O11
CAPÍTULO ONCE
Minah creció en el núcleo de una familia amorosa, fue criada con las enseñanzas de que debe ser bondadosa, amigable y jamás juzgar a los demás. Puede que esa bondad suya haya sido lo que en un principio la llevó a conocer a la persona que hoy considera un cruel insensible. Hace siete años atrás había notado a un joven desorientado en medio del pasillo de la universidad, sintiendo compasión por el pobre, se acercó para ayudarlo. Siete años después, se encuentra inmersa en su propio dolor, afligida por un seco adiós que nadie merece como despedida. Ni siquiera su estúpido novio de la secundaria le había terminado tan cruelmente, NamJoon a quien creyó un hombre distinto al resto, de corazón noble, tiró a la basura sus planes, proyectos, y todo lo que imaginaron que harían juntos.
Tenía pensado regalarle un collar a juego de oro que le costó casi medio año ahorrar para comprarle. Entre sus dedos, lo analiza dudando si vale la pena conservarlo, de cualquier forma, él ni siquiera ha contestado sus mensajes, es como si hubiera desaparecido de la faz de la Tierra.
NamJoon nunca ha hablado de sus raíces, dijo haber nacido en un pueblo agrícola alejado de la ciudad, con padres estrictos que esperaban que heredará el negocio familiar de cultivo. Pensó que era tierna su torpe forma de pronunciar mal algunas palabras por su dialecto, y que era encantador por su gruesa piel tostada que solía llamar la atención. Era más grande que la mayoría de jóvenes promedio, de altura y, sin dudas, de fuerza.
— ¿Vas a cenar?
Una voz en el marco de la puerta la hace voltear la cabeza. Su madre se encuentra allí esperando por una respuesta, podía notar como ella buscaba solo una razón para hablar, porque jamás había caminado hasta su cuarto por una razón así, tenía la costumbre de gritar desde la cocina.
Minah, tapada con sus viejas sábanas de dibujos de fresas, suspiró.
— No tengo hambre.
— Deberías, no has comido nada desde ayer. —dio un paso adelante en la habitación, caminando hacia su cama— Cariño, casi será lunes, debes ir a tu departamento, ir al trabajo, hacer una vida común como siempre lo has hecho.
— Pero sin NamJoon…
— No lo necesitas, no necesitas a nadie. Tienes veintiséis años, eres una excelente profesora de letras, además de una hermosa muchacha agradable para conocer. Cualquier hombre sería afortunado de tenerte.
— Él no lo creía así. —sollozó— Siete años siendo amigos, seis de relación… hasta había pensado en proponerle vivir juntos el próximo año, pero todo… todo se arruinó y ni siquiera sé que he hecho mal. Lo dejó todo, la escuela, amigos, nuestra relación, nuestros planes, nada significó suficiente para hacerlo quedar.
En llanto, se abrazó a sí misma mientras su madre le acariciaba el cabello con suavidad. No hallaba las palabras exactas para decirle, una ruptura era dolorosa para todos, pero ser dejada de un día para el otro, sin razón, y él diciendo que era demasiado perfecta, se convertía en una situación confusa además de dolorosa.
— Debes sentirte enojada.
— ¡Más que eso! Quisiera tanto verlo a la cara para gritarle todo lo que pienso. ¡Es un idiota, mamá! ¡Pero yo… yo… lo amo tanto! Y eso me enfurece, porque ha sido el hombre perfecto en todos los aspectos, ¿No pudo al menos actuar distante antes de la ruptura? Así yo podría haber aceptado más fácilmente su adiós.
— Entonces búscalo, dile todos los insultos que quieras y dale un final a esa historia entre ambos. Así comenzarás un nuevo capítulo en tu vida.
¿Buscarlo?
juju
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