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Capítulo 17


Los días pasan con gran rapidez y en cierto modo lo agradezco ya que la mayor parte del día la paso agobiada en la universidad.

Se supone que aprender conocimientos tenía que ser algo bueno, divertido, entretenido...

No que los alumnos entren en depresión por sus notas, pasan días sin dormir con tal de estudiar, se maten haciendo los trabajos y aún por encima que vivan llenos de estrés.

Además, la situación con Joel no había mejorado ni siquiera un poquito. Él había dejado de hablarme y yo no insistí. Tal vez era lo mejor.

Por otra parte, un vampiro y un híbrido han estado muy al pendiente de mí. Christopher estaba todas las noches conmigo, las mordidas nocturnas ya se estaban haciendo una deliciosa costumbre. Erick se encargaba de que mis tardes fueran más entretenidas, siempre tenía ocurrencias únicas que me hacían reír y olvidarme de todo.

—Cyara, hoy estás más agobiada que de costumbre. — dice el vampiro cruzándose de brazos—. ¿Muchos exámenes?

—Demasiados... Estoy que quiero morirme. — digo dejando escapar un suspiro.

Christopher hace una mueca en desacuerdo a mis palabras.

—No sabes lo que dices.

—Esto todo es superior a mí... Terminaré tirándome por un puente, no puedo con tanta presión.

Llamadme dramática pero así estaba en esos momentos.

Mi mente estaba a punto de colapsar con tanta información que no era capaz de retener para los exámenes.

—¿Existen métodos antiestrés para los humanos?

—Supongo. — respondí —. Pero ninguno que vayamos a practicar nosotros.

Por desgracia.

Los métodos antiestrés más conocidos eran el alcohol, las drogas y el sexo... Y técnicamente hablando, los vampiros no podían emborracharse ni drogarse. Y por lo visto tampoco podían tener sexo con humanas.

—¿Solo hay eses?

—¿Podrías dejar de leerme la mente? — pregunto irritada.

—No es mi culpa que pienses tan alto. — se defendió el vampiro.

Vete a la mierda, colmillitos.

Yo así no juego.

Si yo fuera también de tu misma especie todo sería mucho más fácil.

—No. — es rápido en decir—. Ni se te ocurra.

¿QUÉ?

Oh mierda, él verdaderamente cree que quiero convertirme en vampiresa.

—Eso de estar fría y pálida todo el tiempo no va conmigo, despreocúpate. — le digo moviendo las manos en un gesto despreocupado.

—Ser vampiro es una mierda, Cyara. — dice en voz baja—. Tiene sus ventajas pero aún así es un asco.

—Te quejas de vicio.

—No sabes lo que es, por suerte.

¿Tan malo podía ser eso de ser vampiro?

No lo creo.

Colmillitos, eres un exagerado.

—¿Podemos dejar el tema?

Vaya, vaya... Punto débil encontrado.

—Necesito distraerme o terminaré volviéndome loca... — digo haciendo un puchero—. Estoy harta de las declinaciones de latín y... ¡Oh, espera!

Una gran sonrisa se dibujó en mis labios y Christopher me miró desconfiado.

—¿Qué estás tramando?

—Zabdiel es tu amigo.

—Lo es, no me digas que... Oh no, no, no... No voy a formar parte de tu macabro plan.

—Yo solo te iba a pedir que le robaras los exámenes o algo así. — murmuro divertida.

—Maldición, no haré eso. Además, latín es una materia muy fácil.

¡Fácil tu abuela!

¿Cómo que latín es una materia fácil?

Jodida mierda, era de todo menos eso.

—Oye, no le faltes al respeto a mi abuela. — se queja.

—Lo siento por tu abuela. — murmuro poniendo los ojos en blanco.

—El caso es que... No voy a robarle los exámenes pero si puedo colarme en tu mente para decirte las respuestas del examen.

—¿Harías eso? — pregunto ilusionada.

—Por supuesto que si, solo tengo que buscar la forma para que Zabdiel no se de cuenta.

Antes de que termine la frase yo me abalanzo sobre el para poder abrazarlo.

Este hombre es mi jodida salvación.

En un gesto que ni yo misma me esperaba, tomo su rostro con mis manos y planto un beso en sus labios.

—Creo que no eres consciente de lo tanto que te amo en estos momentos. — murmuro divertida.

El vampiro luce un poco tenso pero la expresión de diversión no abandona su rostro en ningún momento.

Entonces me doy cuenta de la situación... Lo acabo de abrazar, besar y decirle que lo amo.

Lo normal, claro que si.

—Una pena que los demonios no puedan sentir amor. — dice la voz de alguien más en la habitación, rápidamente me separo de Christopher y miro en dirección a la ventana.

Quién se encontraba allí sentado era nada más y nada menos que Joel, con su ceño fruncido y de mal humor.

Ah que bien, ahora también los lobos tienen manía con las ventanas... ¿Para que se supone que tengo puertas en casa si solamente las uso yo?

—¿Qué dices? — cuestiono.

—¿Acaso me equivoco? Pregúntaselo a tu amiguito. — dice Joel clavando su oscura mirada en mí.

—¿Christopher...? — pregunto mirándolo, él permanece callado sin despegar sus ojos de mi mejor amigo.

Por favor, que no rompan ninguna pared esta vez...

—No te ama, Cyara, los demonios no tienen sentimientos y por lo tanto no pueden sentir lo que es el amor. — dice Joel con la voz calmada—. Solo está contigo por tu sangre... ¡Joder, es un puto vampiro!

Solo está conmigo por mi sangre...

Sonaba razonable, al fin y al cabo las mordidas nocturnas eran bastante habituales.

—¿Vas a creerlo? — pregunta Christopher, hablando por primera vez desde que él está en la habitación.

—¡Pues claro que lo hará! — grita acercándose a él.

No, no... La pared otra vez no.

Sin embargo, parece no hacer caso a mis súplicas ya que el vampiro no tarda demasiado en llegar a la pared. Su espalda choca ligeramente con esta, ya que frenó el impacto con las palmas de sus manos.

Joel no tarda en situarse frente a él y llevar una mano a su cuello, parece presionar con fuerza ya que se nota la forma en la que sus músculos se tensan. Pero Christopher no tiene expresión adolorida en ningún momento.

—Oh shit, aún llego a tiempo para la diversión. — dice una tercera voz, al girarme me encuentro a Erick también en la ventana.

Tenían serios problemas con las ventanas...

—¡Cyara, prepara las palomitas que la película aún está empezando! — dice Erick sonriente.

¿En serio estaba sonriendo? ¿Cómo podía sonreír viendo cómo esos dos se mataban el uno al otro?

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