Capítulo N° 18
—Mi hermano dará una fiesta por su cumpleaños —dijo Gretchen con seriedad, con sus manos entrelazadas frente a su rostro—. Su misión es infiltrarse entre la gente y analizar la cantidad de asesinos que lo protegen, dónde suele ubicarse y quiénes lo rodean.
Frente a ella se encontraban seis asesinos, y entre ellos estaban Erica, Chris y Celeste.
—Mi hermano conoce a todos los asesinos de Mörder, excepto a algunos y entre esos «algunos» los escogí a ustedes seis porque me han demostrado ser buenos en su trabajo.
Erica miró instantáneamente a su hermana de soslayo, no quería que ella fuera a una misión tan peligrosa.
—¿Solo nosotros, sin Sabatini o Wolff? —preguntó Chris.
—Solo ustedes, el único que los acompañará como guía, pese a conocer su rostro, es Martín —explicó Gretchen con seriedad—. A pesar de estar hace años con nosotros, mi hermano no lo conoce lo suficiente.
—¿Estamos autorizados a atacar en caso de necesitarlo? —preguntó Celeste.
Erica la miró enseguida, con una sorpresa demasiado notoria en su rostro. Era la primera vez que veía a su hermana como una asesina y no como una adolescente más.
—No deben atacar ni luchar, irán desarmados porque deberán pasar por un control —dijo Gretchen y extendió hacia Chris una invitación—. Solo deberán observar. Deben parecer dos grupos diferentes de jóvenes desconocidos disfrutando de la noche. Están autorizados a bailar y beber alcohol, a consumir las drogas que quieran, siempre y cuando cumplan con la misión.
Chris tomó la invitación en su mano, era un panfleto negro y con colores neón que hablaba de una gran fiesta. Lo guardó en el bolsillo, puesto que esa era la dirección a la cual debían ir.
—¿Debemos ser dos grupos separados? —preguntó Erica—. ¿Cómo dividiremos los grupos?
—Christopher y Martín liderarán dos grupos, dejaré que ellos escojan a sus miembros.
Erica volvió a mirar a Celeste, rogaba que Martín las eligiera a las dos, de esa forma podría protegerla durante la misión en caso de que algo sucediera mal.
—La misión será esta noche, vayan a descansar y luego prepárense para una fiesta.
Diciendo eso Gretchen los echó con un movimiento de mano desinteresado, pero antes de que Erica pudiera salir la retuvo con su voz. Ella estuvo en duda de qué podría querer, por ello se mantuvo firme frente a Gretchen con su rostro serio e impasible.
—¿Sí?
—Christopher y Martín liderarán por ser los líderes de dos secciones de Mörder —Gretchen la miró con seriedad y con un movimiento de mano le extendió un sobre marrón—, pero vos, pese a tu incompetencia habitual, demostraste ser muy buena en el espionaje. Te dejo a vos la específica misión de acercarte lo más posible a mi hermano.
—¿Qué tanto debo acercarme?
—Lo suficiente para tomar fotos de él —explicó—, y lo suficiente para poder ver y oír lo que sucede a su alrededor.
La miró a los ojos grises que se veían llenos de dudas, la veía algo temerosa y por eso dejó ir un suspiro.
—Mi hermano es mejor que yo —dijo, como si le diera asco a sí misma reconocer algo así—, no levantes sospechas, porque si él nota que lo estás mirando demasiado... Bueno, vas a haber deseado morir en mis manos antes que en las de él.
Tragó en seco al oírla, había podido seguir al Loco hasta que él se dio cuenta, no estaba segura de tener tanta suerte con alguien incluso mejor que Gretchen.
—¿Es una misión secreta o tengo permitido pedir consejo a un asesino de confianza? —se animó Erica a preguntar.
—¿Te referís a Sabatini? —Al verla asentir suspiró—. No podés hablar de tu misión, pero sí podés hablar de la misión grupal.
Erica asintió con respeto y se retiró con el permiso de Gretchen. Dio un par de pasos en el pasillo, para después comenzar a correr en busca de Aaron. Estaba segura de que él se encontraba entrenando, solía pasar el tiempo en el gimnasio o en la sala de tiro.
Estaba muy nerviosa, porque por alguna razón le daba más miedo espiar a Julio Moms que haber espiado al Loco. Pese a no conocer al hermano de Gretchen, le producía un escalofrío en la espina dorsal solo por el hecho de que todos lo comparaban con Jonathan Moms. Le decían «el nuevo Jonathan» e incluso «el prodigio Moms».
Abrió el sobre y se encontró con la foto de un joven de unos veinticinco años, era de piel pálida y cabello negro, con ojos oscuros de mirada intimidante. Era atractivo, y se parecía un poco a Gretchen por la frialdad expresada en su rostro.
Guardó la foto doblada en el bolsillo de su pantalón, para poder tirar el sobre en un tacho de basura. Luego ingresó en el gimnasio y caminó tranquilamente hacia donde estaba Aaron, luchaba en un círculo contra un asesino de Naemniki de cuerpo muy grande, y en esa pelea Aaron iba ganando. Erica los observó luchar, porque a pesar de que él había perdido contra Serge en las pruebas, ahí lo estaba viendo derrotar a alguien como el Loco.
Cuando obtuvo la victoria, Aaron se alejó de ahí para poder beber un trago de agua y sonrió al ver acercarse a Erica, a quien no dudó en tomar de la cintura para poder besarla en los labios.
—¿Tenés hambre, princesa? —le preguntó con una sonrisa—. ¿Vamos por algo?
Ella asintió y caminó junto a él, quien la tomó de la mano para entrelazar los dedos y caminar de esa forma con ella. Se dirigieron al comedor, donde cada uno tomó una bandeja y seleccionó lo que deseaban comer. Luego se sentaron en una mesa alejada del resto, para tener algo de privacidad.
Aaron le dio un beso en la mejilla a Erica antes de empezar a degustar su almuerzo, sin embargo ella revolvió la comida con su tenedor sin poder dejar de pensar.
—Tengo una misión de espionaje junto a cinco personas más —dijo Erica con un suspiro y Aaron levantó la mirada para verla—. Debemos infiltrarnos en una fiesta y observar la seguridad de Julio Moms.
—¿Tienen que acercarse a él? —preguntó con el rostro serio.
—No, solo observar —mintió, por orden de Gretchen—. Te lo cuento porque me asusta un poco el trabajo, no conozco a Julio y lo que oigo de él no es bueno.
—De los tres, Julio es el más parecido a Jonathan, tanto físicamente como mentalmente —dijo Aaron con un suspiro—, es muy inteligente.
—¿Más que Gretchen...?
—Gretchen es fuerte, pero él es inteligente, astuto y muy perceptivo —explicó y apoyó con cuidado su mano en el rostro de ella—. Tené cuidado, princesa.
—¿Tenés algún consejo que pueda servirme? —preguntó con sus hombros encogidos.
Aaron sonrió al verla tan tímida, algo poco usual en ella. Por eso la sujetó con suavidad del mentón para darle un beso tierno en los labios.
—Es en uno de los boliches de Julio, ¿no? —preguntó, y cuando la vio asentir entonces añadió—: Vestite como si fueras a bailar con tus amigas, tenés que estar hermosa para que solo te miren por tu belleza y no por encontrarte sospechosa. Si intentan atacarte, vas a tener que esforzarte en no defenderte para que crean que solo es una confusión. Deben creer que solo sos una chica más del montón y no una asesina.
—Pero tengo músculos y cicatrices en mi espalda...
—Te voy a hacer llegar un vestido bonito para que uses, me voy a asegurar de que no tenga espalda descubierta —dijo él y le dio una caricia para reconfortarla—. Y sobre los músculos, podés fácilmente ser deportista, bailarina o cualquier excusa que se te ocurra.
Erica se quedó algo pensativa y en silencio, trataba de imaginar cómo sería esa noche. Sabía que la tapadera de Gretchen era lo de ser diseñadora de modas, y por ello aparecía en televisión como una mujer extravagante, y sabía también que la tapadera de Héctor eran los restaurantes, mientras que el de Julio los pubs y boliches bailables. Pensó que quizá Aaron tenía razón y solo debía preocuparse en estar bella.
Se concentró en degustar la comida junto a él y así pasar un bonito momento juntos. Aunque solían pasar tiempo juntos, siempre que debía ir a una misión aprovechaba su tiempo con él antes de esta, por miedo a que algo saliera mal.
Horas más tarde ya bañada y con su cabello seco, Erica se dedicó a prepararse en su habitación. Sveta se había ofrecido a ayudarla, así que mientras que Erica preparaba su piel al colocarse crema, Sveta la peinaba con cuidado y mucho cariño.
Erica se maquilló los ojos para que se vieran muy seductores, y se concentró en que su piel se viera espectacular. Lo hizo todo con mucha precisión, cuidando cada detalle, y cuando había finalizado con su maquillaje que la hacía ver como una sexy mujer, llegó un mensajero trayéndoles dos grandes cajas planas. Dentro había un vestido negro con brillo, de espalda cubierta pero amplio escote al frente que parecía llegar hasta el ombligo, era corto y al cuerpo. En la otra caja había unas botas negras bucaneras engomadas.
