Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 31

Nuestra casa

Con la imagen de mi esposa en el lecho nupcial, dormida y semicubierta, salgo de sus brazos. Ambos quedamos rendidos luego de arribar a nuestro destino. Los preparativos de la boda, la boda misma, el festejo y el viaje nos agotó.

Antes de levantarme le doy un vistazo a la imagen y sonrío. Su cabello rubio cae en cascadas sobre la almohada, la seda que cubre su cuerpo desnudo resalta cada curva de su cuerpo. Existe tanta perfección en lo que estoy viendo que produce un efecto irreal.

Al igual que toda la felicidad que me rodea.

Avanzo hasta el minibar, aun con los restos de nuestras bebidas de hace unas horas. No soy el más experto en licores, me da igual si es un Doyle-Turner o un Dan-York, así que tomo lo primero me encuentro. Alejo la vista de Christine y me centro en el líquido ambarino que llena el cristal.

¿Por qué si tengo todo para ser feliz, sigo teniendo reservas? Es posible que sea un acto de sabotaje de mi propia mente o que me acostumbré a los caminos oscuros.

De ser así ¿Qué procede? Según Paul, no debo hacer a un lado a esos temores. Lo común en las personas es que los ignore o los opaque. Paul me recomienda enfrentarlos y vivirlos. "—Si necesitas llorar, hazlo. Si requieres gritar, también. No te cohíbas. Vive cada instante de tu duelo, es lo que estás viviendo. Un duelo."

Estaba tan ha acostumbrado al caos, que, al llegar los vientos de paz, me sentía extraño. Pese a la duda que esa conclusión me producía, confié en que así era. Deseo con todas mis fuerzas que sea verdad. Me llevo la bebida a los labios y lo paso por mi garganta de un tirón.

Me sirvo una segunda y avanzo hacia el sillón frente a la cama. El segundo trago decido tomarlo lento, mientras contemplo a quien se convirtió en mi roca. Cada sorbo es acompañado de un motivo por el cual no debo sentirme asfixiado.

En silencio y embriagándome más con la imagen de mi esposa desnuda, que con la bebida, ubico en la balanza lo bueno y lo malo que me acompañan el día de hoy.

En dos meses mi única hermana, se casa con el padre de sus hijos, un hombre que ha demostrado la ama y toda la familia comparte ese sentimiento. Eliú Cass, Damián y Silke Klein, están muertos. No es lo que deseaba, pero por no dañara a nadie en donde están.

He pasado a ser hijo de Konrad y Amelia Klein, como siempre debió ser. Por recomendación del jefe de prensa de la fábrica de mi padre, tuve que conservar el nombre del bastardo de mi tío. Cambiar de Damián a Konrad, traería consigo una publicidad que la modesta fabrica, no soportaría.

Los restos de mis padres serán pasados a América, cerca de nosotros. Evy y yo visitaremos Berlín para darle fin a una etapa de nuestra vida e iniciar otra. Evy, me ha entregado la parte que le corresponde a la herencia de la abuela, como regalo de bodas. Intenté negarme, pero se negó.

"—Es lo que papá hubiera querido." Me había dicho al finalizar su discurso. Asi que no era del todo pobre, aunque sí desempleado. Me había casado con mi primer y único amor. Estaba rodeado de personas que me querían y aceptaban como era.

Era amado y amaban. La familia que siempre desee estaba a la vuelta de la esquina. Con esta última pieza finalizaba la lista de cosas felices y empecé empezaron a verse las oscuras.

La custodia de los bienes de Magda encabezaba la lista. Bajo ninguna circunstancia era bueno, tener que convivir o tratarla. Silke usó la custodia de su hija, como venganza, de esa manera lo veo. No alcanzo a entender por qué pensó en mí como una solución y no Rupert, por mencionar a uno de los tantos que había.

