— no digo que es bueno irse, de vacaciones tal vez, de luna de miel, de trabajo no tanto, como Potts —y eso había despertado una memoria en mi cerebro, una pequeña memoria, de cuando inventaba ideas para que mamá no me castigará, balbuceaba mucho y muy seguido— no sé qué tantas cosas digo —y ahora sabía que lo había sacado de él y podía verificarlo— solo, ya sabes, si puedo ayudarte, yo, por mi esta bien —hiperactivo y con sus ojos abiertos como dos luces de niño recién nacido me hicieron reír y suspirar con tanta liberación que no sabía que necesitaba para seguir viviendo.
Pero también sabía que si mi secreto era revelado a mi padre así como a mi me revelaron el espacio cuántico, sé que no se detendría hasta lograrlo él mismo y aunque me gustará poco cruzar portales espaciales, quería que su vida fuera tal y como lo era ahora, era la forma de asegurar que mamá estaría bien, que ellos tendrían un futuro.
Así que disfrace la verdad una vez más— tenía un invento y antes de que Happy casi me atropellase me fue robado por un indigente —complemente— creí que encontrar al indigente sería fácil, pero luego supe que este tipo había con alguien extremadamente abierto a las redes sociales y había puesto mi prototipo en una subasta de ricos —respondí con simpleza— y ahora no sé qué hacer —
Y él no lo pensó mucho para cuando su sorpresiva respuesta acompañada de unos tickets que había sacado de su bolsillo resonó— ¿Esta subasta? —y fueron como dos boletos relucientes para mí, él tenía dos, no podía ser cierto— por lo general Potts me obliga a ir a estas cosas para obtener más socios, pero pensé que esta vez me escaparía de ello, ella no está aquí y pensé en centrarme en mis cosas —dijo tan natural cuando yo prácticamente pedía a grito en mi cerebro que me diera uno para poder entrar— pero ahora supongo que tú me obligaste a ir —
Volví mi mirada a él y apenada sonreí— bueno, pensaba en realidad en que solo me diera un boleto, no es necesario que vaya a estas cosas —
— no, sí tengo que ir, ¿crees que dejaré que cualquier científico loco te lleve? yo te acompaño —debía admitirlo, sí era como niño de preescolar— la subastas es mañana en la noche y debemos vernos como chicos malos, ¿qué te parece? dejar el laboratorio y llamar a mi estilista personal para que nos vista apropiadamente —
Y si era una oportunidad en un millón, mi padre, Anthony Stark, me la estaba dando.
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