IV.
«Qué corto es el amor, y qué largo es el olvido.»
Moon hacía equilibrio en el borde de la cornisa.
Le gustaba jugar con la vida y la muerte.
Le gustaba jugar a ser Dios.
«Moon.» la llamó Johan desde el interior del apartamento.
Moon lo miró.
«¿Cuándo vendrás comigo?»
Moon le sonrió. «Pronto.»
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