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Capítulo 4 : Padre

" Mama, fight my teenage dreams. No, it's nothing wrong with me. The kids are all wrong the story's aloof. Heavy metal, rock my heart. "










CAPÍTULO 4

La mirada de Jimin fue perpleja cuando notó a sus padres esperando en la puerta de la casa, ambos en pijama con cara de enfado, sus manos habían comenzado a temblar cuando Jin aparcó el coche y su mente se había quedado completamente en blanco. Nunca había desobedecido pero sabía como sus padres reaccionarían al saber acerca de su escapada nocturna y no sería de buena manera, de eso estaba completamente seguro.

-¿Sucede algo? - la voz de Seokjin sonaba lejana mientras Jimin se perdía en sí mismo tratando de pensar en alguna excusa. Nada. No había nada que pudiese decirles.

-Mis padres, si saben que me he escapado me quitaran la única libertad que tengo.

Jin frunció el ceño antes de mirar hacia las personas situadas en la entrada de la casa.

-¿Cuántos años tienes chico?

-Diecisiete - susurro tratando de hablar con claridad.

-¿Y tus padres no están acostumbrados a que salgas de casa un viernes por la noche?

Jimin negó al instante.

-La noche es pecado. Debemos vivir de día donde los demonios no pueden atacar nuestra mente. Ellos no me permiten salir de noche.

Una vez más Seokjin frunció el ceño notando como la mujer y el hombre visualizaban a ese muchacho asustado que se encontraba sentado a su lado. Ambos corrieron hacia el coche, antes de que pudiera hacer o decir algo Jimin ya estaba siendo arrastrado por el jardín hacia la casa. Después de eso Seokjin no pudo ver mucho, cuando la puerta se cerró causando estruendo en la noche. Sin embargo estaba seguro de que aquel chico había comenzado a gritar dolorosamente en el instante en el que decidió arrancar el coche.

(***)

-¿Secta? - Yoongi miró a Jin como si este estuviera loco mientras cerraba las puertas del local. Había sido una noche larga.

-Te lo digo Yoongi, ese pobre chico estaba hablando de demonios en la noche que atacan la mente de las personas. Quise preguntarle el motivo pero literalmente lo arrastraron por todo el jardín hacia el interior de la casa. Cuando cerraron la puerta pude escuchar sus gritos, te juro que daban miedo. Las ventanas de la casa tenían barrotes e incluso tenían un crucifijo en la puerta - Jin tembló sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.

-Estás exagerando. Siempre haces lo mismo.

Seokjin volvió a negar y se acercó a su amigo.

-Te lo dije. El chico se escapó porque está confuso con respecto a su sexualidad. No puede quedarse ahí, lo han tratado así por salir de casa de noche. Imagina lo que podrían hacerle si se enteran de que es gay.

Yoongi suspiró, por mucho que odiara admitirlo estaba preocupado. Jin parecía estar siendo sincero y las sectas religiosas estaban aumentando tan rápido como la espuma últimamente en Corea. Ya no era extraño ver a fanáticos religiosos captando a gente por la calle.

-Sea como sea no es nuestro problema Jin, tendrá que solucionarlo por sí mismo para salir de ahí. Has dicho que es menor... Ni siquiera podría acogerlo, acabaría teniendo problemas con la policía si lo hago.

-Vayamos a buscarlo - Hoseok habló interrumpiendo la conversación de ambos - Podemos mirar en qué condiciones está y si realmente sus padres le han hecho daño. Si se trata realmente de una secta podemos llamar a la policía y en el caso de que no lo sea tendremos que dialogar. Por muy raro que os parezca todavía existen personas obsesionadas con la religión que no forman parte de ningún tipo de secta. Que tengan un crucifijo en la puerta solo indica su creencia pero en ningún momento significa que formen parte de alguno de estos grupos Jinie.

-¿Qué me dices de lo que le enseñan o de cómo lo arrastraron? - Seokjin había visto la rabia en la mirada de los padres de Jimin y debido a eso se encontraba tan preocupado. Estaba seguro de que ese pobre chico no podía estar bien en una casa como esa - En serio Hoseok. ¿Qué clase de padres arrastran a su hijo por el jardín delantero de la casa?

Hoseok dejó escapar un suspiro y acaricio la espalda de su pareja, quien había empezado a enterrarse profundamente en la idea de que los padres de aquel chico estaban en una secta.

-Por desgracia muchos, los padres no pasan un examen antes de serlo. Hay progenitores maltratando a sus hijos en todos lados pero eso no es algo que nosotros debamos solucionar. Podemos denunciar en caso de que haya alguna evidencia, sin embargo no es nuestro trabajo rescatarlo.