Erica se vistió con la ropa que Aaron le había enviado, y se miró en un espejo de Sveta que era de cuerpo entero. Se veía realmente bien y se sintió satisfecha al ver su reflejo.
—Te ves increíble —le dijo Sveta con una sonrisa—, toda una femme fatale.
—Solo me faltan los labios —dijo Erica y comenzó a pintarlos de un color borgoña oscuro que le sentaba muy bien—. ¿Debería recogerme el cabello?
—En una colita alta, te verías como una femme fatale y te daría más libertad —explicó Sveta al levantar el cabello de Erica para demostrarle su punto.
—Mis uñas son demasiado cortas, me van a delatar —suspiró Erica al verse las uñas.
—Eso se arregla fácil.
Sveta salió de la habitación y regresó unos minutos después acompañada de una chica con un gran bolso en las manos, quien instó a Erica a sentarse mientras tomaba sus elementos de un bolso.
—Puedo hacerlo en una hora, es lo más rápido que puedo ofrecerte —dijo la chica—, no hay tiempo de diseños extravagantes, serán francesas simples con brillo.
Sin darle tiempo a decir nada, Sveta colocó una mesita para que la chica pudiera trabajar en las uñas de Erica, y aunque era muy minuciosa en su trabajo también era bastante rápida.
—Con uñas largas nadie va a pensar que sos una asesina —dijo Sveta con una sonrisa—. Le pedí que te las haga bien largas a propósito, ¿sabés manejarte con uñas largas?
—Sí, aunque pasó tiempo...
Una hora después sus nuevas uñas estaban hechas, eran unas largas francecitas con unos apliques de strass, para el tiempo que tardó en hacerlas estaba bastante bien, aunque Erica estaba segura de que haber tenido más tiempo habría hecho un trabajo incluso mejor.
—Yo ahora te deposito —dijo Sveta al apoyar su mano en el hombro de la chica—, gracias.
Ella solo asintió y guardó todas sus cosas para poder irse a su habitación, mientras que Sveta prendía un cigarrillo y observaba a Erica de arriba hacia abajo.
—Perra no, perrísima —dijo Sveta con una sonrisa pícara al verla.
—Gracias por la ayuda, Babu.
Erica la abrazó con cariño y ella depositó un tierno beso en su cabeza, y luego de desearle suerte Erica salió de la habitación con una cartera colgada de su brazo, donde tenía algunos maquillajes, un perfume, pañuelos desechables y su teléfono celular.
En el camino se cruzó a distintas personas que la miraron con lujuria, se ganó un par de chiflidos y piropos sexuales que le dieron mucho asco. Tenía que encontrarse con su hermana, y le daba curiosidad ver cómo se había vestido ella para la ocasión.
La única persona que se cruzó y, en vez de verla con lujuria como hubiese esperado, la miró con seriedad con su ceño fruncido fue el Loco. Él se detuvo junto a ella en uno de los pasillos y la miró de arriba hacia abajo, y aunque en un principio sí la miró con interés, luego frunció el ceño con desaprobación, pero Erica lo ignoró y continuó con su caminata.
Erica solo se detuvo en la mansión una vez que subió por el ascensor, para encontrarse allí con sus compañeros. Allí se encontraban todos reunidos, excepto Martín. Se quedó helada al ver a su hermana, pues se encontraba muy hermosa con una minifalda de cuero negro y un bralette gris que resaltaba sus pechos, además de zapatos altos que la hacían parecer incluso más alta que ella.
—¡Fua, carajo! —dijo Chris al ver a Erica acercarse, con sus ojos y labios bien abiertos—. ¿No es un poco demasiado?
—No, tengo que verme así para esta misión —explicó ella con una sonrisa tímida.
Chris corrió la mirada y se concentró en ver su reloj, por ello Erica supuso que le era muy incómodo verla vestida así con su amplio escote que enseñaba sus pechos redondeados y sus botas altas.
Él, por su parte, estaba vestido muy similar a año nuevo, con una camisa negra arremangada y collares de cadena plateada sobre su pecho trabajado, además de un pantalón negro algo ajustado.
Martín llegó un rato después y todos lo miraron con sorpresa, porque se había cortado el cabello, que anteriormente le llegaba a la nuca en ondas, y se lo había teñido de negro. Se veía muy diferente solo con ese cambio, y Erica trató de no mirarlo para no hacer sentir incómoda a su hermana, puesto que le parecía incluso más atractivo así, pese a su altura.
—Julio me conoce, no mucho pero lo hace —explicó Martín con sus hombros encogidos—. No pienso cagar la misión por reconocerme...
—Te ves hermoso, bebé —le dijo Celeste con una sonrisa y lo abrazó con cariño.
—¿De verdad, florecita?
—Bueno, al punto. Ya tenemos los grupos divididos —dijo Chris, como si le diera asco tanta dulzura frente a él—. Martín se queda con Celeste y Erica, yo con Nicolás y Ailén.
Erica sonrió con mucha alegría al oír que estaría junto a su hermana, dirigió su mirada hacia ella que también le sonrió con entusiasmo.
—Son muy parecidas, sería sospechoso de lo contrario —dijo Chris y les dio la espalda para poder salir de la mansión.
Se dividieron en dos autos, cada uno manejado por uno de los líderes, Erica viajó atrás mientras que en el asiento del acompañante se encontraba Celeste.
—Es la primera misión que hacemos juntas, Eri —dijo Celeste con emoción—. Nunca te vi en acción, dicen que sos muy buena.
—Me preocupa un poco que estés vos en la misión —dijo Erica en voz baja.
—Cele es muy buena, Erica, quedate tranquila —dijo Martín con un suave tono de voz—, quizá no fue entrenada por Gretchen como vos, pero es una gran luchadora y no ha tenido fallos en sus misiones.
Celeste le sonrió a su hermana para poder tranquilizarla un poco, sin embargo Erica seguía muy nerviosa. El trabajo de ellos era más tranquilo y sencilla, pero en caso de que su propia misión saliera mal, ambos estarían en riesgo. Pensó, entonces, en separarse al ingresar para que no la vieran junto a ellos dos, y así evitar daño colateral.
Durante todo el viaje fue en silencio, pensando en Gretchen, en Aaron e incluso en Fosa, especialmente en las enseñanzas de este último. Para tranquilizarse decidió sacarse un par de fotos, eliminó todo mensaje de su celular que pudiera delatarla como miembro de Mörder, especialmente su chat con Aaron. Y, aunque él podría llegar a enojarse, decidió escribirle a Lucas para disimular y cambió los nombres de varios de sus contactos.
Conversó durante un buen rato con ese rubio tan divertido, y eso logró relajarla lo suficiente para poder cumplir con su misión sin levantar sospechas.
Al llegar a ese boliche vieron una larga fila de personas esperando entrar, pero Erica caminó directo hacia la puerta con Martín y Celeste siguiéndola por detrás. Se detuvo con una mano en su cadera frente a ese hombre de seguridad, a quien le dirigió una sonrisa, y este les permitió pasar sin ninguna clase de problemas u objeciones.
Dentro les revisaron las pertenencias y se aseguraron de que no estuviesen armados. Y mientras que Erica esperaba a que finalizaran de revisar a Martín, se entretuvo observando todo el lugar, era muy grande y la música electrónica sonaba muy fuerte en los parlantes del lugar, acompañados de luces estroboscópicas y de colores.
—Ya vi las cámaras de seguridad —le dijo Celeste en el oído—, casi no hay puntos ciegos.
Erica la miró de soslayo, su hermana era buena según podía ver. Ella intentó reconocer a los asesinos, aquellos que se veían distintos al resto, intimidantes y quietos en diferentes posiciones. Llegó a contar a siete.
Martín se acercó enseguida a ellas y tomó a Celeste de la cintura para poder caminar de esa forma entre las personas.
—Vayamos por unos tragos, bailemos un poco y luego seguimos, vamos a ser muy sospechosos sino —dijo él mientras miraba hacia la barra.
Caminaron hacia allí abriéndose paso entre la gente, Erica captaba las miradas de todos, aunque Celeste tampoco se quedaba atrás. Ya en la barra pidieron unos tragos y se acercaron a la escalera que daba a la zona vip, donde seguro se encontraba Julio.
Vieron al grupo de Chris acercarse a la barra, parecían tener el mismo plan que ellos, solo que se quedaron en otra ubicación y desde allí, pese a que podían verse, fingieron no conocerse.
Martín ya había contado al resto de la seguridad y cantidad de asesinos, mientras bailaba junto a Celeste. Erica se sorprendió de ver que podía ser tan efectivo y, a su vez, fingir disfrutar de la noche.
