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15. Collar de protección

Temática: Prostitución
Relación: Alfa x Beta°

Solo quedaba un cliente más para terminar el turno de esa noche.

KyungSoo estaba aburrido de tener que soportar a los alfas, era más fácil cuando se trataba de omegas porque estos eran dóciles y se dejaban llevar por sus compañeros sexuales. En cambio, los alfas nunca tomaban nada sin usar su fuerza bruta, tampoco les importaba lo que el otro quería y solían ser muy demandantes. Pero no podía quejarse, al fin y al cabo, él solo era un acompañante que les ayudaba a pasar por sus épocas de celo, y recibía un pago a cambio.

Ser el de arriba o ser el de abajo pasaba a segundo plano siempre y cuando hubiese una buena recompensa a cambio.

—¿A qué hora llega? —preguntó mientras fumaba el último cigarrillo de su cajetilla.

El proxeneta revisó su celular antes de responder.

—Estará aquí en unos cinco minutos —respondió—. Quizá quieras ponerte bonito y botar ese cigarro porque no le gusta los olores fuertes.

KyungSoo enarcó una ceja y sonrió de lado con sorna.

—¿Alfa? —rezongó.

El hombre se encogió de hombros.

—Trae buena paga.

Renegando, KyungSoo tiró el cigarro al suelo y lo aplastó para apagar la ligera flama dentro de este.

—Será mejor que valga la pena.

—Cuando el dinero esté en tu cuenta, tu culo se sentirá como nuevo.

Durante todo el día no había recibido clientes alfas, y había sido espectacular. Realmente detestaba a los de esa casta, por ellos usaba un collar de protección, ya que solían excitarse tanto que les encantaba morder a sus compañeros de celo. Una marca en un beta nunca sería efectiva, tan solo servía para dejar una cicatriz horrorosa en su cuello, pero no podían contra su instinto cuando el celo los cegaba.

Ya no servía de nada refunfuñar especulando sobre cómo acabaría su día.

KyungSoo se dio una ducha y aguardó pacientemente sobre la cama a su último cliente. Esperaba que el encuentro fuese rápido para volver a su departamento a descansar.

La puerta fue tocada.

KyungSoo se levantó de la cama y abrochó su bata blanca con la cinta del mismo color, y atendió. La persona del otro lado, efectivamente era un alfa, uno muy esbelto, de labios carnosos, ojos brillantes y cabello castaño húmedo y perfectamente cepillado hacia atrás. Usaba lentes y una gabardina oscura que le llegaba hasta las pantorrillas. Se le veía de clase.

"¿Qué hace un alfa como él en un lugar como este?", se preguntó. Tuvo curiosidad y quiso consultarle, pero lo pensó mejor y se reservó la duda para sí mismo. Prefería terminar con esto tan pronto como fuese posible; aunque la mirada y perfume del hombre lo estuvieran tentando más de lo normal.

—Te estaba esperando —dijo KyungSoo con una voz ronca—. Pasa y ponte cómodo.

El alfa se adentró en la habitación y cerró la puerta detrás suyo.

—¿Cómo te llamas? —preguntó el beta, pero el hombre no respondió—. Es para gemir tu nombre cuando te entierres en mi trasero. Eso les prende, ¿no?

Otra vez el alfa eligió guardar silencio y caminó hacia la mesita de noche, mientras deslizaba su Rolex por su muñeca y se quitaba las gafas para dejarlo todo sobre ella. Desabrochó las mangas de su camisa y el cuello de esta. La imagen que se dibujaba frente a KyungSoo era demasiado sensual, debido al atractivo del hombre, por lo que decidió mirar hacia otra lado para no dejarse llevar. Su trabajo era tener sexo con extraños, no enamorarse del primero que le pareciera guapo.

—Sin nombres, entonces —resolvió KyungSoo sentado en el borde de la cama, mientras esperaba a que el hombre se dispusiera hacer algo con él.

Entonces, el alfa se acercó y se puso de cuclillas frente a él. KyungSoo tenía los muslos de las piernas ligeramente descubiertos para el deleite visual del alfa, quien deslizó ambas manos desde los tobillos del beta para acariciar su nívea piel. A KyungSoo se le escapó un jadeo, lo cual hizo que el alfa alzara la mirada hacia él y lo viera con ojos hambrientos.

