Capítulo 7 : Segundo Beso.
“And you were sitting in the corner with the coats all piled high. And I thought you might be mine. In a small world on an exceptionally rainy Tuesday night. In the right place and time.”
—Arctic Monkeys
La rutina empezó a asentarse a partir de la segunda semana, Jimin había comenzado a entender la personalidad de Yoongi y eso le permitía conversar con él durante un largo rato sin recibir a cambio malas contestaciones o miradas. Por su parte Yoongi seguía tratando de evitar entrar en temas delicados pues comprendía que era temprano para intentar que ese chiquillo se buscase la vida por sí mismo. En el fondo deseaba verlo marcharse de ahí con un futuro certero y una idea clara de lo que haría, como otros se habían marchado antes de la misma manera. A veces le recordaba a esas personas que acogen un animal pero deben dejarlo ir cuando es adoptado, duele un poco pero sabes que su vida será mejor de ese modo.
Fuera como fuese, ambos lograron entenderse al uno al otro pronto. Funcionaban a la perfección ya fuese con horarios o simplemente con cualquier pequeña cosa. Jimin siempre cedía, no era una persona a la que parecieran importarle demasiado esas absurdeces que en ocasiones lograban causar discusiones si se trataba de otra persona. De esa forma para Yoongi era mucho más fácil dejar al muchacho decidir, le gustaba que este tuviese una dosis de felicidad novedosa a diario. Un álbum de música de un artista que nunca había escuchado, una película que nunca había visto o un libro que sus padres hubiesen prohibido. Era simple hacerlo feliz y ver su sonrisa animaba a su corazón a latir con fuerza hasta casi precipitarse.
Jimin no sabía casi nada acerca del mundo en el que vivía, era una persona sin maldad, inocente y preocupantemente influenciable.
—Jimin, ve a servir esto en la mesa de la entrada.
Trabajar en el bar por la tardes e incluso algunas noches, era algo que lejos de molestarle despertaba su buen humor. A Jimin le gustaba absolutamente todo de aquel local que Yoongi llevaba. Ya fuese la música, la decoración o la gente, a veces se cruzaban en su camino hombres estúpidos, con malas intenciones, pero se sentía seguro cuando Min llegaba dispuesto a solucionar sus problemas. Lo malo de eso era que se estaba acostumbrando de nuevo a la protección en lugar de aprender a vivir, ahora que tenía esa oportunidad que sus padres jamás antes le habían dado se sentía como si la estuviese desperdiciando.
Era un sábado por la noche en el que ambos se encontraban recogiendo las mesas y sillas del local cuando un estruendo se escuchó en la calle, se miraron uno al otro. Estaba amaneciendo por lo que una pelea entre borrachos a esa hora era casi improbable, al menos en esa calle. Todos los sitios habían cerrado y la gente se había movido hacia otros bares con el objetivo de seguir divirtiéndose.
—¿Qué ocurre? - inevitablemente Jimin miró a Yoongi buscando en este la seguridad necesaria para enfrentarse a lo que quiera que estuviese sucediendo.
Yoongi se encogió de hombros y observó la calle a través de una de las ventanas.
-Hay… Una mujer y un hombre golpeando la puerta del local - dijo frunciendo el ceño. Ver a personas cincuentonas en su bar no era del todo nuevo pero lo que sí suponía una novedad era que estas llegasen con violencia.
—Llamaré a la policía.
—Intentaré hablar con ellos antes, puede que solo estén buscando algo que se han dejado o… No lo sé, trataré de calmarlos para que se vayan por sí mismos.
—Si no funciona llamaré - Jimin se cruzó de brazos. Estaba seguro de que personas así no podían traer buenas intenciones y le preocupaba que Yoongi prefiriese hablar en lugar de llamar a las autoridades - Si se ponen violentos vuelve al interior y cierra la puerta.
Yoongi asintió a lo que Jimin le decía sin prestar demasiada atención, algo le resultaba extraño de esas dos personas. No vestían o se veían como maleantes, de hecho destacaban porque no parecían el estilo de personas que pisarian ese barrio por decisión propia.
En cuanto abrió la puerta un puño se estrelló contra su cara y le llevó varios segundos reaccionar e impedir que el hombre entrase al local.
—¿Eres tú verdad? ¿Tú eres el que le ha comido la cabeza a nuestro hijo?
—No sé de qué me hablan - la imagen de Jimin llegó a la cabeza de Yoongi al instante pero decidió que por el momento lo mejor era fingir desconocimiento acerca de esa situación.
—No te atrevas a mentir, el localizador de su ropa señala tu apartamento desde hace semanas. Tus vecinos nos han dicho que eres el dueño de este local del infierno…
La palabra localizador taladro la mente de Yoongi. ¿Cuán maniáticos y obsesivos debían ser para poner un localizador en la ropa de su hijo? En ese instante no podía evitar pensar que era mejor que Jimin se quedase bien escondido en la parte interior del bar, no dejaría que se fuese con esas personas. El padre mostraba una faceta tremendamente violenta y la madre hablaba de un dispositivo espia para su hijo como si fuese lo más normal del mundo. Desde luego no parecían la mejor opción para un chico como Jiminie, quien le había demostrado tener un corazón noble y repleto de miedo, causado por las dudas que precisamente sus progenitores hicieron ver como pecado.
—Voy a decir esto lo más tranquilamente que me sea posible. Ahora mismo son ustedes quienes reúnen todas las condiciones para ser arrestados no por un motivo sino por varios entre los que cabe destacar golpear a su hijo o hablarle del infierno hasta causarle traumas. Pueden intentar entrar y la policía me dará la razón a mi ya que soy el dueño de este local y pueden tratar de llevarse a su hijo pero la justicia le dará la razón a Jimin ya que lo que ustedes hacen con él recibe el nombre de abuso. Ahora les invito a irse antes de que yo mismo tome las medidas legales necesarias.
Nadie dijo que que convecer a unos religiosos empedernidos fuese fácil pero los padres de Jimin no sólo eran cerrados de mente, sino que también eran unos cobardes y en cuanto la palabra policía salió de la boca de Yoongi acompañada de “abuso” estos recularon.
—No creas que has ganado esta batalla muchacho, volveremos con la policía de nuestro lado - bramó el hombre.
—Les invito a hacerlo, veamos quien tiene la razón.
Fueron varios minutos de tensión hasta que los padres de Jimin abandonaron el lugar entre maldiciones, si realmente eran católicos hasta el exceso en situaciones como esa no lo parecía. Si se supone que la iglesia es caritativa ellos probablemente decidieron ignorar tal afirmación y poner su propia ley. Usaron a Jimin para que este fuese como ellos querían sin tener en ningún momento en cuenta las decisiones de este.
(***)
—¿Qué te ha ocurrido en la cara? - la voz de Jimin era de preocupación y por algún motivo eso causó ternura en el corazón de Yoongi que ya parecía apretarse en su pecho ante la atención que el muchacho le daba - Llamaré a la policía.
—Jimin - Yoongi tomó su mano y negó con la cabeza - eran tus padres, si viene la policía nos meteremos en un lío. Los amenace con eso pero lo cierto es que puede afectarme directamente, eres un menos aún.
Jimin se quedó quieto, no tenía la menor idea acerca de cómo sus padres lo habían encontrado.
—Cuando lleguemos a casa tienes que tirar tu ropa o al menos revisarla, han puesto un dispositivo de seguimiento en ella. Probablemente por eso te descubrieron la primera vez que te escapaste - Jimin asintió mientras Yoongi hablaba, se sentía engañado por sus propios padres - ¡Realmente te han puesto un chip como a un perro! Lo peor de todo es que me miraron como si fuese lo más normal del mundo mientras lo decían.
Jimin dejó escapar una pequeña sonrisa mientras observaba el rostro crispado de Yoongi, le gustaba sentir que alguien se preocupaba por él y que tendría a una persona cuidándolo por si las cosas empeoraban.
—Gracias Yoongi.
En aquel momento la intención de Jimin era besar la mejilla del chico que lo había acogido, pero se encontró a sí mismo dando su segundo beso cuando tras mirar a los ojos a Yoongi todo su cuerpo tembló de necesidad. A pesar de que era torpe y no sabía lo que estaba haciendo pudo sentir como los labios de Min respondían lentamente a ese beso aturdido, así como las manos de este colándose bajo su camiseta para acariciar su espalda y cadera.
Jimin jamás había sentido las manos de otra persona sobre su cuerpo y quizás por eso la forma en que Yoongi lo acariciaba y tocaba parecía experta. Tanto que un gemido tonto se escapo de sus labios mientras se quedaba sin oxígeno.
Cuando se separaron Jimin podía escuchar los latidos de su corazón como un fuerte beat musical en sus oídos. Entonces observó a Yoongi de nuevo, ese sí se podía considerar un beso en comparación con el que habían compartido aquel día.
—Creo que me gustas - confesó con timidez Jimin.
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