Ella bebió un trago de su daiquiri de frutillas, le pareció que ese trago iba más con su atuendo. Aprovechó que su hermana cumplía con su misión mientras se divertía junto a su novio, y se concentró en buscar a Julio con la mirada, lo vio apoyado en la baranda del piso superior, no muy lejos de donde ella estaba ubicada. Por ello tomó su teléfono y se tomó una selfie con un gesto divertido, para instantáneamente dar vuelta la cámara y tomarle fotos a él. Las cuales envió al mail lo más rápido que pudo y las borró al instante de su celular, para que solo quedaran las selfies.
Vio a un joven asiático colocarse junto a él, muy cerca, y Erica entonces supuso que sería su guardia personal por la mirada que tenía y la forma en que escrutaba a todos allí.
Para evitar ser notada, se metió entre la gente a bailar, lo hacía de una forma muy sensual en ondas para luego dar tragos a su bebida. Miró de soslayo nuevamente hacia donde estaba Julio, otras personas se habían sumado a su alrededor, pero quien más llamaba su atención era una chica también asiática con una expresión seria y tenebrosa en su rostro. Supuso que eran personas importantes, quizá asesinos de élite, por ello se acercó a su hermana que bailaba junto a Martín y les pidió tomarse una selfie juntos. Tomaron varias, pero luego dio vuelta la cámara nuevamente y tomó un par de fotos de Julio junto a esos asiáticos.
—Es peligroso, Erica —le dijo Celeste con una sonrisa para que, en caso de que los estuvieran observando, no notaran las dudas.
—Lo es —dijo ella y comenzó a reírse mientras enviaba las fotos al mail, para luego borrarlas—, pero debo hacerlo.
Martín la miró en silencio y tomó a Celeste de la cintura, para luego besarla de una forma muy seductora. Separó sus labios de ella solo un poco para poder decirle a Erica:
—¿Tenés una misión privada?
—No puedo hablar sobre ello...
Él no agregó nada más, pero volvió a besar a su novia mientras que Erica bebía otro trago de su daiquiri.
—Andá en busca de los baños y quitá toda prueba del teléfono, nosotros esperaremos acá en la pista —dijo él y corrió un mechón de cabello del rostro de Celeste—, vas a tener que seducir a alguien para disimular.
—Eso es fácil.
Erica se alejó de ella con pequeños saltitos divertidos, y se abrió paso entre la gente para buscar los baños. En el camino, algún que otro chico la invitaba a beber algo o bailar, y se distraía conversando con ellos como si fuese una muchacha más que solo buscaba divertirse, pero luego se dirigió al baño de mujeres, donde tuvo que hacer fila unos minutos y aprovechó ese tiempo para eliminar el resto de las pruebas que pudieran haber en su teléfono. Y, solo por si las dudas, eliminó también la copia de seguridad.
Se puso a conversar con las chicas en la fila, quienes le preguntaban por sus botas y dónde las había conseguido. Una incluso le ofreció marihuana, pero ella lo rechazó porque quería estar atenta a su alrededor, aunque Aaron le haya aconsejado verse lo más vulnerable y normal posible.
Se cruzó ahí en el pasillo a Ailén, la chica del grupo de Chris, quien se detuvo a su lado para decirle:
—¡Ay, amo tus botas! —sonrió ampliamente—. Llamás mucho la atención de los hombres que importan así, ¡no te los lleves todos!
—Ay, no, solo me interesa uno —dijo Erica con una risita—, aunque admito que me gusta la atención.
—Ay, no nos robes todos, dejanos alguno a nosotras también —dijo y se acercó a ella, fingiendo estar ebria, para darle un abrazo al cuello—. ¡Sos tan hermosaaa! —Luego le susurró al oído—: Cuidado.
Ailén se alejó enseguida con un bailecito para poder continuar con su misión, Erica sonrió al verla alejarse, pero en su mente se quedó algo pensativa. Se preguntó si pese a sus esfuerzos se vería sospechosa.
En el baño retocó un poco sus labios y se colocó otro poco de perfume. Se miró al espejo con esa mirada gatuna que provocaba su maquillaje y la hacía verse tan sexy. Estaba segura de estar haciéndolo bien, por eso miró la hora en su teléfono, probablemente en unas horas más podrían irse, si tenían suerte de que todo siguiera igual de bien.
Al salir del baño se dirigió a la pista en busca de su hermana y Martín, los vio besarse de una manera muy apasionada en unos asientos, de una manera casi sexual. Quizá solo por disfrute, o quizá por la misión, pero Erica decidió ignorarlos para poder darle privacidad sea cual fuere el caso.
Se dirigió nuevamente hacia la barra para pedir otro trago, y desde allí, mientras esperaba su bebida, observó a la gente disfrutar de la fiesta. Dirigió disimuladamente su mirada hacia el primer piso, vio a Julio conversar con unos hombres de traje y máscaras, que supuso serían posibles clientes de Assassin, corrió rápidamente la mirada para no verse sospechosa y buscó entre la gente al equipo de Chris. Lo pudo ver a él sentado en un sillón rojo no muy lejos de donde ella estaba, en una pose que se veía elegante e incluso seductora o confiada, y en su mano tenía un vaso con alguna bebida alcohólica. Estaba serio y analizaba todo el lugar, pero aunque intentaba ser disimulado se veía bastante sospechoso.
Erica caminó hacia Chris una vez le dieron su trago, y se ubicó frente a él con una mano en su cadera de forma seductora, porque por sobre todas las cosas debía cuidar las apariencias.
—Hola, bombón, ¿estás solo? —le dijo y él levantó la mirada para verla—. ¿Puedo hacerte compañía?
—Estoy esperando a un amigo —dijo él, ignorándola.
—Aw, no te hagas el difícil —beboteó y se sentó a su lado sin esperar su aceptación, y con su dedo índice le tocó el pecho para luego acercar sus labios al oído de él—. Te ves sospechoso, estás demasiado serio. Tratá de divertirte.
Chris entonces la tomó del mentón y susurró:
—Todos se están divirtiendo, alguien debe hacer el trabajo.
—Yo no me estoy divirtiendo para nada —dijo ella en un susurro y dibujó un círculo en el pecho de él con su dedo—, disimulá, o voy a regresar y te voy a comer la boca para hacerte disimular de prepo.
—¿Por qué todos disimulan con besos? —se rió y bebió un trago de su bebida—. Si me besás y tu novio se entera, voy a amanecer muerto, y no puedo darme ese lujo.
Erica se levantó del sillón con un puchero y volvió a colocar su mano en la cadera, lo miró un instante más y dijo en voz alta para disimular:
—No me voy a rendir, bombón, voy a volver a buscarte —le lanzó un beso con la mano y se alejó de ahí.
Bebió de su daiquiri y miró a la gente bailar, necesitaba meterse entre ellos y unirse a algún grupo, quizá bailar con algún hombre, porque estuvo yendo y viniendo por todo el lugar y eso, tenía por seguro, no era una actitud que pasaría desprevenida a los guardias de Julio.
Se apoyó nuevamente en la barra para buscar a su falso ligue entre los hombres presentes, pensó que quizá podría seducir a alguna mujer, nunca lo había hecho y no estaba segura de qué tan bien le saldría, pero estaba ante una situación de vida o muerte, porque debía acercarse a Julio Moms.
Vio a un grupo de chicos que bajó del primer piso, la zona vip y se dirigían a los baños, por ello dio un largo trago a su bebida para darse ánimo y caminó cerca de la pared para no tener que pasar por el medio de la pista, pensó en dirigirse nuevamente a los baños cuando sintió una mano que la retuvo de la muñeca. Creyó que se trataba de Chris y por eso giró confundida pero tranquila, y se encontró con un hombre de ojos rasgados y negros que la miraba con seriedad, era el asiático que estaba junto a Julio.
—¿Puedo invitarte un trago? —dijo él con su rostro serio.
Erica, en menos de un segundo, sonrió ampliamente y apoyó su mano en el pecho de ese hombre.
—Ay, por supuesto, bombón, para vos lo que quieras.
—Acompáñame entonces.
La tomó con rudeza y la instó a caminar, se estaban dirigiendo a las escaleras que iban hacia la zona vip, sintió su corazón latir muy fuerte pero intentó tranquilizarse.
Si ese joven se había tomado la molestia de bajar de ahí y alejarse de Julio, es que la había estado observando y notó algo raro en ella. Erica entonces se decidió a disimular de la mejor forma posible, y eso solo significaba que debía fingir interés en él.
—¿Cómo te llamás, lindo? —dijo ella mientras caminaban.
—Akihiko —respondió sin mirarla—. ¿Has venido sola?
—Vine con mi hermana y mi cuñado, pero me dejaron sola, menos mal que me encontraste —dijo Erica con un tono de voz sensual—. Es lo malo de ser la soltera junto a una pareja...
Él dirigió su mirada hacia ella, era atractivo y de cuerpo fuerte, por lo que Erica supo que se trataba de un asesino. Debía tener sumo cuidado con él.
Subieron las escaleras para llegar al primer piso, y allí Erica pasó justo al lado de Julio. Trató de no mirarlo y pensó que, si no fuera porque Akihiko la tenía sujeta de la cintura, podría haberlo incluso tocado.
—Aki.
Ambos se detuvieron y Erica miró hacia atrás, Julio los miraba con seriedad, con sus cejas fruncidas sobre sus ojos negros de una forma muy intimidante.
—Solo será una conversación, Julio-sama —dijo Akihiko con una sonrisa—. Le invité unos tragos a esta bella señorita, nos quedaremos por aquí.
Julio no dijo nada, solo se alejó para acercarse a la chica asiática junto a la baranda, quien miraba con desaprobación a Akihiko.
Él la instó a Erica a sentarse y le dio una orden a un muchacho de allí, quien se fue casi en una corrida hacia la barra. Luego se sentó junto a Erica en una pose que pudo haber sido seductora de no ser por lo intimidante que se veía.
—¿Cómo te llamas tú, bella? —dijo él con sus ojos oscuros posados en los grises de Erica.
—Podés decirme «Ani», pero llamame como vos quieras.
El muchacho que se había ido hacia la barra regresó en ese instante con dos bebidas en sus manos, las cuales le extendió a Akihiko. Él entonces le ofreció una copa de vino a Erica, quien la sujetó con ciertas dudas.
—Te estuve observando —dijo él en un susurro y bebió un trago de su vino mirándola fijo—. ¿Puedo ver las fotos que tomaste?
—¿Me viste antes? —preguntó ella con sorpresa y tomó el teléfono de su bolso, desbloqueó la pantalla para luego dárselo—. Son fotos aburridas, podrías sacarme otras fotos más divertidas si lo deseás...
Con su rostro serio Akihiko husmeó en la galería de fotos de Erica, vio todas las selfies que se tomó sola o junto a Celeste e incluso Martín, pero también habían otra clases de fotos más viejas de ella con amigos. Parecía simplemente el teléfono de una chica común y corriente.
—Debo haberlo imaginado —dijo él y le sonrió a Erica para luego tomarla del mentón y acercarse un poco a ella—, ¿y a qué te dedicas Ani-san? Te ves muy fuerte y con un precioso cuerpo moldeado...
—Soy bailarina —dijo ella y apoyó su mano en el pecho de él—, de poledance, puedo bailar para vos si lo deseás, como un regalo por rescatarme del aburrimiento.
—Claro, ahí tienes —Señaló un caño no muy lejos de ellos—, baila para mí, hermosa.
Erica bebió un trago del vino, aún cuando podía estar adulterado, solo para verse más confiada. Luego se puso de pie y caminó contoneando sus caderas hacia el caño. Había practicado antes poledance, así que no sería difícil disimular.
Comenzó a bailar allí de una manera sensual sin dejar de mirar a los ojos a ese hombre allí. Se trepó con habilidad en el caño para dar unas vueltas muy habilidosas y aprovechó esas vueltas para mirar toda la VIP. Había mucha gente de traje, asesinos de Assassin y pudo ver a uno que ya había visto anteriormente en Mörder, uno que abandonó a Gretchen por Julio. Si mal no recordaba su nombre era «Piero», pero él no la conocía en lo absoluto a ella.
Se concentró en bailar de la manera más sexy posible, porque debía seducir a ese japonés ahí sentado frente a ella, debía convencerlo de que era inofensiva.
Akihiko se puso de pie y extendió su mano hacia ella, quien la tomó para ser guiada a otra parte. Entraron en una oficina donde él trabó la puerta tras de sí, si debía acostarse con él para salir viva, estaba dispuesta a hacerlo aunque ello implicara la furia de Aaron.
Sin embargo Akihiko la tomó con rudeza del cuello y apretó con algo de fuerza.
—¡¿Cuál es tu nombre realmente, «Ani»?!
—¡¿Qué hacés?! ¡No me gusta este juego! —dijo ella con sus ojos bien abiertos—. Ya te dije que soy Ani.
—«Ani» no es un nombre.
—Es Annette, pero no me gusta porque todos se ríen —dijo y él apretó un poco más su cuello—. S'il vous plait, mi identificación está en el bolso...
Akihiko la soltó solo para revisar el bolso de Erica. Gretchen les había dado identificaciones falsas que se veían reales, y la de Erica era «Annette Moreau», porque hacerse pasar por hija de franceses no se le dificultaría en lo absoluto.
—Connard! —le gritó Erica con sus ojos llenos de lágrimas, trató de verse frágil y vulnerable—. ¡¿Así tratás a tus chicas?! ¡No me gusta así!
Luego de asegurarse del nombre, guardó nuevamente las pertenencias de Erica y la acorraló contra el escritorio.
—¿A qué viniste a esta fiesta? ¿Sabes quién es Julio-sama?
—¡Por supuesto que sé quién es! —chilló Erica—, ¡es el hermano de Gretchen Moms, la mejor diseñadora de Argentina!
Akihiko la miró con seriedad y la tomó del rostro con rudeza.
—No respondiste para que viniste.
—¡Para divertirme! ¿Para qué viniste vos? ¿Para tratar mal a las chicas o qué?
Él tomó de su bolsillo un pequeño papel que tenía envuelto algo, era marihuana y con ello comenzó a armar un cigarro.
—Tal vez fumar haga que te relajes un poco más, querida —dijo y lo colocó en sus labios una vez lo terminó para poder encenderlo. Fumó un poco antes de colocarlo en los labios de Erica—. Relajada y tranquila te ves más bella, Ani-san.
Erica dudó aceptar, lo estaba haciendo a propósito para interrogarla estando drogada, pero Erica fumó como si nada y tomó la copa de vino de él para darle un trago, para luego sentarse sobre el escritorio y subir un poco su falda.
—Me relajaría más que dejes de jugar al mafioso y me beses con ganas, bombón —le dijo con una mirada intensa.
Él se pegó contra ella y acercó sus labios hacia el oído de Erica.
—Te vi intentando conquistar a un chico moreno, yo no voy a ser tu consuelo, preciosa —dijo—, quiero respuestas o la pasarás realmente mal.
—¿Con pasarla mal te refieres a que no me tocarás? —dijo con un puchero—. Eso no es divertido.
—¿Por qué aceptaste tan rápido venir conmigo? —inquirió al sujetar las muñecas de Erica para evitar que se moviera.
Ella se rió y luego se mordió los labios.
—¿Es en serio? ¿Te viste en un espejo? Estás buenísimo, obvio que te iba a seguir, aunque creí que me llevarías a una habitación y no a este lugar todo sucio —Torció sus labios en un gesto de repulsión al ver a su alrededor esa oficina oscura.
Él la soltó y le dio la espalda para alejarse un poco, luego giró con su puño en alto. Erica se percató de que iba a golpearla, pero solo se cubrió con miedo como lo haría cualquier otra chica, porque si intentaba defenderse todo saldría muy mal.
—¡¿Qué hacés?! ¡No me gusta esto! —chilló ella.
Él, con su puño frente a los brazos de ella que cubrían su cabeza, comenzó a reírse.
Erica poco a poco salió de su escondite y lo miró fijo, con un falso temor, a los ojos oscuros.
—Puedes irte, eres mi tipo pero estoy trabajando —dijo él con una sonrisa torcida y pasó sus dedos por el escote de ella hasta llegar a su cuello—, te voy a tener vigilada, preciosa.
—¡Estás loco! —le gritó.
Él le abrió la puerta de la oficina y ella salió lanzando miles de insultos en español y en francés, con su bolso colgado del hombro. Vio a Julio conversar con Piero y otros hombres de traje, vio a esa japonesa que la miraba con fiereza y llegó a contar a cinco asesinos de apariencia fuerte allí.
Llegó a oír algo sobre un ataque a Gretchen para obtener el poder de Mörder.
Bajó rápidamente las escaleras sintiendo su corazón latir muy rápido. No estaba segura de si Akihiko se había creído o no su mentira, pero estaba segura de que no le quitaría los ojos de encima en toda la noche, y por ello se decidió más que nunca a seducir a algún hombre y pasar toda la noche con él. Debía continuar con su papel, si quería que todo saliera bien.
Hola, gente. Este capítulo tiene segunda parte, pero lo publicaré la próxima semana.
¿Creen que Erica se ve sospechosa?
¿Cómo podría disimular para no verse tan sospechosa?
Voy a aprovechar este espacio para decir dos cosas:
1) se me dificulta actualizar los sábados porque el padre de mi bebé ya no se lo lleva los viernes, por lo tanto tengo menos tiempo libre para trabajar en los capítulos. Probablemente pase la fecha a los domingos, no estoy segura aún.
2) Me cuesta escribir Mörder porque entre que tengo poco tiempo libre y el hecho de tener poca interacción (o sea, que casi no comenten) me hace sentir que me estoy esforzando en vano, porque no veo interés alguno en esta historia salvo por contadas excepciones a las que ya conozco.
Diciendo eso nos leemos, con suerte, la próxima semana con la segunda parte de este capítulo.
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