🎫 MORGAN STARK - El reencuentro
EPISODIO SESENTA Y CUATRO
[Iniciando secuencia...]
MORGAN STARK
— tome por favor —apenas y era capaz de escuchar muy vagamente lo que Richard decía, pero las paredes del laboratorio se me venían encima, aunque hubieran más personas a mi alrededor.
¿Tan desastrosa fue la última batalla? ¿tantas luchas en un solo lugar? ¿Qué tanto poder se manejaba? Papá parecía una minuciosidad comparado con tremendos equipos y armamentos, habían gusanos tecnológicos voladores.
Había tanto que mi cerebro seguía procesando, pero por más que me esforzaba en recordar cada de esas cosas, en cada flasheo parecía un golpe hacia mi padre y ese hombre morado gigante, esa bestia que lo aplastaba, que le impedía seguir, que acababa con su vida. Cada vez que pensaba en eso, se me formaba un nudo en la garganta.
— no es fácil, Morgan, por lo que estás atravesando —y hacía mucho que intentaba contactar a el doctor Banner, pero en un momento como este, lo último que quería era saber de personas que me dieran más condolencias y que conocían a mi padre— y no fue correcto que estuvieras en ese lugar —pero él era tan objetivo, que pareciera que no tuviera tacto al hablar, después de todo, una aparte de él era una bestia verde gigante— ni temporalmente, ni dimensionalmente, una equivocación de localización y dirección así es un error muy marcable, hay que reajustar el reloj tridimensional y podemos realizarles mejoras en la tarjeta madre para... —
— doctor, disculpe, pero creo que no es el momento para aportar ese tipo de ideas —masculló Barnes con una mano en el hombro del doctor, al ver mi estado, casi como si el hombre medio robot fuera más sensible.
Pero el doctor Banner suspiró— sí, claro, lo comprendo —y en todo momento, la mano de Richard estaba sosteniendo las mías, casi como si viera dentro de mí y supiera lo que estaba mal, casi como si él comprendiera lo que estaba atravesando.
Mi nariz me ardía, el calor del té lograba atravesar mis fosas nasales de a poco, detestaba el té de jengibre, mis nervios estaban desatados y solo quería que todos se callarán.
— Una pérdida, nunca se supera —masculló el doctor— y sé lo que se siente, perder a alguien, Morgan, no soy ajeno a ese dolor, solo que nunca he sabido cómo afrontarlo, a veces recuerdo a mi madre y me invade una euforia de haber podido hacer algo, pero era solo un niño, como tú en ese entonces —no quería pensar en que quizás el doctor Banner solo quería amoldar la realidad— si me lo permites, puedo ser empático contigo, pero eso implicaría que tendría que hablarte sobre sobrellevar una pérdida, algo que nunca he sabido como hacer, temo decir que muchas veces recuerdo la muerte de tu padre, ese momento —levanté mi mirada— de yo haber podido hacer algo, sin necesidad de su muerte y creéme que aún no lo entiendo —juntó sus manos mientras se apretaba los nudillos— la primera vez chasquee los dedos yo, ¿por qué no pude una segunda? si tan solo... —
— era la única manera —y entonces el doctor Strange quién estaba apoyado a un lado mío, de pies, contra la pared, habló.
Banner miró a Strange— ¿cómo estaba tan seguro? —
— porque viaje a través de muchos posibles finales, doctor —y entonces recordé aquella imagen de Strange y mi padre, la señal y levanté mi mirada.
— ¿en cuántas lograron ganar? —murmuré, pero fue suficiente para Strange.
Hizo silencio, pero luego habló— vi catorce millones de posibilidades —expresó— pero una sola, logramos ganar —lo decía casi apenado— y también te vi a ti —levanté mi mirada a Strange— sé de lo que eres capaz —dar mi vida— pero eso no habría servido, ya tu padre tenía una conexión con Thanos, tú no, la gema del alma te habría consumido —lo dijo casi apenado— ni siquiera el doctor Banner —
— tu padre y yo pasamos mucho tiempo juntos, de hecho hicimos un bar en México —escuche al doctor Banner reír— aunque fui más yo que él, bebía mucho, demasiado —hizo una pausa— era un idiota la mayor parte del tiempo y era convencionalmente un manipulador, siempre hacía que aceptará todas sus ideas estúpidas que terminaban siendo alguna amenaza inminente, le gustaba hacer chistes de humor negro o a veces simplemente chistes clasistas —y por primera vez, no escuche unas "condolencias"— era muy cabeza dura, además de mujeriego, la pobre de Pepper a veces no podía con tanto, aunque cuando sentó cabeza pues se cerró a ser un perro, pero en general seguía siendo un idiota con sentimientos, inteligente, de hecho se envolvía mucho en perfeccionar todo de él, sus armaduras nunca dejaron de ser una amenaza constante, se exigía demasiado, pero era tan malditamente experto en mejorar que cada vez parecía ser más, de hecho... —
[La señora Potts está por ingresar...]
Reconocí la voz de V.I.E.R.N.E.S, hacía mucho que no la escuchaba— gracias, V.I.E.R.N.E.S —pero muy en lo oculto de mí, le guardaba un profundo respeto a esa inteligencia— H.A.N.N.A, analiza el traje y analiza las fallas —
[Enterada, señorita Stark]
Me levanté con ayuda de Richard en lo que el traje se desentendió de mí y volvía a su versión acoplada, la deje sobre la mesa para que fuera analizado y sorbí mi nariz.
— V.I.E.R.N.E.S recapitula todos los prototipos de papá, para mejorar mi traje —
[Sí, señorita, Stark]
Ahora debía concentrarme en mamá. Porque aunque ella no lo sabía, había estado por semanas en otro lugar y no podía seguir ocultandolo, también necesitaba hablarle sobre papá, ahora entendía mucho el dolor que llevaba mamá, porque ella había estado ahí, lo supe cuando vi la armadura que papá le había obsequiado y la cuál ahora ella no podía evitar no verla y llorar.
— Buenas noches —ella había pasado por mucho, mamá miró a mi alrededor y pareció reconocer al doctor Banner— Bruce, cuánto tiempo —el doctor no espero mucho, pero camino y la abrazo con mucho fervor.
— Pepper, hacía tanto no te veía —
Se abrazaron por los años que no se habían visto, se separaron y mamá acarició el hombro del señor Banner sonriendo— estás aquí, con Morgan —y entonces me miró, casi como si escaneará en mí y supiera todo lo que había pasado.
Pero esa mirada, no era la misma mirada que la Pepper del pasado me había dado, su mirada estaba tan llena de amor y comprensión, su mirada estaba llena de recuerdos, porque ella era mi verdadera madre.
Mis pies inertes caminaron hacia ella, prácticamente volé sobre el suelo con la rapidez de mi actitud y la abracé, la abracé tan fuerte como mis brazos me permitieron, pero mi corazón también anhelaba estrujarla.
— Creo que tienen mucho de qué hablar —vi de reojo al señor Banner y me separé cuando sentí que se iría.
— Por favor, doctor, necesito hablar con usted —pero él rió y negó con la cabeza.
— No te preocupes, le deje mi número a tu asistente, cuando tengas tiempo, te prometo que hablaremos —
Asentí apenada— muchas gracias —
— Presiento que hay algo que no sé —comentó mamá aún con sus brazos a mi alrededor, la miré y asentí— en ese caso, iré a hacer chocolate caliente para ¿seis? —
A lo que todos de inmediato negaron al unísono— de hecho, solo estábamos esperando... —
— Está todo bien... —
— De hecho ya nos vamos —
Y todo pareció volverse un lío, pero todos ellos parecieron coincidir en que era lo mejor para el momento.
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