𓏲 Cap Final: Climax
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Mina acarició la cintura de Chaeyoung y sonrió levemente al notar cómo esta se sonrojaba mientras arqueaba su cuerpo buscando más contacto; ni siquiera ella sabía si estaban haciendo lo correcto. Esa muchacha podría estar confundiendo la admiración con amor y aún así no le importaba porque realmente le gustaba, Chaeyoung estaba haciendo que cada parte de su alma sintiese esa felicidad que desde hace gran cantidad de años no había logrado experimentar.
Recordaba el primer beso, lo torpe que la chica había sido y el confundido gesto de su cara. Ella jamás creyó que su historia daría un vuelco así, la misma chica religiosa que se encontraba en una protesta contra el orgullo LGTBI+ ahora se hallaba gimoteando necesitada bajo ella y a punto de cederle su primera vez.
— ¿Por qué pareces más nerviosa que yo? — Chaeyoung sonrió dulcemente — Incluso si en el futuro lo nuestro no funciona, estaré feliz de haber hecho esto porque amaba a la persona.
— Querías, no amabas. Aún es pronto — Mina sonrió levemente, contrariada por sus propios sentimientos realmente fuertes hacia esa chica que la observaba con un brillo precioso en los ojos — Eres preciosa, Chaeyoung.
— Me gusta cuando eres dulce — Chaeyoung sonrió, todas las enseñanzas religiosas de sus padres habían quedado enterradas en el pasado. En ese instante solo quería sentir a Mina piel con piel.
Fueron largos minutos de besos y juegos previos los que las llevaron hasta la posición en la que ahora se encontraban. Chaeyoung nunca había estado así con nadie, jamás imaginó que precisamente una mujer podría encender así las llamas que se posaban sobre su intimidad. Y aunque sonaba egoísta, ya no le importaba lo que sus padres podrían pensar porque a estos tampoco les importó lo que sentía.
Las manos de Mina recorrieron las piernas de Chaeyoung sin delicadeza y la menor de ambas dejó escapar un gemido frustrado mientras relamía sus rojizos labios buscando una mejor reacción de su pareja.
Las manos de Mina eran grandes y sus dedos de pianista lo suficientemente largos y suaves como para tocar el hinchado clítoris de la coreana de una manera inigualable. Estaban tan sumamente perdidas una en la otra que pronto las ventanas de la habitación se turnaron empañadas por sus calientes respiraciones.
Chaeyoung llegó a preguntarse si quizás Mina tenía tanta experiencia en el terreno de la cama como parecía; ella no era la primera en pedirle que la acogiera bajo su brazo experto, muchas otras habían pasado por aquella casa para hallar lo que de verdad querían y todas ellas se habían ido dejándola sola con el dolor de la pérdida de quien da la vida por una persona desconocida.
Un gemido borró todo rastro de pensamientos y Chaeyoung dejó caer su espalda contra las sábanas. Solo externo, su pareja había decidido ser lenta y con sumo cuidado, pero eso todavía la estaba volviendo loca, pues nunca había mantenido gran contacto con el sexo o cualquier cosa que envolviese los actos de lujuria humana. Estaba cometiendo un pecado capital, sin embargo lo único cierto era que no le importaba lo más mínimo. Si era al lado de Mina, alguien que dedicaba su vida a la búsqueda de la igualdad y el amor libre, entonces estaba realmente feliz de pecar a su lado.
— Minari~ — protestó cuando la mayor aprisionó sus manos impidiendole tocarse. Sus protestas aún así no sirvieron para nada pues sus labios fueron ocupados con un beso profundo que no pudo seguir. Era torpe todavía, a pesar de que había besado a Mina antes.
Una nueva velocidad más constante se abrió camino en sus manos haciéndola estremecerse levemente ante la mezcla de placer que Mina aportaba. Podría definir la personalidad de esta basándose en el modo que la tocaba.
El ritmo continuaba, solo amenizado por los gemidos y besos insaciables que la camarera le dedicaba. Tan lento que Chaeyoung sentía que pronto llegaría a su punto más alto de placer incluso sin tener los dedos de Mina dentro suyo. Entonces lo percibió, la sonrisa que Mina le había mostrado el primer día que se vieron, esa expresión de superioridad egocéntrica que hacía temblar hasta la más olvidada parte de su existencia.
— ¿Ya? — preguntó Chaeyoung sonrojada
Era un desastre, Mina había marcado su cuerpo con todos aquellos besos y vuelto sus pezones rojos ante las mordidas, y lo peor de todo eran esos espasmos que recorrían su espalda al notar como la mayor jugueteaba con sus dedos contra su entrada. Chaeyoung estaba segura de que explotaría pronto. Simplemente no podía aguantar todo aquello tras tantísimos años de aislamiento ante lo sexual, sus orgasmos se habían limitado a esas veces en las que Mina la masturbaba cuando se sentía excitada y quería algo de placer. En las últimas dos semanas había sucedido casi todos los días y Chaeyoung no sabía qué amaba más, si los orgasmos o las manos de Mina sobre partes de su cuerpo supuestamente prohibidas, lo cierto es que amaba cuando era tocada por ella.
Mina le atraía, no sólo sexualmente sino también como persona. Desde el primer instante había visto en aquella muchacha algo totalmente diferente, su aspecto deshinibido mientras atacaba a la masa religiosa, su sonrisa socarrona cuando conocía su control sobre las situaciones que a ella se le escapaban de las manos y sin duda esa ahora de sensualidad que su cabello negro sudado por la excitación le daba. La cadena de plata cayendo sobre su pecho, las venas de sus manos, sus ojos... Su mente, su pensamiento, su libertad... Chaeyoung había caído por completo en el hechizo de Myoui Mina, quien la había liberado de la cárcel de unos padres demasiados cerrados en su Dios como para ver a su propio hijo y conocer las necesidades del mismo, lo que quería para lograr ser feliz.
— ¿Lista pequeña? — preguntó Mina mientras jugueteaba de nuevo con uno de los pezones de la menor, había descubierto que tal vez por novedad o simple deseo Chaeyoung era terriblemente sensible ante sus toques.
La menor asintió rápidamente relamiendose y Mina acercó nuevamente sus bocas para distraerla mientras dos de sus dedos entraban. Frenó tan pronto como notó un sonido de dolor escapandose de la boca de su chica, sus frentes posadas la una sobre la otra mientras los dedos de sus manos libres se entrelazaban.
— Está bien cariño, poco a poco — habló con voz dulce Mina.
Chaeyoung solo asintió, quería conocerlo todo, sentir a Mina por completo.
La lentitud regresó, la mayor era paciente y actuaba con total tranquilidad incluso si en su estómago había un remolino de emociones. Varios minutos pasaron hasta que finalmente comenzó a moverse con lentas estocadas.
Los gestos de Chaeyoung demostraban que había placer, la vista se le nubló encantada por el tacto y bastaron segundos para que el orgasmo recoriese por completo su cuerpo.
— Lo... Siento — se excuso ante su rapidez notando como Mina todavía se movía buscando alagarle su climax.
La mayor le sonrió con calidez.
— Hey, no te preocupes pequeña. Eres lo más caliente del mundo, de veras eres un desastre ahora y eso me da una visión jodidamente erótica Chaeyoungie.
Son suspiró notando el cosquilleo en su centro de nuevo, adoraba que Mina la mirase así. Aquellos ojos ante ella parecían mirarla con total adoración.
— ¿Ya somos una pareja oficial?
— Mmmm — Chaeyoung sintió su pecho doler ante la duda de Mina y entonces sonrió tímida cuando esta la abrazó por la cintura — Lo seremos el día de tu primer orgullo. ¿Trato?
Chaeyoung asintió emocionada. No faltaba demasiado, solo un par de meses.
— Trato — dijo sonriente mientras pasaba sus dedos por el cabello de Mina para peinarla — Minari
Esta la observó.
— ¿Cuando seamos novias me dejarás tocarte hasta hacerte correr en mis dedos?
Mina se atragantó con su propia respiración ante aquella pregunta.
— ¿Eso es lo que quieres? — Mina sonrió — Suena sucio para una chica religiosa como tú.
Chaeyoung jugueteó con sus manos.
— Por alguna razón no me suena sucio, solo quiero darte lo que tú me das a mí también.
Y Mina solo sonrió, sabía que Chaeyoung estaba completamente limpia y que de la misma manera ella también.
— Otra vez — pidió la chico inocentemente — se siente bien, quiero más.
— Será diferente en esta ocasión pequeña
— ¿Cómo? — preguntó Chaeyoung curiosa deseando tener el toque de Mina de nuevo sobre su piel.
— Mucho más dulce y lento que antes.
Entonces comprendió que Chaeyoung no sólo había cautivado su corazón, sino a todo su cuerpo. Y no podía esperar para verla cubierta de colores el día del orgullo. Porque esa chica que durante un tiempo fue obligada a portar solo el blanco más puro, ahora por fin podía escoger los colores más bonitos de la gama cromática.
Todos y cada uno de los que desease.
Fin 💕
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N/A: Hace muchísimo tiempo que no adaptaba lemon de chicos a chicas JSKDJSJ 😭 Espero hayan disfrutado la historia, gracias por llegar hasta aquí 💕
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