CAPÍTULO 1

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ALMUERZO CON LA FAMILIA
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Ciudad de Seoul, Corea del Sur 

Mansión de la familia Kim

[8 meses antes]

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Kim Sang Bum bajaba las escaleras mientras se terminaba de acomodar los botones dorados en las mangas largas de su impecable camisa blanca. Se dirigía hacia el corredor dejándose guiar por las voces. Todos los miembros de la familia estaban reunidos en el gran comedor de la mansión esperándole a él, que ahora se ha unido a ellos para empezar el almuerzo.

En uno de los extremos de la producida mesa se encontraba su padre, el Señor Kim, un hombre de 65 años con el cabello naturalmente teñido de gris, que siempre viste apropiadamente, haciendo su mejor esfuerzo por lucir un rostro enjuto e inescrutable, lo cual ya formaba parte de su carácter, haciéndolo parecer una persona tosca, fría y difícil de manejar, en realidad así quería que los demás se sintieran con respecto a su persona, pero la verdad es que con su familia, le costaba ocultar la calidez de su traicionero corazón y más de una vez sus seres queridos se aprovechaban de su mal oculta debilidad.

A la derecha del padre de Bum se encontraba en su silla de ruedas su madrastra, vestida con desmedida ostentosidad, elegancia y pulcritud, el corte de su sedoso y negro cabello a la altura del lóbulo de su oreja izquierda y a su derecha a la altura de su delineado mentón le aportaba frescura a su hermoso rostro, reduciéndole unos años a su apariencia de mujer cincuentona.

El asiento a la izquierda de su padre se encontraba vacío esperando por él y por último en el asiento contiguo al suyo estaba sentada su hermanastra de 20 años, Miyawaki Sakura, quien, como su nombre lo indica, es de descendencia japonesa, llevando el apellido de su verdadero padre y quien fuera el primer esposo de su madre; ella era la que más complacida se mostró desde el mismo instante en que percibió la presencia de Bum en el comedor, la única persona que le dio una bienvenida con una sonrisa, su flequillo y el corte recto de su cabello rubio platinado a la altura de 4 centímetros por encima de sus hombros, hacían que la idea de que se trataba de alguien adulto pareciera una broma sin sentido.

Con un perfectamente disimulado fastidio Bum tomó asiento en su lugar correspondiente y con igual facilidad para el disimulo su hermanastra no perdió tiempo para dejar caer su mano sobre el regazo del hombre y empezar a acariciarle de forma discreta y sinuosa el interior de su muslo izquierdo. Él, ya acostumbrado al comportamiento de Sakura, se dejó hacer hasta tanto tuviera la oportunidad de detenerla sin suscitar sospechas a sus padres, no era la primera vez que ella hacía esa clase de intentos de provocación a su hermanastro.

Como si se tratara de leer los pensamientos de ambos, la señora Kim reaccionó de una manera muy suspicaz. Haciendo sonar las alhajas que decoraban su muñeca, con un ligero movimiento posa su mano izquierda en la mano derecha de su esposo que yacía reposando encima de la mesa y lo mira con una amabilidad que a Bum le resultaba ligeramente forzada.

—Cariño, ¿cómo te fue anoche durante la cena con el señor Bang Si Hyuk?, ¿pudiste hablar con él?, ¿llegaron a algún acuerdo? —inquirió, su voz grave y casi cantarina, mirando brevemente a Bum por el rabillo del ojo.

Para el alivio de Sang Bum, la joven Sakura se remueve en su asiento como muestra de absoluto interés en el tema que la señora Kim ha planteado, dejando de lado su entrepierna. Él la mira por el rabillo del ojo mientras que ella con sorprendente tranquilidad y una sonrisa de niña buena puesta en sus labios, estaba prestando toda su atención a la conversación de sus padres, pues el tema se trataba de una petición que anteriormente ella le había hecho a su padrastro. Llevaba meses tratando de convencerlo sin tener éxito hasta que tuvo que recurrir a su madre y ésta de muy buen gusto decidió ayudarle a lograr el cometido.

Ya hacía bastante tiempo que la señora Kim se había percatado de los acosos de su hija para con su hermanastro, pero jamás lo admitiría, ni siquiera hacía referencia de esto a la propia Sakura a pesar de que se tenían un nivel alto de confianza o eso es lo que ella quería hacerle pensar a su hija. En varias ocasiones, la joven trató de entablar el tema de su enamoramiento hacia su hermanastro, sin embargo, ella con mucha astucia evadía el tema y terminaban conversando de cualquier otro o terminaba plantando a Sakura por algún motivo inesperado que se acababa de inventar.

—Solo he planteado la propuesta. No hemos cerrado ningún trato aún, ya que, según la opinión del señor Bang, para ello no solamente debemos implicarle a él como Ceo de la compañía, sino también a los padres del muchacho y, en definitiva, al mismísimo muchacho.

La mujer dejó salir un suspiro entre sus dientes sonriendo con incredulidad, su comisura izquierda se elevó con un ápice de sorna y luego echó una rápida mirada a su hija, quien parecía angustiada y lucía como si le acabaran de echar un balde de agua fría. De inmediato la mujer pestañea, carraspea y vuelve su vista hacia su esposo.

—Amor, no creo que eso vaya a ser un problema, tengo entendido que los Jeon son personas muy humildes, no serán capaces de rechazar una relación con nuestra familia.

El hijo mayor de la familia empieza a sentirse aún más fastidiado, pues el tema de buscarle un novio por capricho a su hermanastra, por un lado le parece muy conveniente, porque así quizá pueda descansar a ratos de los acosos de la misma, pero por el otro,  que lo hagan quedarse a almorzar en familia para hablar de ello no es algo que sea en absoluto de su agrado. Nada de lo que tiene que ver con su madrastra y hermanastra le importa mucho. Para él es tan cansado pretender que son una familia real. Su única familia que está en la posición más cercana a la realidad ahí es su padre, quien al menos siempre trata de apoyarlo genuinamente en todo.

—¿Y qué hay del chico? Bang si Hyuk dice que los miembros de la banda son totalmente libres de elegir sus relaciones y que, hasta ahora, todos han confirmado que su prioridad sigue siendo concentrarse en sus carreras, por el momento no están interesados en tener una relación, porque su tiempo es muy limitado.

Sakura deja caer sonoramente los palillos de metal bañados en plata sobre el borde de su plato.

—Papá tú solo encárgate de convencer al Ceo de que consiga un poco más de tiempo libre para ellos mismos. Yo me encargaré de lo demás ¿No crees que soy lo suficientemente bonita como para lograr que cualquiera de ellos cambie de opinión? —Sakura apoya su mentón entre sus manos y pestañea con gracia mirando hacia su padrastro luego de finalizar su acotación.

El Sr. Kim sonríe con sinceridad, asintiendo como aprobación hacia la actitud de la joven y antes de continuar comiendo deja salir unas apagadas carcajadas, mostrándose complacido por la aparente tenacidad de su hijastra.

La madre, orgullosa de su hija, le sigue la corriente a su esposo dejando escapar unas carcajadas que hacían contraste con las de su esposo y que para Bum solo sonaban como su mejor risa falsa.

Sakura mira con satisfacción a su hermanastro, quien a su vez le echa una breve mirada con una media sonrisa burlona delineando su comisura izquierda.

—Espero que tu objetivo te la ponga bien difícil, porque luchar con ahínco hasta conseguir aquello que deseas es lo más gratificante y satisfactorio, recuérdalo, mientras más difícil es todavía mejor.

Sang Bum soltó esas palabras mirando hacia su plato vacío. Una vez terminó de hablar, dio las gracias por el almuerzo, se levantó de su silla y se dio la vuelta para retirarse. Después de tomar su chaqueta para dejarla solo colgando a un lado de su espalda sosteniéndola en su mano que posicionó encima de su hombro como si fuera un gancho, mientras que con la otra mano se despedía de su familia haciendo un ademán, sabiendo que los tres pares de ojos le seguirían mirando la espalda hasta perderse de vista.

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Sé que el capítulo ha sido corto, pero es que no me gusta dejar más de 3mil palabras y raramente llego hasta ese límite autoimpuesto.

No es la gran cosa, pero aún así, espero sinceramente que le haya gustado 😊

Nota para mis amados lectores fantasma: 

¡Un comentario al año no hace daño!

Me harían muy feliz hasta con un emoji, 

gracias por todo su amor.