Capítulo 23
Allí estaba yo, caminando desesperada por mi habitación mientras una simple toalla cubría mi cuerpo, tratando de elegir un conjunto para usar esa noche. Lo más sencillo siempre era un vestido, pero como nos encontrábamos en pleno invierno no tenía pensado usar un vestido...
Miro el armario caso vacío y después vuelvo a mirar mi cama con toda mi ropa encima.
Cyara, eres un desastre.
—¿Problemas de humanas? — pregunta una familiar voz desde la ventana. Un híbrido que ya conocía bastante bien se encontraba entrando a mi habitación—. Soy un buen asesor de moda, nena.
—Permíteme dudarlo. — murmuré divertida.
Él rió negando con la cabeza antes acercarse a mi cama y empezar a hacer combinaciones de ropa. Finalmente se decantó por un vestido corto y unas botas que llegaban hasta la rodilla, tomó también una chaqueta de color negro para combinar con las botas y miró satisfecho el resultado.
—Ponte esto... Oh, no uses sostén, quedará mejor así. — dijo sonriendo.
—Bien, pues fuera de mi habitación para que me pueda vestir...
—Yo quería ver... — dijo haciendo un puchero—. No, mejor no... Aprecio mis ojos y sé que si te veo desnuda Christopher me los arrancará.
Y sin más sale de la habitación y cierra la puerta tras su cuerpo.
¡La primera vez que usa la puerta!
Eso es digno de celebrar.
Me visto con lo que él había puesto sobre mi cama, arreglo mi cabello (o al menos lo intento), aplico perfume y... Me miro al espejo.
—Oh Dios, que fantasía. — susurro totalmente maravillada con la imagen que tengo frente a mí.
—¿Ya te has visto? — preguntó Erick mientras volvía a entrar en la habitación—. Jodida mierda, yo te follaba.
Yo también.
—Te ves como una diosa, Cyara. — murmuró sonriente—. Fui tu hada madrina, me siento orgulloso.
—Y yo me siento muy agradecida. — sonreí mientras lo abrazaba.
—¿No piensas maquillarte?
—No... Es que luego me olvido que estoy maquillada y cuando voy a regresar mis ojos termino sacándome el maquillaje.
Parece chiste pero es anécdota.
El maquillaje y yo no vamos de la mano.
—Uhum... — murmura, camina hasta el neceser que tengo con varios productos de estética y vuelve con un pintalabios rojo—. Por si le vas a comer la boca a cierto vampiro.
Una sonrisa boba aparece en mis labios de solo imaginarlo.
No había visto a Christopher en todo el día y en cierto modo me preocupaba, aunque bueno... Sé que tiene más vida que yo.
—Digamos que está un poquito enojado. — dice Erick mientras pinta mis labios—. Hablé con Richard y él me contó que fuiste a por Joel... Y a mi me pareció una buena idea decírselo a Christopher.
—¿Se enojó por qué fui con mi mejor amigo? — cuestioné.
—No, claro que no, se enojó porque sabe que nunca será suficiente para ti. Porque cualquiera puede darte lo que un vampiro no.
Aprieto mos puños a ambos lados de mi cuerpo, siento mis uñas clavarse en la palma de mi mano pero era lo que menos me dolía en esos momentos.
—Quiero hacerlo con Christopher.
—No sabes lo que dices, Cyara. — dijo Erick negando con la cabeza—. Vas a morir, ¿lo sabes, verdad?
—Lo sé, supongo que valdrá la pena.
—Morir nunca es una buena opción.
—Joel ha aceptado mi decisión, ¿puedes hacerlo tú también, por favor?— pregunto haciendo un puchero.
Estaba hablando de mi muerte como si fuera la cosa más natural del mundo... Pero no importa, tarde o temprano tendría que pasar.
—Lo que vas a hacer es una locura... Pero estás en el derecho de hacer con tu vida lo que quieras. — murmura mientras sonríe apenado—. Gracias por hacerle sentir a un vampiro lo que era el amor.
—Las gracias se las tengo que dar yo a ese vampiro por dejarme entrar en su vida...
Dejo escapar un suspiro, mi teléfono móvil vibra en señal de que un mensaje había llegado.
"Estoy esperándote, dile al híbrido que no se tarde demasiado."
—Joel está abajo. — informo.
—Lo sé, lo percibí hace cinco minutos. — dice Erick antes de volver a abrazarme—. Fuiste la única humana que me cayó bien.
—Puedo decir que eres el único híbrido que me cae bien... Pero en realidad eres el único que conozco y hasta dudo de si me caes bien. — bromeo.
—¡Eres un falso ángel!— exclama—. Tienes más maldad que todos los demonios del infierno juntos.
Me es inevitable reír, él me acompaña hasta la puerta de mi casa y de ahí ya camino sola hasta el coche de Joel.
Él me mira con una sonrisa en los labios antes de mirar a Erick y asentir en su dirección.
—Estás hermosa. — me halaga mientras abre la puerta para mi.
—Tú también estás muy guapo.
Y era cierto... Aunque bueno, él siempre se veía muy atractivo.
Desventajas de que tu mejor amigo sea guapo: Tú siempre vas a lucir fea.
Pasan apenas quince minutos, la música en la radio es relajante y todo lo contrario a cuando llegamos a la discoteca. La música se escuchaba demasiado alta, la mayoría de las personas se encontraban bailando (o haciendo el intento) y los demás se encuentran bebiendo algún tipo de bebida alcohólica.
—¿Quieres tomar algo? — pregunta Joel por lo alto, para que pueda escucharlo sobre la música.
—Lo más fuerte que tenga, necesito olvidarme de todo un poco...
Mala idea, el primer trago hace que mi garganta arda y cae directamente en mi estómago haciéndome sentir horrible.
El segundo es casi similar al primero.
El sexto y último, hace que mi vista se empiece a nublar y mis piernas se vuelvan torpes.
No sé donde está Joel, dejé de saberlo después del tercer trago. Creo que dijo que iba al baño... O tal vez a bailar.
—Guapa, ¿quieres bailar? — pregunta una voz varonil a mis espaldas. Yo río nada más escucharlo y asiento.
No estaba borracha, al menos no del todo.
Sabía que ese hombre no quería solo bailar y tal vez yo quisiera lo mismo.
El sensual baile que estábamos protagonizando llamó la atención de varios alrededor. Sabía que bailaba bien, pero aquí la gente era muy exagerada. El problema llegó cuando él posó sus manos en mi cintura y me pegó a él, sentí su erección presionar en mi vientre y sus labios presionar los míos.
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