-Exactamente - Yoongi apoyó las palabras de Hoseok mientras caminaba hacia la barra del bar con una balleta en la mano - Sobretodo si es menor de edad. Jin sabes que yo más que nadie ayudo a las personas del colectivo que son dejados en la calle por sus padres pero una vez tienen poder de decisión propia. No puedo tomar a un chico, acogerlo en mi casa y esperar que sus padres no vengan a buscarlo o me denuncien si no lo devuelvo. Él debe decidir por sí mismo cuando llegue el momento.

A pesar de lo que había dicho en voz alta Yoongi sentía preocupación por ese muchacho, siempre procuraba ayudar a todos aquellos que recibiesen rechazo por parte de sus familias al salir del armario pero hasta el momento no se había cruzado con un chico como Jimin. Ni por un solo segundo pensó que podría llegar a buscarlo tras aquel beso, tampoco pensó en su situación tras pedirle que se fuera de su local esa misma noche y mucho menos que el grupo de religiosos con el que estaba aquel día pudiese llegar a ser una secta abusiva mente estricta. Sabia que la sospecha de su amigo podía ser cierta, sin embargo también sabía que su amigo podría llegar a exagerar por completo como ya era frecuente.

Esa noche Yoongi se prometió a sí mismo que sí en algún momento veía de nuevo a eso chico tendría que preguntarle acerca de su vida y animarlo a enfrentarse a todos aquellos que intentasen enjaularlo.

Jimin sollozo y se sentó en el suelo del baño mientras limpiaba sus heridas, su padre nunca solía pegarle pero cuando se enfadaba los golpes eran realmente duros. Jamás antes lo había visto tan fuera de sí como esa noche.

-¡Sal de maldito baño niño! - sus gritos hicieron a Jimin temblequear de nuevo.

Todavía entre tembleques Jimin se levantó y trató de limpiar sus lágrimas, tenía miedo pero sabía que no podría quedarse en el baño durante toda la noche. Sus padres jamás lo habían dañado salvo en un par de ocasiones, y sabía de sobra que esas ocasiones no fueron demasiado graves. No hasta el momento al menos.

Por supuesto su madre le dió un par de bofetadas en su infancia y su padre lo golpeó una vez en el pasado durante su etapa rebelde. Aún así, Jimin no creía que sus padres fuesen malvados. Ellos simplemente no estaban acostumbrados a la desobediencia, carecían de paciencia y capacidad para escuchar opiniones diferentes de las suyas.

-Lo siento - dijo a través de la puerta. Su mano estaba en el pestillo sin embargo en ningún momento abrió - Os quiero pero me siento en una cárcel cuando estoy en casa. Necesito algo de libertad.

-¿Y salir a ese mundo lleno de pecadores? Jimin, sal de baño. Hablemos. Está bien si quieres conocer algunas cosas pero en lugar de escaparte debes avisarnos - la voz de su madre era más conciliadora pero Jimin no cedería. Estaba cansado de escuchar que Seúl estaba corrompida por personas que preferían disfrutar en lugar de agradecer a Dios por su lugar en el mundo. Él también quería disfrutar, no entendía porque debía agradecer una vida como la suya.

-No lo entendéis, no quiero salir con vosotros. Quiero tener mis propios amigos, una televisión, Internet... Lo que todos los chicos de mi edad tienen.

Un bufido detrás de la puerta le hizo entender que su padre estaba enfadandose de nuevo.

-Mi hijo no será uno de esos chicos vagos que se pasan la vida sentados en un bar conociendo chicas - replicó con fuerza su padre.

-Pero tampoco puedo ser un chico que jamás desobedezca. Simplemente estoy cansado de vivir en completo silencio, solo hablamos cuando tenemos que ir a la iglesia. Ni siquiera tengo amigos.

Sus padres no dijeron nada.

-Lo siento pero no puedo vivir la vida que vosotros queréis para mí.

Intentando hacer el menor ruido posible Jimin abrió la ventana del baño, la única sin barrotes en toda la casa, y salió. Era la segunda vez que se escapaba en una sola noche.

-Jin, él me dió su teléfono - susurro antes de empezar a correr.

Esa noche Jimin se prometió a sí mismo que jamás volvería a caer en la redes de una vida que sus padres habían comenzado a plenear sin tan siquiera tener en cuenta su opinión. Así que con el dinero justo y la ropa todavía hecha un desastre, decidió llamar a Jin desde una de las pocas cabinas telefónicas que parecían quedar en la ciudad.

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