Capítulo 11 : Ataque
" Corremos y corremos sin parar pero todos esos rumores falsos no pueden destrozarnos."
-Love Maze
Yoongi observó a Jimin desde la barra del bar y sonrió cuando lo vió hablar animadamente con Jin, con el paso de los días ese muchacho asustado y lastimado que había llegado hasta él por una casualidad del destino se fue convirtiendo en un chico con confianza y ganas de divertirse. Por fin estaba actuando como alguien de su edad.
-Jimin, ayudame con esto - Yoongi lo llamó y sonrio en el instante en que Jimin se movió rápidamente hasta la barra para realizar el trabajo.
Dos meses, tan sólo había pasado ese tiempo desde que sus padres atacaron el local. Y aunque volvían de vez en cuando dispuestos a amenazar, todavía no habían realizado la denuncia que tanto repetían a través de sus amenazas. Probablemente sabían que era mucho más grave tratar a su hijo como un experimento religioso que acoger a un chico sin hogar que se siente perdido.
-Hoy no hay mucha gente así que puedes irte antes a casa si quieres - Jimin negó sonriente, a él le gustaba eso. El ambiente del bar, la música y la mayoría de la gente - Entonces supongo que volverás conmigo cuando cierre.
Yoongi había caido una vez más en el enamoramiento temprano, le gustaba la sensación de no estar solo o como Jimin siempre lo acompañaba a todos lados dispuesto a prestar una mano de ayuda si era necesario. Se había acostumbrado también a llevarlo a clase y a recogerlo, incluso si en las últimas semanas sus propios compañeros habían empezado a hablar sobre eso. A Jimin ya no parecía importarle lo que la gente pensase, su relación era extraña, pero no por ser dos hombres sino porque sin ser pareja disfrutaban con los besos y caricias.
No había nada que le gustase más a Jimin que aprender la calidez de los abrazos mientras se tumbaba en el sofá de la casa entre los brazos de Yoongi.
Esa noche como cada noche, ambos cerraron juntos el bar y se encaminaron hacia la casa. Era un barrio al que estaban acostumbrados, la mayoría de personas con sus mismas elecciones de vida se arremolinaban cerca de ese lugar, pero siempre había alguien que llegaba para intentar romper la felicidad y libertad hasta que no quedase ni un solo fragmento.
-Vosotros - la voz de un hombre sorprendió a Jimin, quien sujeto el brazo de Yoongi confundido - No nos gustan los maricones, en Corea es ilegal toda esa mierda.
Yoongi tiró de la mano de Jimin para seguir caminando, sabía desde el instante en que escucho el tono del hombre, que sería mala idea enfrentarse a este.
-¿Os vais tan pronto?
Otro hombre, la voz era diferente y cuando Jimin se giró pudo verlos sosteniendo palos en sus manos. Su agarre sobre Yoongi se hizo más fuerte y antes de tan siquiera compartir una mirada ambos empezaron a correr, algo golpeó la cabeza de Jimin e incluso si no dolió demasiado lo hizo apurar la carrera. Sentía la ropa mojada y un olor insoportable cubriendo hasta la más mínima parte de su cuerpo, como si lo que le estuviesen lanzando estuviese podrido y húmedo.
No frenaron ni un solo instante hasta llegar a su casa, ni siquiera en el portal o las escaleras, su carrera siguió hasta el interior del piso.
-¿Estás bien? - Yoongi inspeccionó a Jimin al instante fijándose en sí en algún momento había sido dañado o lastimado pero sólo encontró sus mejillas húmedas, sus ojos asustados y los rastros de las cáscaras de huevos podridos que les habían lanzado durante su escape - Ven, vamos al baño. Te limpiare. Tienes que lavarte el cabello.
Las hedras de cabello rubio de Jimin estaban manchadas y pegajosas, sin embargo Yoongi decidió ocuparse al instante de quitarle hasta la más mínima parte de huevo podrido. Después se preocuparía por sí mismo, mientras que él había experimentado más veces ese tipo de situaciones para Jimin era la primera y comprendía por completo su expresión de susto.
-No te preocupes demasiado, suelen hacerlo. Hasta ahora no han golpeado a nadie, es mejor no plantarle cara de todos modos. Sólo vimos a dos de ellos pero suelen ir en grupos grandes.
-¿Por qué lo hacen? No puedo entender que es lo que ven tan mal en nosotros... Es nuestra elección, a ellos ni siquiera debería importarles.
Yoongi asintió mientras le quitaba la camiseta a Jimin y lavaba el cabello de este con quisquillez en la pila de agua del baño.
-Son personas cerradas Jimin, el tipo de persona contra la que siempre combatimos. No hay demasiado que decir o hacer cuando el propio presidente de este país está en contra del mundo lgtbi, se siente respaldados para hacer todo lo que hacen.
Jimin se limitó a hacer un puchero notando el asqueroso olor que esos huevos habían dejado tanto en él como en Yoongi a la vez que disfrutaba del hecho de poder tener a una persona a su lado con la suficiente experiencia como para aconsejarlo.
-Duchate rápido, haré una llamada a Jin para alertarlo.
Jimin asintió y con un suspiro en sus labios entró en la ducha. Todavía le resultaba difícil de comprender a esas personas a pesar de haber estado durante mucho tiempo en el otro extremo de la balanza. En Corea la gente odiaba todo aquello que no entendía y ni tan siquiera pretendían intentar comprenderlo. No les importaba el sufrimiento que pudiesen causar en las personas, sus padres eran uno de los mejores ejemplos.
Cuando salió del baño comprobó que Yoongi se había quitado la ropa y la había dejado en el caldero de la lavandería. Lo buscó unos instantes con la mirada hasta encontrarlo en la pequeña terraza, sostenía el teléfono en la mano y hablaba con Seokjin acerca de lo que los había llevado, aunque el clima era todavía algo frío no parecía molestarle llevar tan sólo encima los pantalones del trabajo.
Jimin no pudo evitar abrazarlo por la espalda, incluso si Yoongi todavía olía mal debido a que aún no se había duchado. Sabía que muy probablemente este también necesitase cariño después de lo ocurrido, o al menos eso creía él. Supo que estaba en lo cierto cuando Yoongi posó una de sus manos sobre la suya y sonrió todavía al teléfono.
Jimin besó su mejilla y acomodo su barbilla sobre el hombro de Yoongi con ese puchero en los labios que permanecía en su cara desde que habían llegado a casa.
-Me alegra no pasar solo por esto, aunque suena egoísta - susurró cuando Yoongi acabó la llamada.
-Supongo que yo también soy egoísta porque me siento del mismo modo. A nadie Le gusta estar solo en los momentos malos Jimin.
Ambos sonrieron, después de unos minutos rompieron el abrazo para que Yoongi fuese a ducharse y Jimin lo espero sentado en la cama entre las suaves mantas.
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