
Capítulo 2
Sus pensamientos desde esa noche giran en torno a dos cosas: Louis y está cosa llamada destinados. No podía sacarse de la cabeza cada maldita palabra que Louis soltó esa noche, desde él diciendo que son destinados, hasta que escuchó gritar su nombre para alcanzarlo. Es lunes y debe volver a la realidad dónde quizás se lo encuentre por los pasillos o él venga hasta él y siga con su broma de que son destinados. Simplemente no entiende que se le pasó al alfa por la cabeza hacer tal broma. Solo no confía en Louis, no cuando entre ellos solo ha habido palabras despectivas, miradas furiosas y pequeño empujones de hombros cuando se encuentran en alguna parte. No confía en nada que salga de los labios de Louis, aún cuando parecía sincero. Puede que sea un buen actor y él vaya a caer como un total bobo en su broma. No, Harry no podía permitir darle la satisfacción de verlo flaquear.
Odia a Louis, lo odia por completo. Odia que se hayan encontrado esa noche y haya puesto su mundo más de cabeza. Odia el hecho de que sus palabras retumben en su cabeza en cada segundo del día y se cuestione si lo que dice es cierto. Debe recordarse a quien está tratando, de que Louis y no han tenido un buen historial, ni siquiera en el comienzo.
Y de ser cierto, Harry no sabe que va hacer. En pocas semanas es su cumpleaños veintiuno y verá por su propia cuenta las palabras de Louis y de ser falso él mismo va a matar al alfa con sus propias manos por jugar con su cordura y con su paciencia. O simplemente quizás Louis olvide su tonto juego y le deje la vida en paz. En verdad espera que sea así, no está de humor para tratar con el alfa y sus mentiras.
Toda esperanza muere cuando lo ve apoyado en la pared del estacionamiento, con los brazos cruzados y la cabeza en alto. Tiene ganas de darse la vuelta y esconderse en uno de los salones hasta que Louis se vaya de ahí, pero sus clases han terminado y desea llegar a casa temprano. Pensó, muy ingenuamente, que se había librado de Louis. No lo había visto todo el día, por lo que concluyó que el alfa dio marcha atrás con su juego, pero que equivocado estaba.
Suspira mentalizándose, de lo que sea que venga de él. Camina buscando sus llaves en los bolsillo de su mochila sin prestar atención al alfa, esperando que lo deje ir sin que lo retenga para molestarlo, sin embargo, sujeta su muñeca con algo de fuerza y lo pega a su pecho.
—Louis, esto es caer demasiado bajo—se queja tratando de alejarse—. ¿Estás humillándote para un tonto juego?
El alfa rueda los ojos y no lo deja ir. —No es ningún juego, quisiera que lo fuese, pero déjame darte una noticia.
Cada vello de la nuca del alfa se eriza cuando uno de los brazos de Louis se desliza con suavidad por su cintura y lo sujeta con fuerza, tratando de que no se aleje ni un centímetro. Su boca entra en contacto con su cuello y retiene la respiración cuando siente sus labios tocar su piel y la respiración de Louis es lo único que puede escuchar en ese momento.
—Soy tu destinado.
—Buen chiste—suelta.
—No es ningún chiste, Styles—dice malhumorado desviando la mirada—. ¿Qué esa cabeza tuya no entiende que lo soy? Que no estoy mintiendo en absoluto. Para tu información, dos alfas también pueden ser destinados. ¿En qué siglo vives?
—En uno donde no se confía en las palabras de tu enemigo.
—¿Enemigo? ¿Eso crees? Por dios, Harry, estoy diciendo la verdad. —Louis lo mira a los ojos.
Tiene que apartar la mirada y moverse entre los brazos del alfa cuando se da cuenta lo cerca que están. ¿En qué momento a Louis se le olvidó por completo lo desagradables que eran con el otro? De un momento a otro las palabras despectivas y miradas quedaron en el olvido y ahora los toques eran la prioridad. Porque no soportaba sentir el calor del alfa cerca, porque no soportaba escuchar sus palabras y flaquear, porque de un momento parece que Louis ha olvidado el pasado y solo se centra en el presente, en que supuestamente son destinados.
Quizás en otra situación, una dónde Louis y él no tengan una historia, quizás si le hubiese creído, ahora solo piensa que es una broma de muy mal gusto y que no está para soportar perder su tiempo de esta manera, por lo que empuja al alfa para escaparse de sus brazos, aunque termina chillando cuando el alfa lo empuja contra el auto y lo mantiene prisionero entre sus brazos.
—¿A qué le tienes tanto miedo?
—No-no te confundas, Louis. —Traga saliva mirando con profundidad los ojos azules del alfa. Recupera la compostura—. No le tengo miedo a nada. Nosotros somos alfas.
—¿Es eso? ¿De eso se trataba todo este tiempo?—pregunta con un tono burlesco que irrita completamente a Harry—. ¿Tienes miedo a enamorarte de un alfa? ¿Tienes miedo a enamorarte de mí?
