2014- Aurora.

Hace un año nos vinimos a vivir a este pequeño pueblo de Escocia, a mi no me dijeron nada, pero mi hermana Ivory fue la que me dio las noticias de que papá se quedo sin trabajo, y como venia el nuevo bebe en camino debíamos mudarnos.

Las cosas no fueron mejorando, por fuera fingíamos ser una familia feliz, pero en casa las cosas no eran tan simpáticas como creíamos. Papá intentaba encontrar trabajo, al mismo tiempo que cuidaba a Ivory, yo, mi hermana menor Laila y el bebe Jack. Mamá hacia doble turno en su trabajo como enfermera, se iba temprano por la mañana, volvía tarde por la noche y discutían porque papá no tenia empleo.

Pero fuera de casa, no todo era malo, a los días de mudarnos de Edimburgo, me hice amiga del vecino del frente que se llama Logan, nuestra amistad comenzó cuando estaba andando en patineta y se cayo sobre bolsas de basura. Fuimos a la misma escuela, hice amigas nuevas y conoci a los amigos de Logan.

Me gustaba pasar el tiempo con Logan. Estar con Logan era conversar ida y vuelta del colegio, hablar por horas antes de despedirnos, compartir los sueños que teníamos por las noches, y que yo le hablara sobre Edimburgo y mis amigas de haya. Logan llego a conocer los problemas familiares, Logan fue quien me abrazo y dejo que yo llorara en su hombro en una noche que papá se había ido enojado de casa luego de discutir y yo creía que se fue por siempre.

Fue el catorce de Febrero cuando las cosas se cambiaron un poco, me considero una romántica a todo piel de la letra. Soy pequeña, no se del amor, pero amo las películas de romance, los libros de romance, las canciones de romances y todo lo que tenga que ver. Y amo mucho el catorce de febrero porque significa simplemente dar amor.

Ese día me levante temprano, me puse el uniforme sin ayuda, un listón rojo y sonreí viéndome en el espejo antes de salir al jardín, salte la cerca a la casa de la vecina de al lado. Una señora que no me agrada y yo a ella, siempre me mira con cara de haber olido mierda y deja que su perro chiuaua se cague en el patio delantero de la casa. Arranco unas flores de su patio, y me trepo por la cerca antes que me vea.

Papá se había despertado, sostenia a Jack en sus brazos mientras le hablaba sobre desayuno, Laila e Ivory ya estaban sentadas. Ivory peinaba a Laila, mi hermana menor se queja de que le duele como le tironea el pelo. Mamá grita que ya se va y yo hago una mueca triste.

-¿Qué sucede corazón?-pregunta papá.

-Corte flores para ti y mamá, pero se fue.-dije, papá sonríe recibiendo dos flores.

-Yo se la dare, tu ve a sentarte y desayuna.

Sonrei y tome asiento en la mesa para comer mi cereal luego de colocarle la leche. Ivory se sienta para servirse cereal y Laila hace una mueca incomoda por su coleta alta. Cuando termino de desayunar, me voy corriendo a cepillarme los dientes, mi hermana Laila entra corriendo detrás mio diciendo que quiere hacer pis y tras empujarme un poco de pasta dental cae en mi buzo de la escuela.

Salí de la casa donde Logan me espera. Me sonríe cuando me mira.

-Como que tienes una mancha-dice burlón, le saco la lengua antes de darle una rosa. Sus mejillas se sonrojan como dos tiernos tomates, y eso me produce hacer lo siguiente. Se los aprieto provocando que molesto me aparte las manos y yo sigo sonriendo.

-Feliz san valentin-dije comenzando a caminar y él me sigue.

Una vez en el colegio, tuvimos las aburridas clases, Logan se sentaba a mi lado y jugábamos al ahorcado durante la clase de física. Sonreía viéndolo, Logan tenia un hoyuelo en su mejilla izquierda que se le hace al sonreir, y el cabello café estaba bien peinado, sus ojos producia aquella calma que pocas personas tenían.

