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8. Celos

Temática: Competidores de carreras
Relación: Alfa x Alfa

Malditamente tenía que estar cayéndose el cielo en un día como este; justo en una competencia tan importante como la que se llevaba a cabo. Era la final, la última carrera de la temporada, y la rubia extranjera tenía listas las banderas para flamearlas en cuanto el disparo sonara. Estaba ansioso por derrotar a su contrincante, quien no desperdiciada un solo momento para mostrarle una sonrisa socarrona a través de la ventana del otro auto.

KyungSoo, un alfa en su quinto año como piloto de carreras, se había ganado una buena reputación por ser el número uno en cada carrera que participaba. Pero el rumor sobre un alfa más joven, que venía de otra ciudad en donde se le conocía como el arrasador de pistas, llegó a sus oídos y no pudo dejarlo pasar. Debía enfrentarlo.

Y aquí estaban, en una final avisada, y a la espera de un resultado favorable para él.

Volvió su mirada al frente, decidido a ganar esta competencia porque nadie más que él podía salir victorioso de esa, como siempre. Así que, en cuanto el disparo sonó, los dos pisaron el acelerador y arrancaron. Las llantas de ambos carros ardieron fuego por la fricción con el asfalto. Eso demostraba la pasión que tenían por este juego y la sensación fascinante que alimentaba sus venas competitivas.

—Vamos, acelera, hijo de puta —masculló KyungSoo con el pie aplastando el acelerador a más no poder.

Era todo lo que podía dar ese auto, y aunque en otras ocasiones no necesitó que fuese más rápido, ahora sí que le venía bien que lo hiciera. Su contrincante lo sobrepasó por una breve distancia y eso lo alarmó, no podía dejarle ninguna ventaja.

—No le falles a papá —le dijo a su carro, mientras aferraba sus manos al volante.

Con una maniobra peligrosa, Do KyungSoo logró sobrepasar al otro competidor en la penúltima vuelta, recuperando así su primer puesto en la carrera. El otro era un extranjero, por así decirlo, y no merecía quedarse con la victoria que le pertenecía. Estaba acostumbrado a ganar y nadie le quitaría su lugar, mucho menos un niñato que apenas llegaba.

El equipo técnico y las barras de los diferentes bandos comenzaron a vitorear desde las gradas. A través de los altavoces se escuchaba la voz del narrador, quien le ponía emoción a la competencia y hacía que las barras aplaudieran y gritaran con fuerza.

Esta era la última ronda de todas, la definitiva, y con KyungSoo a la cabeza, se podía decir que el resultado sería el mismo al que todos estaban acostumbrados. Fue entonces, cuando en un momento de descuido por parte del alfa mayor, el otro chico se acercó peligrosamente y lo alcanzó. Al ver esto, KyungSoo se alteró por completo y giró el timón para cerrar al otro e impedirle el paso, pero los frenos le fallaron y terminó saliendo de la pista a unos metros de la meta.

Segundos después, la bocina se oyó por todo el recinto. Kim JongIn, el nuevo piloto de la ciudad, había ganado la carrera.

KyungSoo salió del auto con el humor hecho trizas, además de la parte delantera de su auto. Su frente estaba sangrando, pero no le importaba; la mirada de odio que le estaba dando al nuevo era importante de transmitir.

JongIn, con su cabello decolorado en un tono cercano al blanco, le sonrió de lado y alzó una ceja con la intención de regalarle una expresión traviesa, mas KyungSoo no lo tomó de esa forma.

A pesar de los llamados constantes de su equipo técnico, KyungSoo azotó la puerta del carro y abandonó la pista, mientras recitaba un diccionario de groserías por el camino.










🏁

—Ahí va de nuevo. No ha dejado de aniquilarte con la mirada desde que llegaste.

—No hay nada nuevo en eso, Tae. Me odia —resolvió JongIn, al tiempo que se dejaba ajustar el uniforme de carrera por su amigo. Este último le estaba haciendo unos ajustes a su traje.

—Ya, pero ¿no crees que debería haberlo superado hace meses? No se han vuelto a encontrar desde ese entonces —insistió TaeMin—. Lo entendí las primeras veces, pero es que ya es demasiado.

JongIn resopló ante el comentario del omega.

—¿Qué puedo decirte? Supongo que a algunos les cuesta mucho aceptar la derrota.

TaeMin meneó la cabeza en señal de desaprobación sobre la respuesta del alfa, pero olvidó esto tan pronto como otro amigo de JongIn, que también pertenecía al equipo técnico, se acercó a ellos.