Ahora es su turno para abrir la boca incrédulo ante lo que ha preguntado Louis. Tiene que evitar soltarse a reír porque no quiere herir el pequeño ego del alfa y porque en verdad le ha tomado por sorpresa. ¿Quién se cree Louis para preguntar eso de manera confiada? Ni en un millón de años se interesaría por ese tonto y arrogante alfa, ni aunque le pagarán una fortuna. Quitando el hecho de que sea Louis, nunca se había planteado el hecho de salir con otro alfa, otra persona de su misma casta y también duda por completo si lo que dice Louis de ser destinados aún de la misma casta sea verdad, porque podía rechazar cada cosa que sale los labios del alfa.
Nunca confiaría en él, no cuando ambos se han hecho la vida difícil desde que se conocieron.
—No, estás equivocado. —Lo mira enfadado, empujando su dedo contra su pecho—. Aunque "hipotéticamente" seamos destinados yo nunca me enamoraría de tú, nunca estaría contigo, no me importa que seas un alfa, pero nunca lo haría.
Parpadea cuando los labios de Louis se alzan en una sonrisa cínica y divertida. Tiene que rodar los ojos y tratar de hacerse para atrás, aunque claro, con ningún éxito porque tiene la espalda pegada en la puerta de su auto. No puede creer que todo este tema Louis se lo esté tomando a la ligera, que suelte esas palabras como si estuviera hablando del clima, como si no fueran importantes. Que esté disfrutando su irritación, su confusión, su sufrimiento. Que se esté tomando la valentía de tocarlo, de tenerlo entre sus brazos cuando eso no hubiese ocurrido nunca meses atrás.
El alfa se cierne sobre él, sin lastimarlo de algún modo, solo disfrutando del poder que está teniendo en estos momentos. Harry le sostiene la mirada viendo cuan profundos y azules tiene los ojos, como su mandíbula se marca cuando deja escapar una sonrisa. Sus pómulos altos y afilados, como si pudiese cortarse si pasa los dedos por ahí y solo por una fracción de segundos se vio a sí mismo haciéndolo.
—Tienes tanto miedo a enamorarte de mí.
Harry rueda los ojos. Que alfa tan pretensioso y arrogante. —Dije que nunca iba a enamorarme de ti, nunca me fijaría en ti aunque fueses la única persona en el mundo.
—¿Eso es algo que me dices a mi o a ti?—se burla inclinándose hasta que sus labios tocan su cuello y sus labios rozan su oreja—. Tienes que ser más abierto, amor. He dicho que somos destinados.
—El problema es que no creo nada de lo que venga de tu boca. —Lo empuja molesto.
—El problema es que tienes miedo de enamorarte de mí. —Se vuelve a inclinar—. Deja que las cosas fluyan, amor. Déjame demostrarte que las cosas pueden ser completamente diferentes.
Tiene que cerrar los ojos cuando el aroma del alfa impacta contra él como una ola caliente. Su aroma lo hace ronronear, poniéndolo completamente inquieto. Solo es un olor fresco y fuerte a la vez, dos en uno. Está sintiendo que la cercanía lo pone mareado, lo hace flaquear y eso lo asusta, pero debe tener en cuenta que es Louis, la persona que tiene en frente y lo sostiene entre sus fuertes brazos es ese tonto alfa con el que ha tenido desacuerdos con los pasillos, no puede tomarse a la ligera sus palabras, no va a caer tan fácil o creerle antes de tiempo.
Y si así fuese, Louis y él no se llevan bien, tienen más tiempo soltándose palabras de lo que llevan hablando sin querer escupirse a la cara.
—No-no voy a enamorarme de ti.
—Eso ya lo veremos, cariño—Louis murmura sobre su cuello antes de que sus brazos lo liberen.
Lo último que ve es al alfa guiñándole el ojo antes de verlo marchar. Deja escapar un suspiro y tiene que recuperar la respiración cuando escapa de su vista. Se pasa las manos por el rostro tratando de calmar la ola de pensamientos que cruzan por su cabeza a cada minuto.
No comprende porque la sola presencia de Louis le ha alterado la existencia. No ha parado de pensar en lo que ha dicho desde la fiesta y está cien por ciento seguro que estás palabras se le van a quedar grabadas por los días siguientes. Si las palabras irritantes de un Louis de hace meses lo ponía de mal humor y le arruinaba su semana, no quiere pensar lo mal que estará con lo que ha soltado estos últimos días.
Sube a su auto cuando algunos chicos que pasan por ahí lo miran un poco raro. Cuando está dentro deja caer la cabeza sobre el volante negando un par de veces o eso estaba haciendo cuando Liam toca la ventana de su auto. Baja las ventanas tratando de que su confusión o irritación no se hiciera evidente por medio de su aroma.
—Pensé que ya te habías marchado. ¿Sucedió algo?
—Louis, eso es lo que sucede siempre—se queja abriendo la puerta del otro lado.
Liam no demora en rodear el auto y entrar del otro lado. Se deja caer en el asiento y lo mira atento a lo que sea que vaya a soltar y está pensando seriamente en contarle está cosa de Louis diciendo que son destinados, pero se lo ha pensando bien antes de soltarlo, incluso soltarlo en voz alta a sí mismo. No cree que este preparado para decirlo y menos contarlo a alguien más y menos cuando Liam, para su mala suerte, se hizo un buen amigo de Louis, por lo que cualquier cosa va a influir sobre eso.
No quiere escuchar que es algo genial, que es necesario para alivianar sus encuentros. No necesita escuchar eso, solo necesita irse a casa o que Louis se mudé de continente, porque parece que es el único que está disfrutando ponerlo al límite y jugar con algo serio, pero si es sincero, hoy sus ojos expresaron honestidad y sinceridad. Parece que sus ojos expresan bien lo que siente, pero no debe confiar aún, no cuando esté seguro de que es verdad que ambos son destinados. Ni siquiera sabía que dos alfas podían ser destinados y aún duda de eso.
Liam se inclina con las cejas alzadas. Ya debe tomar sus quejas como algo normal y del día a día y está seguro que Louis hace lo mismo con sus propios amigos.
—¿Ahora qué ha sucedido entre ustedes dos?
Aparentemente somos destinados. Piensa, pero nunca lo suelta. Muerde sus labios suspirando con profundidad. Odia que Liam también sea un buen amigo del ojiazul, amaba cuando podía decir cuan molesto y arrogante podía ser el alfa y Liam no podía opinar cuando no lo conocía.
—Nada importante, lo mismo de siempre.
—¿Seguro? Tu olor dice lo contrario—señala su amigo.
—Es solo que no es un buen día y Louis solo fue el detonante—explica mirándolo—. Cómo sea, no quiero gastar mi tiempo hablando de él. ¿Vamos por algo de comer?
—Claro.
Liam acepta rápido. Harry da marcha conduciendo en el restaurante más cercano y se quedan parte de la tarde sentados en una mesa cerca de la ventana mientras hablan sobre sus planes y algunos temas que salen de manera aleatoria. Sin embargo, Harry no puede dejar de pensar en cierto alfa y en su cercanía, en la manera tan rara que reaccionó. Casi no le importó que estuvieran de esa manera.
Y eso lo asusta mucho.
♡
Alza la mirada solo para ver cómo Louis se empieza acercar hasta donde está sentado. Harry tiene tantas ganas de levantarse del césped, justo donde está sentado debajo de la sombra con un libro sobre su regazo y la poca tranquilidad que le puede dar el campus con varios alumnos andando por ahí. No necesitaba que el alfa lo encontrara, ahora de manera completamente al propósito, solo para irritarlo una vez más. Sin embargo, se mantiene sentado pasando sus ojos por las letras, aunque en realidad no le está prestando nada de atención, ni siquiera capta lo que sus ojos recorren, solo está centrado en el aroma que entra por sus fosas nasales y las pisadas que cada vez son más cercanas.
Había creído, muy tonto de él, que el juego de Louis había terminado. No se lo había encontrado antes, ni en los pasillos y cuando se miraron por una fracción de tiempo en una de sus clases no mostró signos de algún interés, solo estaba ocupado revisando unas cuantas cosas por lo que Harry supuso que se había rendido, pero claramente ha pensado mal.
Suelta un suspiro cuando el alfa se sienta apoyando una mano en el césped para mirarlo detenidamente. Lo mira unos cuantos segundos, viendo cuan calmado y relajado se encuentra el alfa, como si hace meses no se hubiesen insultado él uno al otro. Su actitud y sus acciones ya lo están empezando a desconcertar a este punto.
—Deja de rodarme los ojos.
Deja su libro a un lado para cruzarse de brazos, soltando una sonrisa fingida. —¿Y qué quieres que haga? Sinceramente no estoy de humor para hacer esto.
—¿Hacer qué cosa?
—Esta cosa dónde vienes y me prometes que somos destinados. —Se señala a él y luego a Louis.
El alfa le da esa mirada de cansancio y deja escapar un gruñido de sus labios. —Somos destinados, no estoy mintiendo.
—Vale.
Louis rueda los ojos y se acerca más a él. Sus muslos se rozan y Harry por instinto, más bien, hábito cada vez que el alfa está cerca de él, se aleja un poco, pero el ojiazul tiene planes totalmente distintos, por lo que lleva una mano al lado de su cadera encerrándolo con su cuerpo y su brazo. Trata de mirar hacia otra parte porque las acciones de Louis lo ponen nervioso y lo desconciertan por completo. No han hecho nada de esto antes y que venga y lo haga, le pone nervioso, sin saber cómo reaccionar.
Los dedos de Louis se deslizan por su mejilla hasta encontrar su barbilla y lo sujeta suavemente. No sabe si es algo que tenga que ver con el hecho de qué son "destinados" o es que el alfa está borracho y no mide sus acciones. Descarta ambas opciones al momento, pero se queda mirando a Louis a los ojos esperando algo.
—Sé que es información difícil de digerir y más cuando las cosas entre nosotros no han sido las más adecuadas, pero no miento cuando digo que somos destinados. —El alfa se aleja solo para recuperar las hojas y se lo extiende. Harry frunce el ceño tomando las hojas—. Me he dado el tiempo de investigar y ahí hay información con preguntas que seguramente te has planteado.
—Oh.
Parpadea sin despegar la mirada de las hojas. No las mueve o las lee al momento porque está parte racional en dónde piensa que quizás solo es parte de la broma de Louis, aunque ahora mismo no está tan seguro que sea un juego y eso lo asusta tanto. Alza la mirada buscando sus ojos y cuando lo encuentra tiene que evitar sonrojarse ante la expresión de su rostro; empatía y compresión. Son cosas que hace meses no hubiese obtenido. Cada cosa que hace Louis, cada paso, cada acción lo desconcierta, lo hace pensar si el Louis de ahora es el mismo Louis de hace unos meses o es una clase de gemelo que ha tomado su lugar.
Desvía la mirada antes de suspirar y tomar su libro y sus cosas. —No creas que con esto voy a creer en tus palabras.
—Entendible.
—¡Deja de actuar así!—pide negando.
—¿Así como, amor?—Louis bromea volviendo a encerrarlo de la manera en que lo hizo hace un par de minutos—. ¿Cómo, Harry?
—Eres irritante, eres desesperante y no te entiendo en absoluto.
Para la irritación de Harry lo escucha echarse a reír a carcajadas, de esa manera en que sus ojos se inundan y salen a flote las arruguitas a los lados de sus ojos. De esa manera en que resuena en el lugar, aún cuando es un espacio libre. De aquella manera en que hace que se cruce de brazos y deje de burlarse de él. Es injusto que lo confunda de esa manera y lo tome de diversión.
Pasa sus manos sobre los brazos fuertes de Louis, sorprendiéndose un poco ante tal hecho, pero trata de empujarlo y alejarlo. Debe ir a una clase y este está burlándose en su cara. Se queda estático, con el corazón latiéndole un poco rápido cuando el alfa se inclina quedando a pocos centímetros de su rostro. Una de sus manos se desliza por su cintura y le asusta que se haya sentido tan bien, que esté cómodo cerca de él.
Va a volverse loco y necesita desesperadamente salir de ahí, tomar aire y estar lejos de ese alfa, pero su cuerpo no se mueve y se queda mirando fijamente a Louis.
—Tú eres tan terco, tan desesperante, tan... Tan precioso.
—¿Qué has dicho?
Louis ríe divertido inclinándose hacia su cuello. Deja un beso ahí antes de decir—: He dicho que eres tan precioso, tan precioso que es una lástima que seas un terco.
—Claro. ¿Ahora puedes alejarte y dejarme ir?
—¿Por qué haría algo como eso? Estoy bien dónde estoy.
El alfa ojiverde cierra los ojos cuando el aliento de Louis impacta contra él, solo le toma unos cuantos segundos, pensar con la cabeza clara y fría para empujar a Louis en un momento de debilidad y salir de entre sus brazos y levantarse. Se cruza de brazos tomando con fuerza sus cosas y lo mira enfadado antes de caminar hasta su clase. Sus pasos resuenan que puede escuchar la risa de Louis desde lejos.
Se deja caer en la silla desocupada y en la que se suele sentar todos los días en esa clase. Debería estar destinado a prestar atención a su clase, pero está ocupado pasando sus dedos por las páginas de las hojas que Louis se ha encargado de investigar. Absolutamente todas sus dudas están resueltas y plasmadas en cada hoja; desde los destinados de la misma casta, desde el lazo, los celos, y los nudos.
Se le hace tan atento que Louis se haya tomado una parte de su tiempo y su paciencia para buscar la información, una información en el lugar correcto. Se le hace tan lindo que haya hecho un detalle de esa magnitud.
Ahora simplemente no sabe que pensar.
♡
Tiene que entrecerrar los ojos, cruzarse de brazos y aguantar las ganas que tiene de caminar lejos, pero Liam lo toma de la mano cuando ven que Louis se acerca a ellos. No tiene problema en estar en el mismo espacio, dadas las circunstancias dónde Louis lo abordaba para soltar esas palabras que le hacen que le gire la cabeza y no pueda sacárselas todo el día e incluso en una semana completa, lo hacen acostumbrarse a su presencia pero en este momento no puede verlos a los ojos, no cuando se encargó de buscar la información solo para que esté seguro de que quizás diga la verdad y de que no está siendo ese alfa tonto que le suelta palabras que lo hace irritarse cada vez que tiene oportunidad.
Le cuesta ver de otra manera a Louis, porque cada vez que piensa en el alfa la palabra arrogante y tonto cruzaban en su cabeza, ahora solo es algo borroso y un tanto de palabras con lo que ahora podría definir a Louis, pero no las deja salir por miedo a que esté cayendo en su truco sucio.
Su expresión se relaja recordando ese pequeño detalle, que significó mucho para él. Leer la información y resolver sus dudas lo hizo pensar menos las cosas, suponer pensamientos y dormir mejor, aunque seguía pensando en Louis y la noche en que le confesó que son destinados. Quizás le tome tiempo dejar ir eso y será parte de sus recuerdos nada más.
Louis llega hasta ellos saludando a Liam y cruzando un par de palabras. No puede evitar hacer esto de rodar sus ojos. Tonto alfa presumido y arrogante. Eso es lo único que puede pensar cuando se ponen hablar de la fiesta, pero gruñe en voz alta cuando la mano de Louis le rodea su muñeca y lo acerca a él, pero dándole su espacio personal, pero increíblemente cerca para que el aroma del alfa entre por sus fosas nasales y lo remueva un poco.
—¿Lo has leído?
—Lo hice—murmura alejando su brazo de Louis.
—¿Y bien?
—No sé que quieras que diga. —Se cruza de brazos a la defensiva. Puede que parezca un alfa que no escucha y pone miles de peros ante el hecho de que son destinados, pero es válido para ellos, no empezaron nada bien y solo hace unas semanas atrás se ignoraban o se lanzaban mierda al aire cuando se encontraban, que eso cambie de repente y Louis venga y le suelte eso, le da el derecho de tomarse su tiempo para procesar todo.
Cada vez que hablan del tema Louis parece paciente pero a la vez harto y cansado. A veces luce divertido y emocionado, como si tuviera que pasar por un reto difícil, posiblemente lo sea en estos momentos. Ahora mismo se pasa dos dedos por el puente de su nariz con los ojos cerrados.
—¿De qué hablan?
—De nada importante, Louis ya se iba—avisa Harry.
—En realidad no—chasquea la lengua acercándose un poco a Liam—. Verás, Liam. Lamentablemente descubrí que mi destinado es un precioso alfa y que aparte me odia.
Harry abre la boca sin saber en qué debería centrarse. Si en que ha dicho en voz alta que lo considera precioso y que ni en sus más locos sueños creyó escuchar eso salir de los labios de Louis o de qué literalmente acaba de confesar que son destinados, aún cuando solo es Liam lo toma de sorpresa.
Golpea el brazo del ojiazul, queriendo matarlo en esos momentos. Va a meterlo en problemas con Liam al no haberle dicho antes todo este asunto y más cuando se trata de que su destinado es el alfa con el que ha tenido varios desacuerdos.
—¿¡Ustedes qué!?
—Somos destinados. Completamente trágico si me lo preguntas. —Louis se burla.
—¿Cómo? Es decir-
Señala a Liam malhumorado. —Basta. ¿Le vas a creer a Louis cuando solo se ha encargado de molestarme todo el tiempo?
—Bueno...
—No voy a quedarme para esto. No estoy de humor—responde cortante. Claramente, no hay nada en contra de Liam.
Toma sus cosas y camina para cualquier lugar que le dé un poco de paz y pueda pensar con claridad, aún cuando ha repasado en lo mismo los últimos días. Sin embargo, el roce suave en su mano lo hace detenerse y suspirar, esta vez no de mala manera o para mostrar su irritación, sino que estuvo contenido el aliento por un buen tiempo que lo dejó escapar así sin más.
Sus ojos reflejan un poco de arrepentimiento y un cariño que no estaba ahí antes. Aleja su mano suavemente sintiendo como los dedos de Louis se cepillan contra la palma de su mano. Aquel acto enciende algo raro dentro de él, un calor inexplicable y un sentimiento indescriptible se asienta en su pecho.
—¿Estás bien?
—¿Por qué preguntas?—cuestiona.
—Es solo que estás más malhumorado que de costumbre y eso es mucho que decir de mi parte. —Harry rueda los ojos, pero una sonrisa traicionera se escapa de sus labios—. Eso es, cariño, una sonrisa. No quiero que mi destinado se la pase gruñéndome a todas horas.
—Te lo mereces.
Muerde sus labios cuando Louis lo empuja hasta la pared y le sostiene la cintura mientras acerca sus labios, estando a pocos centímetros que sus respiraciones se vuelven uno. Todo en ese instante se vuelve blanco porque no puede pensar en nada más que en Louis y en lo cerca que se encuentra ahora mismo.
—No lo negaste.
—¿Qué?—suelta confundido.
—No negaste que somos destinados. —Una sonrisa burlona tira de sus labios y Harry solo quiere desaparecer en ese momento.
—No te creo aún.
Louis empuja sus narices y sus labios se rozan en segundos. Su corazón deja de latir. —Podría comprobártelo de una forma o quizás de distintas maneras.
Se le pasa por la cabeza varias maneras, y más cuando el alfa lo tiene encerrado contra la pared, con su aroma cerca de su nariz y con los labios a centímetros. Tal vez ni siquiera debe llamarse de esa manera porque sus labios se rozan constantemente que sus uñas se incrustan con fuerza en la piel de los bíceps del alfa, Louis parece disfrutarlo.
Nunca creyó que un alfa desamoraría todas sus fronteras, todos sus pensamientos y lo que creyó saber de sí mismo, pero aquí está, luchando contra el impulso de cerrar sus ojos y cerrar ese pequeño espacio que hay entre sus labios y los de Louis. Porque sus manos actúan por si solas subiendo un poco más hasta los hombros de Louis. Porque su aroma está empezándole afectar de manera en que nunca creyó que iba hacer posible. Porque sus deseos han empezado a cambiar en poco tiempo que le asusta.
—Louis...
—Tu aroma es jodidamente adictivo. Eres una locura, Harry, una locura del la que planeo hacerme adicto—murmura suavemente.
Abre los ojos lentamente cuando los labios de Louis se desvían hasta su mandíbula dejando besos suaves y sus manos acarician su cintura. Y de nuevo, sus labios a pocos centímetros que están probando su autocontrol. Cedería, ahora mismo si fuese posible, pero tiene un momento de claridad y tiene que empujar a Louis y darse la vuelta para calmar el calor que reside dentro de él.
Se cruza de brazos tratando de verse distante e indiferente a lo que estaba pasando entre ellos hace unos pocos segundos.
—Tengo que irme.
Louis lo sostiene por detrás. Sus labios sobre su oreja. —No puedes escapar todo el tiempo.
Ante eso lo suelta y Harry no mira atrás por miedo a cometer algo de lo cual podría arrepentirse más adelante, aunque ahora mismo luzca como el más hermoso error.
Todo lo que resta del día sus labios cosquillean y siente el toque fantasma de unas manos aferradas a su cintura.
♡
—Entonces...
A este punto se le está siendo costumbre contar con la compañía de cierto alfa con ojos azules cierta parte del día, ya ni siquiera se molesta en pretender que lo irrita, que le molesta. Simplemente llega Louis lo aborda con cualquier pregunta o cuestión que salga de sus labios y Harry a veces se limita a contestar o quedarse callado hasta que el alfa se irrita y se fastidia. No es porque lo odie o quiera que se vaya pronto, sino porque le gusta molestarlo y mantener ese hábito que tenían antes de que de alguna manera se empezaran acercar.
Su compañía lo pone nervioso ante la cercanía que tiene muchas veces Louis, la manera tan fluida que deja marchar las cosas y de alguna manera el espacio entre ellos reduce considerablemente mientras más tiempo pasen uno al otro, justo como ahora. Solo Louis llegando y soltando un dato que le hizo rodar los ojos y no prestar atención, a que solo lo que está haciendo en el teléfono y de alguna manera Louis comprendió que no tenía deseos de hablar por lo que se mantuvo callado y entretenido con el cordón de sus converse. A esa medida podía sentir como poco a poco el espacio entre ellos se reducía a causa de Louis.
Sus muslos se tocan constantemente y puede sentir su respiración en su cuello como una arma de fuego, porque si mueve la cabeza a la izquierda va a chocar con la nariz de Louis por lo cerca que se encuentra. Con los brazos detrás de él cargando todo su peso mientras están sentados en el césped del campus de su universidad.
No quiere pensar mucho en el hecho de que Louis sabe acerca de esos lugares en dónde se refugia cuando tiene horas libres y cuando quiere un poco de calma y de paz. Siempre logra encontrarlo y aunque desearía echarlo porque su sola presencia lo hace cuestionarse a sí mismo, disfruta de la compañía, y de que sepa mantenerse callado, aunque ahora solo quiera dejar escapar alguna tonta pregunta o un dato. Harry quiere creer que ya lo conoce.
Se aleja un poco, apagando su teléfono y parpadeando porque su vista ha estado más tiempo en la pantalla de su teléfono que de alguna manera necesita descansar la vista. Louis mantiene su cercanía sin impórtale nada.
—En cinco días es tu cumpleaños, ¿Estoy en lo correcto?
—Sí—murmura—. ¿A qué quieres llegar con eso?
—A que ya podrás saber por ti mismo que somos destinados y de que me has estado llamando mentiroso por mucho tiempo.
—Uhm... No diré nada hasta que lo compruebe por mi mismo—se defiende cruzándose de brazos.
—Eso lo veremos, amor.
Louis se inclina dejando un beso en su mejilla, dándole esa tonta sonrisa arrogante y divertida que ya es característica del alfa.
No puede pretender que sus mejillas no se incendiaron con tan simple acto, pero el hecho de que sea de este increíble y guapo alfa, aunque le cueste un poco admitir, debe dar crédito a que ha sido a causa suya. Estar al lado de Louis implica tener que pretender que no se ha visto afectado ante los pequeños detalles que el ojiazul le proporciona cada vez que se ven. Mayormente son toques suaves y delicados, solo un roce en cada momento del día. Otra veces, son besos rápidos en su mejilla o cuello, y los dos bien saben que aquello afecta a ambos. Sobre todo también implica escucharlo hablar sobre algún tema aleatorio que cruce por su cabeza en el segundo, o escucharlo quejarse de alguna cosa.
Solo es tener toques que pasan desapercibo por los delicados que son y tener que escucharlo hablar por varios minutos. Aún no quiere ponerle etiqueta a lo que sea que esté pasando con ellos, se niega a llamar amigo al alfa con el que tenía desacuerdos en el pasado y que actualmente aun lo hacen a veces.
—Eres tan irritante.
—Y tu tan testarudo—ataca Louis.
Harry no dice nada, pero ve como Louis se levanta pasándose las manos por sus jeans y le tiende una mano. Desvía la mirada sin saber cuál es el objetivo de eso.
—Vamos, amor. Creo que tú siguiente clase empieza en diez minutos y planeo llevarte hasta tu aula.
Harry frunce su ceño para luego comprobar que tiene razón, no se había dado cuenta de que el tiempo pasó volando y aunque quisiera negarse no va a poder escapar tan fácil, así que suspira pero no acepta la mano que el castaño le tiende al momento. Sin embargo, Louis rueda los ojos y termina capturando su mano en algún punto de la caminata. Se sonroja demasiado pero en ningún momento la aleja, pero tampoco dice nada en cambio. Solo la aleja cuando está frente a su aula y tiene que mirar al alfa frente a él.
Louis rueda los ojos con diversión guiñándole un ojo para alejarse de ahí. Trata de luchar para no dejar que la sonrisa se deslice por sus labios.
Falla considerablemente, eso es un hecho.
♡
La mañana de su cumpleaños amanece con una actitud positiva y emocionada, lo primero que viene a su cabeza esa mañana es Louis, en lo mucho que desea verlo y comprobar sus palabras, pero al mismo tiene miedo, miedo de que no se verdad, que Louis no sea su alfa y solo ha estado jugando, pero no va a preocuparse por eso, aún le quedan dos días para verlo en la universidad y va a tomarse estos días para no preocuparse o entrar en crisis. Siempre pensó la emoción que iba a sentir este día, pero es un choque de emociones que no sabe con cuál centrarse ahora, por lo que solo niega y se levanta para abrir las ventanas. Debe ser más de ocho de la mañana.
Se estira un par de veces dándose la vuelta para caminar al baño y hacer sus necesidades. Mientras esta lavándose los dientes puede escuchar su teléfono sonar un par de veces. La curiosidad hace que se lave los dientes con más rapidez para correr hasta su teléfono y mirar un par de mensajes deseándole un buen cumpleaños, pero esas no son los mensajes que llaman su atención, sino el de Louis.
Muerde sus labios y suspira. Se toma unos minutos para cambiarse la pijama y poder responder los mensajes del alfa que según es su destinado y que ya puede comprobar por sí mismo. El deseo de tomar sus cosas y encontrarse con Louis son grandes, pero el miedo y la inseguridad también están ahí por lo que se conforma con tener un par de días para él y un par de mensajes.
Toma su teléfono sonriendo suavemente. La sonrojes abarca sus mejillas lentamente.
L: Solo quiero desearte un feliz cumpleaños. No sabes las ganas que tengo de verte, mi precioso alfa.
Tiene que leer de nuevo para comprobar lo que ha puesto Louis al final y que no ha sido una mala jugada del sueño aún en su sistema, pero ahí está y no desaparece. Tiene que lanzarse en la cama y gritar con fuerza contra las almohadas.
No sabe muy bien cómo responder por lo que solo le agradece y apaga su teléfono para poder bajar las escaleras. Ahí lo esperan su madre y Gemma. Sorprendentemente está Liam parado con una sonrisa. Baja las escaleras rápidamente y se lanza a sus brazos. Nunca ha sido un "alfa" como dicen los alfas estúpidos de su universidad, porque no se restringe de demostraciones afectivas y las demás cosas que un "alfa" normalmente no hace.
—Feliz cumpleaños número veintiuno.
—Gracias por venir. Me tomaste por sorpresa. —Se aleja.
—Debía, es un cumpleaños especial. —Liam se inclina cerca para susurrar por lo bajo—. Y más ahora que Louis es tu alfa.
—Eso ya lo veremos el lunes. —Se cruza de brazos sonrojado. Parece que hoy todos amanecieron queriendo llamar a Louis su alfa, primero Louis llamándolo "mi precioso alfa" y ahora esto.
—¿Te molesta qué pueda ser tu destinado?
Suspira mirando a su madre colocando la mesa. —Creo que no es un lugar adecuado para hablar de esto y no deseo preocuparme por esto por ahora.
—Bien.
Liam acepta pero todo el día su cabeza corre hacia la misma pregunta. Parte del desayuno cruzaba palabras con todos, pero otra parte también en la pregunta de Liam. Es cuando está en la soledad y privacidad de su habitación, acostado boca arriba es que se permite preguntárselo a sí mismo y responderse.
No le molestaría en absoluto, no le molestaría tenerlo a su lado, incluido sus palabrerías, sus toques, su sarcasmo en todo su esplendor aún cuando a veces va dirigido hacia él. Sus acercamientos que lo pone nervioso, pero le gusta. No le molestaría, cosa que lo pone aterrado, aterrado de descubrir lo contrario el lunes.
Como si fuese una señal, su teléfono se prende en la oscuridad en una notificación de Louis. Está en serios problemas.
L: Muero por verte el lunes. Buenas noches, amor.
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Eventualmente sucede, más pronto de lo que hubiese querido. Está parado mandando un par de mensajes cuando siente el aroma de Louis llegar, se coloca un poco nervioso y tenso al momento, pero eso no parece llegar a Louis porque lo abraza por detrás y besa su cuello un par de veces. Su cabeza se apoya del lado derecho del hombro del alfa dejando a la vista la piel de su cuello y todo vibra dentro de él. Solo necesita darse la vuelta y mirarlo a los ojos para saberlo, pero no lo hace, no está listo y está ocupado disfrutando los besos con los ojos cerrados y sintiendo como su corazón golpea con fuerza dentro de su pecho y como el agarre en su cintura se intensifica, así como el aroma de ambos.
Pensó que no iba hacer el día, no se habían cruzado por los pasillos como tenían de costumbre, las clases compartidas no sucedieron, pero debía saber que Louis no iba a dejarlo ir y Harry no sabe si está listo para esto, para descubrir que Louis es su alfa destinado porque no tuvieron un buen comienzo por lo que no sabe si funcionarán juntos, si al poco tiempo no se van a soportar de nuevo. Simplemente no quiere que le pase con su destinado y eso lo asusta.
Sus pensamientos se apagan cuando Louis raspa con sus dientes su piel sintiendo la vibración en una parte sensible, una dónde debe ir una marca si así lo desean. Su cuerpo vibra y suelta suspiros al paso, amando como Louis lo pone, como lo sostiene y como es paciente.
—Te tengo un regalo, amor.
—¿Uhm?
—Aquí—avisa extendiendo la cajita sin moverse, sin obligarlo a darse la vuelta y comprobar lo que han estado esperando todo este tiempo.
Harry sonríe tomando la cajita entre sus manos y la abre, se revela un precioso anillo dorado con un 21 inscrito encima. Tiene ganas de darse la vuelta y abrazarlo, pero no lo hace.
—Gracias, es lindo—dice colocándose rápidamente el anillo en uno de sus dedos desnudos.
Louis murmura algo pero está ocupado mirando el anillo adornar uno de sus dedos. El alfa se pega a su espalda dejando besos en su nuca y cuello.
Aunque no lo ve, puede sentir esa pequeña electricidad orbitar entre sus cuerpos, sus aroma se entrelazan y sus dedos hormiguean de anticipación, que es señal claro de la respuesta pero aún así asusta, quizás solo él lo siente y es producto de su mente y de lo que tanto desea que suceda, tal vez no es real y se lo está inventando, pero es tan real que no duda en que sea verdad.
—Cuándo estés listo date la vuelta, pero si no lo estas, está bien.
—N-no, no sé si lo estoy.
Lo escucha suspirar y besar su nuca. —Está bien. No voy a presionarte a nada. Te dejaré. Solo quería darte eso y abrazarte. Cuando estés listo, búscame, no me acercaré hasta entonces.
Dice para luego dejar un beso en su cabello y verlo desenredar sus brazos pero antes de que lo hiciera por completo le sostiene la muñeca con fuerza y suelta un bajo: Quédate. Pensó que no fue lo suficientemente fuerte pero Louis lo abraza de nuevo. No presiona, tan solo se queda quiero olisqueándolo y soltando cuan increíble es su aroma. Todo esto le da el valor a Harry de hacerlo.
Suelta un gran suspiro y se da la vuelta con los ojos cerrados. Louis le sostiene el rostro con suavidad y rompe el espacio entre ellos. Lo besa con suavidad y fuerza. Su naturaleza es tan traicionera que sus ojos se cierran por instinto, sus labios se mueven por deseo y una de sus manos sostiene el cuello de Louis por pura comodidad.
Besar a Louis es distinto a besar a algún Omega, ambos quieren el mando, pero Harry es tan débil que deja que Louis lleve el ritmo, que lo bese a su antojo. Un beso sin prisa, pero con profundidad y deseo acumulado.
Solo cuando se alejan y mantiene sus narices presionadas es que se atreve abrir los ojos y todo golpea tan de repente.
—Somos destinados.
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