—¿Do KyungSoo? 

Finalmente, el hombre habló con una voz grave que sacudió por completo el cuerpo de KyungSoo.

—Sí... —susurró en respuesta.

—¿Te gusta mi toque?

KyungSoo sentía que estaba cayendo en un hechizo, así que ni bien recuperó la cordura, posó su mano sobre la del otro hombre para detenerlo.

—Ese es mi trabajo —aclaró con ojos lujuriosos.

El cliente ladeó la cabeza y no apartó su mirada en ningún segundo.

—No me advirtieron que debía quedarme quieto y que otro hiciera todo el trabajo.

—No, pero estás pagando por un buen servicio y es mi deber dártelo.

—Ya me lo estás dando —afirmó el hombre, mientras continuaba con las caricias en sus piernas, esta vez más arriba—. Y respondiendo a tu pregunta... Llámame JongIn.

Su nombre fue mencionado con los labios rozando un muslo de KyungSoo, y este sintió que su piel se erizaba y todos su sentidos se disipaban. La sangre se acumuló en su miembro, el cual ya comenzaba a despertar.

El hombre lamió el lienzo suave de su piel, desde la altura de su rodilla hasta quedar muy cerca de su ingle, en donde se detuvo y chupó, besó y volvió a lamer.

KyungSoo llevó su cabeza hacia atrás, disfrutando de esta nueva sensación que su cuerpo experimentaba. Un tipo de placer genuino, lo sentía en cada fibra de su ser.

—De...tente... —balbuceó entre jadeos cuando sintió al hombre meterse entre sus piernas para atender su tan necesitado miembro.

JongIn acarició la cabeza de su pene con su pulgar, movimientos circulares y delicados. El líquido preseminal empezó a notarse, entonces el alfa lo lamió con cuidado. KyungSoo sintió su áspera lengua y gimió fuerte, moviendo las caderas hacia adelante para que lo tomara todo.

—Chúpalo, por favor —suplicó.

No necesitó pedirlo dos veces, pues el hombre engulló por completo su virilidad y lamió cada parte de este.

KyungSoo no solía recibir orales, de hecho, no recibía ninguna atención por parte de sus clientes, pues estos venían para satisfacer sus propias necesidades. Y estaba bien, para eso le pagaban. Sin embargo, este hombre había sido el primero en negarse a ser el único en recibir ese tipo de atenciones, no sin antes estimularlo a él, quien sería el que recibiría, en este caso.

—Espera, voy... Voy a correrme —advirtió, mas el alfa no se detuvo—. Aparta.

JongIn no se alejó y KyungSoo terminó eyaculando en su boca. El alfa no se vio perturbado por el semen en su boca, tan solo lo tragó y limpió los restos de la viscosidad en el miembro del beta con su lengua.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó KyungSoo bastante aturdido por su reciente orgasmo.

—Sabes delicioso. Ha sido un buen aperitivo para esta noche —dijo confiado—. Ahora me gustaría pasar al platillo principal. Pon tus rodillas y codos en la cama.

KyungSoo obedeció la orden sin chistar. Estaba emocionado por lo siguiente, a diferencia de sus otros encuentros, quería saber qué más podía hacer este hombre con su cuerpo. Por primera vez, ansiaba dejarse hacer y deshacer por alguien.

—Levanta tu trasero un poco más —indicó el alfa, mientras colocaba sus manos alrededor de sus caderas para acomodarlo—. Así.

El beta estaba acostumbrado a mostrar su desnudez, pero de alguna forma se sentía tímido ante la intensa mirada de su cliente. Su cuerpo tembló involuntariamente.

—Relájate, no te lastimaré.

JongIn sacó un lubricante del cajón de la mesita, y vertió un poco de este entre las nalgas del beta, quien vibró ante el contacto frío del producto. Acto seguido, el alfa pasó dos dedos por en medio, muy cerca de su cavidad anal.

—Ah... —KyungSoo enterró un poco las uñas en las sábanas, esperando por la intromisión en su canal, pero en lugar de eso sintió sus nalgas siendo masajeadas, y dos dedos descendieron hasta sus testículos. Luego percibió una sensación húmeda y caliente en ellos. El alfa los estaba lamiendo—. Ah... ¡Dios!

