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CAPITULO 13


( ACTO DOS; CAPÍTULO DOS)
Asgard

Decir que empezaba a admirar a Frigga, era poco. Rhyfedd la empezaba a idolatrar, la mujer era una hechicera, mucho más experimentaba que ella porque cuando ingreso, observo que estaba haciendo elevar unas cosas para acomodarlas. Toda la noche la paso junto a la diosa, y no se arrepentía de nada.

Estaba Rhyfedd cerca de una estantería, mientras tomaba un libro cuyo lomo decía Las tierras fuera de los nueve mundos para leer algo después.

— ¿Crees que Loki sea malo? — pregunto a la nada la diosa casi pelirroja.

La azabache, giró con el libro entre sus manos para encarar a la reina de la tierra de oro, y trago duro.

— ¿Le contestó con la verdad? — cuestiona y la reina asintió — Mmm... no lo sé. Digo, cometió atrocidades en mi tierra y sin duda, como lo conocí, dejó mucho que desear — declaró la chica mientras caminada hasta una silla de madera oscura, y se sentaba, en todo este recorrido fue seguida por la mirada de Frigga — Pero no soy quien, para juzgar, no lo conozco del todo — y termina de decir.

La reina no emitió ningún sonido, dejando que la chica tragara duro, preocupada por sus palabras, pero la mujer giro a verla con una sonrisa, una sonrisa triste pero que transmitía esperanza.

— Mi hijo nunca se sintió querido, aunque yo tratase lo contrario — comenzó a relatar la diosa mientras se movía por la habitación de techos altos y paredes de mármol café — Se sentía desplazado por mi esposo, pero yo a él lo quiero, aun así, este cometiendo estas atrocidades porque Loki no es así. No siempre lo fue — susurro lo ultimo cuando observó el fuego avivado.

Rhyfeed no comento nada al respecto, pero no podía evitar sentirse triste por ella, no era lastima, lo sabía, pero tampoco comprendía del todo aquellos sentimientos que una madre ofrecía por sus hijos, así ya sean de sangre o no. Lastimosamente no pudo quedarse toda la noche. Regreso a sus aposentos, con el libro que pidió prestado y se cambió por un camisón de tela fresca, acostándose en la cama y cayendo en el sueño.

Solo que, en ellos, una mujer apareció. Era alta, de piel pálida y cabello negro tal cual noche, portaba un traje ajustado a su cuerpo, muy parecido al que usaba Natasha cuando la conoció. Por mas que intento reconocerla, no lo lograba, pero no era aquella mujer que le hacia la piel de gallina.

Era lo que repetía una y otra vez.

— Él ya viene — era lo que sus labios rosados soltaban — Ya viene — repitió por última con un susurro.

La azabache se despertó con su respiración alterada y su cuerpo sudoroso, no comprendía el sueño, ¿era una predicción? Sabia que las brujas Dwyer tenían la habilidad de ver el futuro, pero Rhyd nunca lo obtuvo, más que una vez, con la predicción de un incendio, pero nunca acertó cuando sucedería y como, perdiendo la vida una de las personas mas importantes para la irlandesa.

Se levanto de la cama, dirigiéndose a tomar una ducha debido a su piel pegajosa; saliendo de bañarse, se vistió. Ahora escogió un vestido de color vino, cuya falda era arrastrada, arriaba de esta iba una saya entera de encaje negro, tenia unas manguillas del color de vestidos y las manguas en punta sobresalían. Esta vez no hizo ningún recogido, pero tomo una diadema de plata para su cabello y salió de sus aposentos.

De buena suerte encontré un guardia, y este, ya no sabia si por amabilidad o por obligación, la llevo hasta el calabozo. Comenzaba a sospechar que tal vez Odín la mantenía vigilada, ya no sabia si estaba perdiendo la cordura o seria verdad.

Cuando llegaron al calabozo, el guardia se mantuvo en la puerta, dejando sola a la mujer y ella sin importarle, bajo las escaleras y camino lo suficiente para encontrar al dios del engaño.

— Odinson — le llamo Rhyd a sabiendas de que le molestaba que le llamaran así.

— Soy Laufeyson — le sonrió socarronamente — ¿Ya te sientes como en casa? — cuestiono burlonamente al observa a la midgardiana con ropas de Asgard.

No admitiría que se miraba bien con aquellos vestidos, pero eran mejores que la ropa extra que usaba antes.

— Casi — le devolvió la respuesta con el mismo sarcasmo — Tu madre es una mujer bondadosa y amable, fue ella quien me regalo los vestidos. Sigo sin comprender como teniendo a alguien como ella, seas tan... — e hizo una pausa, haciendo un gesto con su mano, señalándolo — así. Pero veo que has salido mas como el Padre de Todo, aunque no he tenido el placer de conocerlo correctamente —

— Eres la primera persona que me lo dice — expresa el dios, mientras le daba la espalda a la mujer, dirigiéndose a su pequeña cama.

— Si, bueno, alguien una vez tendría que hacerlo — se encogió de hombros — Pero teniendo una madre como Frigga, no te detuvo a hacer lo que hiciste. Ella logro que estuvieras cómodo aquí, hizo lo que pudo para que no te encerrarán; ese es el amor más longevo que encontrarás, el de una madre. — seguía diciendo mientras observaba que Loki solo miraba al techo de su celda — Yo daría todo por tener un amor así, lastima que los que aún lo tienen, no saben aprovecharlo — y sin esperar a una respuesta, salió caminando.

Ya subiendo las escaleras, le pidió ayuda de nuevo al mismo guardia y este lo hizo sin rechistar. No obstante, al otro lado del calabozo, Loki se sentó en su cama, pensando en todo lo que dijo la midgardiana, y a que se refería.


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