🎫 MORGAN STARK - En busca de mi oportunidad
[ Iniciando Secuencia... ]
EPISODIO CINCUENTA Y DOS
Me senté en un restaurante cerca, con un refresco y papas de por medio, tenía hambre, pero las hamburguesas no me apetecian, abrí el mapa por segunda vez, la primera fue con el señor de la tienda de regalos turísticos, cuando le pedí que nos ubicara con exactitud el lugar donde estábamos y lo marco con el lápiz, aunque no se veía bien y él optó por hacerme comprar un marcado rojo como la sangre que tenía a solo tres dólares y sí, me quitó tres dólares más, pero me señalo el punto exacto en donde estábamos, justamente en el Midtown de Nueva York.
Midtown se extiende entre la calle 14 y la calle 59, donde empieza Central Park. En este área encontrarás barrios como Chelsea, Hell’s Kitchen o el Flatiron District. Había una pequeña nota en el mapa que decía “Por lo tanto, en Midtown encontrarás calles y avenidas numeradas y totalmente rectas, en forma de cuadrícula. Son predecibles y orientarte te resultará muy fácil”.
Bufé y tomé parte de mi refresco cuando establecí el parámetro en el que vagaría esta noche para encontrar mis PYM. Creía que mejor era buscar entre los lugares más recónditos o más peligrosos, donde seguramente estaría el grupo de indigentes donde vi a este sujeto, recordé la avenida en la que me encontré en el callejón, a medias logré trazar un radio de trescientos metros que lograba tener a su alrededor y establecí cuatro cuadrantes de búsqueda, cuatro cuadrantes que posiblemente me tomaría tiempo lograrlos dominar, pero lo haría.
Terminando de comerme mis papas y tomarme la soda al haber establecido los parámetros, me encamine en mi búsqueda durante la noche, pedía un taxi que podía dejarme cerca de los límites de Midtown y Downtown que era justo el lugar donde se supone que estuve aquella noche y recordé el restaurante chino de al lado y recordé el trayecto que aquel hombre hizo, había cruzado la calle y había ido en diagonal hasta cruzar la avenida, había escrito las coordenadas y también los lugares donde había estado para asegurarme de no volver y estaba en 392 Broadway, entre Walker St and White St, estaba oscuro y poco transitado, así que hice el recorrido que aquel hombre esa misma noche. Divague por las calles, de una esquina a otra y cuidando de mi retaguardia por si algún idiota se le ocurría la maravillosa idea de acercarse.
No paraba de pensar que estaba en otra anomalía, un cambio o desviación respecto de lo que es normal, regular, natural o previsible a lo que tiendes a ver o hacer. Por las mañanas me levantaba y desayunaba con mamá, iba al laboratorio, realizaba mis tareas universitarias o iba a la compañía, asistía a reuniones o entrevistas.
En este lapso de tiempo que no era acorde a mi línea de tiempo, no era más que un cero a la izquierda, no sumaría, ni restaría si ese fuera el caso, pero era lo que debía ser, no debía siquiera atreverme a estar cerca de cruzarme a la derecha, debía mantenerme en un perfil bajo. En la siguiente intersección vi una cola de humo saliendo de un callejón y a dos hombres charlando frente a una fogata improvisada en un barril de metal, seguramente ahí encontraría respuestas, pero retomando mi punto anterior: tal vez Happy tenía razón, sobre no estar cerca del señor Stark, era el lugar más propenso para formar anomalías, más sabiendo que era mi padre y que posiblemente no debí haber revelado esa información a Jarvis cuando lo pregunto, pero había estado tan descubierta, que no me di cuenta para cuando lo había confesado.
Ahora debía volver a ser más precavida y no hacer otra tontería. Tal vez Parker y Barnes tenían razón en cuanto a mi terquedad.
Pero era lo que me mantenía viva.
Bajo la noche de las casi once de la noche, me acerque a dos hombres que hablaban y se refrescaban del frío de la noche en una fogata, no conocía el lugar y posiblemente no sería buena idea acercarme a ellos, pero necesitaba respuestas y juzgando su ropa despectivamente intuí que tal vez conocerían al hombre que se atrevió a robarme los PYM.
— buenas noches, caballeros —tal vez era mi paranoia o el hecho de que Belova me había enseñado a la perfección encontrar puntos de escape o algo que me ayudará en un posible ataque— creo que tal vez puedan ayudarme con algo —ambos se detuvieron a mirarme, permaneciendo en su lugar, me acosaban con la mirada, agradecía haber captado este abrigo en la tienda, bufé antes de siquiera intentar de lidiar con el hecho de que quería destrozarle la cara a uno de ellos que se sobrepasaba con sus miradas y sonrisas lujuriosas.
— ¿Qué pasa bonita? ¿quieres que te ayudemos en qué? —
— se me ocurren muchas cosas —dijo el segundo, el sonrisas lujuriosas.
Piensa bonito Stark— una sola ocurrencia más y terminarán en bolsas de basura —espeté reteniendo mi ira y claramente era lo menos que se te ocurriría al escuchar la voz y comentario de una jovencita, se habían espantado, callaron mirando al unísono y decidieron retroceder, se estaban escapando por el callejón— no, esperen, necesito su ayuda, por favor —ambos volvieron a mirarse y frente al fuego saque mi dispositivo de rastreo para verificar que al menos estuviera cerca, pero siquiera encontraba los PYM en mi radar, bufé— la noche anterior un hombre me robó algo muy preciado para mí y pienso que ustedes pueden saber quién es —me acerqué a ellos aún cuando me había convertido en repelente para ellos— recuerdo como era, tal vez ustedes sepan quién es, un hombre bajito y de barba larga y grasosa, con una boina verdes y un abrigo muy desgastado como de un color chocolate con manchas negras —trate de recordar algo que lo diferenciara— oh, creo que llevaba pantalones de cuadro —chasquee mi dedo y sonreí— sí y también unos tenis muy desgastados —esperaba una respuesta de parte de ellos, como un “nuestro amigo tal” o “sí ese es Jerry” no sabía siquiera cómo se llamaba pero ya en mi mente le había puesto hasta su ascendencia, pero ambos se miraron y la instante reconocí que lo sabían, sabían quién era, una sonrisa se aproximo a mis labios— lo conocen —dije al instante y volvieron a mirarme— ¿no? ¿saben quién es? —Estaba ansiosa porque me dieran una respuesta que me ayudaría.
Ambos asintieron lentamente y mis esperanzas crecieron, pero uno de ellos respondió aún perturbado— era un amigo de la calle —comentó— hasta ayer —
Y ahí se me detuvo todo, pensé lo peor, trague fuerte y reí nerviosa— ¿hasta ayer? —rasque mi nuca— ¿qué, qué pasó ayer? ¿por qué ayer? ¿qué tiene? —pensé en que había muerto.
Pero el segundo respondió— llego contento con un nuevo aparato en su mano y dijo que era una gran adquisión —
Fruncí mi ceño— ¿quieres decir adquisición? —
— sí, adiquisión —lo había dicho peor.
Suspire y le quite importancia— bien, entonces ¿a donde fue? ¿fue a su casa? ¿dónde puedo encontrarlo? —
— oye, no sé si te habrás dado cuenta, pero no tenemos casa —dijo el primero. Y por un instante había olvidado que ninguno de los dos tenía siquiera un lugar en el cual vivir, asentí apenada por ser tan brusca.
— disculpen —estas personas muchas veces eran juzgadas y malinterpretadas y yo solo lo estaba empeorando— siento mi ímpetu, pero es muy importante eso para mí y él ayer me lo robo —hice un amago con mis labios— es lo único que me hará regresar a casa —admití con pesimismo.
— muchos quisiéramos que nuestras oportunidades de volver a una vida normal fuera solo encontrar algo —levanté mi mirada y descubrí lo que estaba presenciando, dos personas sin oportunidades, tiradas a su suerte sin ninguna capacidad o material a su favor, tan solo la ropa con ellos y la soledad de una noche sin casa. Mamá siempre hablaba sobre mi suerte como hija de una familia adinerada, claro no de esa forma, pero decía algo como “tienes oportunidades, aprende a aprovecharlas” por lo general se refería a que era millonaria, que podía tener lo que fuera, no como muchos de mis compañeros de universidad que luchaban muchas veces por permanecer, trabajos a medio tiempo, sacrificios, esfuerzo sobrehumano. Pero pocos era de lo que hablaban sobre seres como estos dos, que también eran humanos y que necesitaban de un techo y que en su momento tal vez siquiera tuvieron la oportunidad de cambiar lo que tenían o no la aprovecharon. Pero ellos ya no podían luchar contra lo que eran, las personas ya tachaban a estas personas a simple vista. Era la realidad.
Suspire pesadamente— hagamos algo chicos —volví mi mirada a las avenidas y a la calle y vi los comercios cerca antes de que se me ocurriera algo, aún tenía cuarenta dólares de lo que el señor Stark me había dado, con ello tal vez podría obtener una cena para ambos, así que volví mi mirada a ellos y sonreí de lado— ustedes me dicen lo que quiero saber mientras cenamos algo en ese restaurante de allá —señalé medianamente.
Y el brillo en sus miradas apareció tan de pronto que se miraron nuevamente y supe que estaban de acuerdo, ya sabía sus muecas y sus movimientos y en seguida asintieron, eso me hizo gracia, ambos me acompañaron al restaurante.
Por la siguiente media hora, gaste veinte dólares en cuatro hamburguesas y cuatro bebidas, dos burritos y tres postres.
Al salir por la puerta del restaurante, ambos se miraron nuevamente entre sí y rieron apoyandose en el otro— nunca comí tanto en mi vida —y reían cruzando la calle, tan solo lso seguía por detrás cuando uno de ellos dirigió su mirada a mí en mitad de la calle— muchas gracias —
Asentí— fue un trato —
Habíamos vuelto al barril de metal con fuego cuando ambos asintieron con la reserva de comida en sus manos, sí, había gastado ocho dólares más en dos hamburguesas que se llevarían pronto al estómago.
— sí, con respecto a Gerard —respondió uno limpiándose su mano con su chaqueta.
— ¿Ese es su nombre? —pregunté al instante.
Y ambos asintieron— Gerard es uno de los nuestros, siempre venía a hablar con nosotros en este barril, pero justo anoche llegando a la hora pico llegó muy emocionado —comentó uno de ellos— dijo que había conseguido algo que seguramente nunca nadie había visto —
— sí, era una cosa extraña, era como así —dibujó un cilindro con su manos— dijo que lo había encontrado cuando buscaba comida en el restaurante chino de la esquina —era el restaurante donde aparecí— y que seguro valía millones —
El primero siguió— sí, en lo personal no tenía nada de especial, parecía un dispensador de gomitas —
— ¿dónde puedo encontrarlo? —pregunté con clara preocupación.
Ambos se miraron, pero fue más bien una mirada de lástima— bueno… —uno volvió a mí pero bajo su cabeza apenado.
— Gerard, dijo que lo llevaría a un lugar donde le dieran un valor —hizo una pausa— creo que dijo que iría a un evento de subasta —
— sí eso dijo —concordó el otro y mi mundo se cayó al instante.
Baje mi mirada y parpadee unas cuantas veces antes de tragar fuerte y rascar mi nuca con mucho nerviosismo.
¡¿EVENTO DE SUBASTA?!
Estaría a la vista de todos.
— no puede ser —masculle.
Y entonces como luz en gran oscuridad un letrero de anuncio apareció cuando.
Y decía:
“Subasta científica, donde los mejores científicos y expositores de tecnología ofrecerán dinero por la ciencia”
— ¿Esa es la subasta? —cuestione asustada.
— sí, esa es, de hecho —hablo uno de ellos— dijo que le darían suficiente dinero como para vivir bien —
Mis PYM estaban en una subasta científica. Si alguien era capaz de reconocerlo, seguramente estaría en grave peligro.
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