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[TWELVE]

Desde que Min Yoon Gi tenía memoria recordaba que debía ser el hijo modelo, más si se trataba de exhibiciones de poder de su familia, y el compromiso de su hermano menor no era la excepción.

—Hyunjinnie te quitó el primer lugar, campeón.

Su tío Eun Hyuk le palmeó el hombro mientras apuraba el último trago de Oporto en su copa. Yoongi intentó que la sonrisa que tenía estampada en el rostro cual calcomanía no dejara ver ni una sola grieta de su alma.

—Algo de crédito debía darle. Después de todo, será un matrimonio al estilo Luis XV.

—Yoongi…

La sonrisa tensa de Min Seol-Ha no se hizo esperar, mientras su hijo mayor le correspondía con una floritura en torno a su copa.

—Estoy orgulloso de esa pequeña sabandija, y en parte aliviado de que estrene el puesto de adorable hombre casado. Yo no me veo a los veintiséis en esa situación y Jinnie solo tiene veintitrés.

Los ojos grises que compartía la señora Min con su hijo mayor resplandecieron de furia. Eun Hyuk solo negó antes de esconder una civilizada carcajada detrás de la servilleta.

—Ese humor cáustico tuyo es el mejor repelente que he podido encontrar. Pero no creas que te librarás de la responsabilidad. Ningún hijo mío quedará soltero pasados los treinta. 

—No creo que puedas controlar eso, madre.

—Y yo tampoco creo que quieras llevarle la contraria a tu padre por segunda vez. Entiendo que tu compromiso con la profesión absorbe gran cantidad de tu vida, pero ve pensando en que pronto deberás asumir tu papel de futuro cabeza de familia.

—Hablas como si fueras a fallecer mañana, hermana mía.

Eun Hyuk regañó a Seol-Ha. Pese a ser mellizos, ambos distaban demasiado en carácter y formas de ver la vida, siendo Eun Hyuk el único que había ayudado a Yoongi cuando había sucedido lo de Kai.

—Aún no pretendo dejarlos correr y si es mi salud lo que te preocupa, Eun-shi, pues te doy la mala noticia de que aún no puedes preparar mi funeral. Estoy sana como un roble.

—O como una yegua de carreras...

—Juyeong…

Ella disfrazó la broma de su esposo con una sonrisa tan falsa como la que solía dedicarle a la prensa. Yoongi suspiró. Odiaba asistir a aquellos eventos sociales, pero mucho más ver la representación de la familia perfecta que tanto le gustaba a sus padres.

Nadie podría decir jamás que los Min tenían suciedad bajo el tapete, o que el negocio de la inmobiliaria nunca se había cruzado con algún que otro tratado indecoroso.

No, todo se basaba en el valor de la reputación. Aún más para un magnate como Min Juyeong, cuyos hijos también tenían que ser machos alfas de primera clase.

—Me alegra tanto que hayas podido venir, no te veía desde mi graduación 

El tono sereno de Hyunjin, justo al extremo opuesto de la mesa, ayudó a Yoongi a salir del torbellino de repulsión que sentía por su familia. Su hermano menor siempre había sido la única nota de autenticidad en medio del castillo de arena que eran los Min.

—Yo también te he extrañado. De hecho, me debes un partido de tenis.

—Con gusto te haré pedazos.

Canturreó Hyunjin antes de girarse en dirección a su flamante prometida. Kang Hye Ji, era una chica de tez nívea y cautivadores ojos color ámbar.

Al igual que Hyunjin procedía de una familia de buena posición, especializada en el rubro de galerías de arte y con ascendencia británica por vía materna. Ambos jóvenes se habían conocido en la universidad.

Ella para estudiar Administración Empresarial, él para terminar Derecho con honores y traer otro título de doctor a la familia.

Yoongi estaba a punto de vomitar con tanta perfección y aunque su futura familiar no le despertaba ningún interés más allá del que puede provocar una muñeca aristocrática, se esforzaba por guardar las apariencias mientras el resto de los comensales degustaba los aperitivos en torno a la mesa principal.

Era una exageración reservar el restaurante del Hotel Plaza para un evento que debía haber sido solo familiar, pero como era de esperar, su madre no escatimaría en invitar a todo aquel que pudiera serle útil en su futura expansión hacia la capital. 

Desde importantes figuras políticas hasta corredores en la bolsa de valores, Yoongi paseó su mirada gris con el aburrimiento del que lo ha probado todo hasta que un destello de cabellos castaños lo hizo detenerse.

La copa de Oporto a medio vaciar entre los dedos del doctor regresó a la mesa. Si estaba teniendo una alucinación, pues su cerebro ya se pasaba de listo.

No podía ser cierto que Park Jimin estuviera del otro lado del salón cenando en compañía de una muchacha menuda y una pareja de mediana edad.

—¿Quiénes son?

Se encontró preguntando a su madre cuando intercambió miradas con el que parecía cabeza de familia. Seol-Ha repasó el conjunto de sus invitados para regresar al ceño fruncido de su hijo mayor.

