001 | QUEEN.
CAPÍTULO 1:
QUEEN.
¿Será que desaparecerás como humo?
¿Huirás si me acerco a ti?
Haemin aprendió que había muy pocas personas por las que valía la pena derramar lágrimas. Y, definitivamente no estaba entre sus planes llorar por ningún de esos tontos rumores que surgían y rondaban alrededor, porque en realidad la mayoría no le podían desinteresar menos.
Que si era una desconsiderada, si hacía trampa en las evaluaciones, si un profesor le tenía favoritismo, si sacaba sus fotos de internet, si editaba sus selcas para parecer más linda, y muchos otros chismes que no eran ciertos; creados con la finalidad de menospreciar sus logros y méritos. Ya era suficientemente conocida dentro, e incluso fuera del campus gracias a las redes sociales. Esos rumores no la ayudaban en nada.
En los primeros días dentro de la carrera de cosmetología, demostró un particular interés y una pasión que algunos de sus compañeros o compañeras no demostraron, o simplemente no tenían. El crédito se lo debía a que se preparó durante meses para ese lugar; investigando, practicando y leyendo. No quería ser vista como inferior por ser principiante en el área.
Sin embargo, para evitar los insultos y rumores tenía una metodología.
Una forma de vida.
No importaba lo nerviosa, molesta o triste que se sintiera, en todo momento debía mantener su cabeza en alto, la espalda recta y, un tono de voz claro, suave y autoritario. Tenía que lucir perfecta. Parecer alguien segura de sí misma para que los demás le creyeran, y se diesen cuenta que fuera lo que fuera, a ella no le afectaría ni a su autoestima ni a su trabajo.
Así no tendría razones para desviar su mirada de los demás.
Continuó caminando por los corredores del ala B del departamento de música, buscando el aula o la presencia de su amiga, sin dirigirse a nadie mientras lo hacía y, retirando algunos de los mechones de cabello melocotón que caían en su rostro. El único sonido a su alrededor era el que hacía sus propios zapatos altos al pegar con el suelo.
Gruñó por segunda vez al haber recorrido ya casi toda la extensión del edificio, sin rastros de Miyeon. Pareció haber sobresaltado a otra chica del departamento que se encontraba casualmente sentada en el suelo y que la observó alarmada.
Detuvo su caminar a la mitad de un pasillo ancho con un buen iluminado de paredes blancas y pisos de cerámica, disponiéndose a sacar el celular del bolsillo trasero del pantalón, para verificar si, por enésima vez, sus intentos por contactar a su compañera servían de algo.
Desbloqueó el aparato con rapidez, mientras con su otra mano acomodó la correa de la cartera sobre su hombro, y puso unos mechones rebeldes de cabello tras su oreja. Buscó el contacto de su amiga entre los más recientes, cuando iba a medio mensaje de Kakao —repleto de groserías mezcladas con las palabras 'hambre' y 'comida'—, escuchó su nombre.
—... No puedo creer que Haemin se haya pintado el cabello de ese color ¡Es una escandalosa! ¡Mírenla en esta foto! —comentó una voz femenina en el interior de un aula, seguido de un coro de risitas y cuchicheos de chicas que alcanzaban a interrumpir el silencio del pasillo.
Haemin miró de soslayo la puerta abierta, sin moverse de su lugar, con los dedos todavía sobre la pantalla de su celular, a medio texto.
—Lo hizo para llamar la atención ¿No ven que lo luce cómo si fuere la última gota de agua en el desierto?
— ¡Sí! Es tan egocéntrica.
Soltó un bufido mezclado con una amarga e irónica risa. No podía creer que su presencia incluso llegara a esos extremos, a un departamento separado del suyo por mínimo dos kilómetros de distancia.
—No sé cómo Miyeon-unni hace para convivir con ella. Tiene tan buen corazón, es un algo tonta... —lamentó otra voz.
Y con esa pequeño mención la presión arterial de Jaemin parecía haberse elevado, porque repentinamente se encontraba apretando su celular sin cuidado mientras aspiraba con fuerza.
— ¡Y Kihyun-oppa, siempre está tras ella! Me da lástima verlo así, nunca he visto a Haemin siendo dulce con él ¿De verdad estarán saliendo?
Ella rodó los ojos, sin poder creer lo que escuchaba. Volvió a acomodar su bolso y dejó que su celular se deslizara dentro de este. Miró un segundo a la chica sentada en el suelo. Ésta palideció a mediados que la conversación entre las alumnas en la aula procedía. Haemin le sonrió sarcásticamente, entendió que esa pobre muchacha sabía quién era y lo que iba a pasar a continuación.
Le hizo un seña con la cabeza para que se marchara, y a la chica no le tomó ni un minuto levantarse y recoger todas sus cosas, llevándoselas a rastras en dirección al ascensor.
Ella se volteó de frente hacía la puerta.
— ¡Ugh! Me gustaría tenerla en frente para quitarle lo antipática y arisca que tiene esa mocosa...
Haemin se apoyó en el marco de la entrada, aún sin ser notada por las cuatro chicas sentadas en grupo cerca de ésta, dándole la espalda y muy concentradas viendo cosas en sus celulares respectivos. Cruzó los brazos, mirando con ironía y gracia a las sunbaes del equipo de música de la universidad.
—Es tu día de suerte porque aquí me tienes, justo donde me querías —anunció, ocasionado que las presentes dieran un brinco de sorpresa y se voltearan como unos rayos. Los ojos de cada una se abrieron de par en par al verla ahí, espantadas—. Dale, prosigan. Soy todo oídos —las incitó con un ademán de su muñeca, mientras ellas intercambian miradas entre sí—. ¿Ya no tienen nada que decir o se les ha congelado la lengua a nuestras queridas aspirantes a vocalistas? —echo un vistazo al rededor. La gran aula de altos ventanales e instrumentos musicales estaba completamente vacía, exceptuándolas a ellas. Las clases debieron haber terminado tan solo unos minutos atrás, así que cada profesor y alumno estaban aprovechando la hora del almuerzo—. ¿Sus instructores les permiten que anden gastando sus cuerdas vocales despotricando a la gente? Se les va a pudrir la garganta de tanta porquería.
De entre las cuatro caras a las que les hablaba, solo una pareció responder ante el comentario, crispándose ligeramente por la ofensa. Esta misma chica de cabello platinado entrecerró los ojos ante ella. Como no abrió la boca ni rechistó, Haemin decidió tomar el curso de la conversación para terminar con eso pronto.
—No sé quién de ustedes lo dijo porque, sinceramente. Todas sus voces me suenan igual de chillonas y aireadas, pero voy a dejarles dos aclaratorias —se deslizó dentro del aula, con pasos lentos y cortos, sin abandonar la posición de sus brazos y meciendo su cabello en un ligero andar altanero y excéntrico—: Uno. 'Kihyun-oppa' —su tono de voz ahora más meloso de forma intencional y añadiendo el honorifico, el cual ella no solía ni iba dirigirse a él— y yo no estamos saliendo, ni en sus mejores sueños. No se preocupen.
Otras dos chicas intercambiaron miradas, mordiéndose el labio y con miradas culposas.
Haemin llegó, manteniendo su posición, a la mesa en donde estaban reunidas. Se inclinó hacia ellas, para que lo que estaba por decir les quedará más claro.
—Y, segundo. Espero no escucharlas más nunca mencionando el nombre de Miyeon cuando hablen de mí, al menos que sea para tirarnos flores, porque si no...
— ¿Esa es una amenaza? —la interrumpió la misma chica de cabello rubio, quién fue la única que le devolvió la mirada llena de cólera y desprecio.
Haemin se enderezó, con una notable mueca de irritación al ser interrumpida.