Quería darse vuelta, tomar a ese hombre del brazo y empujarlo a la cama para montarlo con urgencia. Pero antes de sucumbir a sus instintos, sintió los labios del alfa entre sus nalgas y pronto la lengua de este acarició su ano.

—Mierda, ¿qué estás...? ¡Ah!

Se encontraba abrumado, completamente lleno de nuevas sensaciones placenteras, pero también le resultaba extraña la situación. Nadie ponía tanta dedicación en un prostituto, porque... ¡Eso no tenía sentido!

—¡Nhng! —KyungSoo enterró sus uñas en la cama, en cuanto sintió un dedo del hombre metiéndose en su interior. Este giraba en círculos, cada vez más cerca de su próstata.

JongIn metió otro, luego otro más hasta que su canal estuviera suficientemente dilatado para recibirlo.

—Basta, ya detente —pidió KyungSoo entre gemidos—. Necesito que la metas. Necesito tu polla adentro, por favor.

El alfa sonrió satisfecho y orgulloso por el desastre que había causado en el pequeño hombre. Se deshizo de su pantalón y pronto bajó sus bóxers, dejando a la vista su erguido falo. KyungSoo miró de reojo y salivó. Nuevamente tenía su propio miembro pidiendo ser atendido, así que llevó una mano a este, pero JongIn lo detuvo.

—No te toques. Yo te ayudaré.

JongIn se colocó detrás de KyungSoo, restregando su pene entre las nalgas del beta, quien chillaba cada vez que lo sentía. Lo necesitaba adentro ya, pero el alfa tenía otros planes, uno que involucraba repartir besos a lo largo de su espalda hasta llegar a su cuello.

—Quítate esto —susurró el alfa en su oreja, refiriéndose al collar de protección.

—No... No puedo... —respondió como pudo.

—No lo necesitas —insistió mientras lamía su lóbulo y lo chupaba.

—Sí...

—Déjame marcarte.

La punta del pene del alfa se introdujo en su trasero, pero no llegó a entrar del todo.

—Ya mételo, por favor —suplicó demasiado excitado como para importarle su dignidad.

JongIn lo tumbó a la cama y lo hizo girar de un solo tirón para luego tomar sus muñecas y colocarlas sobre su cabeza. De esta manera, lo aprisionó en la cama.

—¿Qué...? ¿Qué haces?

—¿Quieres que me entierre en ti? —Lo vio asentir. Sus mejillas estaban tan rosadas al igual que sus gruesos labios, los cuales no pudo evitar morder—. ¿Cómo quieres que lo haga?

—Solo mételo rápido —rogó, retorciéndose de placer en la cama.

El alfa volvió a meter sus dedos dentro de su trasero para verificar su dilatación. Cuando los sacó, le mostró lo mojados que estaban después de salir.

—Mira, estás tan húmedo que no tengo que usar más lubricante.

KyungSoo no le tomó mucha importancia a eso, pues creyó que el hombre había vertido suficiente producto sobre él como para cubrirlo todo. Por otro lado, el alfa terminó de sacarse la camisa, quedando sin nada frente al beta. KyungSoo pudo deleitarse con el cuerpo bien trabajado de su cliente, y acarició su abdomen para sentir su reluciente six pack. Si era honesto, debía admitir que se había sacado la lotería con este chico. Pensó que incluso si no le pagaba estaría bien, porque esta follada jamás la olvidaría.

JongIn comenzó a introducir su miembro dentro de KyungSoo, y este arqueó la espalda ligeramente hacia atrás por el dolor y el placer que se acumulaba en esa parte de su cuerpo. El alfa se introdujo despacio hasta que lo llenó por completo y empezó a moverse.

—Oh, sí, más rápido —pidió al tiempo que movía sus caderas para recibir más.

El alfa le dio lo que quiso provocando gemidos cada vez más altos en su compañero de cama, lo cual le excitaba demasiado; también tomó su pene y lo masturbó. El rostro sonrojado de KyungSoo lo llamó a besarlo, pero no fue un beso común y vacío, mas bien se sentía como si a través de este se complementaran, una conexión a otro nivel. Cuando se separaron, sus ojos conectaron y algo dentro de KyungSoo se rompió.

Vulnerabilidad al descubierto.

—¿Por qué finges ser un beta? —exigió saber el alfa. Fue una pregunta repentina que tal vez pudo acabar con el momento, pero KyungSoo no dio ninguna respuesta, estaba demasiado abrumado por las nuevas emociones. Entonces, JongIn se movió más profundo en su interior y lo torturó tocando su punto sensible—. Responde.

—Ah... ¿Qué? No, yo... —Los balbuceos salieron acompañados de jadeos que nunca antes había expresado. Eran reales, no estaba fingiendo como en otras ocasiones lo hacía—. No sé de qué hablas.

—Lo sabes bien, cariño —susurró el alfa cerca de su oreja y se atrevió a morder su collar.

KyungSoo se deshizo en gemidos cuando sintió su collar siendo rasgado y un poco de los dientes del alfa en su piel. Quería hacerle caso, quería quitarse el molesto accesorio para que el hombre lo marcara y pertenecerle, pero entonces JongIn volvió a hablar.

—Tienes que ser más honesto conmigo —advirtió, volviendo a empujar su falo más adentro y con más rudeza. Vio el cuerpo de KyungSoo arquearse y lo escuchó chillar de placer. Estaba más que seguro que pronto se vendría.

—¡Ah! Ahí, más por favor.

Entonces, JongIn se detuvo y retiró su miembro, dejando a KyungSoo con una sensación de vacío que casi le rompe el corazón.

—¿Por qué...? No pares, te lo ruego... Ya casi...

—Responde a mi pregunta y volverás a tenerme. Si no respondes con sinceridad, me vestiré y te dejaré atado a la cama para que no puedas tocarte.

—¡Está bien! Está bien, solo no te vayas... —suspiró e intentó mantenerse cuerdo, aún con la excitación latente—. Soy... defectuoso... Un omega defectuoso.

JongIn arrugó el ceño y volvió a meterse dentro suyo, y se recostó sobre su cuerpo para abrazarlo.

—No eres defectuoso, eres perfecto —dijo mientras besaba su frente—. Y vas a ser mío.

—Sigue, muévete... —KyungSoo estaba más ocupado pensando en su liberación, que no puso atención en las palabras del alfa—. Te lo pido.

—Voy a darte todo lo que quieras y siempre que quieras, solo si aceptas ser mío.

—Sí, seré tuyo.

El alfa lo atrajo hacia él y aspiró el aroma de su cuello, mientras seguía embistiéndolo en busca de la liberación de ambos.

—Tomaré esa respuesta —dijo antes de fundirse en un demandante beso.











✴️

A la mañana siguiente, KyungSoo despertó solo en la cama, con el cuerpo desarmado, pero con una sensación extrañamente reconfortante. Los recuerdos de la noche anterior vinieron de golpe a su cabeza y renegó al ver esa imagen de sí mismo tan humillante.

¿Qué le había pasado? Nunca había rogado por sexo.

También recordó las palabras del alfa, aquellas en donde le pedía que sea suyo. Había insistido tanto que KyungSoo se preocupó por alguna mordida en su cuello, entonces corrió con prisa hacia el espejo y llevó su mano a esa zona, encontrando su collar de protección ligeramente rasgado. La cicatriz que este objeto cubría había quedado expuesta.

"Así que se decepcionó", bufó para sus adentros. Quiso mentirse con respecto a cómo eso lo hacía sentir, pero no lo logró. Estaba decepcionado y la tristeza no tardó en hacerle compañía.

—¡Qué idiota! —exclamó hacia el aire, dándole golpes a la pared para dirigir su dolor emocional a lo físico.

En seguida, la puerta de la habitación se abrió, dejando ver la silueta del alfa con el que había pasado la noche.

KyungSoo recompuso su postura de un brinco.

—¿Qué haces aquí? —preguntó claramente sorprendido.

JongIn le mostró la bolsa negra en sus manos.

—Vine a traerte el desayuno —respondió muy tranquilo ante el desconcierto de KyungSoo.

—Debes irte.

—He pagado lo suficiente como para quedarme unas 24 horas más aquí.

KyungSoo gruñó por lo bajo.

—¿Por qué harías eso?

—Porque aún estás en celo —afirmó JongIn, dejando a KyungSoo completamente pasmado—. Debo quedarme para atender a mi compañero. No puedo dejarte salir en ese estado.

—No sé de qué estás hablando. Yo no tengo celos.