—No es la plebe si está aquí, Yoongi.

—El castaño junto a la chica joven es uno de los residentes de Jungkook, por eso te estoy preguntando.

La agresividad velada del más pálido de los Min, produjo una expresión sombría en Seol-Ha. No quería ni suponer que por un instante Yoongi le estuviera mintiendo, aunque no pudiera identificar exactamente por qué.

—Son Kang Yurim y Kang Bo Min, la chica es su hija menor y es prima tercera de la prometida de tu hermano. No los podía dejar de invitar. En cuanto al apuesto muchacho que la acompaña, supongo que sea su novio. Que tú lo conozcas es sorprendente.

—Y el mundo es un grano de maíz. Discúlpame madre, necesito ir al sanitario.

Seol-Ha estaba acostumbrada a que la parte masculina de su familia le dejara con la palabra en la boca. Hyunjin era un poco más suave, pero Yoongi era idéntico a Juyeong en ese y otros aspectos, razón por la cual tendían a chocar con mayor facilidad.

Ahora, haciendo un paréntesis para apreciar el conjunto, algo se agitaba bajo la superficie limpia que le gustaba proyectar a su hijo mayor, y tenía el presentimiento que la clave estaba en ese mal humor repentino.

Decidió ir a saludar a los Kang después de que Yoongi se excusara, solo para comprobar sus sospechas de que el acompañante de Haerim era un joven que cursaba la residencia en el Hospital Universitario de Seúl, bajo la tutela de su hijo mayor y el equipo de Jungkook.

Una omisión extraña que quedó apaciguada al notar que el chico solo se dirigía a su hijo con el frío respeto que los demás. Por ahora no había peligro si era unilateral, porque no en balde Seol-Ha había llegado a la posición de ser la esposa de un magnate más que con sonrisas de etiqueta y guiños a la prensa.

Su sexto sentido nunca fallaba con respecto a sus hijos y Yoongi tenía todos los síntomas del caos escritos en sus iris.

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MOONFLOWER 

—Ven a bailar conmigo.

Un animada Haerim casi empujó a su novio a la pista que habían habilitado en el restaurante. Jimin intentó que la sonrisa le iluminara los ojos.

Desde que había reconocido a los Min, la necesidad de sacarse de encima la dichosa cena no le había dejado un instante para respirar. 

—Ni siquiera los anfitriones han intentado probar la pista ¿No crees que eso pondría las críticas sobre nosotros, Hae?

Probó con su tono más reflexivo, pero ella ya le colocaba la mano sobre el hombro, instándolo a rodear su cintura y conducirla por la pista como el apuesto príncipe que interpretaba esa noche.

A última hora había tenido que tomar uno de los trajes de noche que colgaban del lado del vestidor que pertenecía a Taemin. Era negro con detalles rojo borgoña en los puños y las solapas, pero no llegaba a ser vulgar.

Jimin no estaba seguro de qué casa de moda sería aquella, cuando para él los colores eran solo eso, no el catálogo de gamas que parecían conocer Taehyung y los miembros masculinos del clan Lee.

Pero si algo podía apuntar era de que se veía respetable en aquel conjunto a juego con su abrigo color terracota. No había intentado en aplicarse más que la loción para después de afeitado y peinar sus hebras castañas detrás de las orejas, aunque algunos mechones se empeñaran por escapar hacia su frente y coquetear en la nuca. 

"Te ves exquisito."

Le había dicho la madre de Haerim cuando pasó por la chica en un coche de alquiler. La cena de etiqueta se le había ido cuesta abajo al identificar la intención oculta de ella y la razón por la que había soportado su pasividad en cuanto a tener sexo.

Haerim le había tendido una trampa para que fueran más oficiales, y Jimin cruzó los dedos para que los padres de la chica jamás pudieran ver más allá de su imagen de joven laborioso y futura institución en el área de la Traumatología, y no como el hijo de un alcohólico y una mujer con problemas de depresión.

Hasta ahora la cábala le había resultado, pero entonces tuvo que encontrarse con aquellos ojos grises al otro lado del salón para que el nudo que se agitaba hace días en su estómago le asfixiara la garganta.

La banda que amenizaba la velada evolucionaba otro jazz cuando Hyunjin y la prima tercera de Haerim se acercaron a ellos.

—Genial idea de estrenar la pista antes que los anfitriones. Eres sin dudas, muy acertada, querida prima.

Kang Hye Jin le dedicó una sonrisa acrílica a la reportera. Una donde Jimin pudo sentir el peso de la presión por mantener una fachada que amenazaba con esconder demasiados esqueletos.

Lejos de amilanarse, la castaña le devolvió el gesto y saludó al más joven de los Min. El contraste entre Yoongi y su hermano era casi cómico.

Mientras Hyunjin se parecía físicamente a su padre, su tutor era la versión masculina de Min Seol-Ha, aunque bien podría apostar a que el carácter era un rasgo incorporado.

