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Capítulo 18




Harry se aparta de mí con brusquedad antes de unir su frente a la mía. Ambos luchamos por recuperar la respiración, mientras que trato de ponerle un orden al huracán de emociones que amenaza con destruir las murallas que me he encargado de construir a mi alrededor.

Mi corazón ruge contra mis costillas, y tengo miedo de que el chico que me sostiene con manos temblorosas pueda notar cuán afectada me encuentro. Mis manos aferran su camisa en puños y mi cuerpo se estremece con espasmos suaves debido al contacto de su respiración caliente contra mi boca.

Esto está mal. Esto es perfecto. Es todo lo que deseo y lo que aborrezco porque no soy capaz de controlar. Es recibir una bocanada de aire después de haber pasado mucho tiempo aguantando la respiración, y al mismo tiempo, es recibir un puñetazo sofocante en el estómago.

Así es Harry Styles. Un encuentro brutal entre lo cálido y lo frío, lo bueno y lo malo, lo blanco y lo negro. Es todo aquello que deseo para mí y es todo eso que quiero fuera de mi vida.


—Debemos parar —el susurro ronco proveniente de los labios de Harry, envía un escalofrío por todo mi cuerpo.

Sé que aún hay muchas cosas que deben ser dichas entre nosotros. Sé que aún hay muchos secretos que no han salido a la luz, y que lo que alguna vez tuvimos no va a arreglarse de la noche a la mañana. Las heridas tardan mucho tiempo en sanar y, aunque quisiera acelerar ese proceso, las nuestras aún están muy frescas. Aún sangran de algún modo.

Y todo esto está aunado a las circunstancias que nos separaron en el pasado y que siguen alzándose entre nosotros como una barrera invisible que ninguno de los dos quiere cruzar.

Harry viene arrastrando un montón de mierda, a consecuencia de las decisiones que tomó para su vida hace un tiempo, y sé que no me corresponde lidiar con ella. No me corresponde formar parte del mundo en el que se metió y del que ahora es dueño en su totalidad.

Sin embargo, esta noche todo se siente tan fácil, que ni siquiera quiero pensarlo demasiado. Esta noche, deseo olvidarme de que él es Harry 'Bestia' Styles, el jefe de una banda de distribución de drogas, el hombre que me abandonó una noche sin decir nada, el chico que guarda más secretos que nadie en este mundo...


Sin decir una palabra, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y lo beso una vez más. Un gruñido brota de los labios de Harry y sus manos se envuelven alrededor de mi cintura con más fuerza de la que espero. De pronto, mi cuerpo se pega al suyo con brusquedad y sus palmas cálidas se deslizan por debajo del material de mi blusa. Un sonido ahogado brota de mis labios debido a la sensación de su piel contra la mía, y enredo mis dedos en las hebras alborotadas de su nuca.

Sus dientes raspan la piel de mis labios y una de sus manos se libera de debajo de mi blusa sólo para tirar de mi cabello con suavidad y permitirse la entrada profunda a mi boca.


Soy un amasijo de terminaciones nerviosas. Soy un manojo de emociones contenidas y calor a punto de ebullición. Somos labios, suspiros y caricias desesperadas. Su tacto áspero explora mi cintura, mi espalda y caderas, y casi me avergüenza el modo en el que todo mi cuerpo se arquea para encontrar la tibieza de sus manos.

Su boca abandona la mía sólo para trazar una línea de besos hasta el punto donde la mandíbula y el cuello se unen, y la desesperación de sus besos, acompañado con el martilleo constante de mi corazón y la forma arrebatada y torpe en la que nos aferramos el uno al otro, sólo me abruma hasta llegar al punto de no saber dónde termino yo y dónde empieza él.


Sus palmas ahuecan mi trasero vestido y pegan nuestros cuerpos aún más, de modo que soy capaz de sentir su deseo por mí a través del material de sus vaqueros. Su boca y la mía chocan una vez más, y mi lengua, arrebatada y ansiosa, busca la suya con ímpetu y desesperación.

Está temblando. Quizás soy yo quien tiembla. Quizás nada de esto debería estar ocurriendo, pero estoy aquí, aferrada a su cuerpo porque su calor es lo único que está bien en este momento. El sabor mentolado de sus besos es lo único que es correcto para mí ahora mismo.


Mis dedos aferran el cinturón que sostiene sus vaqueros y Harry se aparta con brusquedad mientras murmura una negativa entrecortada. Trato de besarlo una vez más, pero se aparta para evitar que lo haga.

Entonces, todo el hechizo se rompe y el dolor invade mi cuerpo en un abrir y cerrar de ojos. Todo el calor previo se esfuma para dejar una horrible sensación helada en lo más profundo de mi pecho.

—No —jadea, con la voz entrecortada por el deseo—. Así no, Maya. No de esta manera. No cuando las cosas aún no están bien entre nosotros.

Una punzada de vergüenza y decepción escuece en mi interior, pero me las arreglo para mantener la sensación dolorosa y asfixiante a raya. El rechazo quema como el peor de los ácidos, pero me obligo a no pensar demasiado en eso. Ni siquiera le doy dos vueltas al hecho de que ni siquiera me ha permitido volver a besarlo.


—L-Lo siento... —mi voz suena insegura y avergonzada, pero soy incapaz de apartar la vista de él.

Luce salvaje. Su cabello está hecho un desastre debido a mis manos inquietas, sus labios -a pesar de la poca iluminación- lucen claramente enrojecidos por nuestro contacto, su mirada está nublada por el deseo y su pecho sube y baja con su respiración dificultosa.

Sus ojos encuentran los míos en ese momento y parece notar algo en ellos, ya que su expresión cambia a ser una ligeramente desesperada. Entonces, traga duro. La nuez en su cuello sube y baja con el movimiento de su garganta.


—No tienes una maldita idea de cuánto te deseo, Maya —dice, con la voz enronquecida.

Un poco del dolor previo se esfuma con sus palabras, pero sigo sintiéndome avergonzada y decepcionada. No ha dejado de tocarme, sin embargo. Sus manos siguen sosteniendo mi rostro como hacía unos momentos.

—Yo... —niego con la cabeza, mientras me estrujo la mente en busca de algo qué decir.


—No quiero conformarme con una noche —susurra, interrumpiéndome—. No quiero que me des esta noche para mañana arrebatármelo todo. Sé que aún no confías en mí. Sé que aún piensas que soy un hijo de puta por mentirte. Sé que aún estás muy enojada conmigo aunque digas que no es así y estás en todo tu derecho... —toma una inspiración profunda y se aparta para mirarme a los ojos—; pero, si te hago el amor esta noche y te marchas, vas a destrozarme.

"Así como tú me destrozaste a mí."

Me apresuro a lanzar el oscuro pensamiento en lo más profundo de mi mente y aprieto mis ojos antes de dejar escapar un suspiro lento y tembloroso.

No quiero sentirme enojada y frustrada, pero lo hago. Me siento un tanto humillada y otro tanto indignada; sin embargo, me las arreglo para mantenerme inexpresiva mientras pongo distancia entre nosotros.

Las manos de Harry caen a sus costados cuando me alejo de su toque, y luce herido por mi gesto.

—Maya... —trata de llegar a mí una vez más, pero no dejo que se acerque. En su lugar, me pongo de pie con lentitud.


—Buenas noches, Harry —mi voz suena más ronca que nunca y el tono dolido que hay en ella, hace que su mirada se oscurezca varios tonos.

Sin darle oportunidad de replicar, me encamino hacia su cama y me recuesto antes de darle la espalda. Un nudo se ha instalado en mi garganta y mi cuerpo entero se siente como si estuviese a punto de estallar de la frustración; sin embargo, trato de no hacérselo notar.


Harry se queda ahí, quieto, sin saber qué hacer o qué decir. Puedo sentir su vista clavada en mi espalda, y lo único que quiero en este momento es que se marche para así poder revolcarme en mi miseria. Para así poder dejar de fingir que no me importa su rechazo.

Finalmente, tras un par de minutos en absoluto silencio, se marcha. Trato de recordarme a mí misma la clase de persona en la que se ha convertido y todas las veces en las que me mintió. Trato de evocar todos los recuerdos tortuosos a su lado durante los últimos meses porque sé que sólo así voy a poder eliminar la horrible sensación de dolor que se ha arraigado en mis huesos. Sólo así voy a poder borrar la sensación vertiginosa que le precede al amor. Esa que está ahí justo antes de que todo se vaya a la mierda y estés perdidamente enamorada.



~*~



El suave rumor de la música invade mis oídos desde la lejanía. Tengo frío. Mi cuerpo entero está agarrotado por las bajas temperaturas y me abrazo a mí misma para entrar en calor.

Soy plenamente consciente de que no estoy dormida. Tampoco estoy despierta. Mi mente baila en un estado de aturdimiento adormilado, y aún no decido si debo intentar dormir un poco más o luchar para despertar por completo.

Mi estómago gruñe ligeramente y un quejido brota de mis labios sólo porque el agujero que ha provocado el hambre en mis entrañas, es doloroso y abrumador.


Decido, entonces, que es tiempo de levantarme. En el instante en el que mi vista recorre la estancia, el miedo me invade. Durante unos segundos, no soy capaz de reconocer el lugar donde me encuentro, pero poco a poco las piezas se asientan en mi cabeza, como si de un rompecabezas se tratase.

Tyler. Hayley. La angustia. El enojo de Kim. La desesperación de Liam. Paula. Harry. Lo ocurrido con él...

