Mis ojos se llenan de lágrimas, pero me obligo a mantenerlas dentro de mi cuerpo. No puedo permitir que la debilidad saque lo peor de mí en estos momentos, no cuando él me necesita.

—Por favor, Chris... — susurro mientras doy pequeñas palmadas en sus mejillas.

Estoy entrando en pánico.

Corrección, ya entré en pánico cuando Zabdiel dijo que los vampiros no podían dormir o algo así.

El miedo se apodera de mi cuerpo y me siento totalmente inútil al no saber cómo actuar en este tipo de situaciones.

—¿Qué hago? — cuestioné al borde de la desesperación, saqué mi bufanda con rapidez y entreabrí sus labios.

Es un vampiro, Zabdiel mencionó algo de sangre así que...

Por favor, que funcione.

Por favor, que funcione.

Por favor, que...

—¿Cyara, que estás haciendo? — cuestionó la voz de alguien a mis espaldas, no pude evitar dar un salto ante la sorpresa y me giré para ver de quien se trataba.

Zabdiel estaba entrando por la ventana.

Por la jodida ventana.

Los vampiros tienen costumbres muy extrañas, eh.

—Yo pensé que...

—Ya sé lo que pensaste, puedo leer tus pensamientos. —dijo en cuanto puso un pie dentro de la habitación—. Es una mala idea.

De uno de sus bolsillos sacó una pequeña jeringuilla que contenía un líquido transparente, totalmente desconocido para mí. Pasó la yema de sus dedos por su brazo y asintió ligeramente en cuanto encontró la vena que estaba buscando.

—Sin embargo, vamos a tener que hacerlo de esa forma. — dijo antes de inyectar la substancia en el brazo de Christopher.

No hizo efecto al instante, incluso me atrevería a decir que no sirvió de mucho. Christopher seguía sin abrir sus ojos pero según Zabdiel ya estaba despierto.

—Acércate. — me indicó, fui rápida en hacerlo y ponerme a una distancia de apenas centímetros—. Duele, pero necesito que resistas un poco... Él no es consciente de lo que hace así que podría hacerte daño.

Mi cuerpo se tensa de inmediato.

Christopher puede hacerme daño, puede perder el control de sí mismo y matarme... Voy a terminar como aquel pobre conejo.

—No dejaré que eso ocurra, estoy aquí para eso. — murmuró Zabdiel y dio un leve asentimiento antes de acercar el rostro de Christopher a mi cuello.

Cerré los ojos con fuerza, sus colmillos apenas rozaban mi piel y eran sus labios los que se estaban moviendo.

Ah, no. Que no se pase de listo que eso no es una mordedura, es un chupetón.

Entreabrí los labios dispuesta a reclamar pero sus dientes de hundieron en mi piel haciéndome soltar un gemido. Y no, no era un gemido lastimero. Mis manos se aferraron a la ropa de su camiseta mientras succionaba con ansias.

—Christopher, basta. — dijo Zabdiel mientras agarraba uno de sus brazos.

Pero no hizo caso a su petición, sus dientes de clavaron con más fuerza y haciéndome más daño.

Oh joder, ahora sí que dolía.

No me había dado cuenta del momento en el que empecé a llorar hasta que sentí el sabor salado de mis lágrimas en mis labios.

—Christopher, por favor.— susurré apenas audible. Sabía que me había escuchado, ventajas de ser vampiro y tener súper audición.

Me estaba mareando y no sé qué tan bueno podía ser eso.

Abrí los ojos en el momento que un dolor agudo llenó mi cabeza, Christopher sacó sus dientes de la sensible piel de mi cuello y dejó un beso justo encima de la zona. Alzó la mirada para verme, con los ojos más rojos que la sangre que todavía resbalaba por sus labios.

Su mirada bajó con lentitud hasta mi cuello, en donde se quedó por varios segundos observándolo antes de descender hasta mis manos, que todavía se aferraban a su camiseta con demasiada fuerza.

Cuando me volvió a mirar ya no tenía esa tenebrosa mirada de hace apenas segundos, una de sus manos se posó en mi mejilla y frunció ligeramente el ceño al notará húmeda. Su otra mano fue directa a sus labios para comprobar si seguían o no manchados de sangre.

—Cyara... — pronunció mi nombre despacio, en un tono de voz bajo.

Dejó de mirarme para posar su vista en Zabdiel y reprocharle con la mirada. Algo estaba mal y yo no estaba segura del que.

—Era la única solución. — dijo Zabdiel apenado y  agachó ligeramente la cabeza para no tener contacto visual directo con Christopher.

—Prefería morirme. — escupió en su dirección, el enojo era notable en su voz y era más que obvio que estaba refiriéndose a mí.

Bueno, a mi sangre.

Él dijo que prefería morirse antes que tener que chupar mi sangre... Me siento ofendida, ¿realmente mi sangre sabe tan mal como para que un vampiro se niegue a ella?

Mis manos aflojan el agarre en su ropa y poco a poco me voy soltando. Mis párpados se sienten cada vez más pesados y no hago ningún esfuerzo para no cerrarlos.

Me dejo llevar, por el mareo del momento, por el cansancio y por todo.
Dejando que sea ahora la oscuridad quien me envuelve poco a poco.