xvi.
—Estoy aquí y necesito un favor. –Teseo abrió la puerta de la habitación de su amigo, asustandolo por la sopresa.
—¿Qué demonios...? –Draco frunció el ceño levemente molesto por el susto. —¿Cuando llegaste y por qué no me dijiste que vendrías?
Teseo se recostó en la cama del rubio albino y lo miró indiferente.
—¿Qué pasó? –Malfoy rodó los ojos y se acercó al rubio rodando los ojos.
—Hablé con Herms y me invitó a pasar los últimos días con ella. —Habló.
—No me digas que irás con los muggles porque te diré que...
—Me dijo que se está quedando en casa de tu tío favorito, Sirius Black. –Teseo lo interrumpió con una sonrisa.
—Pudrete. –Gruñó. —Pero es aceptable.
—Tendré una hermosa novia de familia muggle, pero aún es muy temprano para pisar territorio de gente inútil.
Draco sonrió ante aquello y luego ambos se pusieron a idear un plan en el que el padre de Teseo no se comunicará en los últimos días con los de Draco para que así no preguntara sobre él.
—¿Y si le compro un viaje a mis padres a Francia? –Murmuró el rubio.
—Esa podría ser una opción, pero creo que tengo otra idea. –Dijo Draco. –Podemos decir que todos iremos a casa de Zabini y de ahí nos iremos a Hogwarts.
—Creo que sí... Mi padre y la madre de Zabini no se hablan. –Asintió de acuerdo.
—Ahora solo queda hablar con Zabini y Nott para que sea más creíble. –Dijo Dracon con una sonrisa de suficiencia.
—Yo le diré a Nott, tu dile a Zabini. –Ordenó Teseo.
Ambos se pusieron a escribir las cartas para sus respectivos amigos y compañeros de casa. Una vez que las cartas fueron enviadas se pusieron a hablar de cualquier otra cosa en espera de la respuesta, que llegó justo al anochecer.
—Muy bien... Entonces nos vemos en Hogwarts. –Teseo sonrió y se despidió de su amigo. —Oh, le enviaré tus saludos a tu tío fugitivo.
Draco le iba a lanzar una almohada del sofá, pero justo en ese momento había desaparecido por la chimenea.
—Idiota... –Murmuró el albino para sí mismo.
A la mañana siguiente Teseo se levantó temprano para así ordenar sus cosas en el baúl, tanto las que estaría usando las últimas dos semanas como las cosas que llevaría a Hogwarts. Ayer le había comentado a sus padres de su plan de pasar los últimos días en la mansión Zabini junto a Draco y Theo, y claramente ellos habían aceptado.
Una vez que hubo ordenado todas sus cosas, le pidió ayuda a los elfos para bajar el equipaje y una vez abajo con todas sus cosas, las hizo pequeñas para ponerlas en los bolsillos de su suéter y así no complicarse en el trayecto de ida. Primero, debido a que sus padres se encontraban ahí para despedirlo, se dirigió a la mansión Malfoy y de ahí se dirigió a Grimmauld Place.
En seguida pudo ver una casa sumamente descuidada, con algunas motas de polvo, pero luego de eso pudo ver a su novia sentada en el sofá, quien al verlo corrió a darle un gran abrazo.
—¡Viniste! –Hermione le sonrió y a continuación le dió un beso.
—Iría al mismo Inframundo por ti, preciosa. –Sonrió.
Hermione sintió su corazón volverse loco ante sus palabras y volvió a besarlo.
Un aclaramiento de garganta Interrumpió el momento y ambos voltearon viendo al dueño de la casa Sirius Black junto a Ron Weasley y su ex profesor, Remus Lupin.
—Buenos días. –Habló el rubio con voz cortante y fina.
—He de suponer que tú eres Teseo O'Neil. –Habló Sirius con una sonrisa amable. –Bueno, pues bienvenido.
Teseo asintió levemente con la cabeza y luego Sirius le mencionó que, al oír que vendría, Kreacher preparó la habitación de su hermano Regulus Black para que pudiera instalarse.
—Ven, te acompañaré a dejar tus cosas. –Hermione tomó su mano y luego se despidió de los adultos y su amigo para mostrarle el camino a su novio.
Mientras iban subiendo las escaleras se toparon al elfo, quien al ver a Teseo corrió a ayudarle a llegar a la habitación.
—Kreacher está muy feliz de tener a nuestro invitado, no como el resto de los que se están quedando. —Habló con un leve tono molesto.
Hermione sonrió levemente y Teseo tomó su mano.
—Sinceramente creí que no querrías venir. –Habló la fémina. —Digo, el tema de Sirius es demasiado hablado y admito que al inicio todos se revisaron a qué vinieras, pero pude convencerlos de que eres una persona confiable.
Teseo volteó por un momento a verla. —La verdad es que se me hizo algo extraño al principio, pero después recordé que tu amigo es Potter y todo tuvo un poco más de sentido. Pero sinceramente tampoco es de mi interés lo que Sirius Black haga y deje de hacer.
Hermione rió levemente y luego prestaron atención al elfo, quien corrió a abrir la puerta de la habitación una vez que llegaron al piso.
—Bienvenido a la casa Black, señor O'Neil, si necesita algo no dude en llamar a Kreacher. –el elfo salió de la habitación, no sin antes mirar con mal a Hermione.
—Parece que detesta a los san... Nacido de muggles. –Teseo se corrigió enseguida. —Lo siento, es la costumbre de escucharlo constantemente.
Hermione negó y se acercó a abrazarlo.
—Esta bien, entiendo. –Susurró. —Y sí, no le agradan los nacidos de muggles y los mestizos.
Teseo asintió y después sacó sus pequeñas maletas del bolsillo de su pantalón, en dónde las agrandó a su tamaño original y las acomodó en una parte de la habitación que le pareciera aceptable.
—¿No quieres desempacar? –Inquirió Hermione con curiosidad al verlo dejar los baúles a un lado.
—Despues de pasar un rato contigo. –Teseo la tomó de las manos e hizo que ambos se recostaran en la cama.
Hermione se ruborizó por un momento, pero se tranquilizó después de un rato. Ambos adolescentes solo se quedaron acostados, abrazados. Poco a poco el sueño le ganó al rubio, pues se quedó despierto revisando todas sus cosas, para que no se le olvidará nada, pues sabía que las cosas se le olvidan siempre.
Hermione levantó la cabeza para mirarlo y sonrió al verlo dormir. La chica se levantó y lo acomodó en la cama, tapándolo con la manta de ahí, después salió de la habitación y bajó al piso principal, en dónde su amigo, su ex profesor y el anfitrión se encontraban.
—Hermione, por un momento creí que no traerías a ese idiota. –Gruñó el pelirrojo.
—Ron, Teseo es mi novio, pido que no lo llames así. –La fémina arrugó levemente la nariz debido a su molestia.
—Ron, creo que Hermione tiene razón, quiero decir, ese chico parece tener algunos prejuicios como cualquier Slytherin, pero creo que podemos confiar en que él ama a Hermione. –Habló Sirius colocando una mano sobre el hombro de ambos adolescentes.
El pelirrojo solo bufó.
—De haber sabido entonces también hubiera invitado a Luke. –murmuró mientras salía de la habitación.
Remus sonrió hacia Hermione.
—Hermione, ni quiero meterme en este asunto, pero, ¿Estás segura de que podemos confiar en él? –El hombre lobo se acercó un poco. —Con el regreso de tú sabes quién, y siendo sus padres mortífagos solo quiero estar seguro.
—Lo sé, pero estoy completamente segura de confiar en él. –Hermiine sonrió.
Ambos adultos asintieron y después de eso todos fueron a hacer sus respectivas cosas. Hermione volvió a tomar asiento en el sofá a retomar su lectura.
Teseo despertó, finalmente, y se extrañó al no reconocer el lugar, eso hasta que recordó que esa mañana había ido a la casa Black para poder pasar tiempo con su novia.
Después de eso se levantó y bajó las escaleras, una vez estando a mitad del camino pudo escuchar muchas voces, y estando abajo pudo descubrir la razón. Harry Potter había llegado.
—Teseo... Estás aquí. –El de anteojos fue el primero en notarlo, lo que hizo que los demás también voltearan a verlo.
—No te emociones tanto, Potter. –El rubio rodó los ojos y después se colocó junto a su novia.
—Al fin despiertas, creí que tendría que levantarte para la cena. –Rió la castaña.
Teseo se aclaró la garganta debido a la vergüenza, parecía que estaba más cansado de lo que imaginó.
La charla continuó por un rato hasta que la señora Weasley avisó que todo estaba preparado para que pasaran a la mesa a cenar.
Hermione tomó al rubio de la mano y lo guío a la cocina, una vez ahí el Slytherin vio la enorme mesa para todos. Los Weasley, Potter, Black e incluso su ex profesor Lupin estaban ahí sentados, ver una mesa tan llena era incómodo de ver, pues en su casa solo eran tres y las comidas siempre eran silenciosas y aquello sería completamente diferente.
—Vamos, sentemonos juntos. –La fémina se sentó y lo jaló de su brazo para que se sentará junto a ella.
En seguida, el elfo doméstico se acercó al chico y le sirvió una cena un tanto distinta a la del resto.
—Aquí tiene, joven O'Neil, le he preparado algo adecuado a su paladar. –El elfo dejó el plato de comida y posterior a eso se retiró, no sin antes darle una mala mirada a la comida preparada por la mujer pelirroja.
—Si quieres comer lo que preparó la señora Weasley...
—No, está bien. –interrumpió a su novia. –No voy a despreciar las malas intenciones del elfo.
Hermione le dedicó una dulce sonrisa y luego se sirvió su cena.
Cuando todos estuvieron sentados y con sus platos llenos, la mesa se volvió aún más animada. Todos charlaban y reían sobre cualquier cosa, incluso Hermione se unía de vez en cuando, pero ciertamente Teseo se sentía extremadamente fuera de lugar, aquel no era su mundo, obviamente.
—Y dinos, Teseo, ¿También eres amigo de mi Roncito? –La señora Weasley miró al rubio con una sonrisa.
Tanto Ron como Teseo se miraron y el rubio sonrió burlón.
—No, para nada. –Habló con voz cortante. –Roncito y yo no somos amigos.
El pelirrojo iba a decir algo, pero en su lugar, el profesor Lupin tomó la palabra.
—Y dinos, Teseo, ¿Qué tal vas con tus notas? –Lo miró amable.
—Siendo el mejor, como siempre. –Sonrió con suficiencia.
Sirius Black sonrió ante lo que el joven dijo y Hermione asintió.
—Sí, Teseo es muy inteligente, a veces me ayuda a hacer mis tareas y me explica muchas cosas. –La castaña tomó al chico de la mano por debajo de la mesa.
—¿Y qué dicen tus padres de que salgas con Hermione? –Sirius inquirió mientras cortaba un trozo de carne. –Conociendo a tu padre, me sorprende muchísimo que no se haya muerto cuando se enteró.
Tanto la castaña como el rubio se miraron de reojo y su sonrisa decayó un poco.
—Bueno, ellos aún no saben que Hermione y yo estamos saliendo. –Dijo sinceramente. –Así como tampoco saben que estoy aquí.
Sirius asintió.
—¿Y te da vergüenza que lo sepan? –Inquirió.
—Sirius... –Tanto el profesor Lupin como la señora Weasley le llamaron con tono de advertencia.
Teseo soltó una risa.
—No, Hermione es alguien que merece ser presumida y consentida de todas las maneras existentes, pero...
—Pero por ahora preferimos pasar momentos tranquilos. –Hermione interrumpió. –Yo confío en Teseo, además, todo Hogwarts sabe de lo nuestro.
—Es cierto. –Asintió Harry sonriente. –Todos dicen que forman una linda y extraña pareja.
Sirius asintió y después de eso no dijo nada.
—Lo siento. –Susurró la fémina para su novio.
—No me molesta. –Dijo mientras la miraba directo a los ojos. –Yo también creo que debería decírselo muy pronto a mis padres.
Hermione sonrió y rápidamente le dió un beso en la mejilla.
Teseo estaba orgulloso de salir con ella, pero aunque no dijera nada, él temía la reacción de su padre, así que disfrutaría de estar a su lado mientras pueda hacerlo.
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