—Qué hay, SeHun —saludó JongIn con un choque de puños.

—Chicos, ¿qué tal?

—Oh, hola SeHun —dijo TaeMin—. Que bueno que llegas, ¿puedes ayudarme un momento sosteniendo aquí? Necesito ir por mi set de agujas e hilos.

—Claro, yo me encargo.

Al salir TaeMin, JongIn se percató que KyungSoo lo siguió con la mirada, como si estuviera muy interesado en saber hacia dónde iba el omega.

—Creo que le gusta —dijo SeHun.

—¿Qué?

—A ese alfa estirado —señaló con disimulo—, creo que le gusta TaeMin.

JongIn no entendía nada, ¿de dónde sacaba eso? Frunció el ceño.

—¿Por qué lo dices?

—He visto cómo los mira cuando están los dos juntos —explicó SeHun—. Al principio creí que estaba obsesionado con tu modo de competir y que te espiaba para robar tus técnicas.

—¿Me espía? —interrumpió JongIn, pero fue ignorado.

—Sin embargo, luego me fijé bien y pues solo trae esa mirada juzgadora cada que los ve juntos. Por eso, creo que está interesado en TaeMin.

Ese era un dato realmente nuevo e inesperado. Todas las veces en las que se habían encontrado, KyungSoo arrugaba el entrecejo, ponía los ojos en blanco y se giraba hacia otro lado, dejándole muy claro lo mucho que lo detestaba. Pero lo que acababa de descubrir le daba más sentido a ese odio excesivo hacia su persona, pues no solo le había robado la corona, sino que también le estaba "robando" al omega en quien había puesto los ojos.

Qué interesante.

—No lo había visto de ese modo —admitió maravillado—. Tengo que decírselo a Tae.

—Por supuesto que no —dijo SeHun para detenerlo—. Vas a abrumarlo si le sueltas esta información. Ya sabes lo pésimo que le caen los alfas de mal carácter. Si algo va a pasar, solo lo hará, ¿sí? No se lo digas.

—¿Quién no le va a decir qué cosa a quién? —preguntó TaeMin al regresar.

JongIn miró a SeHun en busca de ayuda para inventar una mentira.

—Ah... A ti, claro —dijo SeHun ante la mirada sorprendida de JongIn.

—¿Qué cosa?

—Pues que ese amarillo neón desentona en el traje.

TaeMin lo miró indignado y le dio un golpe en el hombro por haber insultado su más reciente y moderna creación.

—Tú qué vas a saber de ropa, tarado. Aléjate de aquí, vete. Y olvídate de un traje exclusivo para tu primera carrera.

—¡Oye! No te enojes, solo era una broma.

—Broma mis cojones.

Y mientras esos dos peleaban, JongIn le echó una mirada curiosa a KyungSoo, cuando este se encontraba muy concentrado en lo suyo. Era bastante simpático, a decir verdad, aunque un poco bajo de estatura para ser un alfa, pero un buen partido para un omega, después de todo.

Así que, se interesó un poco más en descubrir quién era Do KyungSoo realmente, y a partir de ese día, descubriría un nuevo hobby.











🏁

KyungSoo quería saber, y con mucha urgencia además, por qué Kim JongIn no lo dejaba de mirar desde un par de semanas atrás. No lo había notado al inicio, pero mientras hablaba con JongDae, un beta que le ayudaba con las reparaciones de su auto, este le hizo notar las constantes miradas del otro alfa.

—Tal vez quiere retarte —dijo JongDae, saliendo de abajo del carro. Había terminado de darle los últimos ajustes al vehículo.

KyungSoo bufó.

—¿Por qué querría hacer eso? Esa victoria solo fue suerte, debería aferrarse a ella —dijo muy seguro—. En todo caso, quien debe retarlo soy yo.

—¿Y por qué no lo haces?

KyungSoo miró su mano derecha, la cual había resultado muy lastimada desde aquel incidente, y aunque seguía compitiendo y ganando otras carreras, sabía que debía estar en su cien por ciento para derrotar a ese alfa arrogante.

—El momento llegará más pronto de lo que imagines. Por eso, solo esperaré pacientemente.

—Nunca había conocido tanta paciencia en Do KyungSoo —se burló el beta y colocó una mano sobre su hombro—. ¿En serio estás bien?

KyungSoo volvió su mirada hacia JongIn, quien ahora fruncía el ceño mientras los veía. Eso lo hizo sonreír.