—No los tenías, pero ahora lo tienes y en el futuro los seguirás teniendo.

—¿A qué te refieres?

JongIn caminó hacia la cama, haciendo una pausa que KyungSoo no agradeció para nada.

—Tienes una marca casi imperceptible. Quiere decir que te enlazaste a alguien en el pasado.

KyungSoo miró hacia otro lugar. Estaba frustrado por haber sido descubierto.

—No tengo compañero, nunca tuve uno.

—Eso responde a mi pregunta.

—¿Qué cosa?

—Un imbécil te marcó, pero como no era tu verdadero compañero, no pudo despertar a tu omega, así que te abandonó.

—No soy un omega.

—Eres un omega. Un omega recesivo, pero no dejas de ser uno.

—Pero no sirvo como omega —insistió con pesar, mostrando el dolor en su mirada.

JongIn caminó hacia él y tomó su rostro entre sus manos.

—¿Quién te hizo pensar de esa manera?

Pero KyungSoo se alejó de su toque.

—Lo que necesitan ustedes es un omega delicado, lindo, siempre dispuesto a satisfacerlos en sus celos y que les dé hijos. Todos los hijos que quieran. Yo no puedo hacer nada de eso. No soy un omega servible.

—Fue el alfa que te marcó quien te dijo toda esa mierda, ¿cierto?

KyungSoo llevó sus manos al rostro para secar con rabia las lágrimas. Esas estúpidas y amargas lágrimas que volvía a derramar después de cinco años.

—Dijo que jamás funcionaría como un omega normal porque no pude soportar sus celos. Porque no lubricaba. Porque no respondía a sus feromonas. Pero ¿cómo podía saberlo? Yo solo quería... —Su voz se quebró y tuvo que hacer una pausa para continuar—. Quise ser un buen compañero y soporté todo lo que me hizo, pues así me habían criado. Pero a él no le importó, yo le avergonzaba.

El alfa volvió a acercarse y esta vez lo atrapó entre sus brazos y dejó que KyungSoo llorara en su pecho.

—Él estaba mal, no tú. Yo no necesito que me des hijos, ni que seas delicado. Tampoco que tus feromonas sean fuertes o que las mías te afecten tanto al punto de entrar en celo por mí —dijo mientras acariciaba su cabeza—. Tan solo quédate conmigo, a mi lado. Eso será más que suficiente.

KyungSoo se alejó de su pecho para mirarlo.

—¿Por qué haces esto?

—Porque eres mi compañero, la pieza que me falta para estar completo.

—Eso no puede ser, debes estar equivocado. —Lo vio negar con la cabeza—. ¿Cómo estás tan seguro?

—Porque tu aroma me lo dice. Es suave, para nada atosigante, pero está presente y me llama. Además, respondiste a mí, tuviste tu primer celo conmigo; lubricaste de forma natural. Fue un periodo ligero por tu condición, pero créeme que en el futuro será mucho más intenso y quiero estar ahí para sostenerte, para atenderte como lo mereces.

El corazón de KyungSoo se agitó por las palabras amorosas de JongIn. Estaba anhelando nuevamente su toque, que lo besara y lo llevara a la cama para reclamarlo como suyo. Pero no podía, estaba manchado, su cuerpo era indigno de recibir a un compañero.

—No puedo aceptarte —afirmó con tristeza—. Mi reputación está por los suelos. Un alfa como tú no puede enlazarse a un omega recesivo que ha entregado su cuerpo a muchas personas.

—Deja que sea yo quien decida eso. No me apartes solo porque te sientes avergonzado. —Tomó su mano y la entrelazó con la suya—. Si me lo permites, seré tu alfa y cuidaré de ti.

—Aunque te dijera que sí, será difícil salir de aquí. Mi jefe no me dejará ir.

JongIn sonrió de lado y acarició una mejilla de su omega.

—Descuida, yo me encargo de eso.

KyungSoo no cuestionó la forma en la que JongIn lidiaría con ese inconveniente, tan solo se dejó llevar a la cama para ser amado una vez más, cuando otra ola de calor lo golpeó. Pasarían horas enredándose entre las sábanas y compartiendo mucho más que besos. Ya habría tiempo para enterarse de que acababa de convertirse en el omega de Kim JongIn, el CEO de la cadena de hoteles más lujosos de Corea del Sur.

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