ii. The Curse: (Pre) Dead of Night
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situado en the curse — pre capítulo i. oscuridad en la noche
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Existían muchos pensamientos que jamás abandonaban la mente de Elijah Mikaelson.
Sus demonios eran ruidosos y las memorias por las cuáles él no guardaba ningún afecto le daban una batalla campal. Lo mataban desde adentro y nadie veía como él sangraba. Nadie tenía porque.
Existían muchas mentiras que él se decía a sí mismo con la única finalidad de sentir esperanza porque era esperanza lo único que, con desesperación, él necesitaba.
Nik te robó algo.
Cuando las palabras de Rebekah lo golpearon, él las rechazó con presteza. Andrea nunca fue suya. La declaración de su hermana en sí misma era tanto una mentira como una falta de respeto. Andrea nunca sería de nadie. No obstante, Elijah no podía evitar traer a colación las palabras de su hermana cada vez que tocaba suelo del pantano.
Los días eran largos y las noches infinitas con excepción de una sola noche durante el mes.
Elijah dudaba su propia libertad, cuando lo único que alcanzaba con emoción era solo una noche que, a su propia percepción, suscitaba con demasiada rapidez para su gusto. Los estragos de la guerra contra Dahlia le hacían vivir en un bucle en el que un día no era tan diferente al anterior.
Las estrellas decidieron no aparecer esa noche. Conforme a Freya la temperatura estaba baja, había más frío de lo usual. Durante su estancia en la ciudad recordó escuchar las conversaciones banales de locales y turistas acordando en el mismo asunto. Divisó a Freya tomar camino a la cabaña con una Hope dormida entre brazos, podrían esperar a Hayley dentro sin ningún problema.
Había su rutina por los últimos cuatro meses. Elijah junto a Freya hacían los arreglos necesarios para proveer comida y ropa en la única noche que la manada Creciente podía ser humana otra vez.
Elijah no intercambiaba mensaje con ningún miembro. ¿Qué podría comentar sin avivar una ira congruente? Disculparse en nombre de su familia no era suficiente y sabía que la manada no querría escuchar ni una sílaba que proviniese de alguien que portaba el apellido Mikaelson. A la manada no le importaba con qué tantos lamentos pudiese cargar Elijah. El mensaje que él quisiese dar, de no ser una buena noticia, era innecesario y no solicitado.
Mucha ropa ya no colgaba en las cuerdas. Las mesas de comida no estaban vacías pero había movimiento entre ellas y los susurros del grupo le devolvían una vida al pantano del cuál carecía cuando los Crecientes solo eran lobos.
Divisó a Hayley con Jackson detrás dirigiéndose a la cabaña. Una sensación tanto dulce como agría lo abrazó. Las promesas que él le había entregado a ella pesaban en su mente, pero tomaría ese momento como una victoria. Sabía que Davina entraría en razón y Hayley volvería a Hope.
Elijah había perdido esperanza en casi todo lo que le rodeaba en su vida, era esto lo único a lo que se podía aferrar ahora.
Sus ojos nadaron entre el mar de cabezas buscando a la única otra persona en la que la otra mitad de sus pensamientos desembocaba. La divisó de inmediato.
Una sonrisa pequeña y forzada le ofreció a su acompañante. Elijah debió suponer que el peso de su mirada en ella no era fácil de ignorar cuando Andrea le devolvió la mirada. Una luz, símil al de una estrella fugaz, resplandeció en ella. Suscitaron dos cosas: Elijah sintió perder la habilidad para respirar y juró que todo se desenvolvió en su mente. Nik te robó algo. Un segundo se sintió como una vida completa.
Nik te robó algo.
Una eternidad en sus hombros y Elijah no logró alcanzar —o no quiso comprender, sería más acertado afirmar— que Rebekah tenía razón. Nik, en efecto, le robó algo: felicidad.
Elijah fue consciente de todo lo que pasó después y le aterró. Los gritos de la puerta roja se volvían agudos mientras él tomó su camino en dirección a Andrea. No había sangre en sus manos pero sentía el sabor metálico en sus labios. Elijah hizo lo único que podía hacer: respiró e ignoró todo lo que podía su propio grito de ayuda.
La persona que estaba con Andrea se retiró segundos antes de él llegar a su lado. El ruido se transformó en una mera melodía de fondo para él, sus pensamientos y el momento que, pese a estar rodeados de personas, se sintió íntimo. El olor a lluvia no lo agobia una vez que llega a su derecha, con la vista del profundo y traicionero bosque a su alrededor y el río Mississippi frente a ellos.
El silencio no fue incómodo. Todo lo contrario, él tomó su tiempo y la esencia de Andrea llenó sus sentidos. Daba la impresión que ella tenía como única misión meterse en su piel. Pese a que sabía que ser reflexivo de tal verdad solo era un paso a un camino que se estaba rehusando a tomar. Andrea olía a flores, plantas, a naturaleza y tierra. Elijah no le miró de inmediato, pese a que quiso. Él había encontrado que mirarle le convidaba una paz que él no merecía.
Le aterraba saber la razón de tal comodidad.
Sin embargo, fue desesperación lo que arraigó en su sistema cuando escuchó su tono al hablar: una mezcla entre tristeza, cansancio e impotencia.
—¿Cómo lidias con... —ella misma interrumpió su cuestionamiento, buscando la palabra ideal tal vez. Por su labio tembloroso que Elijah notó al mirar, percibió que buscaba canalizar fuerzas y admitir, tanto como podría, su propia lucha interna por el tono apagado y débil que utilizó—...lo infinito que parece ser la vida a veces?
Andrea no lo miró, se perdió allá en donde el cielo y el río se conectan.
Elijah no respondió al instante. Puede ser el modo por el cual ha vivido el último milenio de su vida pero Elijah no piensa demasiado en sí mismo más allá para culparse por los errores propios y ajenos. En el tiempo que tiene libre y el que no, es su familia la que ocupa mayormente parte de su mente. Su deber para con el voto eterno.
Así pues, la verdad yacía entre su diatriba mental. Elijah no recordaba la última vez que cuestionó su vida, fácilmente pudo haber sido cientos de cientos años atrás. Cuando era humano, cuando su vida no era su familia.
—Para mí, la vida es infinita siempre —fue ahí que Andrea le otorgó una mirada. Elijah era consciente a lo que su oración sonó: a pena y honestidad—. De habernos conocido un milenio atrás, tal vez, pude haberte brindando una respuesta que apacigüe tu mente —Elijah subió su curvatura izquierda en un fantasma de sonrisa sin ganas—. Todo lo que te puedo ofrecer ahora son palabras de afecto, decirte que el dolor es fuerte porque no es infinito.
Elijah fue testigo de cómo los ojos de Andrea: expresivos y oscuros; se cristalizaron. Andrea, sin embargo, no lloró. Se tragó las lágrimas, mientras quiso arrancarse el corazón para dejar de sentir. Andrea prefería sangrar que llorar.
Más, agradeció la intervención de Elijah. Cada conversación era un bálsamo a su alma quebrada, por lo que confiar en sus conocimientos resultaba demasiado fácil y placentero para ella.
Elijah le proveyó esperanza y Andrea la tomó.
— ¿Así que pasará?
Elijah asintió.
Y si no lo hacía, Elijah Mikaelson se prometió a sí mismo que él encontraría una manera de tomar su dolor. Prefería sentirlo él. Prefería soportar el infierno del luto y alevosía si eso significaba que Andrea encontraría su paz.
Andrea inhaló y exhaló.
Se abrazó a sí misma para disipar el frío que la rodeó. Al mirar al frente, reconoció lo perenne de la oscuridad. Adquirió un pensamiento efímero donde conjeturó que el pantano estaba en discordancia con Elijah y realmente ese era su futuro: una infinita oscuridad.
—Entonces —divagó entre sus pensamientos después de desechar la idea anterior. Quería concentrarse en Elijah, así que lo miró una vez más. El beso de hace meses pasó como un flash al unir el contacto visual. Andrea arrastró dicha memoria hasta el fondo de su mente—, si la paz es algo a lo que puedo aspirar en un futuro cercano... ¿Puedes tú, también?
Sorpresa lo embargó al principio. Elijah lo expresó a través de sus ojos. Andrea le enterneció que él pudiese creer que su dolor era invisible, Andrea sabía que sus heridas tenían marcas profundas. Elijah no era un misterio para ella.
Elijah no rebatió con un comentario ignorando la situación. Es más, deseó decirle que justo en ese momento era su paz. Anheló confesarle que él deseaba que su presencia le ofreciera el mismo sosiego que ella le regalaba a él. Deseó decirle mucho y sabía que no podía. No se permitió destapar sentimientos que le obligarían a admitir una verdad para la cual él no estaba preparado. Así que los escondió y le ofreció una respuesta contenida en mitad verdad y una mentira.
—Quizás.
•••
n/a: este es el momento en donde elijah ya empieza a ser un poco más consciente de que lo que siente por andrea es más fuerte, pero aquí todavía está en la etapa de negación 🥴 (bear with him pls). la petición que se me hizo fue de "el momento donde él se empieza a enamorar" pero realmente no hay un solo momento, fueron como el compendio de todo lo que pasaron durante the queen, el salto del tiempo a the curse y todo lo que vivieron en the curse también ayudó. sin embargo, esta este momento que es el predecesor a los capítulos tres & cuatro de the curse que es cuando elijah finalmente admite que está enamorado de andrea 💘 (vivan mis padres)
recuerden que pueden dejar sus solicitudes de algún momento que yo no haya narrado en algunos de los libros en los comentarios 🧡 ¿qué otro momento les gustaría leer de elindrea?
pdta: este mes actualizó the rival, muchas gracías por seguir aquí! 🐺🌙
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