De pronto, me siento abrumada. No puedo asimilar lo que ocurrió en un solo día. No quiero aceptar que Hayley ha pasado la noche entera en manos de un tipo tan despreciable como Tyler.


Mis ojos se cierran con fuerza y un nudo de pura angustia se instala en mi estómago. No voy a aceptar que Hayley pase más tiempo con ese hijo de puta. Voy a recuperarla hoy mismo; así tenga que ir a buscar a Tyler Lawson yo misma, lo haré. Así tenga que venderle mi alma al diablo, voy a conseguirlo.

Bajo de la cama a toda velocidad y rebusco mis zapatos en la habitación antes de recordar que los dejé en la sala del apartamento. Entonces, me precipito fuera para tomarlos.

Me siento sobre uno de los sillones para ponerlos sobre mis pies, cuando lo noto...

El teléfono de Harry está ahí, al alcance de mi mano, y no puedo evitar pensar en todo lo que puedo encontrar en él. Si tan solo pudiese tomarlo y enviarle un mensaje de texto a su amigo Tom para así conseguir el contacto de Tyler...

La idea vaga es mi cabeza y no puedo evitar sentirme tentada a tomarlo para buscar información que me lleve al idiota que se llevó a Hayley.


Mi mano se estira hacia el teléfono y lo tomo antes de presionar la tecla de bloqueo. El teclado numérico me observa en la espera de que ingrese la clave para poder utilizarlo y mi pecho se hunde porque sé que no voy a poder buscar lo que deseo.

"Deberías llevarte el teléfono..." Susurra una voz dentro de mi cabeza. "Si Tyler llama, tú podrías responder y ofrecerle algo a cambio de la niña."

Tan pronto como el pensamiento me asalta, lo deshecho. Nunca he tomado nada que no sea mío y esta no va a ser la primera vez que lo haga. Además, ¿qué podría tener yo que Tyler pudiese querer?...


Dejo el aparato en el lugar donde lo encontré y me apresuro a ponerme los zapatos antes de ponerme de pie, lista para buscar mis cosas. Necesito encontrar a Jeremiah. Él debe de tener amigos que sepan dónde puedo encontrar a la gente que trabaja para Tyler. Debo encontrar el modo de hablar con ese tipo a como dé lugar.

Entonces, tomo mi viejo bolso, el cual se encuentra sobre el sofá individual, y me apresuro hasta la entrada a toda velocidad.


— ¿Te vas? —La voz ronca y arrastrada a mis espaldas, me hace pegar un salto en mi lugar.

Me vuelco a toda velocidad y lucho con todas mis fuerzas para reprimir el grito que amenaza con salir de mi garganta.

¡Dios mío!, ¡no vuelvas a asustarme así! —Medio chillo. Se siente como si mi corazón estuviese a punto de estallar debido a la impresión.

—Lo siento —Harry habla, pero puedo notar cómo reprime una sonrisa—. Si esperas a que tome una ducha, puedo llevarte a donde sea que necesites ir.

No es hasta que dice esto, que noto su casi nula vestimenta.

Su torso está completamente desnudo y sudado. A decir verdad, todo él luce como si acabase de meterse en una regadera. Su rostro enrojecido por el esfuerzo físico, sumado a la fina capa de sudor que cubre su frente, así como la tensión de todos los músculos de su cuerpo, me hacen saber que ha estado ejercitándose.

No puedo evitar mirarlo más de lo que debería. Hay líneas duras y tensas que no estaban ahí cuando lo conocí, y tinta nueva tiñe sus brazos y pecho. Su cabello está amarrado en un moño bajo casi hasta la nuca, y lleva un short que le llega a las rodillas y deja a la vista sus pantorrillas fuertes.


Cuando mis ojos se alzan hasta su rostro una vez más, soy capaz de notar cómo una de sus cejas se arquea ligeramente, en un gesto divertido. Es todo lo que necesito para saber que ha notado la inspección exhaustiva que hice a su anatomía.

Siento cómo el calor sube por mi cuello hasta calentarme las mejillas, pero me las arreglo para aclararme la garganta y decir—: Estoy bien. Puedo ir por mi cuenta.

—Es mi deber insistir cuando sé que hay un maníaco en las calles siguiéndote —dice—. No me toma más de cinco minutos tomar una ducha y a ti no te cuesta nada esperar por mí. Ibas a esperar en la calle por un taxi o autobús, ¿no es así?, espera por mí unos minutos, entonces.

Muerdo la parte interna de mi mejilla para evitar decir que prefiero esperar por un taxi a esperar por él, y asiento con aire hostil antes de tomar asiento en el sillón más cercano a mí.

Harry luce satisfecho cuando lo hago.

—No tardaré —promete, antes de desaparecer en dirección al baño.


Me quedo aquí, sentada, con la vista fija en la nada y la bola de ansiedad incrementando de tamaño en mi estómago. Pierdo demasiado tiempo. Tengo que hacer algo para recuperar a Hayley o voy a volverme loca.

Estoy tan ansiosa en este momento que, sin saber muy bien qué hacer, tomo mi teléfono celular y lo desbloqueo antes de pasear por las aplicaciones y los mensajes de texto que he enviado a mis distintas amistades.


Cuando encuentro mi conversación con Jeremiah, tecleo:

"Necesito verte. ¿Estás en la Universidad?"

Pocos minutos después, recibo:

"Estoy en clase. ¿Qué ocurre?, ¿está todo bien?"

Un suspiro entrecortado brota de mis labios y siento cómo la angustia incrementa otro poco. No quiero decirle lo ocurrido por medio de un mensaje, así que decido que lo haré cuando lo tenga delante de mí.

"Es complicado. Necesito verte. ¿Estarás en el campus dentro de una hora?" Escribo.

"Claro. Yo también tengo cosas que contarte." Recibo en respuesta.

"¿Emma?"

Ésta vez, me toma unos instantes más recibir:

"Emma."

"¿Hablamos cuando esté allá?" Le envío.

"Sí. Te espero, entonces."

Y la conversación termina.


Miro el reloj una vez más, sólo para comprobar que Harry lleva casi diez minutos en la regadera. Comienzo a impacientarme. Necesito marcharme ya o voy a enloquecer.

"¡A la mierda!"

Estoy a punto de ponerme de pie para irme sin él, cuando el tono de llamada desconocido invade la estancia.

Me toma unos instantes descubrir que es el teléfono de Harry el que suena. Entonces, sin pensarlo demasiado, lo tomo entre mis dedos. Las palabras "Número Privado" brillan en la pantalla y que es Tyler. Tiene que serlo.


Sé que no debo de responder un teléfono que no es mío, sin embargo, lo hago. Lo hago porque estoy desesperada y ansiosa, y lo único que quiero es que toda esta pesadilla termine.

Entonces, respondo.

— ¿Diga? —Digo, con un hilo de voz.

El silencio del otro lado de la línea dura sólo unos segundos.

— ¿Maya Bassi? —La voz pastosa y áspera del otro lado de la línea envía un escalofrío por mi espina dorsal. Ese tono de voz. Esa forma de pronunciar mi nombre... Es él. Es Tyler Lawson—, ¡esto se pone cada vez mejor! —La carcajada que evocan sus labios me hace querer colgarle el teléfono—, ¿dónde demonios está Styles?

— Quiero a la niña de vuelta —Mi voz sale en un susurro ronco y profundo—, te daré lo que necesites, pero por favor devuélvemela.

— ¿Qué puede darme alguien como tú que yo no tenga? —Se burla—. Déjate de estupideces y pon a Styles al teléfono, ahora mismo.

—Él no está aquí ahora —digo, porque es cierto.

—Bien. Entonces llamaré luego.

— ¡Espera! —Suelto, demasiado ansiosa—, ¿qué es lo que quieres?, ¿qué necesitas?, por favor, haré cualquier cosa. Lo que sea con tal de que la devuelvas, pero por favor...


El silencio del otro lado de la línea me hace saber que lo está considerando.

—Creo que hay algo que puedes hacer por mí... —su voz suena melosa y satisfecha, de pronto y el miedo se arraiga en mis venas.

—Lo que sea. Pídeme lo que sea —digo, a pesar del terror. Sueno desesperada y ansiosa.

—Entrégame a Styles —dice y toda la sangre se agolpa en mis pies.

¿Qué?...

—Lo que oíste. Entrégamelo en bandeja de plata —su voz es casi un ronroneo—. Mejor aún. Entrégaselo a la policía. Tendámosle una trampa y te entrego a la mocosa.

—N-No puedo hacerle eso —niego con la cabeza, pero la insidiosa voz de mi cabeza me susurra que lo haga; que Harry debe obtener su merecido y que Hayley no merece lo que le está pasando.

—Ni siquiera tiene que enterarse que tú lo hiciste —dice, y no me pasa desapercibido el tono persuasivo que utiliza—. Piénsalo. Lo cito en algún lugar, tú llamas a la policía y les dices dónde estaremos; yo me encargo de dejar evidencia de lo que hace y, cuando llegue la policía, lo dejo hundirse y me marcho por mi cuenta.


— ¿Has visto mis botas, Maya? —La voz de Harry llega desde el corredor y un disparo de adrenalina me invade el cuerpo.

"¡Mierda, mierda, mierda!"

—Piénsalo —dice la voz de Tyler del otro lado de la línea—. Enviaré a alguien a buscarte más tarde. Espero que tengas una respuesta para entonces.

Entonces, sin decir una palabra más, finaliza la llamada.


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