CAPÍTULO 10

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DESVÍO POR SEGUNDA VEZ
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Ciudad de Seoul, Corea del Sur

SEOUL FOUREST TRIMAGE

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Jungkook se queja internamente, quedándose de pie a unos metros de distancia de Kang Na Na por vez que la observa con fastidio oculto mientras ella rebasaba la penúltima puerta, dejando por sentando que se dirigía al último apartamento.

Momentos antes, Jung Kook iba camino al ascensor cuando la Señora Kang pasó por su lado con tremenda carga de bolsos de supermercado. No le importó llegar unos minutos más tarde al apartamento de Ho Seok, pues recordó el incidente con la hermana de Luna Becky y le entraron unas ganas enormes de hacerse el desentendido; pero como tal comportamiento negaría sus principios, si no ayudaba a la señora, seguramente pasaría el resto de la noche recriminándose a sí mismo por su poca caballerosidad.

Pese a que las bolsas se hacían bastante pesadas Jung Kook permanecía estacionado en el mismo lugar.

—Tiene que ser broma —murmuró para sí mismo con incomodidad.

Debido a la distancia entre ambos la señora Kang no le escuchó quejarse y suspirar con fastidio, sin embargo, ella pudo suponer que algo andaba mal, pero dedujo que quizá el muchacho le estaba dando su espacio mientras ella se disponía a poner la contraseña precisamente en el teclado de la puerta enumerada con el 30-30.

Jung Kook puso los ojos en blanco y luego empezó a presionar su lengua contra el interior de su mejilla izquierda. Continuaba sin agregar un paso más.

—¿Qué? ¿Pasa algo? —la señora Kang reparó en este hecho luego de haber abierto la puerta y hacerle señas a Jung Kook para que se acercase. Él no se movía de su sitio.

—Porque tenía que ser éste de todos —murmura lloriqueando para sí mismo antes de acercarse solo hasta el marco de la puerta para depositar las bolsas frente a la misma—. Lo siento, me hubiese gustado ayudarle hasta el final, pero es mejor que deje esto por aquí —explica rápidamente mientras acomoda las bolsas para dejar suficiente espacio de modo que la señora Kang pueda volver a atravesar la puerta sin problemas.

—¿Por qué?, ¿no quieres entrar? —la señora Kang pregunta viéndose confundida observando al pelinegro que negaba con la cabeza —¿Porqué no?

—Pues, porque ahí vive un animal salvaje y a menos que le hayan sacado a dar un paseo o de lo contrario le hayan puesto alguna inyección contra la rabia, no pienso volver a entrar ahí —aclara Jung Kook elevando sus hombros como si fuera la cosa más obvia del mundo.

La señora Kang deja salir una estrepitosa risa y le pega un leve manotazo a Jungkook en sus pectorales mientras negaba con la cabeza.

—Eso fue muy gracioso —se esforzó en decir jadeando por el esfuerzo de su risa—, veo que ya has estado aquí antes, ¿no es así? Le tomaste miedo a la Pulgocita, ¡pero si ella es inofensiva! Lo que pasa es que cuando un extraño invade su territorio no lo acepta de inmediato y puede parecer agresiva, pero en realidad es una ternurita. ¿No te gustan los chihuahuas?

Jung Kook se queda mirando a la señora Kang como si ella le hubiese dado un repentino golpe en la cara. La confusión marcada en su entrecejo.

—¿Chihuahua? —el Idol dudaba que la señora supiera que no estaban hablando del mismo animal.

En ese momento aparece Luna Becky caminando con gracia hacia ellos.

—¿Mi bias número uno vino a hacerme una visita sorpresa? ¿Pero yo creí que ibas a ver a Ho Seok y luego a... otro lugar?

Él titubea. En realidad, no sabe qué decir.

—Ah, ¿ese otro lugar era aquí? ¡Jamás me lo había imaginado! —exclama Becky alegremente por vez que se aproximaba al pelinegro.

Kang Na Na la mira confundida y le dice que ella quería darle la sorpresa, pero ya ve que se conocen de antes. Observa ligeramente impresionada cómo la niña toma a Jung Kook de la mano con la intención de conducirlo hasta dentro.

A pesar de su gran esfuerzo, la niña no logra mover ni un centímetro a Jung Kook de su posición. Él tranquilamente y con una sonrisa tierna dibujada en su cara mete su mano desocupada en el bolsillo de su pantalón antes de tratar de despedirse de Becky.

—Pero ¿no vienes a visitarme?

Él explicó el malentendido a la niña, pues solo ayudaba a Na Na con las bolsas de compra del súper y al mismo tiempo le recordó que tenía una razón para no entrar en su apartamento.

—Oh, pero mi hermana está en el gimnasio ahora, así que puedes estar tranquilo, además eres nuestro invitado, ¿verdad, Na Na?

Kang Na Na miró confundida a la niña mientras asentía con algo de inseguridad por vez que observaba cómo Becky se hacía la desentendida y continuaba sonriéndole a Jung Kook, aún sosteniéndole la mano.

La mayor decidió callar y preguntar luego, le pareció curioso eso de que ella hablara de una hermana cuando, de hecho, la niña no tiene hermanos.

Jung Kook decidió ayudar a llevar y acomodar las bolsas en la cocina. Ambas le preguntaron si había cenado y él respondió que no, y después de muchos ruegos y excusas finalmente aceptó la invitación a cenar.

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Ya eran las nueve y media de la noche, había pasado aproximadamente una hora después de preparar y comer la cena; y Jung Kook ya tenía 26 llamadas perdidas de su novia.

Momentos más tarde llamó a Sakura y le explicó más a fondo que se le había presentado algo con unas amigas. Pues él ya le había dejado un mensaje de voz a ella y otro a Ho Seok para que no lo esperaran. El moreno tuvo que ponerla en altavoz para que no se le dañaran los tímpanos del oído.

—Si hubiera sabido que te pedirían tantas explicaciones no te hubiera dicho que devolvieras la llamada. ¿Acaso es tu novia? —Becky se veía algo agitada, como si los reproches recibidos por Jung Kook de parte de la chica en el teléfono de alguna forma le hubieran afectado a ella.

Jung Kook respondió a la pregunta, afirmando por vez que desviaba la mirada.

Kang Na Na lo miraba enternecida mientras le tomaba la mano para decirle que, si su novia es tan celosa, la próxima vez debía ser más inteligente y no decirle que estaba con "amigas".

Él negó inmediatamente, no le gustaba mentir sin no había una buena razón y luego pidió que le guardaran el secreto, pues le estaba prohibido por su agencia divulgar esa información. Si ella quería seguir siendo su novia simplemente debía aceptar las cosas como son.

Para cambiar de tema y no parecer una chismosa, Becky invitó al pelinegro a jugar videojuegos por un rato. A él le pareció buena idea.

Los dos se divertían sentados sobre la alfombra frente a la TV, jugaban y parecían metidos en un mundo que solo ellos entendían, mientras que Na Na los observaba desde el ángulo del comedor, estudiando al muchacho y su comportamiento. A veces podía parecer muy serio, otras muy tímido, otras demasiado amable y mirándolo ahora, agradable y divertido. Todo su comportamiento dejaba en evidencia que el idol había tenido unos padres que le educaron bastante bien. Y este día ella se encontraba observando personalmente algunas de las muchas razones por las que dicen que el maknae es el chico que cualquier padre quisiera para novio de su hija.

Todos estaban tan entretenidos, jugando, comiendo algunos refrigerios y riendo, que se habían olvidado de Victoria, quién para Jung Kook es "la hermana de Becky". De improviso la puerta se abrió dejando ver a una Victoria sudada y algo agitada y con cabello revuelto bajo la capucha de su sudadera gris, poniendo en evidencia que había llegado corriendo hasta su hogar.

Ella entró con la intención de ir directamente a su habitación, sin embargo, sus pasos se detuvieron al percatarse de la presencia de Jung Kook.

Se giró de forma repentina y dio unos cuantos pasos muy lentos acercándose en silencio a su hija y su invitado. Su mirada, esa mirada asesina que ya Jung Kook conocía, fija en el rostro transfigurado por el shock del pelinegro. Su cabeza se iba inclinando por vez que ella extendía despacio su brazo y apuntar hacia él con su dedo índice. A los ojos de cualquiera que no la conociera parecía una psicópata sacada de una película.

—¿Qué-haces-tú-de-nuevo-aquí? —según la percepción de Jung Kook, su voz hacía juego bastante bien con su apariencia de personaje sombrío sacado de la peor pesadilla; era grave, fría, aparentando calma en la superficie cuando en el fondo era un remolino de ira que amenazaba con emerger en cualquier momento.

El pelinegro se puso de pie, avergonzado, pero no dijo nada, solo se paró derecho mirando sus pies, o más bien sus calcetines negros. Cruzó sus manos dejándolas entrelazadas y suspendidas frente a sus partes nobles. Su posición era la de un niño preparado para recibir el regaño de su vida porque sabía que había hecho mal.

Becky, también asustada por la forma en la que veía la escena, el efecto que su madre provocaba en el Idol le aterró un poco. Sintió temor de no poder verlo nunca más después de que esto acabara. Miró hacia la cocina y luego a todas partes en busca de Kang Na Na. Encontró que la pelirroja estaba sentada en el comedor mirando la escena tan anonadada como ella.

La castaña empezó a soltar improperios, insultos que jamás había dicho delante de Becky. Eso asustó más a la niña.

—¿Na Na? —la voz temblorosa de Becky evocó un llamado en forma de súplica, casi como un soplo.

La voz de la niña pareció sacar a Na Na de su trance momentáneo. Reaccionó más rápido de lo normal. Dando zancadas llegó hasta la castaña colocándose frente a ella. Aprovechó que Victoria hiciera una pausa, desviando su mirada del invitado de su hija posó sus ojos sobre ella y para mantener su atención calmadamente puso su dedo índice sobre sus labios pidiendo con su señal a la castaña que permaneciera en silencio.

Victoria suspiró pesadamente. Kang Na Na la estaba tomando por el brazo que entrelazó fuerte con el de ella. Eso no le impidió que soltara insulto sobre insulto hacia un avergonzado y tímido Jung Kook.

Mientras despotricaba contra el pelinegro, la castaña fue casi arrastrada a su habitación por Kang Na Na, quien exigió de la forma más gentil posible que el chico no saliera del apartamento hasta que todo se aclarara.