—Bonita manera de marcar territorio, pero Jimminie y yo nos estábamos convirtiendo en piedra de tanto parloteo insustancial. Por cierto, linda elección de vestido, lástima que lo contemporáneo no sea parte de tu guardarropa habitual.

Se mofó la castaña del recatado vestido de noche con el cuello lleno de rejillas que había elegido la futura nuera de los Min.

—Las personas cambian, Hae.

—Y que lo digas, Hye. Creo que tanto baile me ha cansado ¿Me acompañas fuera, cariño?

Jimin asintió antes de dedicarle una venia a los anfitriones. Haerim lo guió al ambiente casi invernal de la terraza, consciente de que su prima tercera estaba despotricando a placer por robarle el show.

—Disculpa que tuvieras que ver eso. Si no fuera por ti, pasaría de esta reunión.

—¿Oveja negra de la familia?

Cuestionó el castaño arqueando una ceja. Ella sonrió con sinceridad. La primera vez que lo hacía en toda la noche.

—Jimin, mis disculpas deberían ser completas. De cierta forma te estoy utilizando para probarle a mi familia que puedo captar el interés de alguien que vale la pena.

—Creo que me tienes por el cielo.

—Mucho más arriba del cielo. Antes de todo, sé que podré contar contigo como el mejor amigo que necesita una chica.

Él frunció el ceño, reforzando el atractivo de sus facciones bajo las luces de una ciudad tan acostumbrada a fingir como los ocupantes del salón del Hotel Plaza.

—No sé si sentirme halagado o en desventaja. Se supone que si somos novios la amistad queda en segundo plano. Hae… creo que…

—Buenas noches.

La persona que acababa de arribar a la terraza era todo lo que el joven doctor podía asociar con el modelo de imagen que cautiva e impone a la vez.

Min Yoon Gi sostenía un cigarrillo en una de sus masculinas manos mientras observaba a la pareja detrás del abanico azabache que eran sus pestañas.

Iba de etiqueta con un traje hecho a medida en tonos salmón que en otro hombre habría resultado afeminado o en extremo ruidoso, pero que en su tez nívea y formas elegantes era la realización de cualquier diseñador.

Casas de moda italiana, Valentino y Armani, la esencia cítrica de la loción para después del afeitado del recién llegado se filtró en la atmósfera de la terraza como si se tratara de un líder marcando territorio.

—De todos los sitios que podía imaginar, nunca pensé que le fueran los eventos sociales, doctor Park.

Una bocanada de humo disfrazó la mueca del de ojos grises al reparar en la joven que se abrazaba a la cintura de su pupilo. Haerim le provocaba unos celos en extremo enfermizos por más razones de las que podía aceptar.

La chica era bonita, pero nada fuera de lo común, un poco más baja que Jimin y con rostro angelical, pero sin dudas torpe y algo mimada, como toda muchacha de clase media.

Yoongi se dijo que si su alumno favorito se vanagloriaba de ser heterosexual debería tener estándares más altos, pero claro, el diamante en bruto que era Park aún debía darse de bruces contra la realidad para poder brillar en su noche.

—Tampoco esperaba verlo aquí. Le presento a mi novia, Kang Haerim.

Ella extendió una delicada mano. El vestido color aguamarina con corte de sirena la hacía lucir más delicada de lo que era realmente.

Yoongi esbozó media sonrisa antes de corresponder el gesto y besarle los nudillos. La reacción que esperaba no tardó en hacer efecto. Haerim se ruborizó. Jimin tragó duro mientras dirigía su mirada marrón hacia el horizonte de Seúl.

—Jimminie me ha hablado de usted. Pero he de apuntar que no le hizo justicia a lo guapo que es, solo comentó de que se ha convertido en su modelo a seguir.

Jimin no esperaba que ella cayera tan rápido en el hechizo que Min estaba tejiendo sobre ellos. Por eso su voz casi salió como un graznido, para disgusto de su ego.

—Hae, creo que tus padres ya se deben preguntar dónde estamos. Hace algo de frío, cariño.

La mano que descansaba sobre la cintura de la castaña se cerró en una caricia que no pasó desapercibida para Yoongi. La chica se giró con las mejillas arreboladas para darle un pico a Jimin en los labios y luego farfullar una disculpa que los liberara de la presencia de Yoongi.

El doctor no dejó de apuñalar con la mirada la espalda esbelta de su pupilo mientras regresaban al calor del salón. Sabía que estaba punto de cometer una locura o en el peor de los casos, encender el radar de su madre, si es que no lo había hecho ya.

Por eso fingió recibir una llamada de emergencia mientras regresaba a la mesa familiar. Un hecho que trajo opiniones contrapuestas, pero que le sirvió como oxígeno para no observar cómo Park y su novia reían a cuenta de alguna estupidez en la sección opuesta del restaurante.

Sin dudas, esa noche, sus demonios más recalcitrantes estaban a punto de tomar el control y esta vez, presentía que no se iba a contener.

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