Capítulo 36
De pecados y perdones...
No tengo como definir lo que presencié. El término ideal sería un milagro, de ser así. Andreis Vryzas O'hurn tendría que haber nacido muerto. Y no estoy seguro de que así fuera.
La mañana inició con nosotros en el comedor y la llamada de Ivanna a su hija. Imaginé que el motivo no era otro más que su escapada de la noche anterior y me dispuse a presenciar como sería reprendida por la mujer. Las primeras palabras me indicaron que estaba en un error.
"—¿A dónde la llevan?... Vamos hacia allá."
Su hermana Sasha iba a ser ingresada al hospital por problemas con el embarazo. Su madre indicó en medio del llanto que, desde la tarde de ayer, el niño no se sentía en su vientre. Aquello dio origen a cuestionamientos, Christine, por no acudir a la cena.
Yo también tenía los míos con mi renuencia a no ejercer y el pedido en muchas ocasiones de Christine que revisara el embarazo de su hermana. Contaba con lo que para mí eran motivos de pesos. Una familia rodeada de profesionales en distintas áreas de la medicina, con clínica privada, incluida ¿Por qué iban a necesitarme?
El viaje al hospital fue con Christine, lamentándose por no estar más al pendiente de su hermana. La llegada, aún más caótica al descubrir que no solo Alexandra estaba en labores de parto. Las novias de los amigos del griego también.
El desfile de hombres tatuados y armados causó revuelo dentro del hospital. Nos rodeamos de un ambiente Crispado, las mujeres a un lado tomadas de la mano y hombres en actitud de funeral.
La familia de mi esposa hacía gala de unión familiar en cada uno de los partos de alguno de los suyos. Esta vez no era la excepción, aunque no había motivos para festejar y el parte médico era desalentador.
A la espera de noticias y en lo que imagino era su manera de manejar el estrés, Christine me fue nombrado a cada uno de los Borch, antiguos compañeros de Vryzas. Guardé silencio escuchándola detallar el motivo por el cual todas estaban embarazadas de las mismas semanas. Era su manera de distraerse y no pensar en su hermana o en Marck quien asistía el parto.
Akim era el menor, de descendencia asiática, comprometido con una abogada con la que ya tenía un hijo de cinco años. Noah, era junto con Vryzas el único que tenía familia aparte de su mujer e hijos. Aunque, solo contaba con un abuelo que conoció hace un par de años. Su esposa era natural de Escocia, paleontóloga de profesión con un pequeño de tres años.
El único sin hijos era Nikolái y a él sí lo llegué a tratar. Evy hablaba maravillas de él y como la cuidó el tiempo en que fue contratado. Incluso le obsequió un par de cacharros hijos de su mascota. La seguridad de los terrenos Frederick fue reforzada gracias a él. Un individuo de pocas palabras, preciso en el hablar y con excelente referencias.
Faltaban por conocer, Estanislav. El más temperamental del grupo y que esperaba su primer hijo. Tosco, de pocas palabras y comportamiento peligroso. "—Es un mal tipo, no te acerques" Me aconsejó como si no supiera que mi capacidad de socializar se limitaba a ella y a mi familia.
Lo conocí al llegar de la mano de la menor de las Frederick. Saludó a todos con una leve inclinación de cabeza, dejó a su acompañante con las mujeres y se ubicó al lado de sus amigos.
"—Noah, es el mejor amigo de Angelo. Se estiman como hermanos."
Por más que busqué algo distinto a sus compañeros. Lo único que vi y que, a todas luces, sobresalía más que a los demás, en era el aire de misterio y peligro, que, a decir verdad, imperaba en los cuatro. Hay que admitir, un poco más en él.
Anker, el hijo mayor de Vryzas se mantuvo alejado del grupo, pero al pendiente de noticias con su hermana en brazos. Fingían no verle, pero se turnaban para acercarse y calmarles.
Todo se tornó más oscuro con la llegada de una enfermera llamándome, Marck me pedía ingresar al quirófano. El nacimiento se había dado, pero el pequeño estaba en crisis. Las palabras de la señora Ivanna insistiendo que, sabía, algo andaba mal con el bebé desde que no lo sintió, me acompañó en todo el proceso de preparación.
Dentro del quirófano las cosas eran peores. Jamás me sentí tan agradecido de la vida por dotarme de cabeza fría como en ese instante. ¿Qué vi? A una madre en crisis nerviosa haciendo preguntas sobre su hijo, que su hermano se le dificultaba responder. Un pequeño recibiendo reanimación por parte de su tío cuyos intentos por traerlo al mundo de los vivos se escurrían por las manos. A un esposo, sosteniendo la mano de su mujer mientras intentaba calmarla y calmarse.
El que dijo que el éxtasis de la vida era ser feliz, estaba, a mi juicio equivocado. Lo entendí en ese quirófano, de la mano de otras revelaciones. Vivir, es un coctel de emociones, buenas, malas, dañinas y sanas, que te permiten avanzar. No importa si te embriagas o cuan ileso llegues, es la actitud al finalizar ese coctel lo que hace la diferencia.