Cuando estábamos por terminar el horario de clases, encuentro una carta, en forma de corazón, una carta de amor de Logan, de mi amigo Logan para mi, donde me decía que era una niña linda y que básicamente le gusto. El me miro avergonzado, no le conteste esa carta.

Caminamos a casa en silencio, al llegar a la puerta, bese su mejilla de manera rápida antes de correr al interior.

2016.

Los años pasaron, yo crecí, todos crecimos. Es difícil decir como estaban las cosas en casa, a veces creía que bien, a veces parecía que todo estaba mal. Tenía quince años, entre al grupo de las porristas este año, me hice mas amigas, y me aleje de Logan.

Se que él sigue el legado de su hermano, había crecido, ya no era mas un niño mas bajo que yo y delgado. Me superaba por unos buenos centímetros, su cuerpo seguía delgado pero había desarrollado algo de musculos por pertenecer al equipo de futbol, aquel cabello castaño bien peinado dio bienvenida a un cabello incontrolable y despeinado. Lo veo sonreir, nos saludamos en pasillos, pero antes volvíamos como amigos, y ahora volvemos como desconocidos.

Efectivamente todo cambio entre nosotros.

Y una tarde, las cosas se dieron vuelta nuevamente, fue cuando trotaba por el bosque del pueblo con la excusa de querer ejercitarme. Y ahí lo vi, Logan estaba sentado, tirando piedras al lago donde veníamos solos de pequeños. Me acerque a él colocando mi mano en su hombro, sentí como estos se tensaron antes de verme.

-¿Estas bien?-pregunte y él suspira antes de negar. Tome asiento a su lado en la piedra.-¿Te acuerda cuando mis padres se pelearon y me sostuviste la mano? Esta vez sere yo.

-Ya ni me hablas, Aurora-dice viéndome y apreté mis labios.

-Prometo que eso cambiara, déjame estar contigo.

Logan me miro, sus ojos se cristalizaron y lo abrace con fuerza mientras acariciaba su espalda. Y solo fue cuestión de segundos para volver a ser los amigos de antes, cuestión de semanas para comenzar a sentir los palpitos de mi corazón, cuestión de meses para aceptar mis sentimientos de que realmente me gustaba.

Y si, me tomo cuatro años contestar su carta, pero cuando lo hice, Logan me busco aquella noche, le había dejado la carta que me mando hace años en su casillero, contestándole que estaba teniendo los mismos sentimientos. Me arrepentí al enviársela porque lo vi muy cómodo coqueteado con Amber aquel receso.

Pero ya era tarde, solo que me había ido antes de que me alcanzara.

-La carta-dice cuando le abro-¿Por qué?

-Me la diste a los doce años y era muy pequeña para pensar en el amor-dije encogiéndome de hombros.-No es que ahora sea una experta, pero me gustas...mucho, y antes me parecias un niño muy lindo pero...ya sabes, era una niña y era un sentimiento muy grande. Pero entenderé si me rechazas, te vi hablar con Ambér y coquetear entonces...

-¿Coquetear? Solo le pedía sus apuntes de matemática-dice viéndome-Aurora, me gustas desde que tengo once años y hasta el día de hoy...no dejaste de gustarme. Si nos separamos, pero...te quiero y me gustas.

-Tambien me gustas-susurre, él sostiene mi rostro en sus manos.

-Entonces si...nos gustamos, yo digo que esta todo dicho.

Sonrio ante sus palabras y me hago de puntillas para besarlo, y ahí estábamos besándonos debajo del marco de mi puerta de entrada, seguramente cualquiera de mi familia nos vería pero no importaba. Solo importábamos nosotros. Me tomo años contestarle, pero valio la pena.

Nuestra historia empezó ahí, cuando nos creíamos infinitos. Y no se si fue el mejor inicio, pero para mi si.

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