—Más que bien.











🏁

Si se suponía que estaba detrás de su amigo, ¿por qué Do KyungSoo seguía hablando con varios betas y omegas como si la persona que realmente le interesaba no lo estuviera mirando?

JongIn no lo entendía.

Tampoco le gustaba la forma en la que esas personas se acercaban al otro alfa y que este no las apartara para dejar en claro que no estaba interesado en ellas.

¿Por qué no lo hacía? ¿Qué clase de tipo era?

—No voy a dejar que salga con él —dijo JongIn en voz alta sin darse cuenta.

—¿Eh? ¿Qué dijiste?

TaeMin aún se encontraba a su lado, junto a la carretera, mientras presenciaban la competencia de otros jugadores. Demonios, lo había olvidado por completo.

—¿Ah? No, nada. No es nada, Tae —mintió rápidamente y le pellizcó una de sus mejillas para distraer su atención del tema.

—Auch, no hagas eso —chilló el omega.

JongIn volvió su mirada a KyungSoo, quien ahora también lo estaba mirando, tal y como las anteriores veces; sin embargo, esta vez se dio cuenta que estaba apretando su mandíbula.

¿Estaba celoso? ¿Cómo se atrevía?

Bufó ante el descaro del otro alfa.

—¿Qué sucede? —preguntó TaeMin, mientras dirigía su vista en dirección a donde JongIn estaba mirando—. Oh, ¿es ese chico de nuevo? Deberías ponerle un alto a su acoso. Todos son competidores, no tiene por qué mirarte de ese modo.

JongIn le sonrió con ternura. Quería demasiado a TaeMin, lo conocía desde que eran unos niños y siempre habían estado juntos, así que no permitiría que un estúpido alfa le hiciera daño. Tenía que ponerle punto final a esta situación.

—No te preocupes, TaeMinnie, yo me encargaré de eso.










🏁

Estaba claro, Kim JongIn salía con ese omega, pero ¿por qué siquiera le importaba?

KyungSoo gruñó por lo bajo, mientras tomaba una cerveza en el bar más cercano al lugar en donde se llevaban a cabo las carreras. Todos los pilotos solían ir a ese establecimiento después de una larga competencia, fuese para celebrar o para tomar hasta olvidar que habían perdido.

Desde aquel encuentro en la carretera, KyungSoo no había vuelto a ser el mismo. Vivía obsesionado con aquel otro sujeto, tanto que no podía concentrarse en su propio entrenamiento. Perdió ante él, sí, pero ¿por qué su cerebro le ordenaba a seguir cada paso que el otro daba, en lugar de olvidarlo por completo?

Si volvían a competir y esta vez le ganaba, ¿podría sacarlo de su mente?

—¿KyungSoo?

La voz que lo llamaba lo hizo salir de sus pensamientos. Su expresión en blanco demostraba cuán sorprendido estaba de ver a quien ahora era su ex novio.

—¿BaekHyun? ¿Cómo...?

El otro chico, que era un simpático beta, tomó asiento a su lado sin esperar una invitación.

—Regresé de Japón hace unos días. Me preguntaba en dónde podría encontrarte, pero la respuesta vino a mí de la forma más rápida del mundo —soltó una sonrisa traviesa.

Era claro que había venido con intenciones de coquetearle. ¿Qué pretendía? ¿Que regresaran?

—Es bueno... Verte —dijo KyungSoo, no muy seguro de eso.

—¿Me extrañaste? Porque yo sí lo hice... Y mucho —dijo haciendo mohín en un intento por verse tierno.

La mano de BaekHyun se deslizó por el muslo de su pierna; un movimiento sugerente que KyungSoo no pudo dejar pasar. En otro momento lo hubiera disfrutado, quizá hasta anhelado, pero lo cierto era que ya no sentía nada por él. Su tiempo juntos se había terminado hace mucho.

KyungSoo lo detuvo antes de llegar a sus partes nobles.

—Baek-

—Do KyungSoo.

La voz grave de un tercero lo hizo girar tan pronto como fue escuchada. No le sorprendió ver a Kim JongIn en el bar, pero sí lo hizo el hecho de haberlo llamado así de improviso. Jamás se habían dirigido palabra. ¿De qué se trataba esto?

El resto de personas prestó atención en cuanto su nombre fue llamado. JongIn lo notó.

—Hablemos afuera —demandó y se dio la vuelta para salir del bar.

KyungSoo le echó un vistazo a BaekHyun, quien parecía muy curioso por conocer al otro alfa.

«Maldita perra promiscua», dijo KyungSoo para sus adentros, refiriéndose al beta.

Se puso de pie y, dejando atrás a su inoportuno acompañante, salió del lugar para encontrarse con JongIn. No tenía ni la más mínima idea de lo que este iba a decirle, es más, toda esta situación le parecía irreal. Sin embargo, en lugar de enojarse, estaba ansioso por escucharlo hablar.

Por eso ahí estaba, mirando la gran espalda del otro alfa que, para su desagrado, le resultaba muy atractiva.

—¿Puedo saber con qué motivo me has llamado? —preguntó KyungSoo, manteniendo una expresión fría y calmada.

—¿A qué estás jugando, Do KyungSoo?

El piloto experimentado fue genuinamente sorprendido por la repentina acusación.

—¿Cómo dices?

—Todo esto es por mí, ¿no es así? Entonces, vamos a arreglarlo entre los dos. No es necesario involucrar a alguien más.

—Pero ¿de qué-

—Te reto a una carrera.

Eso era algo que en definitiva KyungSoo no esperaba. Durante todos esos meses sintió que debía ser él quien diera ese paso, pues era el más interesado en recuperar su puesto. Pero JongIn resultó ser el retador al final de cuentas. No terminaba de entender los motivos, pero esta propuesta no pensaba rechazarla.

—De acuerdo.

—Aquí y ahora —sentenció JongIn.

—¿Ahora?

—¿No estás preparado? —se burló—. Vamos, ve por tu auto.

Era de noche y el cielo comenzaba a rugir en señal de que una tormenta se avecinaba. Por supuesto, no era el mejor escenario para montar una competencia ahora mismo, pero el orgullo no lo hizo retroceder.

KyungSoo sacó sus guantes de los bolsillos y se puso en marcha. Ninguno contaba con su equipo técnico y tampoco con sus llamativos trajes de carrera, pero eso era lo de menos, pues el espíritu y el ímpetu siempre los acompañaba.

—Cuando la luz se encienda por tercera vez, arrancamos —señaló JongIn hacia el foco que oscilaba cada tanto—. Serán solo tres vueltas. No más.

JongIn se subió a su coche y de la misma forma lo hizo KyungSoo. Los dos esperaron impacientes al tercer destello de luz, y cuando este ocurrió, pisaron el acelerador.

La lluvia los acompañó ni bien arrancaron y se hizo más intensa a medida que avanzaban por la autopista. El limpiaparabrisas hacía su trabajo, pero era verdaderamente complicado manejar en esas condiciones, además que la pista se hacía cada vez más resbalosa. Pero ninguno se detendría, debían terminar esto de una vez por todas.

KyungSoo tomó una ligera ventaja en la segunda vuelta. El ganador no recibiría dinero o una copa, como estaban acostumbrados a obtener; esta vez se trataba de honor, solo porque su orgullo alfa así lo exigía. Por fin tendría la oportunidad de ganarle a ese arrogante mocoso, a quien no había podido sacar de su cabeza durante un buen tiempo.

Solo faltaba una vuelta más y todo se resolvería, una maldita vuelta y...

—¡Mierda! ¡No! —gritó KyungSoo al ver que la gasolina estaba en cero.

Tenía que cruzar la meta, maldita sea, otra vez estaba cerca a ella. Pero ya no podía, el carro empezó a detenerse. Esperaba a que en cualquier momento JongIn lo sobrepasara y cruzara la línea, pero en lugar de eso, lo que obtuvo fue un carro furioso cerrándole el camino y estacionándose frente a él.

—¿Qué está haciendo? —Se preguntó KyungSoo. Su duda creció aun más cuando vio a JongIn bajar del auto y acercarse al suyo.

KyungSoo salió del coche también.

—¿Qué demonios te pasa? —cuestionó KyungSoo—. ¿Acaso te detuviste por lástima?

—Escúchame bien, Do. —El tono de voz de JongIn era grave y derrochaba furia—. Me importa una mierda que me odies, muchos otros lo hacen también, pero no voy a permitir que le pongas un dedo encima a TaeMin. No cuando te la pasas coqueteando con todo el mundo y luego finges tener interés en él.

—¿Qué?

—Bien sabes de lo que estoy hablando. Además, ya tienes una puta a quién follar esta noche, ¿no? Entonces, deja de mirar hacia nuestro lado. Deja de mirarlo.

JongIn lo empujó un par de veces de forma agresiva. Las puntas de sus dedos ardieron en cada toque en el hombro del otro.

—Para de una vez —exigió KyungSoo—. ¿De qué carajos vas tú? En primer lugar, no eres quién para exigirme algo y en segundo lugar, no tengo ninguna intención de meterme con tu omega, si de él estás hablando.

El rostro de JongIn se desencajó.

—TaeMin no es mi omega.

KyungSoo retrocedió al escuchar esa confesión.

—Pero siempre están juntos y no tienes a otros omegas alrededor.

—Él es mi mejor amigo, casi un hermano para mí —aclaró enfadado—. Yo no salgo con omegas, aunque eso no debería interesarte.

KyungSoo tampoco salía con omegas, porque los consideraba demasiado frágiles y muy problemáticos. Además, no quería que alguno de ellos lo amarrara con un bebé. Eso sencillamente no estaba en sus planes. En cambio, los betas aceptaban un tipo de sexo más rudo, como a él le gustaba. Por eso, todo su historial de ex novios eran betas.

—No estoy interesado en tu amigo omega, idiota —admitió KyungSoo.

—¿Y por qué mirabas hacia nuestro lado? ¿Qué carajos quieres? Te gané una maldita carrera, ¿no puedes aceptar la derrota? ¿Es eso?

Podía sentir lo irritado que JongIn estaba por su tono de voz. Y aunque no debía suceder, eso estaba calentando la cabeza de KyungSoo. Le gustaban los tipos que demostraran cierta rudeza a la hora de expresarse, y mierda que sí, eso había encontrado en JongIn desde el momento en el que lo vio, solo que fue demasiado testarudo como para aceptarlo.

—No tengo por qué darte explicaciones. Si quiero mirar, voy a hacerlo, imbécil, y si no quieres que lo haga, vas a tener que arrancarme los ojos —dijo KyungSoo, devolviendo los empujones en el hombro.

JongIn lo tomó de la muñeca para detenerlo y tiró de ella para arrastrarlo hacia él. Sus rostros quedaron muy cerca. Casi podían sentir el aliento del otro. Tabaco y alcohol, una mezcla tan amarga como su encuentro, pero tan tentadora y adictiva que les hacía imposible apartarse.

—Cuida lo que dices, Do —advirtió JongIn con un tono peligroso.

—O si no... —KyungSoo se acercó más hasta que sus labios rozaron con los del otro alfa—. ¿Qué harás?

JongIn tomó su nuca para juntar sus labios en un beso agresivo, pasional y completamente atrevido. Mordidas para invadir, nunca pedir permiso, tomar todo lo que se pudiera y arrasar con ello; lenguas enredadas, intercambios de sabores. Todo un show antinatural que solo ellos podían disfrutar. Solo se apartaron cuando sus pulmones fueron drenados de aire, pero pronto lo retomaron.

Y para que esto quedara entre ellos, se subieron al auto de KyungSoo. Ahí dentro descubrieron que un Porsche 718 con llantas y motor repotenciados, no era lo único salvaje que podían montar.










🏁

—Todo está listo, ya te puedes subir —indicó SeHun, entregándole el casco.

Una nueva temporada de carreras había llegado, una que traía el premio más gordo que jamás se había presenciado antes.

—Confiamos en ti, campeón. Derrota a ese idiota para que por fin acepte su lugar —alentó TaeMin.

JongIn sonrió de lado. Sus amigos no sabían nada de lo que pasaba entre ese alfa de buen trasero y mal genio, y él. Tampoco pretendía decírselos porque esto hasta era nuevo para él mismo. Sí, su récord de ex novios estaba lleno de betas, pero salir con un alfa era algo más. Por cierto, que aún no estaba seguro de asegurar que estaban saliendo, ya que solo tenían sexo desenfrenado cada vez que se encontraban. Aunque, por ahora, estaba más que bien con eso.

La mujer extranjera tomó las banderas y esa fue su señal para caminar hacia la pista. Para cuando llegó, KyungSoo pasó intencionalmente por su lado y le susurró en la oreja:

—El perdedor entrega el culo esta noche.

TaeMin, que había presenciado ese acercamiento, se cruzó de brazos y frunció el ceño.

—¿Qué fue lo que te dijo? ¿Te está molestando de nuevo? —preguntó molesto.

JongIn aguantó la risa y, negando con la cabeza, miró a TaeMin.

—Estoy emocionado por ganar esto.

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