Sin importar los motivos que me llevaron a dañarla, lo hice. Y eso, una madre no lo dejaría pasar ¿Qué buscaba al unirme a su hija? Tuvo tiempo para hacer un testamento y dejar a su hija "protegida" (le llamaremos así), pero no para huir y resguardarse. ¿Por qué si se sentía en peligro no huyó? En este momento, sería una viuda feliz y millonaria.

Llevar el nombre del hombre que arruinó a mi familia, me hacía constantemente ser asociado a él y la coincidencia en mi especialidad complicaba las cosas. Era, el principal motivo para no querer ejercer.

Y eso me llevaba a la tercera, mi profesión. Jamás debí estudiar lo mismo que ese bastardo, debí inclinarme por la psiquiatría como siempre fue mi deseo. Hoy, tendría un problema menos.

El último sorbo llega con ese pensamiento. Dejo el vaso en la encimera y regreso a los brazos de mi musa pensando en la mejor forma de vivir mi duelo.

—Supuse que nunca lo harías —le escucho decir girándose hacia mí y sonriéndome —¿No te cansas de torturarte?

—No, cuando la vista es tan perfecta. —respondo y me hace un mohín.

—¿A dónde me llevarás? —pega su cuerpo al mío y frota su desnudez contra mi piel ocasionando pequeñas descargas eléctricas por todo mi cuerpo —Zúrich, fue tu idea, tú marcas el ritmo...

—¿Qué te hace imaginar, saldremos de esta cama? —sonríe pasando las manos por mi cuello, quedando nuestros rostros a centímetros.

Encuentro en su sonrisa, otro motivo para ser feliz. La presencia u ausencia de Christine hace la diferencia entre estar vivo o muerto. Aquello me lleva a una verdad que no es posible dejar pasar.

—¿Qué sucede? —cuestiona preocupada.

—No me imagino un mundo sin ti —respondo luego de una larga pausa.

—Soy tu peor pesadilla. Nunca vas a deshacerte de mí.

La convicción que traen esas palabras debería ser suficiente para calmar mis temores, pero no es así. Acabo de hacer una maldita lista y pese a prevalecer los instantes felices, sigo sintiéndome infeliz.

—¿Sabes que sucede contigo? —susurra dejando besos en mi rostro —la calma te asusta, sientes miedo de perder lo que tienes en estos momentos.

—¿Qué tengo en estos momentos?

—A mí. —gira de forma veloz quedando encima de mí y abre sus brazos —derribaré tus miedos.

Sus senos rosados cubiertos por partes de su cabello rubio me invitan a besarlos. Restriega su humedad contra mi erección y lanzo un jadeo. Es hermosa, traviesa, fogosa, el sueño de cualquier hombre.

Abandona su tortura de restregar su sexo contra el mío y empieza otro igual de torturador. Sus labios cálidos empiezan una hilera de besos que inician en mi cuello y descienden por mi dorso.

El sexo y las relaciones siempre ocuparon un segundo plano. Centré mi vida en los estudios, sanar y buscar respuestas a tantos interrogantes, que ambas cosas fueron desplazabas. Estarían enterradas para siempre si ella no hubiera regresado a mi vida, ¿Se fue alguna vez?

Una parte de mí sabe que no. Christine se mantuvo oculta, por una parte, de mí que quiso mantenerla a salvo.

—¡Hey! —protesta cuando intercambio posiciones. —Eso no... ¡Oh!

Jadea al recibirme dentro de ella y muerde sus labios.

—Te amo. —dice entre jadeos.

Un te amo es demasiado simple, muy usado y vano para describir lo que es ella en mi vida. Si soy un abismo oscuro, Christine es la luz al final de este que me provee consuelo.

Semanas después

"Doctor Damián Klein, ¿Es posible concretar una cita con usted dentro de esta semana?"

Aquel fue el único mensaje que encontré cuando al pisar suelo americano encendí el móvil. Al tonar mi tensión, Christine se acerca a la pantalla, lee el mensaje y remitente.

—Puede ser importante, ha insistido demasiado. —suelto un suspiro pesado tomando las maletas. —Vale, sé que te obligué a que aceptaras que ella viviera con nosotros, pero míralo como una forma de sanar. No le darás final a esos monstruos si no lo enfrentas.

