Capítulo 5
Conforme iban pasando los días Christopher iba de mal en peor. Su tez cada vez era más pálida, sus piernas no andaban a la misma velocidad que antes e incluso parecía que le costaba hacerlo, se le notaba muy cansando.
Aún así, siempre que le preguntaba por su estado me respondía que no tenía de que preocuparme, que se encontraba bien.
Se había vuelto una costumbre que me esperara al salir de la Universidad para irnos juntos a casa, desde que Joel se había alejado para pasar más tiempo con sus nuevos amigos, con él era con quien compartía la gran mayoría de mis días.
El timbre suena para indicar que las clases han finalizado por el día de hoy. No tardo en levantarme, guardar mis cosas y echar mi mochila sobre uno de mis hombros al mismo tiempo que envuelvo una bufanda alrededor de mi cuello. El clima de Londres es frío, por lo que me conviene andar abrigada.
Salgo casi corriendo, empujando sin querer a varios estudiantes que también se encontraban camino a la salida.
-Tiempo récord. - dice el vampiro en cuanto llego a donde él se encuentra. Su tono de voz es apenas audible, algo me indica que no todo está tan bien como me quiere hacer creer.
-¿Gracias? - digo regalándole una pequeña sonrisa, él intenta devolvérmela pero falla en el intento.
Frunzo ligeramente el ceño sin decir nada, el camino hasta casa es silencioso. Pero no es de esos silencios incómodos sino de esos silencios agradables y necesarios.
-¿Tienes algún trabajo para hacer? - cuestiona justo cuando entramos en casa y mientras yo dejo mi mochila en el sofá.
-No. - respondo, él me mira alzando una ceja y sin creerme-. Vale, si... Pero son para la semana que viene así que no los haré hoy.
-Cuando los hagas me avisas, esto de tener tu edad multiplicada por once es una ventaja. - respondió encogiéndose de hombros.
¿Dijo multiplicada por once?
Es decir... ¿Doscientos cincuenta y tres años?
Jodida mierda, es un puto dinosaurio.
Volteo hacia él, quien parece no haber escuchado mis pensamientos. Debería de tranquilizarme por eso ya que siempre le estoy insistiendo que no me lea la mente. Sin embargo, me preocupo.
No es normal que Christopher Vélez no haga uso de sus habilidades vampíricas.
-Por favor, no me digas que te has quedado callada porque estabas haciendo la cuenta. - lo escucho suspirar mientras niega con la cabeza-. Equivalen a veinticinco años en edad de un ser humano.
-Eso no está tan mal, solo eres dos años mayor que yo. - respondí con una sonrisa en los labios.
-No, no te equivoques. - dijo serio-. No soy humano, soy un vampiro de doscientos cinca y tres años de edad...
Parece como si quiera decir algo más pero sus labios se aprietan mientras niega con la cabeza.
-Bien, jodido fósil prehistórico. - digo antes de subir a mi habitación, no escucho sus pasos detrás pero supongo que me está siguiendo.
Los vampiros son así de sigilosos.
Me dejo caer en la cama y cierro los ojos. No estaba cansada pero quería evitar a Christopher, no era necesario que quisiera dividir su mundo del mío todo el tiempo.
Con cada pequeña cosa que yo mencionara él tenía que hacer referencia a que era una humana y él un vampiro.
No estaba enojada, no tendría motivos para estarlo... Pero me jodía que fuera así siempre.
Siento que el colchón se hunde a uno de mis costados y sé que Christopher acaba de subirse a la cama conmigo. Sin poder evitarlo, busco su cuerpo y me acerco a él, notando como su cuerpo se tensa en el momento que mis brazos lo rodean.
-Cyara... - lo escucho decir mientras saca mis manos de encima de él, abro los ojos para mirarlo dolida y hacerle saber que eso estuvo muy feo de su parte. No podía negarme también el contacto corporal.
Entonces un jadeo se escapa de mis labios, su piel está congela. Ya me había acostumbrado a sus frías temperaturas y a la sensación de frío que me envuelve cada vez que estoy cerca de él. Pero esta vez, está helado.
-Chris, estás muy frío...
-Soy un vampiro, Cyara. - responde con pesadez-. Nunca estaré caliente.
Por alguna razón me hace entender que no quiere seguir hablando conmigo, me limito a darle la espalda y a cerrar los ojos.
Si vamos a jugar a quien de los dos es más hijo de puta, vamos a jugar bien.
No sé cuánto tiempo puede haber pasado, cuando siento que sus brazos me envuelven y me atraen hasta su cuerpo. Estaba recostado en la cama, por lo que me obliga a tomar la misma posición. Su cabeza descansa en mi hombro, así que opto porque mi cabeza descanse ligeramente sobre la suya mientras escucho el suave y tranquilo sonido de su respiración.
El sonido de un teléfono que no es el mío hace que me sobresalte.
Sé que es de mala educación atender a una llamada de un teléfono ajeno pero no podía despertarlo. Me tomo el atrevimiento de meter mi mano en el bolsillo delantero de su pantalón y tomar el teléfono.
-¿Si? - respondo en un susurro.
-¿Christopher? - pregunta del otro lado, la que viene siendo la voz de mi profesor-. Espera un momento... ¡Cyara! ¿Qué haces con el teléfono de Christopher?
-Shh. - digo en señal de silencio-. Bájale un tonito que está dormido.
-¿Dormido? - se escucha anonadado-. ¡Despiértalo ahora mismo, Cyara!
-¿Por qué? - pregunto preocupada al notarlo tan alterado.
-¡Los vampiros no podemos dormir! - grita-. Despiértalo antes de que sea demasiado tarde... No ha estado bebiendo sangre humana, como de costumbre, y eso es peligroso.
-Pero... Pero... - estoy nerviosa, demasiado para mi gusto-. ¿Qué hago?
-¡Despiértalo! Iré cuanto antes, espero poder conseguir sangre antes de que...
-Yo me ocupo de eso. - lo interrumpo.
Al fin y al cabo, soy humana.
Que me quitara un poco de sangre no iba a afectarme demasiado, él está necesitándola en estos momentos.
Sacudo ligeramente su cuerpo y lo llamo repetidas veces por su nombre, comienzo a desesperarme cuando no reacciona.
-Zabdiel...- murmuro con voz temblorosa, sabiendo que ninguno de los dos ha finalizado la llamada-. Christopher no despierta.
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