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situado en the rival — durante el salto de tiempo. pre capítulo i

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Andrea había tenido todo tipo de noches.

Las noches que no recordaba.

Las noches donde el cansancio era mucho más grande que ella; de esas donde su cama parecía el único lugar seguro y la protegía de lo que estuviese afuera y adentro de su mente.

Y las noches que parecían durar para siempre.

Desconocía si resultaba iluso o rayaba en la insanidad de su parte, pero una Andrea esperanzada aguardaba por el penúltimo tipo de noches. Estaría tan agotada que no tendría tiempo para gastarlo en preocupaciones y lamentos antes de acostarse. Eran ese tipo de noches donde ella realmente podía dormir.

Y ahora no recordaba cuando fue la última vez que tuvo una buena noche.

¿Había ofendido a algún ser divino que, en castigo, le había quitado la oportunidad de descanso?

Andrea suspiró. Se recostó más a la pared de la ventana. No se molestó en mirar hacía el reloj. El cielo estaba oscuro sin nubes o estrellas. La luna le privaba de su presencia y, por alguna razón, tal hecho solo añadía a su desesperanza y tristeza. Ella no tenía que pensar mucho acerca de la razón detrás de su sentir. Andrea tenía la habilidad de esconder muchas cosas —se estaba volviendo muy buena en ello— más la única cosa que ella misma se rehusaba a esconder era su propio corazón afligido.

Se volvió una dicotomía. Cómo el luto y orgullo; amor y odio, se hicieron uno en ella solamente para que ni ella ni los suyos tuvieran que arrodillarse ante aquellos que siempre los dañaban. Andrea nunca cambiaría el mundo en que vivían, pero sí haría lo suficiente para hacer que las otras facciones los respetarán y se dijo a sí misma que sería suficiente. Tenía qué, pues si la verdad era dicha: la rabia dentro de ella quería la sangre de todos los que la hirieron o a su familia.

Esos pensamientos no le asustaban pues no era ajena a ellos, más sí era consciente que era una ruta que no quería tomar.

Comenzó una melodía sin sonido, sus dedos tocaban la piel de su brazo en un ritmo sin sentido. Desvío sus ojos a la mesa de noche del lado derecho, la mirada que le devolvieron le hizo achicar su corazón.

Se tragó las lágrimas, consciente del dolor que no decía, construía una casa dentro de ella. Estaba bien. Su miseria se convertiría en poder.

•••

Elijah no era extraño al confinamiento, pero su situación actual era, en efecto, una nueva manera de vivirlo. Su inhabilidad para decidir si le gustaba o le odiaba había pasado a segundo plano. Sus preocupaciones se compartían el primer puesto en un intento de tortura que funcionaba, la culpabilidad le quitaba noches de sueño.

Casi deseó tener una daga en el pecho, al menos, allí sentiría la gélida sensación que le mantenía inmóvil, la soledad y el peso del tiempo y su hermano no sería el único sufriendo.

¿Era egoísta? Probablemente.

¿Estaba Elijah perturbado? Siempre.

Tal vez fue lástima lo que se cernió sobre sus hermanos, más, la única que le ofreció algún tipo de consuelo fue Freya.

Una noche, la rubia interrumpió sus pensamientos con una timidez impropia de ella. «Es la misma luna», la rubia lo atrapó en el porche de la casa, la vista de Elijah hacia el cielo, a las estrellas de luz tenue y la luna grande y brillante que brillaba en una luz blanca, se volvió hacia ella. Freya distinguió un atisbo de esperanza y fue suficiente para clarificarle: «Es un reflejo de los días y noches afuera de este sueño seguro. Ambos ven el mismo cielo».

Elijah se aferró a lo que esa simple oración significaba como si su propia vida dependiera de ello e hizo un hábito de eso. Cada noche después, entonces, él se sentaba en el porche de la casa. Su vista al frente era el laberinto que encaminaba hacia la casa, se llenaba de vida en la mañana por las diferentes plantas y flores que lo decoraban. En las noches, su brillo disminuía por las tenues luces del cielo.

Añadía un tinte diferente de melancolía, más ninguno de sus hermanos le comentó algo al respecto. Por su parte, Elijah no leyó entre líneas tampoco, excepto por una noche días después. El vampiro sintió su corazón doler en su pecho y una extraña sensación le llenó las venas, la vista se le tornó borrosa por unos segundos. El aire no llegaba a él y sintió el espacio del porche encogerse con él adentro. El sonido de la silla de madera fue tan molesto como el sonido de un saltamontes, pero le llenó los sentidos y la noche sin luna le iluminó cuando tocó el jardín.

Él inhaló y exhaló repetidas veces.

El aire volvía a él con lentitud.

Era consciente de como su ropa se pegaba a su piel por el sudor.

No era la muerte.

Pero se sintió como ello.

La cabeza le comenzó a doler cuando se encontró en un lugar diferente al espacio que Freya había creado. No tuvo tiempo de preguntarse o caer en la desesperación porque cayó al suelo con el nombre de Andrea siendo su grito de ayuda.

•••

n/a: yo aparezco & desaparezco más de lo que escribo, perdón 😭. 

escribí esto puramente para mostrarles ese manip que tiene como tres años que lo hice??? sí. porque hará reaparición en the rival la foto pero no sé cuando y tengo un millón de edits de elindrea que no sé donde subir para que lo vean, así que escribo por aquí, estamos en confianza ❤️‍🩹

sé que la escena puede causar un poco de confusión pero tendrá más sentido cuando todo explote en the rival, que, por cierto, espero actualizar este mes. se me ha hecho un poco difícil porque no me he dado el tiempo de maquetar el capítulo completo pero una vez que lo haga y me sienta a escribir, tendrán su capítulo. mientras, suframos un poquito con elindrea acá.

recuerden que si tienen alguna escena específica o momento que les gustaría leer, me pueden hacer la petición y si es necesario un one shot, lo hago ❤️

espero que la próxima vez que nos leamos sea en the rival, gracias por leer 🫂