— ¿Sonó como una? —cuestionó suave y desentendida, intentando que su voz sonará lo más inocente posible— Entonces tómatela como tal.
La chica no pareció soportar más, con la boca abierta de sorpresa y las cejas fruncidas. Se levantó empujando con fuerza la silla hacia atrás, encarando a la menor.
— ¡Yah, Kae Haemin! —chilló, elevando la voz y aturdiendo a Haemin con su grito agudo— ¡¿Quién te crees para andar hablando así con nosotras?! ¡Muestra un poco de respeto hacía tus superiores! ¡No tienes derecho!
La reñida elevó una ceja, incrédula.
— ¿Acaso ustedes pidieron permiso para hablar mierda a mis espaldas? Nunca me llegó la solicitud, pero de todas formas está denegada. Gracias —se inclinó hacia ella con una sonrisa—, unni.
—Se te subieron los químicos del maquillaje y el tinte al cerebro —comentó otra de las chicas, que las miraba pasmada.
—Lo único que se me subió son las ganas de marcharme, porque son más aburrida de lo que esperaba. Lo único que hacen es quitarme el apetito —replicó, dando media vuelta para salir de la habitación y continuar con la búsqueda de su amiga.
La fuerza de una mano sobre su ante brazo la detuvo y la jaló devuelta su puesto. Haemin se volteó, sorprendida y molesta, mirando como la misma chica que le había replicado —quien ahora tenía las mejillas coloradas de carmesí de la rabia—, la sujetaba con fuerza y sin cuidado.
—Quita tu mano —le ordenó, haciendo que su voz sonara autoritaria más serena—. No paso tanto tiempo en la mañana arreglando mi ropa para que vengas a arrugarla.
—Exijo una disculpa.
—Minjie, déjalo así... —susurró una de su compañeras, intentado evitar más problemas.
Haemin no podía dar créditos a lo que sus oídos oyeron.
— ¿Una disculpa? —preguntó cínica, recorriendo con la mirada a la rubia de pies a cabeza con superioridad; soltando una carcajada socarrona después de eso—. ¿Acaso eres tú la que se merece una?
La nombrada Minjie también le sonrió cínicamente.
—Sí ¿Esperas que yo me disculpe contigo? Nada de lo que dije fue falso —justificó.
Haemin puso todo su peso sobre su pierna izquierda, cansada y molesta de discutir con una hueca y su séquito.
—Ya veo que la aclaración que te hice hace unos momentos te entró por un oído y te salió por el otro... —refiriéndose a lo comentado de los rumores entre su amigo y ella—. Unni, creo que deberías revisarte la cabeza, se supone que el cerebro procesa ese tipo de información pero...
De un segundo a otro, Minjie se abalanzó sobre ella, sorprendiendo a Haemin. La chica levantó su mano libre, intentando propinarle una cachetada a la menor, la cual consiguió protegerse ante que sucediera. Procedió a empujarla, apartándola lejos de ella para recomponerse y prepararse mentalmente para arrancar mechones rubios oxigenados. Sin embargo, la otra chica no se dio por vencida en acabar ahí sino se volvió a abalanzar sobre Haemin, chillando; y, ella tampoco se quedó atrás defendiéndose tratando de no salir lastimada, soportando el peso y la presión del cuerpo de la mayor. Aprovechando la ventaja, Haemin como pudo, jaló un mechón de cabello de su oponente con fuerza hacia la dirección contraria a la suya para poder quitársela de encima.
De ahí, la habitación se volvió un caos. Entre los gritos de las otras estudiantes de músicas que intentaban detener la inesperada pelea —sin mucho esfuerzo a decir verdad—, y los chillidos, bufidos e insultos de las dos chicas peleando histéricas. Contando una serie de cosas que le siguieron a los acontecimientos no previstos, como:
— ¡¿Qué está pasando aquí?! —vociferó una voz grave desconocida desde la entrada del lugar, al encontrarse con tal escándalo.
De repente un brazo rodeó la cintura de Haemin, ésta sintió un calor en su espalda justo antes de que sus pies dejarán de tocar el suelo, y la separaran de su contrincante. Alarmada, Haemin volteó la cabeza, mirando a la persona que la sostenía como si fuera una bolsa de snacks y su acompañante.
La mirada de su amiga Miyeon estaba cargada de preocupación por el estado en que estaba, rotando entre ella y las otras estudiantes, compañeras de la más baja. La de Kihyun era todo lo contrario: sus ojos reflejaban molestia y desaprobación. Aunque Haemin, desde la postura en donde estaba —a espaldas, pegada al cuerpo de él—, no era capaz de identificar si esos sentimientos iban dirigidos hacia ella u otra persona en la escena.
Él la dejó de nuevo en el suelo, apresurándose a colocarla detrás suyo, estableciendo cierta distancia entre Haemin y Minjie para evitar otro enfrentamiento.
—Miyeon-unni —balbuceó una de las chicas, que sostenía por el brazo a la rubia.
A pesar de su pinta desarreglada, el rostro de Minjie se había tornado tan blanco como un papel y respiraba con notable dificultad. Posiblemente Haemin debía de verse similar, con la única diferencia que se sentía más segura con la aparición de sus dos amigos.
— ¿Qué sucedió aquí? —preguntó Kihyun con seriedad. Tenía los brazos cruzados encima de su chaqueta y tenía ese tipo de cara que Haemin solo había visto pocas veces.
O mejor dicho, solo cuando ella se metía en problemas.
Ninguna de las interrogadas contestó, la mayoría intentado evitar la mirada de los dos superiores, que habían llegado a defender a su amiga y parar la pelea. Al notar que ninguna respondía, Miyeon entrelazó gentilmente su brazo con el de Haemin. Nerviosa y ansiosa, intercambió una mirada con su amiga para que se marcharan y ésta le asintió.
—Olvídalo Kihyun, vamos —pidió Haemin, aún un poco alterada y consternada pero intentado solventar el problema, ignorándolo.
El chico asintió, dejándose tomar por la muñeca por su amiga, quien los tomó llevándolos a ambos afuera del aula, permitiendo ellos pasaran primero por la puerta. Y ella no salió sin antes voltearse para sacarle la lengua infantil a Minjie y a su grupito de amigas habladoras.
Haemin estaba tan hambrienta que no conseguía descifrar si la cafetería del departamento de música y artes servía el almuerzo más sabroso de todo el campus o, si ya no sabía diferenciar entre la comida y la gloría.
Tan pronto como llegaron a la cafetería, salió disparada como un rayo a la dispensadora de comida, tomando una bandeja y sirviendo en los platos casi todo lo que ofrecían ese día. Se ubicó en una de las mesas desocupadas, cerca de los grandes ventanales con vista las intercepciones del campus, seguida de sus dos acompañantes, que sin decir alguna palabra se sentaron en las sillas frente a ella.
No habían discutido nada de lo ocurrido, porque sabían que era más recomendable no hablar con Haemin hasta que la chica hubiera saciado todas sus necesidades alimenticias, como un caníbal.
Luego de unos largos minutos, Miyeon decidió romper el silencio.
—Entonces... —comenzó la castaña, mientras despedazaba con los dedos un pedazo de pollo frito—, ¿Nos vas a decir qué pasó?
—Comienza desde antes de la parte en donde empezaron a jalarse los cabellos, si puedes...—añadió a lo dicho, Kihyun, y se llevó el vaso con coca cola a la boca.
Haemin levantó la vista, intercambiándola entre su amigo sin gracia y su amiga de grandes cachetes, quienes atentos la observaban. Bajó sus cubiertos y tragó el pedazo de comida que tenía en la boca.
—Fui a buscar a Miyeon para que viniéramos a almorzar...
— ¿La buscaste a ella y no a mí?—interrumpió el ofendido castaño—, ¿Qué acaso yo no como? —A pesar de su tono, el comentario le indicó a Haemin que su amigo no estaba lo suficientemente molesto con ella como para resistirse de hacer chistes al inicio de su historia.
Lo ignoró.
—Pasé a un lado de ese salón, y pues dentro estaban éstas chicas hablando de mí...—paró de contarles, esperando alguna reacción de su parte, mas a ninguno les pareció extraño escuchar a alguien chismeando acerca de su persona—. Las enfrenté y no parecieron reaccionar de la mejor forma a mis dulces palabras —terminó, encogiéndose de hombros y volviendo a mirar su plato para llevarse otra cucharada de comida a la boca.
— ¿Y eso es todo?—Kihyun indagó, levantando una de sus cejas en dirección a ella.
Haemin asintió, masticando
Miyeon se cruzó de brazos, juzgándola con los ojos entre cerrados por un minuto.
—No es cierto —le dijo, observando como ella masticaba con tranquilidad—. Primer; sueles ignorar ese tipo de comentarios. Y, segundo: Minjie-yah y sus amigas no habrían reaccionado así ante algo como tus "dulces palabras" —elevó sus manos haciendo comillas con sus dedos para enfatizar lo último dicho.
Kihyun consideró las palabras de Miyeon, con un asentimiento de cabeza le otorgó la razón. Ambos volvieron a observarla, expectantes.
Haemin suspiró, dejando sus cubiertos sobre la bandeja, dando por terminando su almuerzo. Revisó la hora en su reloj, para asegurarse de que todavía no habían iniciado las clases en la tarde.
—Bueno...—posicionó sus codos sobre la mesa, mientras apoyó su mandíbula sobre el dorso de sus manos—. No habría dicho nada si solo estuvieran hablando de mí —les confesó—, pero saben que no soporto segundos ni terceros envueltos en mis rumores. Mucho menos si son mis amigos.
— ¿Estaban hablando de nosotros?—preguntó sorprendida la de grandes mofletes.
Haemin asintió, acurrucando más su barbilla contra su dorso.
La mirada de Kihyun se suavizó a una más serena y posó una de sus manos sobre su corazón, conmovido.
— Aw, ¿Y te metiste para defendernos?
—Por ti, no—corrigió con indiferencia a los gestos del chico, rosando los ojos y soltando un bufido, ocasionando que la expresión de su amigo cambiará a una de falsa decepción—. Eres muy capaz de defenderte solito de tu grupito de admiradoras desquiciadas. Lo hice únicamente por Miyeon.
La aludida pareció aún más asombrada.
—Sabes que te lo agradezco mucho, Minmin, pero soy capaz de defenderme yo misma.
Haemin frunció el ceño ante las palabras de su amiga, y le contestó a la defensiva:
— ¿Y, debo quedarme de brazos cruzados? Eres mi mejor amiga. Nadie tiene porque verte inferior solo porque estás conmigo—se defendió.
Miyeon rió suavemente, relajando el humor de su amiga. La castaña se estiró, tomando las manos de su amiga para unirlas con las suyas y apretarlas con cariño.
—Si me importara que eso pasara no estaría contigo—sonrió—, y aun así estoy aquí.
Ella también le sonrió devuelta.
Haemin siempre tenía presente lo dulce y atenta que era su mejor amiga, pero olvidaba que esas características no la calificaban como alguien débil. Miyeon era tan fuerte como ella por razones muy distintas a las suyas, así que debía acostumbrarse a la idea de no siempre intentar hacerla pasar como un bebé canguro a la que debía llevar en su bolsa maternal.
El castaño carraspeó un poco incómodo, interrumpiendo el momento entre las dos chicas, quienes voltearon a mirarlo.
—Deberías redimirte un poco. Harás que los rumores solo empeoren—Kihyun aconsejó, observando el vaso de plástico vació frente a él.
Haemin arrugó la cara de la irritación. Otra vez repetía la misma sugerencia acerca de que debía redimirse un poco para gustarle a los demás, que solía molestarla de sobre manera.
—No me importa.
—Pues debería. Esos rumores llegan a los oídos de alguien importante y podrían estropearlo todo.
Soltó las manos de su amiga, cruzándose de brazos. Miró alrededor a la cafetería repleta de alumnos y profesores que iban y venían.
La observación de Kihyun era cierta.
Mientras más cayera su imagen en la universidad, mayores eran las probabilidades de que los rumores llegaran a otros lados. Eso no le convenía. Muy bien podría admitir que los profesores sentían una gran estima hacía ella por su trabajo, pero no podía jugar con la balanza en donde se encontraban sus seguidores y haters.
— ¿Y... qué se supone que haga? No creas que voy a cambiar por otros, tampoco pienso lamerle los pies a nadie—recalcó, señalando acusatoriamente a su amigo.
—Cambiar no, mejorar sí—corrigió Miyeon, con esa típica sonrisa suya que podría ser capaz de sacarte de la cama sin importar lo enfermo o cansado que estuvieras—. Podemos trabajar en tu imagen personal.
—Mi imagen personal es completamente perfecta.
Los tres se quedaron pensando, buscando una solución que no solo la beneficiaria a ella, sino también a los involucrados, utilizando las capacidades que tenían en mano.
De repente, un bombillito pareció prender en el cerebro de Miyeon, que emocionada sugirió:
—Podrías ayudar a alguien más.
Tan grande debió ser la cara de confusión de Haemin que Kihyun no pudo evitar explicarse.
—Ayuda, Haemin, ¿sabes lo que es cierto? Prestarte para asistir a alguien más que solo a ti misma—explicó Kihyun ante la enorme cara de confusión de la melocotón, como solía llamarla él.
Le dirigió una mirada de odio por hacérselas de sabiondo.
—Sí sé que es ayudar, no seas ridículo—defendió su persona. Miró a su amiga entonces, con quien era más sencillo conversar y exclamó como si la víctima se tratara de ella— ¡Yo ayudo a la gente con su maquillaje y con secciones de fotos!
—Haemin, te pagan para que hagas eso.
—Y yo te ayudo con esas secciones—añadió Kihyun, refiriéndose a que era él quien instruía a su amiga acerca del bueno uso de la cámara y la iluminación.
— ¿Eso hace que automáticamente se le descalifique como ayuda? —cuestionó la acusada.
Ambos asintieron en conjunto.
Haemin soltó un bufido de exasperación, ¿qué esperaban de ella?
—Bueno, en todo caso... —pensó, buscando entre su rutina diaria algo positivo que hiciera. Ella misma era consciente que su lema de vida no era ser demasiado servicial —, ¡Ayudo a la gente a sentirse mejor con mis consejo! A través de twitter y esas redes.
—Estoy seguro que con tu existencia los haces sentir peor.
No comprendió muy bien a qué venía el comentario, pero aun así Haemin le arrojó una lechuga de lo que quedaba de su comida a Kihyun, para que se callara. Ésta se pegó a su nariz, montando una imagen que hizo a Miyeon reír.
Haemin le sacó la lengua antes de tomar un sorbo de su bebida, volviendo a revisar cuantas personas habían a su alrededor.
—Ayudar a una persona tiene que venir del corazón—explicó su amiga cuando había terminado de reír—. No necesariamente deba ser porque alguien te lo pide o, porque te recompensen. Las personas más humildes no esperan nada a cambio.
— ¿Cómo se supone que haga para encontrar algo así?
—No sé, eres un ogro...—susurró Kihyun mientras se pasaba una servilleta por la cara para limpiarse los restos de comida.
Esta vez fue Miyeon quien hizo callar a su amigo, dándole un codazo en las costillas, haciendo que éste soltara un quejido. La miró indignado y sorprendido.
—Tal vez...—empezó diciendo, intentado despegar sus ojos de los de su amigo— debas encontrar una persona que necesite urgentemente de tus servicios. Eres buena en todo lo que apariencia conlleva.
—Debemos buscar a alguien que necesite de eso—completó Kihyun, interesado por la idea.
—Un cambio de imagen —murmuró Haemin, considerándolo— ¿Cómo un artista o una celebridad?
Kihyun negó, arrogando la servilleta arrugada a la montaña de desechos en su mesa y pasándose los dedos por la nariz para verificar que no quedaba ninguna suciedad.
—Puede ser un servicio público, algo más cercano que una celebridad o alguien con dinero. Inventemos algo, una campaña a tu nombre que dé a conocer tus buenas intenciones, si es que tienes unas—el chico movió las manos, como si la repentina idea lo hubiera emocionado bastante—. Podrías buscar apoyo promocional, para costearlo y compartir todo lo relacionado en tus cuentas. Algo así como What Not To Wear ¿Lo conoces verdad?
Haemin rodó los ojos y asintió.
—Podríamos utilizar el proceso que aplican ahí, ya sabes: cabello, ropa, estilo—enumeró con sus dedos en chico. Sonrió antes de inclinarse y susurrar— Podrías desechar todo el armario de una persona. Seguramente disfrutarías mucho de eso.
Haemin sintió un cosquilleo en sus labios que la impulsó a sonreír. Qué bien la conocía su amigo.
What Not Yo Wear era uno de sus programas favoritos. Disfrutaba ver a gente desdichada con mal gusto ser completamente cambiadas por personas que sí sabían de moda, y el drama que se montaban ahí era de lo más divertido. También le encantaba ver los cambios de peinados que hacían para las invitadas. La impulsaban a hacer cosas aún más extrañas a su propio cabello.
—Hoy en día la imagen lo es todo —continuó Miyeon. Entrelazó sus dedos, apoyando los codos en la mesa y reclinándose hacia el frente—. Una cara bonita más una buena presentación podría cambiar mucho, y como estudiantes universitarios debemos empezar a preocuparnos por las primeras impresiones a la hora de presentar solicitudes o tener entrevistas de trabajo. Así que necesitamos alguien de aquí, uno que esté dispuesto al cambio.
—Podrías conversar con tu profesor ¿El señor Bok? Tal vez un poco de su apoyo podría ayudar para empezar—añadió Kihyun, ahora también emocionado por todo el plan que surgía entre los tres.
Haemin solo movía la cabeza de arriba a abajo, procesando la idea, he intentado unir hilos y cabos sueltos para que todo saliera tan perfecto como a ella le gustaba.
—Entonces, la idea es crear una supuesta "campaña" en donde pueda prestar mi ayuda en mejorar la imagen de los demás, para así elevar mi propia imagen ¿sí?—Miyeon asintió—. ¿Y cómo encontraremos personas así? Tampoco es como si en esta época sea muy común el descuido de apariencia. Necesitamos a alguien a quien no le importe todas las tonterías que se hablen de mí, lo cual, dentro del campus, es un poco difícil. Y, necesitamos mucha ayuda monetaria si de verdad queremos un buen cambio. No sea hace nada con unas cuantas lochas.
La sonrisa de Miyeon desapareció al caer en cuentas con la dura realidad. El dinero no era su mayor preocupación, ya que contaba con la esperanza de que consiguieran un buen proveedor por unas cuantas cosas a cambio, como promoción.
Observó el comedor, escaneando a todos los alumnos de su departamento en busca de una víctima favorable. Hizo una mueca al darse cuenta que la mayoría de los estudiantes de música eran atractivos o cuidaban bien su imagen personal. Definitivamente, en el área de artes no sería.
—Aquí no creo que sea fácil buscar uno que necesite con urgencia un cambio de imagen—dijo con un poco de desilusión. Volvió a mirar a sus amigos con su rostro marcado de ligera preocupación—. Tal vez en otro departamento.
—Están los de ciencias. Esos cerebritos no digamos que son feos pero sí descuidados, les vendría bien —le sugirió una idea el castaño, tratando de encontrar opciones posibles—, o los de literatura. Apuesto que con todo su trabajo de leer libros y libros, no tienen mucho tiempo libre y menos para darse tiempo de arreglarse según las tendencias populares, que no sean la de cargar decenas de libros por los pasillos.
Con la mención del último departamento Haemin sintió como si un rayo hubiera caído sobre ella con una grandiosa pero a su vez, arriesgada idea. Se enderezó con fuerza, unió las palmas de sus manos contra la mesa, ocasionando una reacción de sorpresa en sus amigos. Tenía una enorme sonrisa sobre sus labios y sus ojos brillaban de emoción.
—Creo saber quién es la persona indicada para el trabajo.
Asustada por la reacción de su amiga e inclinada hacia atrás para alejarse lo más posible de la mesa, Miyeon estiro su mano en un gesto para que se tranquilizara.
—Por favor, no vayas a obligar a nadie a esto. Es voluntario—mencionó con voz baja—, recuerda que haces esto por ambas partes, no solo por ti.
Haemin asintió distraída restándole importancia a las palabras de la chachetona, moviendo sus manos con nervios y emoción sobre la mesa como si hubiese hecho un descubrimiento increíble.
La idea había llegado tan de pronto que al principio sintió una emoción característica de una niña que estaba por encontrarse con alguien importante. Sin embargo, había hecho caso omiso a un detalle de su pasado, y ya no estaba segura si la elección den cliente que tenía en mente era muy inteligente.
El problema no era convencerlo, sino los nervios de hablar de nuevo después de tanto tiempo, sabiendo el rencor que el chico guardaba por razones que no requería ese tipo de resultado.
—Sugeriré, pero ya digo que lo llamemos 'Beauty Produce' —las palabras fueron complementadas con sus manos formando un arco para conmemorar su nombre —, y la primera afortunada debe ser una chica. Las chicas causan buena impresión a las masas.
A su lado, Miyeon hizo una mueca y rodó los ojos ante el comentario de su amigo, un gesto poco usual en su rostro. Carraspeó, llamando su atención pero desviando la mirada.
Sin embargo, Haemin continuaba negando con la cabeza repetidas veces, como si estuviera hipnotizada.
—No—dijo fuertemente. Elevó sus ojos hacía sus amigos, volviendo a apoyar su cabeza sobre las contra palmas de su mano—. Ya tengo a la persona perfecta para el puesto.
Miyeon frunció el ceño ante el cambio tan radical en la actitud de su amiga. Curiosa, se inclinó hacia ella por encima de la mesa, seguida de su amigo.
— ¿Quién?
Haemin tragó con fuerza, estando ya segura de su elección. Se inclinó sobre la mesa, un poco más para susurrar el nombre del susodicho:
—Lee Minhyuk.
¡Hola! Ayer, cuando se supone que tenía planeando subir éste capítulo, pasé un susto horrible.
Por alguna extraña razón, wattpad me había desaparecido la obra de mi perfil. No estaba entre mis publicadas, ni en borradores, ni en listas de lecturas. Estaba muy asustada y molesta porque no quería perder el pequeño progreso (lecturas, comentarios, etc) que había conseguido.
Por suerte, una linda amiga me dijo que también le ocurrió lo mismo días atrás y su obra re-apareció luego de unas horas. Y en efecto, así pasó. Por ella no quemé wattpad je.
Bueno, ignorando mi improvisada historia ¿Qué les pareció el capítulo? Me estoy esforzando para realizar capítulos largos, así que por eso me tomo como dos años en subirlos sdfghjk.
Y sí, Haemin es así de irritante el resto o al menos el noventa por ciento de la historia.
Espero que les haya gustado♡.
(( Mencion especial porque tengo una hermosa beta-reader que se a tomado la molestia de corregir mis desastres de escritura. seosayeol te amo, gracias♡ ))
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