—¿Sigues hablando de Magda o de mí? —tomo nuestro equipaje escuchando su risa traviesa.

—En el único sitio que te veo como un monstruo es en la cama —confiesa acercando su cuerpo al mío —me refiero a Magda, a esa cabaña y esa hoguera.

—No hay nada que quite de mis entrañas la certeza que he dejado pasar algo relevante.

A pasos rápidos cruzamos el aeropuerto y no me sorprende ver a uno de los autos de la firma de su padre esperándonos junto con dos de sus hombres. En este punto, entiendo que Christine es nuestro bien más preciado y requiere de ciertos cuidados.

—Te has habituado tanto al infierno, que el cielo te parece demasiado.

—Señor, señora —saluda el chofer abriéndonos las puertas del auto —órdenes del señor William Ivannov —responde a mi pregunta silenciosa.

—¿Quién...?

—El hombre más divertido y cuerdo, que hay en el mundo —me interrumpe y enarco una ceja interrogante.

—Lo dudo... nadie que lleve ese apellido ostenta este título. —confieso ingresando al auto y cerrando tras de mí —El que es divertido, no es cuerdo y el cuerdo no es divertido. Ambas situaciones no están en tu familia.

—El tío William sí. —responde segura y suspiro.

—¿No estuvo en la boda?

—¿Cómo preguntas eso? —pregunta indignada.

¿Cómo? Aquel día había tantos rostros desconocidos que me asfixiaron. No me molesté en recordar nombres o caras, ante la seguridad que en la vida volvería a verlos.

Me encargaría que así fuera.

—Es el único hermano de mamá y vive en Moscú. No vino a nuestra boda, por problemas de seguridad, pero llegará para la boda de Evy y Jason —me mira y sonríe haciéndome un guiño —desea conocerte.

—¿Por qué lo siento como amenaza? —me quejo.

—Porque estás paranoico. —me reta.

—¿A dónde señor?

—A casa...

—Al centro especial Quío —dice casi al tiempo que yo —haremos una visita a la psicóloga.

—¿Crees que me importa la salud mental de Magda? —le riño divertido y bufa. —A casa —ordeno al hombre, que parece dudar a quién obedecer.

—Deberías, porque dormirá bajo nuestro techo.

—A casa. —vuelvo a ordenar sosteniendo su mirada.

—Centro especial Quío —insiste retándome con la mirada.

El auto se detiene a un costado de la vía, tanto el chofer como el escolta intercambian miradas.

—¿Te imaginas? Despertar a medianoche y verla empuñando un cuchillo contra tu garganta...

Nunca dije que la convivencia con ella sería fácil, lo que sí estaba seguro es que aburrida no se me haría, nunca.

—Yo sí deseo saber que tiene por decir la controla locos, Damián.

—Desea incrementar sus honorarios. —mi respuesta le hace verme entornando los ojos —Tal cual lo escuchas —sigo diciendo —la doctora considera que Paul Zimmerman hizo un mal trabajo y requiero ayuda especializada.

—¿Te lo dijo?

—No con esas palabras, pero en resumen en eso. —afirma tomando el móvil y leyendo los demás mensajes. —iré a verla, tienes mi palabra. —le prometo —ahora, solo deseo llegar a casa y dormir.

—Quiero ir contigo.

—No esperaba que me dejaras ir solo —respondo gruñendo —eres mi apéndice...

—Solo llevamos veinte días de casado y ya te estás quejando de mí...—la atraigo e intenta soltarse, pero acaba cediendo a mi abrazo.

—Eres el grano en el trasero más hermoso del mundo...

—¿A dónde, señor? —la voz exasperada del chofer me interrumpe, pero es ella quien sale al paso.

—A casa. Nuestra casa —recalca, viéndome a los ojos y le hago un guiño.



En este punto de la historia todas coinciden que

Monstruo es una extensión de Inefable y la usaré para hacer de ella el epílogo.

Nos leemos mañana.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro