xvii.
Habían pasado varios días desde que Teseo había llegado a la casa Black a pasar la última semana de vacaciones junto a su novia. Ahora solo esperaban a qué mañana fueran a Hogwarts, así que ese era su último día, y claro, ellos dos decidieron dedicarse por completo el uno al otro.
Ambos chicos se encontraban acostados en un mueble de la sala de estar, ambos leyendo un libro sobre dragones, pues entre la limpieza Hermione había encontrado uno que posiblemente a su novio podría interesarle.
—¿Y qué tal, estás aprendiendo algo nuevo? –La chica levantó levemente la mirada para verlo.
Teseo dejó de leer y miró al frente, recordando todos los libros sobre dragones que había leído.
—Sí, algunos datos son nuevos, aunque he de decir que muchos suelen decir lo mismo. –sonrió. –Pero así existiera un solo libro sobre dragones, lo leería siempre que tuviera ratos libres.
Hermione sonrió. –Espero que muy pronto puedas conocer al hermano de Ron, así ambos podrían hablar de dragones y aprenderías muchas cosas nuevas de ellos.
—Bueno, cualquier persona que pueda hablarme de dragones siempre será bien recibida. –Mencionó mientras volvía a su lectura.
Hermione rió levemente.
—¿No has considerado mencionarle a tus padres este interés que tienes? –inquirió.
—Mi madre sabe que me gustan. –Dijo indiferente.
—No me refiero a eso, lo sabes. –La fémina soltó un suspiro.
—No lo veo necesario, de todos modos mi padre quiere que trabaje de lo mismo que él y es imposible negociar con él. –El rubio volvió a dejar la lectura y la abrazó por la cintura. –De todos modos ahora no importa, tal vez después pueda hablarlo con él.
Hermione se dió la vuelta con cuidado, así los dos quedaban frente a frente y con su mano izquierda acarició su mejilla dulcemente.
—Quiero que seas feliz haciendo lo que te gusta. –Murmuró cerca de sus labios.
—¿Acaso estás provocándome? –Se pegó mucho más a ella.
Hermione rió levemente y luego unió sus labios con los del chico, creando un dulce y suave beso. Teseo sintió un cosquilleo recorrerle la espina dorsal y con su mano libre tomó a la fémina de la cintura para acercarlo más a él, provocando un leve gemido de la castaña.
—Si van a hacer cosas indebidas, por favor suban a la habitación. –La inconfundible y burlona voz de Sirius Black los hizo sobresaltarse y separarse al instante.
—No, no, no era lo que creías. –Hermione se ruborizó por completo y bajó la mirada avergonzada.
En cambio, Teseo soltó una risa, que lo único que provocó fue que la fémina se sintiera aún más nerviosa.
—Vamos, preciosa, vayamos a leer a la habitación. –Dijo en tono burlón.
—¡Teseo! –la chica golpeó su pecho levemente, pero eso no evitó que fuera arrastrada al piso de arriba.
Cuando ambos llegaron a la habitación del chico, Teseo no esperó y estampó sus labios con los de su novia, retomando el cálido beso que había sido interrumpido en la sala de estar. El rubio lanzó el libro hacía algún lugar de la habitación y tomó a la fémina de la cintura, pegándola a su cuerpo lo más que pudo. Hermione rodeó su cuello con sus brazos y en un instante sintió el suave colchón en su espalda.
—Eres jodidamente hermosa cuando te sonrojas. -Susurró el chico sobre los labios de ella.
Hermione sonrió y sintió sus mejillas calentarse por lo que su pareja le dijo, pero no le dio tiempo de decir nada porque sus labios volvieron a unirse, pero esta vez en un beso más salvaje.
Al fin había llegado el día en el que todos habían vuelto a Hogwarts. El Slytherin había pasado todo el viaje de ida junto a su novia y sus amigos, pero en cuento bajaron del tren se reunió con Draco, pues había quedado con él.
Teseo se despidió de Hermione y luego corrió en busca del albino, quien lo miró una sonrisa sugerente.
—Por favor, dime que mentir valió la pena. -Dijo en tono burlón.
—No sé qué es lo que estás pensando, pero te puedo asegurar que fue la mejor semana de vacaciones de toda mi vida. -Aseguró el rubio.
—Claro que sí. -Rió. -Mi joven amigo ha perdido su flor, ha dejado de ser puro y casto. -Dramatizó.
Teseo rió y rodó los ojos ante la escena del chico, pero solo lo empujó levemente y posterior a eso ambos subieron al carruaje que los llevaría directo al castillo.
Cuando llegaron al castillo se dirigieron inmediatamente al gran comedor, pues ambos morían de hambre, además de que debían recibir a los de primer año y seguramente a un nuevo profesor de DCAO como era costumbre.
Rápidamente el comedor se fue llenando de estudiantes de todas las casas, así como la selección pasó tan rápido que ni siquiera lo notó. Ahora todos estaban comiendo alegres, mientras amigos de varias casas se ponían al tanto sobre lo que había hecho en sus vacaciones.
—Buenas noches, niños. -La voz de Dumbledore llamó la atención de todos los presentes. -Tenemos dos cambios en el personal de este año. Por favor, recibamos de nuevo a la profesora Grubbly-Plank, quién estará a cargo de la materio de Cuidado de las criaturas mágicas mientras el profesor Hagrid se ausenta. Así como también quiero que reciban a la maestra de la clase de Defensa contra las artes oscuras, la profesora Dolores Umbridge. Estoy seguro de que todos le deseamos buena suerte.
Draco y Teseo se miraron, ambos sabían perfectamente quién era esa mujer, pues no era un secreto que al rubio no le agradaba ni un poco.
—Gracias, señor director, por sus amables palabras de bienvenida. -Interrumpió con su voz desesperante. -Y qué encantador ver sus brillantes y felices rostros sonriéndome. Estoy segura de que todos nos llevaremos muy bien.
Teseo rodó los ojos ante el comentario de la mujer.
—Esa mujer solo me provoca nauseas. -Susurró para su amigo, quien rió ante el comentario.
—El ministerio siempre ha considerado que la educación de los jovenes magos y brujas es muy importante. Aunque cada director ha aportado algo nievo a este histórico colegio... -La mujer de rosa miró a Dumbledore sonriente. -El progreso solo por progresar no puede continuar. Hay que preservar lo preservado, perfeccionar lo que se debe perfeccionar y eliminar las prácticas que deberían eliminarse. -Rió.
—Ok, esto es una mierda, creo que mejor me voy. -Teseo se metió un último bocado a la boca y luego miró a su amigo. -Si dan tarta de manzana, por favor, llévala a mi dormitorio.
Draco asintió y después de eso se levantó, llamando la atención de todos, aunque claramente al rubio podría importarle menos y aunque la mujer de rosa parecía asesinarlo con la mirada por levantarse e irse a mitad de su discurso, Teseo solo salió del gran comedor y se dirigió a la sala común de su casa, en donde posterior a eso se dirigió a su habitación. El chicos estaba demasiado cansado como para soportar la irritante voz de aquella mujer, así que solo se acostó y tomó un libro que su novia le había obsequiado, uno de un escritor muggle.
Al día siguiente, Teseo se levantó con toda la pesadez del mundo, sabiendo que era el primer día de clases y que debía asistir a estas. El rubio miró sobre su mesita de noche y vió el libro que su novia le obsequió y sonrió, después se preparó para subir al gran comedor.
Cuando salió de su habitación pudo ver a su amigo salir de la suya también.
—Puedo ver como destilas ganas de ir a aprender. -Dijo burlón.
—Cállate. -Gruñó el rubio.
Ambos se dirigieron al gran comedor, en donde apenas Teseo pudo probar bocado, pues tenía tanto sueño que el hambre se le había desvanecido. Después de haber desayunado ambos se dirigieron a su primera clase del día, que era la de Herbología.
—¿Triste de no poder compartir besitos en esta clase con tu novia, O'Neil? -Draco se burló del chico.
—Puedo besarte a ti, tal vez eso me anime. -Bromeó el rubio con voz coqueta.
Draco puso cara de asco y se alejó unos centimetros del chico, alegando que si se le acercaba iba a golpearlo, lo que provocó la risa de su amigo.
La clase no tardó en dar inició y como siempre, ambas serpientes prestaron total atención, pues aún cuando a ninguno de los dos les agradaba esa clase, les gustaba competir por ser el mejor, aunque claramente Teseo siempre tomaba ventaja de él. La clase pasó siendo aburrida, después de eso se dirigieron a su segunda clase del día, que era estudios de runas antiguas y para desgracia del rubio, aquella clase tampoco la compartía con su novia.
En cuento ambos chicos llegaron al aula, Teseo se dejó caer con brusquedad en el asiento, Draco rio levemente y tomó siento junto a él.
—Solo aguanta un poco, verás que muy pronto ambos correrán a los brazos del otro y se darán todos los besos del mundo. -Palmeó la espalda de su amigo.
—Ojalá sea ya mismo. -Murmuró mientras cerraba los ojos. -Tengo mucho sueño.
—¿Te desvelaste leyendo ese libro muggle? -Draco levantó una de sus cejas.
—Sí, quise terminarlo cuanto antes para poder hablar de el con Herms. -Teseo abrió los ojos, pero no se levantó.
—Sinceramente no sé cómo le haces para soportarlo, quiero decir, muggles... ¿Qué tan interesante puede ser lo que ellos escriben? -El albino sacó de su mochila su pluma.
Teseo lo pensó un poco. El libro que Hermione le había obsequiado era de un tal Shakespeare, sobre un amor prohibido. A Teseo no le interesaba en lo absoluto cualquier cosa hecha por muggles, pero debía admitir que aquel libro le había parecido cautivador por el simple hecho de que parecía que el autor escribía sobre ellos. Hermione era hija de familia muggle y él era hijo de una de las familias más importantes del mundo mágico, sin duda su amor era prohibido, su padre preferiría asesinarlo antes que dejarlo salir libremente con Hermione.
—Es... algo interesante. -Teseo miró a su amigo y sonrió. -Te lo prestaré para que lo leas.
—Definitivamente no. -Draco ni siquiera lo pensó.
—No es tan malo, quiero decir, es algo... diferente a lo que solemos leer, pero creo que te divertirá molestarme luego de que termines de leerlo. -Teseo volvió a cerrar los ojos.
—¿Por qué? -Draco volteó a verlo con el ceño fruncido.
—No pienso decirte nada más, así que si quieres saberlo tendrás que leerlo. -Sonrió. -Te lo daré en la noche.
Antes de que el albino pudiera replicar sobre eso, la profesora Bathsheda Babbling entró al aula para comenzar la clase. Teseo no se levantó nunca, pero sí escuchó toda la clase, pensando que tal vez después le pida sus apuntes a Draco.
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