Hace mucho tiempo que no estaba en un quirófano, no obstante, supe el motivo de mi llamado y lo que debía hacer. Marck tenía el control de la situación de su sobrino, pero lo perdía al mirar a su hermana presionar por noticias.
Presenciar la lucha por vivir de alguien con tan poco tiempo de vida, me hizo replantear la mía. Sedar a la madre fue necesaria para calmar el ambiente. Vryzas se negó a salir o a qué su mujer lo hiciera sin antes conocer el parte final de su hijo. Fue un espectador silencioso, manteniéndose al margen, pero al pendiente de cada uno de nuestros movimientos.
En medio de masajes cardiovasculares y reanimaciones se escuchaba su lamento débil. Su lucha por quedarse allí era evidente, tan tenaz como la de Marck por no dejarlo ir.
Acabé en una familia de locos, pero qué sabia amarse y amaban como nadie. Fue uno de los tantos descubrimientos aquella tarde. Algunos resultaron importantes para seguir adelante. Si alguien tan pequeño luchaba con tanto fervor ¿Por qué yo no? Su instinto le decía que debía vivir. ¿Qué me faltaba a mí?
Me enseñó tanto al verle gemir, su pecho contraerse, su piel morada o su boca abrirse en busca de aire. La vida es tan misteriosa y el arte de permanecer vivo tan complicado, que no vale la pena lamentarse por lo que pudo haber sido y no fue. Usa lo que tienes y sigue adelante.
Silke me encomendó sus bienes y a su hija, por alguna razón. El destino quiso unirme a ella por otra y ambas estaban unidas por una verdad que no podía negar.
Si quería avanzar, era necesario finalizar lazos con mi pasado y aquello sería posible si Magda sanaba y avanzaba. ¿Cuál era el descontento en ella y su tía? Yo llevaba una vida plena pese a mis problemas y ella no ¿Qué necesitaba Magda para serlo?
El pequeño en la caja de cristal está dormido cuando su orgulloso padre ingresa. Detrás del cristal, Anker con Adara en brazos sonríen y mueven sus manos. Christine y los demás se hacen a su alrededor.
—Tengo que ir a casa de Evy —susurro para que solo ella me escuche —y pasar por la estación.
—Llévate mi auto —intenta entregarme las llaves y niego.
—Iré en taxi —arropo su mano con la suya y le hago un guiño —estaré bien, te llamaré al llegar.
Dejo un beso en su frente, me despido de los demás y no he dado tres pasos cuando la voz de Vincent me detiene.
—Ve en el mío —antes que pueda negarme el objeto es lanzado en el aire y lo tomo entre mis manos —nos sentiremos más tranquilos. —me sonríe.
El rostro de todos al verme es de felicidad, hasta el día de hoy solo Christine me miraba de esa forma. Como si mi bienestar fuera importante para todos ellos. Le doy una mirada a la llave del auto y luego al pequeño grupo antes de aceptar.
—Te lo devolveré lleno —prometo y afirma. —Gracias.
—A ti —responde él y su madre.
¿Asi se siente tener una familia y ser querido? La opresión en mi pecho se asemeja a cuando era cazado por ese bastardo por toda la casa. La diferencia es que no hay pánico, ni miedo, el corazón late descontrolado, pero hasta es acto, es distinto.
Lo que sentía de niño lo arropaba un sentimiento de vulnerabilidad, el de este instante me hace sentir poderoso.
****
—Lamento haberlas hecho esperar. —Me excuso a Evy y Magda que me esperan cerca de la piscina. —estas... diferente.
—Te extrañé —susurra pegada a mí.
—Lo dudo —bromeo y su risa nerviosa la delata. —no es importante si no lo hiciste. Eres feliz y es lo que importa.
Sus mejillas se acaloran y sonríe abrazándome fuerte. Señala la silla frente a ambas y observo a Magda que no hace contacto visual conmigo. Sostiene en sus manos una taza de algo humeante y busco un anillo de bodas. Nunca ha lucido uno y su dedo no mostró indicios de haber tenido algo en ellos.
—¿Dónde has estado? —pregunto a quemarropa.
—En un hotel.
—¿Sola?
—Damián...—se queja Evy y le pido dejarme seguir.
—Me dijiste que ayudarías a hacerle entrar en razón —le reprocha y se incorpora.
—¡Siéntate! —le ordeno en tono más alto de lo que esperaba y me sorprende que obedezca.
—No es lo que esperaba —se queja Evy removiéndose incómoda —no vamos a culparla por casarse o no estudiar, no estamos aquí por eso...
—No hables por mí —le interrumpo con la vista fija en ella que se encoge en la silla ante mi escrutinio. —no es un matrimonio normal...
—No pensé que fueras tan retrógrada —responde con desdén y enarco una ceja.
—Damián, por favor. —me riñe Evy y niego.
—Huyó contigo de Estambul cuando no habías cumplido la mayoría de edad...
—Nos amamos...
—Y se casaron para evitar que no la declaras en caso de que tu madre o algún familiar quisiera denunciarla —sigo ignorando sus quejas —promediabas los dieciséis cuando fueron halladas teniendo sexo ¿A qué edad empezó todo?
—Es la única persona que me ha amado sin pretender cambiarme...
—Tienes una ideas distorsionada de la realidad, cielo —la voz de Evy intenta calmar el ambiente, pero ella está sumergida en esa mentira —Hay cambios que son necesarios. El que te ame te deseará siempre lo mejor, te ayudará a crecer. No son simples errores...
—Están confundiendo todo...
He tenido mucho tiempo para pensar en lo sucedido y en encajar las edades. Los números no concordaban, la edad de Magda al llegar a Estambul era de quince, por pedido de su madre se le envió a psicóloga.
—Eras menor de edad cuando todo inició.
Evy palidece y toma las manos de Magda a manera de protección. Ha vivido del dinero de Magda todos estos años, cuando empezó a escasear la envió de vuelta por más. Está allá afuera en algún lugar esperando que llegue con dinero que gastará en dios, sabrá en qué o quién.
—Le fue retirado la credencial y la universidad inició una investigación que duró más de lo normal... —sigo al notar su silencio —huyeron de Estambul, cuando pasó a manos de la policía.
—Las cosas no sucedieron así...
—¿No? —interrogo al notar que no tiene el valor de seguir la pregunta—al cumplir la mayoría de edad te dice que desea casarse, con eso se aseguraba que no hablaras.
—Lamento no ser tan perfecta y genio como tú...
—¿Deseas ser como yo Magda? —pregunto y alza el rostro lleno de llanto —¿Qué requieres para ser feliz? Quizás lo que deseas es que yo muera, ¿Te haría eso feliz?
—Tú lo dijiste. —solloza. —Lo mejor es que nuestros caminos no estén cruzados... Es lo que estoy haciendo.
Eso fue antes de saber que había alguien estaba presionándola. ¿Cómo no me di cuenta? Toda ella era un conjunto de contracciones y malos hábitos.
—¿Deseas que me divorcie? —insisto— ¿Qué sufra? —suspiro largo y pesado pasando las manos por mi rostro.
Yo era el mayor el que debía protegerla. Sabía lo que se sufría bajo el yugo de ese bastardo, aun así, no me importó. Ella solloza aferrada a la mano que Evy le brinda y miro ese gesto por largo tiempo.
—¿Recuerdas cuando la policía nos llevó a la estación? —guarda silencio por tanto tiempo que imagino, no lo recuerda, pero lo que dice a continuación da cuenta que no es así.
—Yo lloraba porque no deseaba que fueras por mí. —afirmo en silencio. —nos castigaron por hacerlos llegar a la estación.
—Uno de oficiales vio mis marcas, también algunas heridas. Preguntó cómo me las había hecho e imaginé que si no hablaba me enviaría a servicio social—confieso por primera vez —Sucedía en las películas, pero no en la vida real.
—Papá llegó y nos sacó de allí —comenta al recordar —debió pagar para callar voces.
—Nos fallaron muchas personas Magda, no permitamos que las más importantes lo hagan. Nuestro destino está en nosotros, en nadie más—su sollozo es casi un lamento y me lleno de valor para lo que sigue — te pido perdón por todo el daño ocasionado, por no decir la verdad las veces que tuve oportunidad. Lo siento mucho.
Lo más complicado era decir esas palabras, que ella merecía escuchar. No tengo claro sobre el motivo de ser escogido para cuidar de su dinero o de ella, pero haré mi mejor esfuerzo.
—Necesitas ayuda. —descubro mi rostro y observo el suyo —estoy dispuesto a proporcionarte todo lo que requieras, pero cerca, no lejos. El dinero será limitado.
—Puede vivir aquí, estará en familia —su negativa es enérgica y Evy me ve preocupada. —Magda, Damián tiene razón...
—No pienso someterme a sus caprichos —habla apretando las manos que se han soltado de Evy —deseas tener el control en mí, pero nunca más...
—No me interesa lo que pienses. —me incorporo de la silla y le señalo —anularé ese matrimonio de ser necesario y presentaré cargos...
—¡No puedes hacerlo!
—Si no puedes manejar tu dinero, ¿Cómo podrías decidir casarse? —sigo por ella. —¿Deseas saber si miento? —le reto señalando la calle—dile a esa arribista que renunciaste a todo el dinero y firmaste un documento... Y espera. —abro los abrazos antes de seguir. —no es que seas poca cosa, es que fuiste la víctima perfecta.
—Eres un bastardo...
—Un bastardo con más sentido común que tú...—le interrumpo señalándola —te triplica la edad ¿Cómo me dices que hay amor? ¡Tenías quince! —hablo levantando la voz —esa hija de puta 45...
—¿Es eso cierto?
Evy suelta las manos y la observa preocupada, me lanza una mirada interrogante y afirmo en silencio.
—Está distorsionando todo —solloza y retrocedo, hastiado —como solo él sabe hacerlo.
He entendido que la única forma de liberarme de ella y el peso de mi pasado es cumpliendo la última voluntad de su madre. Magda saldrá de mi vida, pero como se debe y para nunca más volver.
Últimos capítulos...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro