Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2: Encuentro caótico con la luna


CAPÍTULO 2

╔═══════●•●• ✩ •●•●═══════╗
ENCUENTRO CAOTICO CON LA LUNA
╚═══════●•●• ✩ •●•●═══════╝




• ✩ •●•●• 💜 •●•●• ✩ •

• ✩ •●•●• 💜 •●•●• ✩ •

Ciudad de Seoul, Corea del Sur

Jardines del Seoul Forest Trimage

[1 semana antes]

 • ✩ •●•●• 💜 •●•●• ✩ •


Cuando el viento nocturno arremete, revoloteando con suavidad, creando aquella mágica y hermosa lluvia de confetis de pétalos de cerezos. Las ramas son desojadas parcial y felizmente por su fuerza invisible y juguetona.

Me gusta sentir el viento y amo sentir el roce de los pétalos resbalando por mi rostro, adoro el silbido que emite el viento y la música que se produce junto al crujir de las ramas de los cerezos mientras se cuela entre ellas, disfruto la sensación de paz que me da este lugar. Me siento en armonía con él, como si estuviera a años luz de distancia, muy, muy lejos del ruido de la ciudad, de la gente, solo rodeado de naturaleza.

Permanezco tirado de espaldas sintiendo debajo de mí el cosquilleo de la abundante grama, observando el cielo a través de las ramas de los cerezos, esperando a que ella se asome. La vista es admirable, pero las nubes me juegan una mala pasada la noche de hoy ¿Por qué no terminan de esparcirse, evaporarse? Con su espesura insisten en no dejarme probar el deleite de observar la inmortal belleza de la solitaria Diosa plateada.

A pesar de tener ante mi aquella vista maravillosa, cierro los ojos un momento, esperando a que las nubes avancen un poco más su recorrido cual caravana, porque lo más hermoso de apreciar, aún no se hace visible.

El cielo es hermoso, los cerezos son majestuosos y engatusadores, mas, sin la ayuda de la de luz que los alumbra ninguno de ellos luciría aquel esplendor que los caracteriza. Sin embargo, ella que, durante el cielo nocturno, cuando éste está pidiendo auxilio para seguir existiendo mientras es engullido por la oscuridad, se adueña de la mirada del sol, que desde lejos se complace y la ve bañarse de su propia luz, y luego cernirse con inmortalidad plateada, como si aquella luminosidad fuera propiamente suya y viene a compartirla con todo el firmamento a su paso, logrando que todo lo que está a su alcance se ilumine también, incluidos mis ojos.



 • ✩ •●•●• 💜 •●•●• ✩ •



Cierro los ojos por un momento, disfrutando de las caricias de los pétalos de los cerezos al caer, cuando siento que algo un poco menos sutil se asienta y reposa en mi rostro. De inmediato vuelvo a abrir los ojos al mismo tiempo que retiro el material que termina arrugándose en mi mano debido a la fuerza empleada.

Observo que se trata de un papel, tiene letras escritas a mano.

«¿Una carta?» me pregunto extrañado mientras le echo un breve vistazo al papel en mi mano izquierda.

Mis instintos se alertan haciendo que revise todo a mi alrededor con avidez y recelo. Nadie, no veo a nadie, todo sigue igual de silencioso y tenuemente oscuro.

A unos pocos metros de distancia cae delante de mis ojos otra carta igual a la que aún permanece en mi mano, miro hacia arriba y una tercera, una cuarta y otra quinta carta vienen meciéndose con el viento.

Rápidamente vuelvo a mirar todo a mi alrededor en busca de otras hojas de papel, sin embargo, no había nada más. La tercera carta cae aún más lejos de donde reposaba la segunda, que amenazaba con volver a dejarse arrastrar por los jugueteos del viento.

No sé muy bien porqué, pero me apresuro a recogerlas antes de que la brisa las vuelva a poner en movimiento. Ya casi logro alcanzar la segunda carta cuando escucho el sonido de alguien acercándose.

«No puede ser, alguien viene» pienso al mismo tiempo que logro mi cometido, sin ninguna razón mi cuerpo se movía para impedir que la hoja saliera volando.

—¡Oye, eso es mío! —la voz suena algo lejana, autoritaria, grave, un poco ronca, casi podría jurar que se trata de un chico.

«No es Army» pienso con alivio. Army jamás reaccionaría de esa forma.

Con la hoja de papel recién alcanzada, que yace intacta en mi mano derecha y la primera hoja ya arrugada, echa bola en mi mano izquierda, suelto un sonoro suspiro mientras meto mi puño en el bolsillo de mi sudadera y con una media sonrisa burlona me acomodo la capucha de mi sudadera y el cubrebocas antes de girarme para ver al dueño de aquella voz que me habla de manera tan grosera.

Después de girarme dejo mi vista puesta en la grama debajo de mis pies, levanto la carta a la altura de mi rostro y saco mi mano izquierda del bolsillo de mi sudadera sin la bola de papel, sí vacía, la empuño para señalar el papel que esta al aire libre en mi otra mano. Luego respiro un momento con tranquilidad.

Cuando al fin miro hacia el frente me percato de que aquella persona maleducada no tenía la apariencia que me esperaba, no es un chico. Pero no me impresiono tanto por eso, sino porque, más bien, por un breve momento creí que me había topado con un ente. Su cabeza inclinada hacia abajo, como si su mirada encontrara un punto de conexión en el suelo, su larga cabellera castaña chorreada sobre su rostro y hombros, llevaba pantuflas y un pijama azul claro con un tenue estampado de nubes blancas, uno de sus brazos abrazando contra su torso muchas hojas de papel iguales a la que yo tenía en mi bolsillo y en mi mano derecha y su otro brazo yacía a su costado apretando el pequeño puño como si estuviera enfadada.

—Perdón, ¿te refieres a esto? —mi propia voz se escucha lejana, me siento algo nervioso y mi sonrisa había desaparecido sin darme cuenta cuándo. «¿Acaso estoy respondiéndole a un fantasma virgen?».

No sé si es producto de mi imaginación, pero cuando su cabeza empieza a elevarse como en cámara lenta para mirarme directo a los ojos, en ese mismo momento siento que mi alma está siendo penetrada, traspasada y arrastrada fuera de mí. Mi sangre se congela y la brisa se siente fría, mi corazón también amenaza con salir de mi pecho debido a la incontrolable velocidad de sus latidos. No digo nada más, no puedo pensar en qué decir, estoy totalmente paralizado, atemorizado por esa mirada y hechizado por esos ojos, hermosísimos ojos claros como avellanas que me miraban con innegable enfado.



• ✩ •●•●• 💜 •●•●• ✩ •



Ella comienza a dar pasos hacia mí, mientras más se acerca, más humana parece. Me doy cuenta de que estaba pensando en tonterías porque ciertamente, aunque su aspecto mostrara lo contrario, no se trata de un ente.

Su figura moteada por las sombras de las ramas de los cerezos contra la luz de la luna y las lejanas farolas, le ayudan a tener un aspecto misterioso y al mismo tiempo, raramente hermoso. Sí, a mi parecer, ella es muy, muy hermosa, mucho más que la luna misma.

«¿Será que al haber pasado tanto tiempo contemplando el cielo me ha afectado del tal modo que veo los pétalos ir desplazándose de abajo hacia arriba?».

«¿A esto es que le llaman detener el tiempo? Porque así es como me siento ahora, como si el tiempo fuera tan despacio que casi parece haberse detenido».

Mis ojos, no logro apartarlos, no quiero apartarlos, aunque lo que veo provoque que mi corazón duela, por causa de la prisa de los latidos.

Ella detuvo sus pasos por vez que sus ojos se entrecerraban con la vista puesta sobre mí, más bien, sobre mi torso.



• ✩ •●•●• 💜 •●•●• ✩ •



—¿Eso es una cámara? —su mirada indignada me confunde.

En realidad, todo de ella tiende a confundirme, primero: creo que es un chico, luego descubro que es una chica; segundo: me hace creer en los fantasmas, luego descubro a la chica más linda que he visto bajo la luz de la luna. Después, creo que está mirando mi cuerpo, luego descubro que solo se estaba fijando en mi cámara.

—No, es un Mini telescopio de juguete. Por supuesto que es una cámara. ¿No ves bien? —he recordado los sarcasmos de Suga Hyung.

Ella retrocede un paso. Parece ponerse más alerta, como si esperara que yo la atacara o algo así.

—Ah, claro, todo intruso profesional debe llevar una, ¿no es así? —Su mirada dejaba en evidencia que yo le parecía sospechoso.

—No soy un intruso —me defendí de sus insinuaciones—, tengo derecho de ser, como cualquier otro, ¿acaso está prohibido estar aquí llevando una cámara? —mantuve mi posición defensiva.

—¡Ja! Qué derecho, ni qué mierda. Ni que fueras un inquilino. —Ella se cruzó de brazos. Sus labios surcados por una media sonrisa siniestra.

—No soy un inquilino, soy un propietario —exclamé perdiendo internamente la paciencia.

—Propietario mi maldita paciencia, si fueras dueño de algún apartamento de esos no estarías merodeando por aquí abajo en medio de la oscuridad y menos a estas horas.

Yo río por lo bajo. Una risa ronca se escapa haciendo vibrar mi garganta. Sus palabras insinúan que yo soy un pervertido o algo así.

—Buen punto. Pero lo mismo se puede decir de ti.

Ella bufa y luego me mira con basta suficiencia elevando su mentón. Volvió a dar un paso hacia adelante viéndose llena de una confianza renovada.

—Te he ganado, pero sigues igual de elocuente. Acaso, ¿eres paparazzi? No, seguro que eres un pervertido que se hace pasar por paparazzi.

Esta vez río con un poquito más de ganas. Bingo, he confirmado que ella cree que soy un pervertido.

—Seguro, y tú, ¿eres una celebridad? —tomo mi cámara, apunto con ella y disparo un flash.

Ella cambia su expresión sarcástica por una de enfado y con su entrecejo super arrugado da dos pasos más hacia delante, permitiéndome ver más de cerca su hermoso rostro y su piel tersa contra la luz de la luna moteada por la forma de las sombras de los cerezos. Sus ojos, son algo alucinante de ver desde mi ángulo.

—Ya me estoy cansando de tu maldito juego. Sabes la razón por la que estoy aquí, perdí algo y tú lo tienes —su voz volvió a sonar ronca y enfadada, parecida a la de un chico, como al principio.

Yo comprendo su objetivo, ella quiere los papeles, en cambio yo, yo lo que deseo es que esta conversación no acabe tan pronto. Si le doy lo que quiere, tan rápido como lo obtenga seguramente se irá y me dejará con el deseo de seguir mirándola un poco más.

—Y... ¿acaso solo los que pierden algo tienen una razón para estar aquí? —aclaré mi garganta para sonar lo más serio posible.

Ella chista, y me muestra una brevísima sonrisa sarcástica —No, a menos que se trate de un pervertido como tú, ¿puedo ver lo que has capturado con tu cámara?

«La tengo» pienso, sintiéndome internamente feliz por encontrar la manera de retenerla un poco más.

—¡Ja! —bufo falsamente levantando mi vista y rodando los ojos— ¿Con que de eso se trata, ¿no? Solo eres una ladrona. ¿Te gusta mi cámara?

Ella suspiró profundo, llenando sus pulmones lentamente por ves que me arrojaba una mirada asesina. Sus labios fruncidos y apretados.

—Yo no quiero nada tuyo —pronuncia cada monosílaba de manera pausada por vez que me apuntaba con su dedo índice—, en cambio tú si tienes algo mío, solo quiero que borres esa maldita foto que me tomaste y me devuelvas las hojas que traes en la mano. Si haces eso tal vez te deje ir.

Esta vez sí que he dejado salir mi risa genuina. En serio estoy disfrutando esto. Suena como un reto, aunque también suene absurdo. Sería algo emocionante y entretenido de ver, pero como figura pública tengo una reputación que cuidar, así es que no puedo tomar el riesgo de que este encuentro se convierta en alguna noticia negativa, debo mantenerme bajo perfil.

—¿Hojas? Aaah, ¿te refieres a esto? —volví a levantar las hojas sacudiéndolas a la altura de mi cabeza— ¿cómo saber que esto realmente es tuyo?

Ella abre la boca incrédula, iba a decir algo, pero parece que se le han escapado las palabras. Aprieta los puños arrugando las hojas que lleva abrazadas contra su estomago y me mira indignada y furibunda.

—Esto parece ser muy importante para ti. Seguramente se lo robaste a algún inquilino tirándolo por la ventana. Mejor me lo guardaré como garantía, quien sabe si se lo puedo devolver a su verdadero dueño alguna vez.

Doblo las hojas con cuidado y me las coloco en el bolsillo de atrás del pantalón y me echo a correr.

—Sé que no ha sido un placer, bonita, adiós —me despido de esa forma mientras me alejo a una velocidad prudente.

Rodeo alguno que otro jardín y luego reduzco la velocidad, lo que me permite escuchar unos pasos, alguien corre hacia acá. «No puede ser, ¿es buena corriendo?».

Ella tiene buen ritmo, pero no es más rápida que yo. Emprendo la huida y esta vez corro en serio. He logrado perderla, pero no ha sido tan fácil como creía. Ella realmente es buena corriendo al punto de que he tenido que rodear dos torres para poder dejarla atrás. Eso me hizo pensar que quizá ella hablaba en serio cuando dijo que, si yo le daba sus hojas y borraba la foto que nunca tomé, tal vez me dejaría ir. ¿«Acaso es buena peleando»?

Como sea, hoy ha sido divertido gracias a esa chica de ojos hermosos, pero sin nombre. Por su culpa tengo que tomar otro baño y se me ha despertado el apetito.



• ✩ •●•●• 💜 •●•●• ✩ •

Este capítulo estuvo más extenso que el anterior, aunque no sobrepasé mi límete autoimpuesto.

Espero que no haya sido tedioso de leer.

Gracias por dejarme su amor en los comentarios, saranghae!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro