«Moon Sheen es de ese tipo de chica que cuando no la conoces, piensas que es una chica borde, depresiva y solitaria, y que cuando la conoces, te das cuenta de que es de ese tipo de persona a la que quieres tener siempre junto a ti.»

Sus piernas colgaban al vacío desde el alféizar de la ventana. Tenía un cigarro entre sus labios y el viento azotaba su cabello castaño.

Miraba cómo la ciudad dormía, mientras ella permanecía entre las garras del insomnio.

Todos pensaban que ella era rara, depresiva, pero ella sólo era una adolescente confundida, a la que le gustaba conducir su vieja camioneta Chevrolet por remotas carreteras, leer poesía y escuchar The Smiths.

Tenía sus malos hábitos, como fumar, o beber, y una gran lista más.

Dio una gran calada a su cigarro y lo tiró al vacío.

Marcus seguía en su mente. La había dejado por lo que él había definido como malos hábitos. ¿Malos hábitos? Ella fumaba, y bebía, ¿era eso tan malo? Todos los adolescentes o la gran mayoría lo hacían.

De un salto, Moon entró en su apartamento. Caminó hasta la encimera de granito de la cocina y se subió a ella. Rebuscó entre las botellas del armario más alto, y allí estaba su botella de vodka.

Saltó al suelo y rebuscó un vaso. Se echó dos dedos de alcohol y se lo tragó de golpe, sintiendo el ardor que dejaba en su garganta.

Se echó dos dedos más de vodka y caminó hasta su habitación, donde puso The Smiths, cono era habitual en ella.

Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Las noches de insomnio, alcohol y The Smiths eran noches de Moon.