🎫 MORGAN STARK -La Historia de Richard
[ Iniciando secuencia...]
EPISODIO TREINTA Y UNO
— déjalo pasar —masculle mientras atornillada uno de los brazos del robot— serás todo un galán con estos fortachones brazos de metal —
La puerta tras de mí, la escuché abrirse. Suspire.
— señorita Morgan —
— pensé que estarías durmiendo —masculle tratando de darle golpes al brazo, a ver si en alguno se caía.
— no, estuve pensando, la verdad —
— pensar —tome el otro brazo y me dirigí al otro lado del androide— sí, también lo hago, pienso muy a menudo, no es malo, pero si es agobiante —alardee.
— quiero pedirle disculpas, señorita —no veía a Richard, solo me limitaba a centrarme en mi proyecto.
— no recuerdo que me hayas hecho algo, ¿H.A.N.N.A recuerdas algo? —
[ Creo que el joven Richard se refiere al incidente que ocurrió... ]
— sí, sí, gracias H.A.N.N.A es algo retórico, no necesito contexto —ella no entendía de chistes— pero es algo irrelevante para lo cuál disculparse —suspire.
— no debí haberla dejado sola —
— no hiciste nada —
— pero la abandoné —
— no, no es cierto —atornille un tornillo— solo te fuiste un momento, así suceden las cosas, en segundos, no podías hacer nada, además, sé defenderme, aún creo que es una estupidez que mi madre te haya puesto como mi asistente o guardaespaldas o qué sé yo —
— es algo inevitable —masculló al final. Y se sentó sobre mi silla, parecía exhausto, lo mire sobre el hombro del robot, tapaba su rostro, ¿De verdad le afectaba tanto eso?
Desvíe mi mirada, era de mala educación ver a un chico sollozar, pero era imposible no escucharlo. No era buena consolando a nadie, ni a mí misma.
Pero, igual sentía empatía por las personas.
Así que hice el destornillador a un lado y rodee el androide para buscar una gaseosa en la nevera que tenía aquí dentro y ofrecer a Richard, toque su brazo con la gaseosa mientras lo miraba de lejos. No quería arruinar su espacio personal.
Tenía su nariz roja, pero tomó la gaseosa y de tantas cosas que pude decir, lo mejor que se me ocurrió fue esto— no llores —y dos palmadas en su espalda.
Y entonces sentí la incomodidad acomodarse en mi pecho, ¿Que mierda se supone que había hecho?
Richard no dijo nada, ni siquiera un "gracias" y eso que fui amable.
Pero abrió la gaseosa y tomó de ella, miró a un punto vacío, mientras bebía, tres veces lo hizo, para luego bufar y negar con la cabeza riendo sin razón.
De la depresión a la demencia hay muchos pasos, pero Richard parecía haberlo obviado todos.
— cuando era un niño, siempre trataba de sobresalir en la escuela, era el mejor en mi clase, de manera académica, claro —estaba empezando a hablar— mis padres me decían que debía ir a las mejores universidades, que cuando fuera grande, todas ellas querrían que estuviera con ellos, me necesitarían —a este se le subió la fama a la cabeza— y estaba a punto de graduarme de mi sexto año, con mis mejores calificaciones, el mejor de todos, las cartas de las universidades me habían llegado, tenía cerca de diez cartas, de diferentes universidades que me pedían que fuera, llenaban todos mis gastos, fuera del país y también aquí —una lágrima cayó de su ojo— y hubiera vivido mi vida normal, de no haber sido por ese maldito conquistador —su mirada se endureció.
Fruncí mi ceño y me aleje, desconcertada.
— Richard... —
Y entonces me miró con una sonrisa y una nariz roja— ¿Quiere que le cuente la verdad? —
— ¿De qué hablas? —
— Morgan —y río en seco— dijiste que sí quería ganarme tu confianza, debía contarte la verdad de por qué estoy aquí y por qué quiero ser tu asistente —
Esa verdad...
— entonces no es por qué me admires —creo que ahora se vendría una noche pesada.
— no quiero que lo malinterpretes, tampoco es como que me caigas mal —poco a poco, Richard iba dejando su manera delicada de hablar y mostraba una faceta de chico despreocupado, pero dolido— pero sí, es increíble cuánta buena percepción tienes —sorbo su nariz y sonrió de lado— lo descubriste, pero no seguiste indagando —
— no indagó en lo que no me llaman —comente con gracia.
— ¿Por dónde inicio? —bajo su mirada pensando, como si estuviera formando una cinemática o proyecciones en su cabeza, para luego mostrarla— creo que así sería más fácil —pero se levantó de su asiento y saco su celular— H.A.N.N.A dame acceso a tu red para proyectar una cosa —
[ Requiere autorización de la señorita Stark ]
Richard se volvió y me miró, como si esperara que le diera acceso a mi red así nada más— si quieres saber la verdad —y cuando vio que no me inmutaba, hablo— necesito que confíes en lo que hago —
Intente escarbar en su mirada, como si pudiera ver sus sentimientos o sus intenciones, me mostré firme frente a la situación, pero al final accedí, cuando no ví ni un rastro de nerviosismo.
Pero Richard no estaba nervioso.
— H.A.N.N.A deja que Richard acceda a la red —nunca nadie había entrado en mi red y Richard ahora lo hacía.
Y como si conociera todo a la perfección, H.A.N.N.A se había convertido en un juego de niños en las manos de Richard— amplia la pantalla de proyección, quita algunos iconos, no quiero que se vea de esa forma, es importante que todo se vea tal y como... fue —y ahí, en la proyección que H.A.N.N.A habría recreado Richard solo hizo deslizar su dedo sobre su celular y proyectar en tiempo real, lo que tenía plasmado en la pantalla— quitaré estas cosas —empezó dejando a un lado las cajas que estaban en medio y también algunas chatarras que habían y amplio el lugar.
— ¿Qué es...? —recuerdo que había algo así que papá había creado, pero yo nunca intente utilizarlo, prefería las cosas que podía hacer en un solo lugar sin moverme, solo lo utilice una vez y no me agrado, tenía que moverme a muchos lugares.
Pero Richard parecía fascinado con todo lo que estaba haciendo— es tal como lo recuerdo —y en el punto medio de la proyección que ahora entendía era una sala, Richard deslizó su dedo sobre su celular y poco a poco se proyectaba la forma de una persona pequeña, atrapé de inmediato que era un niño.
— no sé si debería llamar a los guardias para que te interroguen o hacerlo yo misma —musite.
— yo nací en una tierra llena de tecnología —
— ah mira, ahora resultas ser un alienígena, pues te tengo una noticia, yo también nací en una tierra tecnológica —me ponía nerviosa.
— en el siglo XXX —siguió hablando y entonces la proyección del pequeño se empezó a mover— Cuando tenía siete años empecé a ver mi pasión por la tecnología, todo me llamaba la atención, era tan caótica, maravillosa y ligera, podrías llevar millones de libros en un dispositivo, podrías escuchar millones de cosas y no tendrías siquiera que estar en un lugar en específico, podría ser en cualquier lugar, veía inventores que tenían grandes ideas, algunas de ellas fueron las creaciones de androides capaces de ayudar en la medicina, recibían órdenes de las enfermeras y casi eran como sus manos derechas, en las oficinas, los androides eran utilizados para la secretaría, pero también eran protectores en las noches y en las mañanas lo eran los seres humanos, todos vivíamos en congenio, sin ningún... problema —mostraba recreaciones tras recreaciones, hasta que llegó al punto de un joven inventor que parecía probar una armadura, por un momento me recordó a mi padre de joven— un genio inventivo, a la edad de dieciséis años —dijo con pesar— con un mundo entero disponible para sus manos, me arriesgue a tanto, hasta el punto en que obtuve mi primer invento, un estimulado de hombre en crecimiento —era un proyecto que la ciencia ahora mismo moriría por tener, pero ¿Cómo?— todos mis intentos fueron exitosos, cada uno de ellos me llevaba a ser más y más —pronto la visión del cuarto en el que estaba se fue llenando de artefactos, más y más, tres armaduras, un auto que estaba fuera de lo que se veía ahora y unos pequeños artefactos que me eran difícil de entender que eran, pero entonces Richard deslizó su mano en su celular y desapareció todo, para volver a mostrar un lugar diferente— tenía dieciocho años, cuando caminaba por un callejón, venía de regreso de una entrevista de una universidad, una de tantas —el holograma lo representaba— pero ese día tomé el atajo del callejón, para poder llegar a casa antes y tal vez estaba tan metido en mis cosas o en mi mente que no me di cuenta de lo que sucedía en mi alrededor —y Richard me contó, el día en que su vida cambió por completo, aquella noche Richard había tomado un atajo y no se había percatado de que un hombre le seguía por las sombras, espiando cada paso que daba, cada momento sin ser detectado, en el callejón este hombre de extraño proceder atacó a Richard sin darle oportunidad para defenderse, Richard pensó que su vida se había acabado porque el hombre ya tenía su cuchilla en el cuello de Richard, pero entonces llegó de entre las penumbras un hombre que le ayudó, decía que lucía extraño y que era muy misterioso, que su voz era ronca y daba miedo, pero lo había salvado— su nombre era Kang el conquistador —trago fuerte cuando conoció su nombre y cuando supo quién era realmente, aquel hombre mató a el ladrón que mataría a Richard— me dijo que su nombre era Morgan, era un bravucón de las calles que mataba a las personas que se veían prometedoras y le quitaba todo lo que tenían —Richard veía el cuerpo del hombre en el suelo, Kang lo había asesinado y aunque fuera un holograma, era una situación terrible— Kang me dijo que mi futuro era prometedor —el holograma de... Morgan desapareció, no sabía si sentir feo porque el hombre bravucón se llamaba como yo o el hecho de que ahora Richard parecía tener control de esta situación— que sería el conquistador de muchos universos y que mi mente privilegiada sería la única capaz de gobernar sobre todos —sus ojos brillaban, parecía fascinado con lo que decía, pero luego cerró sus labios y trago fuerte— pero ¿A qué costo? —sus ojos se cristalizaron— matar a los héroes del mundo, a los vengadores —admitió— saltar de universo en universo, matando a personas... solo por ¿Poder? —su rostro estaba horrorizado— Kang el conquistador, era mi yo del futuro —el holograma de Richard desapareció y solo quedó el de Kang— ¿Cuánta muerte no habrá pasado sobre sus manos? —Richard apenas podía mantener el aliento— era culpable de muchas catástrofes —y entonces miró sus manos— todo lo que se supone que sería mi futuro —tragó saliva— entonces decidí huir de Kang, no tengo idea de cómo me zafé de él, solo sé que lo golpee con un tanque de basura que tenía a mi lado y salí corriendo, llegué a mi casa con las esperanza de que no me encontrará y no lo hizo —entonces levantó su mirada— pero, él dijo que yo sería él del futuro y no podía dejar que eso me pasará —admitió, pero perpleja me senté sobre la mesa— así que invente una plataforma de teletransportación, algo que me ayudara a detener a mi yo del futuro, pero no me atrevía a utilizarlo, hasta el día en que Kang volvió a aparecer y está vez, en mi casa, con mis padres y no podía permitirlo, no quería que mis padres pagarán por Kang, ví lo que le hizo a él bravucón, él quería que me uniera a su ejército que fuéramos dos contra el mundo, pero me negué, me negué a ello y escape, sabía que me seguiría, después de todo él me quería a mí —escapo a una línea temporal que no fuera de él, que fuera lo más posible lejos de la suya, no sabía a dónde iba, lo único que sabía es que mientras tuviera su armadura y su plataforma de teletransportación estaría bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro